94. Plan tentador
Máximo se acomoda la ropa y con sigilo sale del vestidor, se sienta en el sillón nuevamente, mientras hace como que mira el celular. Yo, me arreglo el atuendo desalineado también, espero un poquito y luego salgo de allí, me siento a su lado, agarrando la bolsa que deje ahí.
―¡Uf! Qué bueno estuvo.
¿Para qué mentir? Lo disfruté mucho.
―Sí ―responde él sonrojado y continúa mirando su celular para disimular.
―Hay que repetir ―le susurro al oído.
Él me observa y analiza lo que dije.
―¿Cuál es la trampa? ―Entrecierra los ojos.
―Ninguna ―contesto cerca de sus labios.
La trampa es ganar tu confianza y robarte la información.
―¿Dónde? ―pregunta en tono de incertidumbre, no es tan idiota.
―Tu casa ―exclamo directo.
Ahora entiendo el refrán "lanzarse a la pileta sin salvavidas" ¿Habrán sido demasiado obvias mis intenciones?
Sonríe.
―Claro, pero no encontrarás nada. ―Me descubrió, pero me dio pase libre, obviamente piensa con su "amiguito" y eso es lo que esperaba.
―Tú dime cuándo y yo voy corriendo a tu cama. ―Le muerdo el labio para distraerlo y luego me levanto, hago un gesto de teléfono en mi mano―. Llámame. ―Le guiño y me voy.
Al salir visualizo a la prometida en el auto y saco la lengua. Boba, contra mí, está perdida. Camino y muevo las caderas de forma ganadora ¿Qué más puedo hacer este fin de semana? ¡Ah, sí! Voy a visitar a Camilo.
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