capítulo dieciséis.
Probablemente Bang Chan estuvo sentado y meditando más tiempo del que creyó, porque en algún momento Felix y sus hermanos se le acercaron, sentándose a su lado.
― Entonces... ―dijo Yeji sonriendo―. ¿Cómo te fue?
Bang Chan frunció las cejas y miró a Felix , que parecía preocupado, seguramente por su silencio.
― ¿Bang Chan? ¿qué pasó? ―indagó tomando su mano.
Bang Chan siguió mirando a Felix con los labios firmemente sellados, pensando en si el sentimiento egoísta de no querer dejar ir a su mejor amigo, la relación extraña que tenían, estaba bien, o si por el contrario era asqueroso. Felix obviamente no quería seguir con esto, y Bang Chan no debería quererlo tampoco, pero lo hacía. Él quería seguir follándose al menor y seguir siendo el centro de su mundo después del orgasmo, pero no quería perder su amistad tampoco. ¿Qué tan jodido era todo ello junto?
― Uhm, no responde ―murmuró Hyunjin con las cejas alzadas―. Metamosle esta rama en el culo a ver si reacciona ―dijo levantando el palo con el que jugaba hace rato.
― Yo iba a sugerir que Felix le diera un beso, así tipo la Bella Durmiente ―dijo Yeji.
― Prefiero mi idea ―dijo Hyunjin molesto.
― Yo prefiero que dejen de sugerir locuras como si yo no pudiera escucharlos ―gruñó el mayor rodando los ojos.
Los tres lo miraron sorprendidos, como si de verdad hubieran considerado que se había quedado sordo.
― ¡Hola, Bang Chan! ―exclamó Hyunjin agitando su mano con alegría―. Cuéntanos. ¿Qué tal? ¿Si rompiste con ella? Te vimos dándole un abrazo.
― Sí rompimos ―farfulló, jugando con los dedos de Felix, que seguían cubriendo su mano.
― ¿En buenos términos? ―consultó Yeji.
Bang Chan hizo una mueca, asintiendo con la cabeza.
― Sí.
― No luces muy animado, hermanito. ―Señaló ella, entornando los ojos―. ¿Acaso algo salió mal? ¿Sana... dijo algo sobre ti?
― No quiero hablar de eso, Yeji ―resopló, echando la cabeza hacia atrás con cansancio. La cantidad de pensamientos que cruzaban su mente parecían sumamente pesados.
― Solo diré que quedamos bien, que ella es lesbi y resultó que ambos estábamos experimentando con el otro. Fin de la historia.
Bang Chan pudo ver por el rabillo de su ojo que Yeji se ponía completamente pálida, que las cejas de Felix se perdían atrás de su flequillo, y... predeciblemente, Hyunjin parecía querer echarse a reír hasta que se le saliera el intestino. Gilipollas.
― T-Tú... ¿estás bromeando, verdad? ―balbuceó Yeji.
Bang Chan volvió a encogerse de hombros.
― Ojalá.
― Esto deja más preguntas que respuestas ¿no? ―la voz burlona de Hyunjin hizo que el mayor quisiera golpearlo.
― Preguntas que se quedarán así ―afirmo Bang Chan―. No quiero incomodarla.
― ¡Es que no! ―Yeji chilló, luciendo horrorizada―. ¡Sana no puede... ella no... agh! ―se cubrió la cara con ambas manos, escandalizada.
Bang Chan acomodó el cuello, mirándola curioso.
― ¿De verdad te molesta tanto que sea homosexual? Eso es bastante horrible, Yeji.
― No es eso ―se le entendió―. Yo... de haberlo sabido... hubiera sido más-
― ¡Oh, Dios santo! ―Hyunjin comenzó a reírse, aparentemente entendiendo lo que Yeji quería decir. Bang Chan y Felix permanecían desconcertados―. ¿Qué hiciste? ¿Te bañaste con ella?
― ¡No! Digo, hacía mucho calor, y a mi nunca me dio pena dormir en... en ropa interior con mis amigas, ¡jamás pensé que ella fuera lesb..! ¡HYUNJIN DEJA DE REÍRTE, BASTARDO!
Bang Chan sólo miró cómo Yeji se arrojaba encima de su gemelo para empezar a golpearlo con las manos lo suficientemente fuerte para que Hyunjin dejara de reír. Ella cómo que se había llevado esa dureza para pelear que a ellos le faltaba. No obstante, Yeji y Hyunjin siguieron peleando porque el tema era cómico, pero Yeji no le encontraba la gracia.
Un tirón en su mano le hizo mirar a Felix. Él lo observaba fijamente, sin parpadear, sus grandes -y preciosos- ojos estaban fijos en los de Bang Chan.
― ¿Estás bien? ―preguntó discreto.
Le hubiera gustado decir que sí, pero lamentablemente hacerlo era mucho más difícil de lo que creyó.
― No lo sé ―admitió, suspirando.
Felix apretó su mano y le sonrió de forma consoladora.
― Hoy mis padres estarán a que mis tías. Una fiesta de adultos. ¿Qué te parece si hacemos una pijamada en mi casa?
Bang Chan sonrió levemente y asintió, pero en su mente las cosas eran más problemáticas que nunca.
Antes «pijamada» equivalía a películas, videojuegos, charlas sin sentido y muchas, muchas tonterías que Bang Chan sugería y a las que Felix estaba más que feliz de seguirlo. Diversión, afecto y dolores de panza por comer porquerías. Eso era una pijamada entre ellos dos.
Pero ahora, sentía como si la noche sólo fuera a estar llena de cólera, incomodidad, y el final de algo a lo que Bang Chan no quería poner fin.
Pero era lo mejor, lamentablemente lo era. Recuperar su amistad con Felix era lo sensato, la única solución para quitar de una vez por todas el sentimiento extraño y desagradable que comenzaba a formarse en su pecho.
Era lo mejor.
― Parece que mis padres ya se fueron ―observó Felix cuando entraron a la casa y vieron todas las luces apagadas.
Bang Chan cerró la puerta tras sí.
― Qué lástima. No sabes cuántas ganas tenía de conversar con Sungjae ―dijo sarcástico.
Felix rió, encendiendo la televisión y lanzándose al final.
― Tú adoras a mi papá totalmente.
― Es mi persona favorita en todo el mundo ―concordó sentándose a su lado, apoyando el pie en su rodilla―. ¿Crees que debería darle un regalo de navidad?
― Claro, por qué no. Quizás también deberías tomarte una foto con él, vestidos de Santa y mandar a hacer un calendario ―el comentario consiguió hacer reír a Bang Chan.
― Oh, sí. Abrazados y cantando "Con mi Burrito Sabanero".
Felix rió cerrando los ojos, y Bang Chan lo imitó. Agradable. Estar así, como estaban acostumbrados a estar, era sumamente agradable. ¿Cómo podía siquiera considerar cambiar esto por sexo? El culo estrecho de Felix no podía remplazar a su adorable risa, no podía hacer frente el placer que sentía Bang Chan al tener su miembro dentro de su amigo, a la linda sensación que lo abarcaba siempre que Felix sonreía por alguna estupidez suya. Por eso le encantaba hacer reír a Felix. Y abrazarlo. No había nada como sentir el cuerpo cálido de su amigo siendo envuelto por sus brazos. Desde la primera vez que Bang Chan atrajo a Felix y lo apretó contra su pecho, decidió que no había mejor sensación en el mundo.
No había forma en la que pudiera cambiar eso por algo tan efímero como un culo estrecho -aún si ese culo era de su mejor amigo.
― Supongo ―la voz de Felix lo sacó de sus pensamientos. El menor sonreía tristemente―, que estás feliz por terminar con Sana ¿no? Eso te libra de muchas cosas.
Bang Chan no mostró expresión. ¿Por qué Felix lo tenía que decir así?
― Lixie...
― No. Digo, es genial, sabes. Todo volverá a la normalidad. Tú volverás a estar con chicas lindas, Sana conseguirá a alguien cool... todos ganan.
Mirándolo a la cara Bang Chan estiró una mano y paseó sus nudillos por la mejilla de Felix, el cual cerró los ojos y se apoyó en el toque, como siempre hacía. Era reconfortante saber que Felix estaba bien con esto, pero... de alguna u otra forma resultada decepcionante. Era una sensación sumamente agridulce.
― ¿Qué hay de ti? ―preguntó Bang Chan en voz baja.
Felix entreabrió los ojos y, sin dejar de sonreír, dijo:
― Yo sólo quiero a mi mejor amigo.
Frunciendo el ceño, Bang Chan asintió brevemente, inclinándose para darle un leve abrazo a Felix, el cual correspondió por inercia.
Ellos habían terminado con 'eso'.
Bang Chan se dijo que estaba feliz. Todo había salido bien; no estuvo en abstinencia, quedó en buenos términos con Sana, y Felix y él retomarían su amistad con normalidad. Así que él no se había convertido en Changmin.
Todo estaría -estaba bien.
― Deberíamos salir a un pub ―dijo Felix, sin alejarse―. Así te levantas a una chica y-
― Creo que eso me tomará un poco más de tiempo, sigo bajo el efecto post-traumático cada vez que pienso en una vagina ―para nada tenía que ver con el hecho de que no quería una vagina, sino a Felix.
El menor deshizo el abrazo y le sonrió tranquilamente.
― En ese caso, ¿Qué tal si vemos Coco? ―Bang Chan rió por la sugerencia a la par que negaba con la cabeza.
― Tú sólo quieres verme llorar ―Felix se encogió de hombros inocente.
― ¡Vamos, Chan! Prometo que bailaré contigo las canciones.
Admitiendo que la oferta era bastante tentadora, Chan accedió y fue a buscarse unas pijamas para ambos mientras Felix preparaba las palomitas y ponía la película. La noche no estaba resultando incómoda, ni molesta... Y por suerte Felix no tocó el tema de que Sana era homosexual, ni nada que se enlazara.
Todo estaría bien...
¡gracias por leer!
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