capítulo cuatro.
Era tan raro. El estar besando a Felix era tan raro.
Pero Bang Chan no podía detenerse. No después de que, cuando lamió el labio inferior del menor, éste soltara un sonido sorprendido, casi un gemidito. Eso pareció tener todo el efecto contrario al que debería (enfriarlo, incomodarlo). Terminó chupando el labio de Felix para que abriera la boca y así darle un beso de verdad.
Felix tardó un poco en entender lo que Bang Chan quería, probablemente se sentía abrumado por la forma en que los labios de Bang Chan se movían sobre los suyos. Demandantes, ansiosos y resbaladizos. Para cuando por fin abrió la boca, Bang Chan no dudó en introducir su lengua lo más que la posición en la que estaban le permitía. Se sintió realizado cuando Felix gimió y se aferró a sus brazos, intentando por todos los medios corresponder.
Bang Chan se sentía tan poderoso con su amigo así; todo confundido y besado, tratando de mover su lengua de la misma forma en que él lo hacía. De algún modo la inexperiencia de Felix en esta clase de besos hizo que la polla de Bang Chan se crispará.
Uhm, interesante.
Cuando se separó, deslizando su lengua afuera, sonrió complacido al ver el rubor en las mejillas de Felix y sus ojos húmedos. Sin mencionar que apretaba sus piernas con fuerza para que su miembro permaneciera dormido.
A ninguno de los dos parecía importarle que acababan de besar a su mejor amigo de toda la vida.
― ¿Te gustó? ―pregunto Bang Chan con el ego ansioso. La respuesta era tan obvia que no se sorprendió cuando Felix lo mató con la mirada, justo antes de asentir con la cabeza―. ¿Quieres otro? ―Felix volvió a asentir, y de inmediato Bang Chan juntó sus labios.
Y de nuevo, y de nuevo, y de nuevo.
― Lo sabía.
Cuando se separaron al escuchar aquella voz, se encontraron a Hyunjin -el hermano de Bang Chan- en la puerta con Jeongin, su pareja. Ninguno de los dos lucia impresionado por el hecho de que ellos estaban comiéndose la boca. Es más, casi se veía como si les contentara eso.
― Pensé que ibas a quedarte en la casa de Jeongin ―dijo Bang Chan, consiente de que Felix estaba ocultando el rostro en su cuello.
Hyunjin alzó una ceja.
― No me cambies el tema. ¿Desde cuándo tú y Felix son novios?
― No lo somos ―contesto sin pensarlo.
Jeongin le murmuró algo a Hyunjin al oído que hizo al de cabello negro reír levemente.
― Vale, vale. Eso tiene más sentido ―miro a su hermano de nuevo―. Solo vine a buscar unas cosas, pero te recomiendo que suban a tu habitación por si mamá llega. Vamos, Innie ―le dijo a su novio y empezó a caminar hacia las escaleras.
El chico de pelo azul le hizo una reverencia corta a Bang Chan y Felix antes de seguir a Hyunjin.
Cuando escucharon la puerta cerrarse, Felix soltó una risita nerviosa.
― Ese bastardo... ni siquiera pudo fingir estar asombrado ―Bang Chan rió y le acarició la espalda.
― Nadie lo estaría. Te lo dije, lo único que nos faltaba era esto. Soy prácticamente tu esposo.
Felix salió de su cuello y se acomodó el cabello con una mano, sonriéndole dulcemente a Bang Chan.
― ¿Y estas bien con eso? Eres heterosexual ―Bang Chan lo miro sin ningún rastro de inquietud.
― Uhm, pues admito que es bastante extraño, ser cuestionado por mi forma de tratarte, y ahora besarte... pero como, como no fue realmente malo ―frunció los labios un poco―. Me gustó besarte. Pensé que si lo hacía cambiaría de opinión, pero no fue así. Ahora lo quiero, lo quiero tan mal ¿Eso me hace gay?
Felix no mostró emoción por lo que Bang Chan le decía, después de todo a él también le gustó que Bang Chan lo besara. Puede que parezca más fácil que el problema de Bang Chan por su orientación sexual, pero no lo era. Felix nunca quiso besar a Bang Chan, nunca quiso tener sexo con él. Sí, sí amigo era demasiado guapo y sexy, y su personalidad era un imán que atraería a cualquiera. Diablos, quizás su llegó a sentirse atraído, pero jamás pudo verse en alguna situación comprometida con él o con su polla. Esto ponía en duda su concepto de amistad con Bang Chan, sus propias preferencias.
Si seguían con esto hasta el final...
― No te hace gay ―dijo finalmente―. Es normal que te haya gustado besarme, ni siquiera el tener sexo conmigo -meterme la polla- te haría gay. Después de todo son simples agujeros, sin importar quién o cómo los estimules es natural disfrutarlos. Ni siquiera por ser yo el dueño del culo que te follarás te hace gay.
― Supongo que tienes razón ―dijo pensativo, todavía con ese piquito en sus labios―, de todas formas no es como que me vaya a volver loco por eso. Si me gusta, me gusta, no tendría nada de malo el que de repente me atraiga un chico.
Felix sonrió incrédulo.
― No puedo creer lo abierto que eres de mente. Eres tan tranquilo que no entiendo cómo te dejaste influenciar tanto por una vagina ancha.
Bang Chan se rió y se lanzó a Felix, terminando el menor acostado y con Bang Chan reposando la cabeza en su pecho.
― ¿Hora de cariñitos?
― Sip ―respondió el mayor. Felix sonrió de verdad y volvió a acariciar su cabello, como siempre lo hacían.
Quizás nada cambiaría realmente
Maldición.
Su mano viajó más rápido sobre su polla, sacudiéndola con fuerza y desesperación. Estaba roja, dolía. Dolía como un infierno después de una hora de estar masturbándose, pero era inútil. Bang Chan no se había corrido con una simple paja desde los 15 años, desde entonces siempre tuvo una vagina en la cual desahogarse. Era imposible acabar sólo meneándosela y apretando sus bolas, las cuales empezaban a verse azules -al menos eso pensaba el, paranoico en su propio estrés.
Tras cinco minutos de jalarse el pene y no conseguir más que una presión insoportable en las pelotas y la base, Bang Chan se soltó y pasó un brazo por sus ojos, jadeando frustrado.
Dios. Ya no tenía ideas. ¿Debería meterse un palo de escoba o algo en el culo? Quizás si se estimulaba el ano...
Nop, él no era de esos. Una vez una chica intentó meterle el dedo mientras lo montaba y no obtuvo más que un grito angustiado de Bang Chan que casi les dio un infarto a ambos y alertó a los dueños del hotel. Él no disfrutaba esas cosas, mini-Bang Chan no tenía nada que ver con Don-Anito.
¿Qué? Era completamente normal nombrar las partes de su cuerpo. Sus bolas se llamaban Sara y Antonieta, su ombligo era Felipe y sus pezones, Daniel y Sebastián.
Ay Jesús, ya estaba delirando. Tenía que hacer algo antes de empezar a hablarle a su polla como si fuera una persona.
Pensó, pensó y pensó.
¿Debería llamarle a Felix? Ayer ellos no hablaron de cuándo harían "eso", ni siquiera volvieron a besarse en todo el rato que estuvieron jugando videojuegos. El Call Of Duty que habían sacado hace unos días era la hostia y los absorbió como no tienen idea.
¿Debería llamarlo?
― Qué más da.
Tomó el teléfono mientras se ponía un par de pantalones sin ropa interior, y sin embargo su pobre amiguito sufrió por la tela rozándole en su estado más vulnerable. Eso no era pre-semen, eran lágrimas de mini-Bang Chan en plena agonía por haber sido torturado por Doña Manuela.
― Dios, Felix, contesta que me estoy volviendo loco. ―Masculló desesperado.
― ...Hey, Bang Chan. ¿Qué pasó?
Aleluya.
― ¡Hola! Mmh, ¿estás ocupado?
― Noup, estaba masturbándome. ¿Por qué?
Vaya, su amigo y él estaban en sincronía por lo visto.
Okay, ahora una forma sutil de proponérselo, sin verse muy ansioso pero tampoco darle a pensar que tiene otra opción más que aceptar.
― ¿Quieres que te ayude con eso?
Bravo.
Felix se quedó callado, incluso el sonido sordo de su mano bombeando su pene se dejó escuchar. Bang Chan casi podía ver la expresión desconcertada de Yongbok mientras se mordía sutilmente esos exquisitos labios.
Carajo.
― Tú... ―balbuceó el menor―, ¿quieres que lo hagamos ahora?
― Créeme que no te llamaría si no fuera porque estoy al borde de una crisis sexual, Felix. ―Se sobó el puente de la nariz, tratando de hacer de menos las punzadas de su entrepierna.
― Entiendo. Supongo que no funcionó masturbártela. ―Bang Chan no intentó negar aquello. Felix duró un momento más en silencio antes de suspirar y concluir―: Estoy allá en cinco minutos.
Y colgó.
Bang Chan prácticamente bajó corriendo las escaleras hasta estar en la sala. Se despeinó el cabello y comprobó su aliento. Tener sexo con Felix puede que no fuera algo sensato -no lo era-, pero la idea en sí de experimentar algo nuevo (y estrecho) le emocionaba. A veces parecía como si Bang Chan consideraba el coito como una consola y las mujeres -personas, un nuevo videojuego.
Cuando la puerta fue tocada cuatro veces, Bang Chan abrió lentamente. Felix estaba con una pijama casual, su cabello revuelto y no lucía para nada nervioso. Si no fuera por la erección que tenía debajo de su pantalón blanco, Bang Chan habría olvidado que iban a follar.
Sin decir nada, el menor ingresó a la casa y se quitó las pantuflas, quedando descalzo en la cerámica fría. Bang Chan cerró la puerta y le indicó que fueran a la habitación. Felix puso una mueca extraña pero no objetó y comenzó a subir las escaleras.
Bang Chan lo siguió.
¡gracias por leer!
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