03

—¿De que necesitas hablar, niño? —Preguntó el prodigio a su portador, sin hacerle caso en realidad, más preocupado en comer su amado queso.

—¿Que fue lo de hace un rato? Con Nathaniel.

—No se de qué me hablas.

—¿Cómo no? ¿De quien era esa preocupación a parte, si no tuya?

—¿Preocupación? ¿De que hablas Eidrien? El estrés de los exámenes debe tenerte alucinando.

—Hmm —hizo una mueca con su boca, no muy convencido. Sentía que su Kwami le ocultaba algo, pero poco podía hacer para averiguar—, está bien Plagg, tal vez tengas razón —. Soltó un suspiro, dejándose caer en su cama, agotado, agradeciendo tener el resto del día libre de todo lo que implicaba ser Eidrien Agreste.

—Deberías dormir niño, eso te ayudará acomodar tus ideas para mañana —aconsejo, siendo más en parte por qué le urgía ver al pelirrojo y saber cómo estaba, y para eso, necesitaba que Eidrien estuviese sin enterarse de nada.

—Si, puede ser —contesto en murmullo, cerrando sus ojos, quedándose dormido casi al instante.

El Kwami espero una hora, terminando de comprobar que Eidrien no se despertaría hasta dentro de más tiempo. Con prisas salió por la ventana, importandole poco que aún era temprano para ver al pelirrojo, siendo que apenas iba anochecer.

Al llegar, atravesó la ventana al ver esta cerrada, miro la habitación, notando que estaba vacía, por lo que procedió a salir de esta, explorando la casa en busca del dibujante, sin éxito. Chasqueo la lengua, solo le faltaba revisar el baño, pero eso no lo haría, prefiriendo esperar a que Nathaniel apareciera por su cuenta. Regreso a la habitación del muchacho, decidió a esperarlo unos minutos, si no aparecía, regresaría con el rubio y volvería a venir a la media noche.

Espero y espero, pero no hubo señales, por lo que decaído, tuvo que regresar con el oji esmeralda. Para su mala suerte, estaba despierto cuando llegó. Se hizo el que salía de un cajón recién despertado, esperando que Eidrien no sospechara, más no le funcionó, pues él adolescente ya lo había buscado por todo el cuarto con anterioridad.

—Plagga, ¿Dónde estabas? —Pregunto sin más, mirandole serio a la espera de que le dijera la verdad.

—¿De que hablas? Estuve dormido todo este tiempo entre tus calcetines.

—Llevo rato buscándote, se que no estabas ahí hace un momento.

—Claro que si, solo soy pequeño y no me viste.

—¿A dónde es que vas tanto Plagga? Sabes que debes estar conmigo por si un Akuma aparece.

—Siempre estoy contigo, no te preocupes. Ahora, a cenar, que muero de hambre —se apuro en cambiar el tema, buscando a su amado queso, no encontrando nada—. ¿Dónde está mi precioso quesito, Eidrien?

El rubio solo rodó los ojos, saliendo del cuarto en busca de ese odioso queso, que en verdad comenzaba a odiar, al punto que solo olerlo le tenía fastidiado, pero mucho no podía hacer, el Kwami gato se negaba a comer otra cosa.

—¿Sabes cuál es tu problema niño? Que sigues enamorado de una fachada.

—¿A qué te refieres, Plagg?

—No conoces nada a la verdadera persona detrás de Ladybug, puede que ni sea como te la imaginas.

—Te equivocas, yo sé que la portadora de Ladybug es tan perfecta como su alter ego.

—Solo recuerda que las personalidades del Kwami y el portador se mezclan mucho a la hora de la transformación.

—Claro, lo tendré en cuenta.

El gato solo rodó los ojos, no sabiendo en que momento habían acabado hablando sobre eso en lo que terminaba de caer la noche, lo que si sabía, es que quería darle un zape a ese rubio para ver si así abría los ojos a lo que era el amor realmente. Suspiro cansado de hacerlo intentar entrar en razón, interesado más en que se fuera dormir y así poder ir con Nathaniel y saber cómo estaba.

—Bien niño, a dormir.

Termino la conversación, yendo a una almohada e acomodándose en esta, hecho bolita, según, cayendo dormido al instante.

Eidrien se quedó despierto un rato más, rindiendose al creer que el pequeño Kwami se encontraba dormido de verdad, haciendo lo mismo al no tener más razones de seguir despierto, ni ganas al haber clases al día siguiente.

Plagga al comprobar que su acompañante estaba en los brazos de Morfeo, voló rápido a la ventana, y de ahí, a la casa del solitario chico, con la esperanza de verlo al fin.

Mas grande fue su sorpresa al ver todo el hogar vacío...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top