10. ¡Noooooo...! Bueno ya ni modo

Cuando Bakugou se movió al ala de chicas así como a los baños y vestidores de chicas, todos se volvieron locos.

Excepto Bakugou, Todoroki y claro, las chicas.

Que por qué solo Bakugou tenía ese privilegio; qué si pasó porque Bakugou dijo que se sentía mujer entonces ellos también se sentían así; qué debían hacer mixto todo, etc.

Bakugou recuerda las caras de sus compañeras, sumamente incómodas ante cada queja. Porque claro, ninguna era coherente.

Bakugou no veía su mudanza como privilegio, tampoco se sentía mujer, y prefería tener su propio espacio que compartirlo con otros.

Pero las habitaciones no estaban equipadas con baños, y debido a la infraestructura del edificio, se debía mover mucho si se quería construir algo como añadidura.

Que los maestros le dijeron que podría hacerse, pero debía esperar a las vacaciones para que en caso de algún derrumbe, no hubiera nadie en los edificios.

Así pues, Bakugou se resignó. Y de cualquier forma, escuchando a sus compañeros expresarse, agradeció que las chicas le dieran permiso de pasarse a su ala.

No es seguro dejarte ahí, Bakugou-san. Sabemos que eres fuerte, pero por alguna razón, los hombres siempre se las ingenian para acosar y salir impunes.

Eso se lo había dicho la vicepresidenta, y el resto de sus compañeras estuvo de acuerdo.

Tal vez pensaban así de él cuando todavía tenía polla, y Bakugou pensó que no lo entendería pero ellas tenían razón.

No todos los chicos, pero siempre un chico. Por eso debía tener cuidado.

– ¿Es todo?

– Sí, ya no tengo nada más.

Todoroki lo ayudó a mudarse, porque la habitación que eligió fue del quinto piso. Yaoyorozu y Asui estuvieron de acuerdo, y Bakugou se sintió más cómodo.

Las cajas de cartón llenas le trajeron recuerdos de cuando recién se mudaba. Su cama ya estaba ahí, al igual que su ropero, donde estaba una suculenta que fue regalo de Yaoyorozu por su nueva mudanza.

– No sabía que a Yaoyorozu le gustaban las plantas – Comentó Todoroki cuando Bakugou le dijo.

– ¿Por qué te importaría saberlo? – Todoroki se encogió de hombros.

Fue un momento largo de un incómodo silencio. Bakugou se concentró en desempacar y Todoroki en mirar la habitación como si nunca hubiera visto una.

– Bakugou, tengo que decirte algo.

Bakugou dejó de hacer lo suyo para mirar a Todoroki, pero este no le devolvió la mirada.

– Cuando te bajó yo... – Todoroki se debatía entre hablar o no – Fui a ver a Yaoyorozu.

Bakugou sintió que se le helaba la sangre. ¿Sería posible?

– Creí que sería el momento de poner en práctica todo lo que me enseñaste – Murmuró con pena – Pero supongo que las cosas no son lo que uno cree.

Todoroki se mantuvo en suspenso después de esa frase, y Bakugou, lleno de irritación a punto de explotar, no pudo evitar gritarle.

– ¡Eres un maldito idiota! – Regañó – ¡Solo a ti se te ocurre pedirle coger a una lesbiana!

El silencio se prolongó todavía después de su grito. Para ese punto, Bakugou temió que la mencionada les hubiera escuchado.

– ¿Yaoyorozu es lesbiana?

Bien, Bakugou ya no entendía nada.

– ¿Y lo sabías? – Insistió Todoroki – ¿Ibas a dejar que yo hiciera el ridículo? ¿Por qué?

– ¡Oye, n-no cambies el tema! – Realmente Bakugou no quería lidiar con un Todoroki enojado – ¡Fuiste tú quien dijo que lo era!

– No dije que Yaoyorozu fuera lesbiana, dije que las cosas no son lo que uno cree.

– ¡Es lo mismo!

– ¡Claro que no!

Bien, si esa revelación no era el motivo por el cual Todoroki dijo esas palabras, ahora Bakugou quería saber cuál fue.

– ¿Por qué?

– Olvídalo – Todoroki caminó a la puerta. Bakugou lo sujetó abrazándolo.

– Bastardo terco – Hizo fuerza en su apretón cuando Todoroki quiso salirse – Anda, dime.

– No – Todoroki hizo esfuerzo en avanzar pero Bakugou sujetó más fuerte hasta el punto de tirar de él.

– Sí no fue porque la cola de caballo era lesbiana, ¿Por qué diablos fue?

Todoroki dejó de avanzar, pero de cualquier forma no contestó. Bakugou suavizó su agarre pero no lo soltó, esperando la respuesta. Todoroki resopló.

– No se me paró.

Ya está, Todoroki lo dijo. La impresión fue tanta que ahora sí, la fuerza en el agarre de Bakugou se desvaneció por completo.

– Fue raro. Cuando enterró sus pechos en mi cara hace tiempo, fue como si algo se hubiera desbloqueado en mí. Aunque ya veía porno, nunca me excitó, al menos no hasta ese día. Y después, nada.

– ¿Cómo que te restregó las tetas?

– ¿Huh? – De toda su historia, ¿fue en lo único que se fijó Bakugou? – Cayó sobre mí.

Lo siguiente que pasó fue tan repentino que Todoroki apenas y tuvo tiempo para reaccionar.

Bakugou lo había tomado de la cara y lo pegó a su pecho, en medio de sus pectorales. El olor dulce de su sudor y la calidez de la piel, pusieron nervioso a Todoroki.

– ¿Qué tal? ¿Se te está parando?

Todoroki estaba tan confundido y avergonzado que no contestó, pero en efecto, la sangre estaba comenzando a irse para abajo.

– Comienzo a creer que lo que te gusta son las tetas grandes, independientemente de si es de un hombre o una mujer.

– También me gustan las vaginas – Añadió con la voz distorsionada – Y quizá el trasero, o no sé. No he pensado mucho en ello.

– Averígualo entonces.

Todoroki tomó esa frase como un permiso y finalmente hizo participe a sus manos, llevándolas al culo de Bakugou para poder apretar y masajear, incluso dar pequeñas nalgadas.

– Sí, en definitiva me gusta el trasero – Logró moverse de donde estaba para ver a Bakugou y acomodarse – Y también me gustan los pechos.

– Bastardo predecible – Murmuró Bakugou antes de empujarlo – Bueno, ya vete, debo terminar de desempacar.

– P-Pero...

– Fuera – Lo empujó hacía la salida.

– P-P-Pero, yo creí...

– Largo – Lo sacó y le cerró la puerta en la cara.

Bakugou se resbaló de la puerta mientras suspiraba hasta sentarse en el suelo. Sentía las mejillas rojas de vergüenza por lo que hizo.

Pero ahora no tenía tiempo de preocuparse de eso, y además, estando tan pegado a la habitación de Yaoyorozu, no quería coger.

No le importaba que le escuchara un chico, a final de cuentas, entre ellos es común y olvidable ese tipo de malentendidos.

Pero no entre chicas, y no estaba de humor para soportar sus miradas de vergüenza por la mañana; porque si una le escuchaba, las otras no tardarían en enterarse.

De cualquier forma, mañana era sábado. Iría a hacer unas compras, y pasaría a decirle a sus padres del asunto, después regresaría porque no iba a soportar a la vieja bruja.

Claro que, no contó con que al día siguiente le surgiera un acompañante.

– Bastardo, deja eso o van a llamar a la policía.

Todoroki se despertó muy temprano para hacer que casualmente se encontraran, y como Bakugou ya iba de salida no evitó que lo siguieran.

Mientras estaba en una tienda, Todoroki estaba evaluando cada prenda de ropa interior que le pareciera bonita.

Ya había examinado tal cantidad de bragas que las gente en la tienda ya le estaba empezando a ver raro.

Pero él, ajeno a todo, seguía con su evaluación de bragas sin importarle hacer pasar a Bakugou humillación.

– Este es un paquete – Se acercó a donde Bakugou estaba – Y son coloridos. Creo que te quedaría bien.

– ¡Son tangas, bastardo! – Le gritó/susurró con la cara roja.

– ¿Y? – Insistió – Tienen a los ositos cariñositos. Mira, este se parece a ti.

Bakugou le quitó la ropa a Todoroki antes de que le mostrará la tanga con el oso gruñón y las metió en su canasta de compra.

– Bien, bien, me la llevaré. Pero por favor deja de urgar en los calzones. Ya vi a dos viejas grabándote y el guardia de seguridad anda detrás de nosotros.

Todoroki sonrió ante su cometido y se detuvo. Sí siguió viendo, pero al menos ya no tocó nada. Bakugou solo suspiraba pensando en lo que le esperaría al pagar.

Las bragas destacaron entre su lista de compras, pero Bakugou puso la cara más seria mientras la cajera le cobraba.

Al terminar, Bakugou fue a su casa. Perdió de vista a Todoroki rápidamente después de decirle que no quería verlo hasta el lunes.

Hablar con sus padres fue algo insólito, de hecho, no quería hacerlo. Pero tarde o temprano se iban a enterar, y él en realidad no tenía la culpa de lo que pasó.

Pidió seriedad y silencio, y contó todo lo que le pasó –a excepción claro, de las cosas con cierto bastardo–.

Mientras su padre le miraba con preocupación y le acariciaba la espalda, la vieja bruja se empezó a reír de su tortura.

Bueno, supongo que eso significa que ya no tendremos nietos, cariño.

– ¿A qué te refieres, bruja rascuacha?

– ¿Huh? No pensarás que me crea que TÚ vas a dejar que te metan una polla, ¿verdad? Además eres demasiado débil y cobarde para parir.

– ¿A quién mierda le dices débil y cobarde, patético saco de arrugas?

Su madre se continuó burlando, pero al menos no dijo nada respecto a tratarlo diferente, aparte de compartirle las cosas que se usaban para el periodo.

Era su hijo, después de todo, tuviera polla o coño. Katsuki salió de ella.

Eso le hizo pensar a Bakugou si valía la pena sacar a alguien de él. Nunca pensó realmente tener hijos, incluso antes de tener coño, y ahora tenía ese problema.

Pasó la noche y el día siguiente ahí, pero en la tarde, se despidió de sus padres y regresó a la academia.

Todoroki olvidó su queja de no querer verlo hasta el lunes y se le pegó cual mosca a la mierda cuando iba a su habitación.

El resto de chicos –ya medio enterados de la situación– quisieron pegarse también a él, pero Bakugou los esquivó y se metió al ala de chicas.

– No puedo creer que nadie te viera entrar, icyhot – Todoroki se encogió de hombros.

– ¿Vas a ponerte lo que elegí para ti?

– Ugh, no – Hizo una mueca – Se me puede meter algo ahí. Y no me refiero solo a la tela.

– P-Pero...

– Están sucios, idiota. Estaban en una tienda donde cualquiera podía agarrarlos. No me los voy a poner.

Todoroki desapareció su puchero e hizo un gesto pensativo. Tomó la bolsa de compras donde estaba la ropa y salió de la habitación.

– Vuelvo enseguida.

Bakugou no entendió nada, pero tampoco le dio importancia. Como se bañó en casa, hoy solo tenía que estar cómodo hasta que se duerma.

Ya estaba dormitando cuando Todoroki volvió. Bakugou no sabe aún cómo es que consigue entrar y salir del ala de chicas con facilidad.

– Bien – Le mostró los calzones ya sin etiquetas – Limpios, secos y con aroma a lavanda.

– ¿Qué?

– Por favor – Se los arrojó encima.

Bakugou ya sabía a donde iba el asunto. Creyó que no tendría que ponérselos pero Todoroki era muy insistente y fastidioso cuando quería en verdad algo.

– Ugh, bien – Comenzó a cambiarse – Pero no se te ocurra reírte.

La tela era suave, el diseño bonito, tenía hebillas de corazón en cada lado. Lo malo era que apenas cubría su coño y se le metía en el culo.

– ¿Cómo las chicas pueden usar esto? – Se quejó para sí mismo.

– Te queda muy bien.

– Se me mete en el culo – Se quejó sacando la tela de ahí – ¿Suficiente? Voy a quitarme esta mierda.

Todoroki se paró frente a él y lo sostuvo de las manos. Bakugou lo observó con sorpresa, un pequeño matiz rosa cubriendo sus pómulos.

– No lo hagas – Le dijo con cara seria – Úsalos. Por favor. Al menos mientras estoy contigo.

Bakugou quería negarse, pero la intensidad con la que Todoroki lo veía lo puso nervioso. Se veía tan guapo, como su merecido apodo de la academia: príncipe de hielo.

– Tch, esta bien – Aceptó – Pero si me lastiman, te mataré.

Como respuesta, Todoroki le abrazó con entusiasmo apretándolo contra su pecho. Bakugou se sonrojó más por sentirse seguro en ese abrazo.

Ya estaba por sonar el toque de queda, y si bien nadie vio a Todoroki con sus propios ojos, las cámaras de seguro sí que lo captaron. No tardarían en irlo a buscar.

– ¿Puedo quedarme a dormir?

– La oruga te va a sacar.

Eso hizo a Todoroki poner una mueca triste, pero sabía que Bakugou tenía razón.

Bakugou realmente quería sacarse una duda que le rondaba la cabeza desde hace días. La plática que tuvo con su madre respecto a los hijos no hizo más que aumentar el interés.

– Oye bastardo – Preguntó casi con timidez – ¿La oferta sigue en pie?

– ¿Eh? ¿Cuál oferta?

– Ya sabes – Bakugou no quería decirlo, pero era obvio qué Todoroki andaba bien perdido – La de casarnos si...

Pasaron unos segundos en silencio, Bakugou muriéndose de pena. Hasta que Todoroki le sonrió.

– Claro. Cuidaré de ti si sucede algo.

Eso le dio a Bakugou algo de tranquilidad sobre su futuro.

– ¿Tiene fecha de caducidad? – Dudó. Todoroki respondió negando con la cabeza – Bien.

Fue un silencio cómodo, tan cómodo que Todoroki ya estaba inclinar la cabeza para besar a Bakugou y arruinar las bragas nuevas.

O así era hasta que tocaron a la puerta con fuerza.

– Todoroki, no sé cómo te metiste aquí y no me importa, pero si no sales en este momento, te haré limpiar el salón de clases por lo que queda del año.

– Es la oruga – Comentó Bakugou, observando a Todoroki tragar saliva.

– Supongo que te veré mañana – Se despidió el bicolor con nerviosismo – Buenas noches.

Todoroki se inclinó para darle un pico con rapidez antes de romper el abrazo e ir a la puerta. Bakugou se sentó en su cama y se cubrió.

– Buenas noches, porfesor Aizaw...

– Nada de buenas noches – Lo interrumpió su maestro – Deja en paz a Bakugou y vuelve a tu habitación.

– Sí, profesor – Todoroki avanzó con la cabeza baja y se fue.

Aizawa le dio un vistazo a Bakugou, quien estaba en su cama listo para dormir. Lo miró con los ojos entrecerrados hasta que el rubio se quejó.

– ¿Qué?

– Nada de más actividad sexual – Amenzó, haciendo a Bakugou sonrojarse – O yo lo sabré.

– Jódase – Masculló Bakugou, acomodándose en la cama – Y cierre la maldita la puerta.






































































N/A: No tenía ni idea de cómo terminar este fic, pero tampoco quería alargarlo más. Como habrán leído, es más porno que romance (como la mayoría en esta cuenta). Si quieren leer más de mi autoría, tengo un fafic en emisión en mi cuenta principal. Recuerden que les quiero. Besos~

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