Prefacio

«Por eso digo que el Amor es el más antiguo de los dioses, el más honrado y el más poderoso para ayudar a los hombres a conseguir la virtud y la felicidad. (El Banquete, 180b)»

En Grecia, en el olimpo de los dioses, vivía el pequeño Eros, más conocido como Cupido, hijo de Afrodita, la diosa del amor; y Ares, el dios de la guerra. Era un chico travieso que ayudaba a su madre llevando la fuerza del amor a los mortales. Para ello, disponía de un carcaj con dos tipos de flechas: unas doradas con la pluma de una paloma, que provocaban un amor instantáneo; y otras de plomo con plumas de búho, que causaban el rechazo y la indiferencia.

Los dioses le encomendaban la tarea de sembrar amor en el corazón de los humanos, pero él les desafiaba y no acataba sus órdenes. En cierta ocasión, se hallaba aburrido y se le ocurrió una nueva travesura: ¿Qué pasaría si intercambiaba las plumas de las flechas?

Sin pensárselo dos veces decidió llevar a cabo su loca idea aún a expensas de provocar la ira del mismísimo Zeus. Armado con sus innovadoras flechas, bajó a la tierra dispuesto a probar su nuevo invento. Allí se encontró con dos almas gemelas que debían permanecer unidas por el amor y les disparó dos flechas doradas con pluma de búho.

Su hazaña provocó que los adolescentes, Dennis y Nicole, se amasen y odiasen al mismo tiempo, creando entre ellos una rivalidad que impedía que aceptasen su destino.

Desde el Olimpo, en el salón real donde impartía justicia, sentado en su trono dorado, Zeus estalló al verlo. Debido a su cólera, rayos y truenos se desataron en la tierra provocando una tormenta nunca antes vista. Ante la furia de su padre, que reclamaba la presencia de Eros para que rindiese cuentas, Afrodita salió en defensa de su hijo.

-Es muy joven, ha sido una travesura.

-¡Pero ha intervenido en el destino! -se apresuró a contestar enfadada, Tique, la diosa de la fortuna, desde su silla de plata al lado de Zeus-. ¡Esos dos mortales deben estar juntos!

-Comprendo que, como su madre, trates de defenderlo -explicó Zeus-, pero hoy traspasó el límite de mi paciencia. Con su osadía, ha desobedecido mis órdenes y ha manipulado sus armas, cometiendo una imprudencia de consecuencias imprevisibles.

-¿Qué vas a hacer con él? - preguntó Afrodita asustada.

-No temas, voy a obligarle a que se responsabilice de sus actos de una vez por todas. Estoy harto de sus travesuras, este chiquillo tiene que conocer cuál es su límite.

-No seas muy duro con él...

-Le daré el castigo que se merece, ni más ni menos.

En esos momentos apareció un joven apuesto de ojos verdes y pelo rubio, que ostentaba dos alas blancas en su espalda. Su mirada inocente era desmentida por el arco cínico que se formaba en la sonrisa de sus labios. Su cuerpo, esculpido con una belleza sublime, podría encandilar tanto dioses como mortales, pero no a Zeus.

-Aquí me tenéis, ¿me mandó llamar? -inquirió.

La diosa del destino, desde un discreto segundo plano, observaba la escena con atención, a la espera del veredicto del gran Zeus.

-Justo a tiempo para escuchar tu castigo. Primero quiero que me expliques qué pretendías conseguir con este acto de rebeldía.

-No se enfade, abuelo, sólo trataba de divertirme con los mortales.

Eros demostraba una absoluta despreocupación por sus actos así como un total menosprecio por los mortales. Pero Zeus había tomado una decisión que cambiaría su forma de verlos.

-Entonces el castigo que te voy a imponer será el más justo: Te despojaré de tus poderes y te mandaré a la tierra en el cuerpo de un mortal, el que desees, para que, con tu ingenio, consigas unir a esas dos personas en las redes del amor y se cumpla su destino. Podrás regresar al Olimpo una vez hayas completado la misión. Tienes hasta la próxima luna para prepararte y escoger al humano en el que vivirás.

-¡Pero... No es justo, ¿cómo lo voy a solucionar sin mis flechas?!

-Ya lo dije antes, utilizarás tu inteligencia para conseguirlo. Dentro del cuerpo de un mortal , sentirás lo mismo que ellos, quizás de este modo, te lo pensarás antes de volver a jugar con ellos.

Eros miró a su madre como pidiendo ayuda, pero esta vez, ella estuvo de acuerdo con el castigo impuesto. ¿Cómo se las arreglaría el joven dios para lograr su objetivo? Estaba tan acostumbrado a sus fechorías que le resultaría más difícil de lo esperado utilizar «su ingenio», como le exigió su abuelo.

Lo primero en lo que debía pensar era en la elección de un cuerpo desde donde actuar. Luego, planear la estrategia a seguir. Empezó estudiando la relación entre Dennis y Nicole y a las personas que estaban a su alrededor. No podía escoger a cualquiera: Debía ser alguien cercano a ellos, que tuviese cierta influencia sobre los dos...

Estaba enfrascado en su estudio cuando Zeus lo fue a buscar. El tiempo se estaba agotando.

-En la próxima luna tendrá lugar un suceso muy importante en la vida de Nicole, para ese momento, deberás estar ya en el cuerpo elegido. Piénsalo bien, porque hasta que no completes esta misión no podrás salir de él.

-Pero, ¿cómo voy a deshacer el efecto de las plumas sin poderes? Por lo menos déjame llevarme el arco y las flechas... -suplicó Eros.

-No, no dejaré que te lleves nada divino a la tierra. Conociéndote irás utilizándolo sin cuidado hasta que descubran quién eres. Bajarás y usarás métodos humanos...

Zeus se retiró mientras Eros, en su fuero interno, ya no creía que le fuera a resultar tan difícil. A fin de cuentas, los mortales eran seres muy simples, podría convencerles de lo que fuera. ¿O no?

El día escogido para empezar con su castigo había llegado...

En el salón de mármol blanco, en presencia de todos los dioses, Eros esperaba en pie a ser enviado a la tierra.

-¿A quién escoges? -tronó Zeus.

-Allí, esa persona... -señaló el joven.

-¿Estás seguro, hijo? -inquirió Afrodita al ver su elección.

-Sin dudarlo, en ese cuerpo quiero estar.

-Bien, no se hable más, la decisión está tomada y ahora depende de ti el regreso a casa. Buena suerte.

Zeus introdujo al espíritu de su nieto en el cuerpo elegido, empezando así su aventura en el mundo de los mortales.

Lejos de conocer sus planes, tanto Dennis como Nicole, se verán envueltos en una vorágine de acciones y reacciones inesperadas. Decisiones impulsadas por un dios sin poderes, que les hará vivir situaciones extrañas. ¿Quién será Eros? ¿Cómo les influenciará? ¡Veamos...!

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