9. Debe ayudarme

Dejo a Corina en casa y camino directo al domicilio de Camilo. Él tiene que ayudarme, él debe ayudarme. Toco el timbre y me abre una anciana, su abuela.

―Jovencita ¿Otra vez por aquí? ―Me mira mal, como siempre.

―Permiso. ―La ignoro y comienzo a subir las escaleras.

―No subas, en estos momentos Camilo...

Dejo de oírla porque paso a la siguiente habitación y luego abro la puerta.

―¿Carina? ―Se sorprende.

Levanto una ceja y sonrío.

―Qué bien te sienta la ducha.

Acaba de salir del baño y solo tiene una toalla, cubriendo lo que me encantaría ver ¡Reacciona! No viniste para esto.

―¿Qué pasa? Siempre avisas cuando vas a venir ―acota confundido.

―Es que soy una caja de sorpresas. ―Camino sensual hasta llegar a él y su torso mojado por el agua, lleno de tatuajes.

―¿Qué sucede? ―Sabe que no vine para "otras cosas", lo percibe. Obvio, nos conocemos de hace mucho.

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