Capítulo 5: Shattered

Cuando al fin logro reincorporarme, me acerco al lavamanos para enjuagar mi boca y limpiarme el rostro. El reflejo que aparece en el espejo es devastador, pero ya ni siquiera me doy un vistazo. Estoy tan agotado emocionalmente que me tambaleo hacia el cuarto. Me desplomo en la cama, mirando el techo mientras la lluvia se intensifica afuera. Mi mente está en blanco, pero al mismo tiempo llena de pensamientos. Mi cabeza es una batalla campal contra nada.

¿Por qué me afecta tanto? Ni siquiera debería importarme lo que haga después de haber salido conmigo. ¿Qué valgo yo, de cualquier forma? Solo soy una persona más que pasó una cita con él. No soy especial, no soy importante. Todo esto es ridículo, pero el dolor no se va, y lo peor de todo es que sé que estoy en lo correcto, solo que no quiero aceptarlo ahora.

Tomo mi celular, sin saber bien para qué. Me debato entre bloquear su número o dejarlo ahí y esperar a ver si vuelve a hablarme. Al final, no hago nada. Mis manos tiemblan mientras dejo el teléfono sobre la mesita de noche. No debería haberme permitido caer en esta situación, y mucho menos permitirme sentir algo por alguien que apenas conozco. Lo cual es irónico, considerando que hace un momento me sentía miserable por utilizarlo y verme con él por despecho, y ahora soy yo quien se siente utilizado e ilusionado. El karma llegó rápido esta vez. Me lo merezco, esto es lo que les sucede a las personas vacías como yo que actúan bajo su propio egoísmo.

Entro a su chat y vuelvo a abrir la ubicación, con la esperanza de que esté en su casa, porque así soy de masoquista. No me siento desilusionado cuando me doy cuenta de que está a unas calles cerca del bar. Ni siquiera tengo que buscar qué hay en esa ubicación. Una parte de mí lo entiende, porque yo también actué bajo ese mismo principio de atención y necesidad cuando accedí a verlo.

Si yo hubiera aceptado, ¿él estaría aquí conmigo?

La pregunta divaga por mi cabeza el tiempo suficiente para marearme al imaginar esa posibilidad. Todo esto me hace sentir aún más miserable. La necesidad de atención y afecto me ha llevado a este punto, y ahora lo único que tengo es un vacío aún más grande del que empecé. Me pregunto si algún día esto cambiará, si alguna vez podré ser feliz sin depender de los demás para sentirme completo. Pero por ahora, estoy roto, y ni siquiera sé cómo empezar a repararme, o si quiero hacerlo. No queda mucho que destruir de cualquier forma; ya me he encargado de hacerlo yo mismo con los años.

Voy por agua porque el ardor en la garganta todavía quema.

"Necesito espacio para respirar, no pensé que fueras tan depresivamente inestable". Una voz descolorida pasa por mi cabeza.

Tengo que beber toda el agua de la botella para intentar calmar ese recuerdo y evitar que manche mi vida actual con sus tonos de nuevo, aunque no es como que quede mucho que pintar. Mis pensamientos comienzan a dispersarse, aunque la sensación de hundimiento continúa. Es muy hipócrita de mi parte que me sienta así, o quizás debería sentirme así, es lo que merezco.

Tomo una buena bocanada de agua antes de expulsarla en un largo suspiro.

Regreso a la habitación y me siento sobre el escritorio para abrir el juego con la esperanza de que mis amigos sigan conectados. Necesito de su apoyo silencioso e involuntario que me otorga jugar con ellos.

—Ahí apareció —dice el Fizz edición prestigiosa.

—Yo sabía que tenía que estar durmiendo —agrega el Lee con lag. Yo fuerzo una risa, por suerte no lo notan.

—Ajá, Elio, ¿tú qué? Llevas perdido todo el día —menciona el Jhin empíreo.— Quién sabe qué estaba haciendo.

—Muriéndose de anemia, porque imagínate, durmió todo el día —interviene el Fizz.— Ve, Elio, duerme, mira que tú no duermes nada. Te la pasas jugando toda la madrugada, menos mal que ya no te desvelas por él, pero ajá, sigues haciéndolo.

Yo no digo nada.

—Ya déjenlo, entra aquí a distraerse y enseguida van ustedes dos a atacarlo —me defiende el Lee, como siempre ha hecho desde que nos conocimos.

—Uno dice eso porque lo aprecia, si no, no le importaría nada a uno —protesta de nuevo el Fizz al sentirse atacado—, pero mira, Elio, tú haz lo que quieras; si quieres jugar toda la noche, hazlo. Tú verás. Yo no te voy a decir más nada.

No quiero que se preocupen por mí o que me estimen, sería más fácil si se olvidaran de mí. Solo quiero ser G2 Syndra y no Elio. Es el único lugar donde puedo ser alguien más, donde no hay expectativas sobre mí y no necesito pretender ser nadie. Solo no quiero seguir siendo el personaje que tengo que interpretar ahora.

—Sí, el Fizz tiene razón —afianza el Jhin—, pero bueno, ¿quiénes somos nosotros para juzgar? Más bien, mándala, Lee.

"Elio, no lo tomes tan personal, es que ajá, se preocupa por ti". Me escribe el Fizz al privado. Yo miro el mensaje antes de tomar aire para responder que lo sabía y agradecía ese gesto.

"¿Estás bien? ¿Por qué no hablas?". Me pregunta, y yo hubiera deseado que no lo hiciera. No tengo una respuesta apropiada o que me ayude a salir de esta, ya que no puedo encender el micrófono y mentir diciendo que estaba muteado. No tengo la energía suficiente para mantener una conversación. No tengo una buena excusa, así que le digo que ahorita entro al voice, y él deja de insistir, lo cual es un alivio. Solo quiero desconectar y no pensar en mí por unas horas.

—Ey, hablamos —anuncia el Lee antes de desconectarse luego de haber jugado cuatro partidas.

—Bueno, muchachos, me voy —agrega el Jhin.— Oye, Fizz, ¿al final sí vamos a comer el sábado?

—No sé, ahí estamos viendo ese día —le responde antes de desconectarse.

—Chao, Elio, aunque no sé si estás ahí escuchando, pero bueno, chao —se despide Jhin.

Yo dejo que la tensión en mi cuerpo se disipe y me dejo caer sobre la silla. Al menos las victorias compensan de alguna manera lo que sucede con mi vida. Sé que es como poner curitas a balazos, pero no quiero que hagan intervenciones en mis heridas, ni siquiera quiero descubrirlas yo mismo.

Mi celular se ilumina, haciendo que me incorpore para ver el mensaje. Es otro chico.

"Veo que te incomoda cada vez que invito a algo, entonces voy a dejar de hacerlo". Es su mensaje, y al entrar al chat veo que he ignorado su invitación a jugar Naruto, que me llegó justo antes de ver al odontólogo, y por eso no le respondí. De cualquier forma, ¿qué le diría? Me negaría o cambiaría el tema.

"Lo siento, día largo", le respondo al levantarme de la silla para tirarme en la cama.

"No es algo de hoy solamente", responde, y yo suelto el aliento.

Yo no valgo la pena ni el esfuerzo. Deja de intentarlo, soy un fiasco. A la mínima que me conozcas te darás cuenta e irás a un bar a buscarte a alguien mejor, alguien que sea fácil de cuerpo y no emocionalmente complicado como yo.

"Pero tranquilo, espero algún día tener la oportunidad de conocerte", añade. Pero yo me siento en una fiesta distinta. No puedo corresponderle, ni siquiera respondiendo su mensaje. Mentirle diciéndole que quiero verlo también, cuando ha quedado tan claro que no.

"No te agobio más con eso y mejor te dejo descansar. Dices que has tenido un día difícil; espero que mañana vaya mejor". Se despide, y yo me quedo viendo su mensaje.

¿Por qué mi corazón está tan roto que rechaza esto?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top