Capitulo 21
Todo eran gritos y golpes.
Ella peleaba de lado a lado con su hermana, contra algo que llevaba los recuerdos de su padre, que manchaba su memoria.
Podía ver como Vi le costaba hacerle frente, las emociones eran más fuertes para ella.
Jinx no dudo en apartar a su hermana, ella podía hacerlo. Pensaba que quizás ya se estaba acostumbrando a matar a sus padres, se rió del pensamiento.
Aunque esa sensación de seguridad no le duro mucho, no podía hacerlo sola. Nunca podría.
Así que ambas hermanas peleaban juntas, mientras Ekko impedía que Sevika llegará a los lideres de Piltover, iba a plantar una bomba.
Todo era gritos y golpes.
Gritos y golpes.
Solo gritos.
Ganaron, pero aun se escuchaban gritos.
Ekko se acercó hacía donde provenía los gritos, y pudo divisar como Jinx se tiraba al vació siendo agarrada por ese monstruo, vio como la bomba explotaba. Su respiración se cortó.
Recordando su conversación de antes.
Aun no sé si puedo amarte como cuando era niña, después de todo no cambie yo sola... tú también.
Sí. Aun podemos, y se que hemos cambiado pero podemos conocernos otra vez, simplemente déjame conocerte.
Se sintió impotente, por un momento creyó que había esperanza entre ellos. Es consciente de que la cago mucho, demasiado.
Grito de la rabia.
De verdad quería cambiar las cosas.
Horas mas tardes en la noche, se declaro la paz.
Su amigo se volvió uno de los miembros del capitolio, para mostrar que la unión entre ambas ciudades se volverá una realidad.
Pasan las semanas y no sale de su habitación.
Se supone que en un mes se hará una ceremonia por los caídos, pero el no irá. Cree que si no la despide significa que aun puede estar viva en alguna parte.
Jinx estaba en aquel pueblo donde la llevo Viktor, este la acompañaba.
Entendió que lo mejor para su hermana y ella, era vivir separadas. Aunque se amaran, no podrían vivir juntas, siempre se lastimarían. Pensó que la mejor manera para que su hermana no la buscara era que la hiciera creer que estaba muerta.
Pero no iba a morir para siempre, solo buscaba tiempo.
Mientras Viktor le traía noticias de los cambios que había entre Piltover y Zaun, ella construía una casita en aquel pueblo.
Una casita de dos pisos, con tres habitaciones, dos baños y un hermoso jardín. Esta casita esta dentro del pueblo, al lado de una frutería. ¿Su plan?
Vivir.
Cuando todo estuviera listo iría a por Ekko, le propondría conocerse como hablaron antes. Aunque solo si viene a su casa, no mostraría su rostro hasta saber que su hermana y ella pueden coexistir juntas.
- Creo que no deberías torturarlo tanto -. Le dijo Viktor mientras observaba como plantaba flores en su jardín -. En unos días se hará una ceremonia por las muertes que hubo en la batalla, y si no vas a verlo antes de ese día, algo me dice que te olvidará completamente.
- Lo sé -. Dijo mientras se sacudía la tierra de sus pantalones -. Pero... no se como mirarle a la cara, o que decirle.
Se levanto. Viktor solo sonrió.
- Cuando lo veas sabrás que hacer.
Su relación con Viktor se volvió muy fuerte, ambos eran confidentes y al mismo tiempo la conciencia del otro.
Esa noche Jinx pensó en las palabras de Viktor, no quería perder esa posibilidad de poder tener una vida romántica normal, pero no cree que se lo merezca.
Esta en paz con sus voces, esta en paz con ella pero algo le dice que solo consigue esa paz mientras este lejos del resto.
Apenas durmió pero para ella valió la pena, no sabía como mostrarse ante él así que deicidio darle un toque más divertido al asuntos.
Alistó sus maletas con poca ropa y mucho más de herramientas y diseños propio, entrego las llaves de su casa apenas contruída a una vecina del pueblo y se preparó para su partida.
Viktor como siempre iba hacía la casa de Jinx a ayudarla, sintió verdadera confusión cuando la encontró en la puerta de su saca sentada encima de dos maletas, y con una enorme sonrisa en su rostro.
- Toma -. Dijo entregando una carta sellada -. Se la debes dar a Ekko -. Sin decir nada más agarro sus maletas.
- Espera -. Dijo siguiéndola desde atrás -. ¿Qué es todo esto?
- Sabes no sabía como enfrentarme a Ekko, en mi cabeza solo pensaba una y otra que debía hacer una persona normal, pero ¿Sabes qué? -. Se paró en medio de la calle, y giro para verlo -. No soy una persona normal -. Sonrió con más ilusión -. Nunca seré una persona normal, así que para que hacer lo que todo el mundo haría, haré las cosas como yo quiera.
Volvió a mirar hacía el frente y camino decidida.
Viktor se quedo quieto sin saber como reaccionar, solo podía escuchar el grito de Jinx diciéndole que no le de vueltas, que cuando Ekko lea la carta sabrá que hacer.
Después de que su cerebro entendiera que acababa de pasar se dirigió hacía Ekko, este se encontraba mirando las vistas de Zaun. Melancolico.
- Toma.
Si solo dirá eso, porque la verdad el tampoco sabe como decir.
Si la chica por la que llevas llorando durante este mes esta viva, y si lo sabía todo este tiempo y te lo oculte.
Ekko abrió el sobre y se encontró con una nota que ponía.
"Pillamé"
Junto con unos dibujos de un conejo y un lobo en él. Al principió no entendió nada, hasta que dentro del sobre vio un mechón azul, sin dudar giro la nota esperando más pistas y solo encontró el nombre de un lugar, 'Demacía'.
Sonrió coqueto y corrió a por sus cosas, haría una maleta muy improvisada y jugaría a este juego extraño con Jinx.
Viktor solo sonrió al leer la nota y entender las palabras de Jinx.
Para cuando Ekko estaba listo camino con alegría y casi brincando, hacía los dirigibles más cercanos, estaba tan emocionado que ni siquiera pensó en llevar dinero de más solo llevaba lo justo.
Jinx se encontraba en el dirigible, con una sonrisa coqueta sobre el juego que ya había comenzado.
Vestía una camisa blanca, unos pantalones de cintura alta negros, su pelo ya no era elegante como se lo solía peinar Viktor, tampoco eran un desastre como cuando era una niña y mucho menos prácticos como las trenzas que le hacía Silco.
Su pelo estaba suelto, aunque llevaba un pequeña trenza en la derecha, mientras que su flequillo iba en dirección contraría.
En el cuello de la camisa llevaba el mismo pañuelo blanco que usaba Silco, y en su muñeca una pulsera que antes le pertenecía a su hermana mayor.
Es feliz.
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