Carina

Hoy es el día, siento que es el día, hoy haré que Máximo confiese. Tengo la prueba del delito. Levanto triunfante las esposas que usé con él.

Al final eran rosas.

Camino directo a la universidad, hoy tenemos clases juntos, no va a escapar. Sonrío y me sorprendo, está en la puerta, parece, ¿esperándome?

―Tenemos que hablar.

―¿Eh? ¿Qué pasa? ―pregunto confundida.

―Aquí no ―advierte con cara seria.

Frunzo el ceño.

―¿Quieres confundirme? Hoy vas a admitir que eres...

―Te dije que aquí no ―me interrumpe y me agarra de la muñeca―. Ven, acompáñame. ―Comienza a caminar.

―¿A dónde vamos? ―Me sonrojo.

Máximo no responde y llegamos a la casa de Nico.

―¡¿Por qué estamos aquí?! ―grito como loca.

―Porque me encantan estas galletitas. ―Máximo le sonríe a la mamá de Nicolás mientras se come las galletas.

―Ay, me emociono ―dice ella alegre.

―¡Hey! Yo también quiero, no te comas todas ―se queja el hermano sentado al lado de él.

Suspiro.

―¡Uf! Me pueden decir, ¿qué pasa?