#10 Final.
-¡Jorge! ¿Cómo estás, amigo?-Lo saluda Santi entrando a la mansión junto con Katja-. Escuchamos que Ana se fue.
-Si, se fue.
-¿Estás bien?-Pregunta Katja preocupada.
-Bueno... no puedo encerrarme en mi pieza a llorar, ya me ganó Lio.
-¿Qué?
-Desde que llegamos del aeropuerto está en la pieza y no deja que nadie entre.
-Creo que de verdad la quiere-comenta Santi.
-¿Quererla?-Ríe Jorge-. La adora.
-¿Cuánto tiempo pensás que va a quedarse ahí encerrado.
-No sé, Lio nunca se enamoró... hasta ahora, podría estar así horas, días, semanas... no sé, es difícil de calcular.
-No entiendo por qué Ana se fue.
-Yo tampoco, Katja, ella dijo que era porque extrañaba a su familia y quería alejarse de todo estos problemas, pero para mí que es por otra cosa.
-¿Qué cosa?
-Tiene miedo de seguir con Lio porque está enamorada. Ella sufrió muchas cosas, algunas me las dijo y de otras no quiere ni hablar.
-No puedo creer que todo se termine así...-Reflexiona Santi.
-Si, pensamos que cuando Lio y Ana te dijeran la verdad todo iba a terminar bien, vos no estabas tan enojado.
-Esto no se terminó acá, no voy a permitir que se termine acá.
-No te entiendo, Jorge.
-¡Es fácil, Santi! ¡Tan fácil que da risa!
-¿Pensaste en algo?
-Lo pensé después de que Lio volvió llorando de correr a Ana antes que suba al avión.
-¿Qué vas a hacer?
-Ahora que ya se encerró un buen rato en su pieza es hora de hacerlo entrar en razón.
-Jorge, ¿Para qué nos querías?-Preguntan los amigos de Lio mientras se dirijen al cuarto del chico.
-Escuchen y van a entenderme.
-¿Qué?
Jorge golpea a la puerta de Lio.
-Lio, por favor, abreme.
-¡Andate, Jorge, ya te dije que hoy quiero estar solo!-Dice la quebrada voz de Lio desde dentro.
-¿Ese es Lio?-Pregunta Mike preocupado.
-Estuvo así desde esta mañana después de que Ana se fue.
-¿Qué querés que hagamos? Vos sos su mejor amigo, va a escucharte a vos nada más - dice Rugge.
-Los necesito igual, yo solo no puedo con lo que tengo pensado.
-¿Qué tenés en mente?
Las horas en el avión se hacen eternas y desgarradoras para Ana, mirando por la ventanilla hacia la nada se siente vacía, esas nubes le hacen sentir sola y melancólica, desganada baja la persianita tapando ese paisaje tan triste para ella. Piensa que al alejarse de Argentina su cabeza quedará en orden, pero es más difícil de lo que parece.
La última vez que se subió en un avión no conocía a Lio, estaba feliz con Jorge, riendo de las tiernas y a veces raras cosas que le decía, en ese momento todo estaba bien, no estaba enamorada.
Una azafata interrumpe los pensamientos de la chica preguntándole si quiere comer algo, ella niega con la cabeza tratando de esconder las lágrimas que cruzaban por su rostro.
Intentó durante las últimas horas dormir, pero sea tratando de conciliar el sueño o no, Lio continúa metido en su cabeza sin querer salir. Recuerda cada "Te amo" que Lio le dijo, repitiendo las situaciones una por una y luego volviendo a comenzar por el principio, desde el que dijo mientras se besaban el otro día hasta el que le dijo antes de que subiese al avión, ese último era el peor, la voz de Lio se había quedado incrustada en su mente repitiendo ese "Te amo" con desesperación, tratando de convencerla de quedarse, acompañados de varios "No te vayas" que les rompieron el corazón a ambos.
Jorge lo sabía desde el pricipio, no estaban haciendo algo tan malo como ellos pensaban, ¿o si? Como fuera la cosa Ana no quería seguir más tiempo en esa casa, las cosas habían pasado muy rápido, había engañado a Jorge en más de una forma mientras que estuvo quedándose en su casa, estuvo escondiéndose y enojándose consigo misma, todo al mismo tiempo que se enamoraba de Lio, quizás debió haberse ido mucho antes, a penas que empezó a sentir algo por Lio debió irse, la historia volvía a repetirse, antes de que Lio o Jorge terminaran en el hospital prefería irse. Pero no pudo contra Lio, él fue más fuerte que su propia conciencia.
El muchacho a su lado recuesta la cabeza en su hombro, se había quedado dormido, Ana con cuidado la corre para que descansara del otro lado, en ese momento se percata que lleva una gorra negra parecida a la de Lio, tantas horas en el avión y no lo había notado, seguramente porque estaba muy ocupada en sus pensamientos. Mira al chico detenidamente y se imagina que fuese Lio a su lado, sonriéndole con esa mirada profunda y a la vez dulce que siempre le dedica. La chica suspira y enciende el reproductor de música, había intentado escuchar alguna canción anteriormente pero no había funcionado, quizás ahora podría concentrarse mejor, dormir no es una opción para ella, sabe que podría soñar con Lio y luego despertar para ver que no era real.
Empieza a sonar una canción conocida y la increíble voz de Lio cantando hace que ella de un salto en su asiento, apaga el reproductor asustada, ¿cuándo había puesto una canción de la banda de Lio allí adentro? Especialmente aquella canción que él le dedicó en secreto sutilmente en los primeros días que se conocieron, esa canción sobre un chico malo que le robaría el corazón, la diferencia es que en la canción la chica es descripta como "la imagen de un ángel en una revista" y ella no lo era, no después de haber estado más de un mes engañando a su novio y enamorándose de otro.
Ana suspira y se acomoda en su asiento, empieza a recordar que una vez Lio se había apropiado de su reproductor de música después de que ella le negase un beso mientras escuchaba música en la cocina un día que Jorge se había ido con sus amigos. Seguramente él habría puesto esa canción allí y hasta el momento no se había dado cuenta.
Piensa en encender otra vez el reproductor y fijarse si había alguna otra canción donde se escuchara la voz del guapo chico pero ella no quiera arriesgarse, respira profundo y se vuelve a acomodar en su asiento ahora tratando de dormirse, no le queda otra opción, si sigue despierta como hasta ahora el recuerdo de Lio volverá a atormentarla como en las últimas horas.
La cara de Lio está directamente hundida dentro de una almohada que anteriormente había golpeado sin descanso durante horas, sus brazos le duelen y su cabeza da vueltas tratando de no pensar en la dueña de su corazón, nunca creyó que una chica podría robarle el corazón hasta que Ana lo hizo y se lo llevó consigo a un avión con destino a España. ¿Por qué se fue? mantiene esa pregunta en su mente desde que entró en la pieza para no volver a salir.
Su mente empieza a divagar en pequeños recuerdos, momentos con Ana, momentos felices, otros tristes, otros intensos... Recuerda aquel primer beso prohibido que le dio, el primero de muchos, también se acuerda de aquella noche donde bebió de más y dio pie a su relación con Ana, recuerda aquella vez en que la vio bailar en su cuarto tarareando una canción suya y que luego él se le unió acariciándole la cintura, como no había nadie en casa ese día ambos empezaron a correr por toda la mansión bailando y cantando, aprovechando que nadie podía decirles nada sobre su amor. Luego, su mente recorre otro momento de su historia con Ana, ese momento tan significativo y especial que vivieron en su auto tan solo hace unos días, donde ambos entregaron todo de si al otro, Lio le había susurrado innumerables veces que la ama y ella, si bien no contestó, había sonreido mientras lo decía, quizás fuese su manera de contestarle con un "Yo también", o quizás no...
Mientras piensa en eso se escuchan unos golpes en la puerta. ¿Nadie entendía que quería estar solo? ¿No podían dejarlo en paz unas horas?
-¡Váyanse!-Grita lomás alto que puede ya que la almohada apaga un poco su voz.
-Lio, soy yo-contesta la voz de Gastón.
-¡No estoy de ánimo!
-Amigo, venimos a ayudarte.
-¿Venimos?
-Estamos todos acá, Lio, abrí la puerta-le suplica Agus.
-No, no estoy de humor, otro día hablamos.
-Lio-se escucha a Mike-, sé que debe difícil...
-¡Ya, dejémonos de tonterías!-Exclama Rugge para luego abrir la puerta de un empujón.
-¿Todo el tiempo estuvo abierta?-Pregunta Agus.
-No tenemos llaves-contesta Jorge-pero no quise entrar antes por respetar su... situación.
-¡Me vale porquería respetar su situación-exclama Rugge-, el chico está hecho un desastre y no voy a quedarme quieto viendo cómo se deshace en sus caprichos sintiendo lástima por si mismo! ¡Tenemos una banda y no podemos seguir sin un vocalista!
-¿Todo esto lo hacés por la banda?-Interroga Agus indignado.
-Escuchame, rapero llorón-Rugge se dirige a Lio ignorando la pregunta-, acomódate ese pelo despeinado sin gorra, vete al baño y ponte decente para la perra esa.
-¡NO LA LLAMES PERRA!-Lio se levanta con ira y se pone frente al iltaliano.
-¿Cómo más llamarías a la chica que se entrega al mejor amigo de su novio sin siquiera amarlo?-Pregunta Rugge desafiante.
-¡ELLA ME AMA!-Dice totalmente convencido, como nunca lo estuvo hasta el momento.
-¡Entonces entra a ese baño, límpiate la cara que la tienes espantosa y ve por el Jet privado, niño rico, QUE AHORA MISMO TE VAS A ESPAÑA!-Grita con estridencia.
Lio se queda atónito tras escuchar a Rugge.
-¿Qué?
-¿Eres tonto o qué? Te dije que entres a ese baño, dejes de sentir pena por tí mismo y te prepares para ir por tu chica, que loquito te trae desde hace mucho.
-Pero...
-¡VE YA, ESTÚPIDO!
Lio entra al baño confundido. Rugge sonríe satisfecho mientras todos lo miran boquiabiertos.
-¿Por qué me miran? ¿Les preocupa que les robe la novia o qué?-Pregunta cruzándose de brazos.
-¿Cómo sabías que eso iba a funcionar?-Pregunta Jorge.
-No lo sabía, ya me cansé de todo este asunto de Ana.
-Todo por la banda, ¿no?
-Si, miles de chicas podrían amarnos si llegamos lejos con la banda, no sé porqué se preocupa, pero mientras siga siendo el vocalista no me importa.
-Basta, ya estuviste durante mucho tiempo fingiendo que no te importamos, Ruggero -le reclama Mike.
-Sólo me importa el éxito de la banda.
-Ruggero, todos sabemos que aquella vez que volviste a la banda luego de querer irte fue porque estabas arrepentido y te importamos.
-Claro que no. Y ahora que alguien traiga al malcriado que va a internarse en el baño si no lo sacamos-concluye yéndose del cuarto.
Todos se miran sonrientes y salen de la habitación, saben que Rugge los quiere aunque no lo admita.
Luego de que Lio se arregla sale del cuarto para encontrarse con sus amigos.
-Excelente, campeón-lo apoya Gaston dándole una palmada en la espalda-, hora de ir por ella.
-Jorge-lo llama el de gorra-, ¿nuestros padres saben sobre el Jet?
-¿A quién crees que les pregunté?
-No sé... yo... ¿Cómo sabemos si Ana va a querer volver?
-Tenés que asegurarle que todo está bien ahora.
-Pero eso se lo tendrías que decir vos.
-Ella tiene miedo de que alguno de nosotros salga lastimado o nos dejáramos de hablar.
-Pero ella sabe que todo está bien.
-Escuchó lo que dijimos, pero le es difícil creernos, Lio. Una vez unos chicos...
-Conozco la historia.
-¿Ella te contó?
-No, Karol lo hizo, después te explico.
-Bueno, vamos, tienes que ir por Ana.
-Si, vamos.
-Suerte-le dicen los chicos y se despiden.
-Jorge...-Lio lo detiene.
-¿Qué?
-Gracias.
-La amás, vos harías lo mismo por mí.
-Te juro que lo haría.
-Si, lo sé.
Lio la besa con necesidad, de verdad que ambos necesitaban eso, en un rápido movimiento los pies de Ana dejan de tocar el piso y los brazos de Lio la apretan contra su cuerpo, entran al cuarto de la chica y de la nada caen en la cama sin apartar sus labios, no pueden apartarlos, en serio que se necesitan, mucho, Lio recorre el cuello de Ana de una forma lenta y seductora, tratando de controlar los impulsos bruscos que su cuerpo le pide a gritos realizar. En el momento en que Lio pasa una mano por debajo de la remera y otra en su pierna, el sueño se termina. Ana despierta dentro del avión con la voz de una azafata avisando que están a punto de aterrizar en España.
La chica respira hondo y se remueve en su asiento, piensa en el sueño y unas lágrimas silenciosas caen por sus mejillas hasta chocar contra la superficie del reproductor de música con el que Ana durmió entre las manos sin darse cuenta. Ana seca su lagrimas y luego el aparato, al recordar porqué lo había apagado lo lanza dentro de su bolso echando un sollozo.
-Sé... que voy a poder sacarte de mi mente... estoy segura.-Murmura para si misma.
-¿Has dicho algo?-Pregunta el muchacho a su lado que ahora está despierto.
-No, nada...-cubre su cara con la manga de su remera y seca alguna de sus lágrimas para después dedicarle una tímida sonrisa.
-¿Estás llorando?
-No, estoy bien... sólo... extrañé mucho a mi familia y ahora que voy a volver a verlos...
-Ah, está bien...-Le sonríe aunque no se convence y le ofrece una toallita de papel-. Ten, no deberías llorar.
-No, gracias, eres muy amable.
-Por favor, tómala-la ve fijamente a los ojos con una mirada que le recuerda a Lio.
-Eh... gracias-agarra la toallita y se seca las lágrimas que empiezan a salir por sus ojos.
-¿Ey, qué te pasa? Volviste a llorar.
-Nada... me recuerdas a un amigo... ¿Cómo te llamas?
-Gustavo, ¿tú?
-Ana.
-Lindo nombre...-Se queda callado por un momento-. Eh... Cuando tengas tiempo... ¿te gustaría salir tomar algo?
-Eres muy amable, pero por el momento no estoy de ánimo para...
-Sólo pensalo, ¿si? ¿Me das tu número?
"Si sólo hubiera sido así de fácil con Lio, un encuentro casual, sin mejores amigos de por medio..."
-No lo sé... Yo...
-Está bien, discúlpame, no quise presionarte.
-No importa, eh... ten-escribe en un papel su número y se lo da a Gustavo.
La azafata indica que es momento de bajar y buscar las valijas.
-Bueno, Ana, cuando tenga tiempo te llamaré.
-Está bien.
Mientras Ana agarra su valija suena su celular.
-¿Hola?
-Tengo tiempo libre-contesta Gustavo desde la otra línea.
-¿Tan rápido?-Ríe.
-Quería ver si no me diste un móvil cualquiera, me ha pasado otras veces.
Ana vuelve a reír.
-Esas son chicas sin compasión.
-¿Sólo me diste tu número por compasión?
-¡No! Yo...
-Estoy bromeando. Por cierto, tu risa suena hermosa, y sea quien sea ese "amigo" al que me parezco espero ser mejor que él y poder escuchar esa risa más a menudo.
-Eso depende de tí.
-Ya tengo que irme, comprobé que es tu número, te llamaré algún otro día.
-Está bien.
-Sonríe, te ves hermosa cuando lo haces.
Ana mira hacia una esquina y luego de que un grupo de personas pasan logra ver a Gustavo quien la saluda con la mano.
-Gracias.
-Hasta pronto.
-Nos vemos-corta.
Gustavo le manda un beso y luego se aleja.
"Ojalá hubiera sido así de fácil..."-Suspira-"Nadie es mejor que tú, Lio".
-¡Ana!-Esa voz le resulta conocida.
Antes de que la muchacha pueda darse la vuelta unos brazos la abrazan por el cuello y la animada voz de su hermana menor la saluda.
-¡Karol, te extrañé mucho!
-¿Cómo estás, Ana?
-Bien...
-No me mientas.
-Karol... ahora... no tengo ganas de pensar en nada.
-Está bien, está bien, pero debemos hablar sobre eso.
-¡Ana!-El señora y la señora Jara la abrazan estrechamente.
-¡Los extrañé!
-Y nosotros a tí, princesa.
En el auto Ana se sienta atrás con Karol y sus padres al frente.
-¿Qué tal, Jorge, hija?
-Bien, él está muy bien...
-¿Han terminado?
-Si, pero estamos muy bien como amigos.
-Ah, ¿Por qué volviste tan derrepente entonces?
-Mamá-le reclama Karol-, Ana está cansada.
-Está bien, lo siento, hija.
Ana mira hacia la ventana sin ganas mientras unas lágrimas empañan su vista.
-Ana, todo se solucionará...
-Es más complicado que eso, Karol.
Su hermana le acaricia el brazo y le dedica una sonrisa.
-Estoy aquí para lo que necesites.
-Lo sé.
Ana deja las valijas a un lado de su cama, está muy cansada como para guardar las cosas ahora. Agarra su bolso y saca algunas cosas de él, antes de dejarlo sobre el escritorio divisa algo en el interior. Es la cadena que Jorge le regaló hace un tiempo, intenta hacer memoria y recuerda que antes de que él llegara con ese regalo Lio la había besado por primera vez. Observa la cadena con la letra J de Jorge y la lanza con furia dentro del bolso.
Se recuesta en la cama mirando el techo ahogándose en sus sollozos. En el avción ella trató de contenerse porque había personas, pero ahora está ella sola y puede llorar tanto como quiera.
Después de dormir toda la noche entre sollozos y desayunar Ana se encierra en su habitación y enciende la computadora portátil para entrentenerse sentada sobre la cama.
El celular suena y se lee el nombre de Gustavo, duda e atender pero luego levanta el aparato.
-Hola, Gustavo.
-¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Molesto?
-No, no estoy haciendo nada importante.
-Ey... sé que apenas nos vimos ayer y seguramente quieres estar con tu familia pero... tengo ganas de verte.
-Eh...
-Si no quieres...
-Me encantaría, ¿nos vemos dentro de una hora en el cine?
-Por supuesto, ¿qué tienes ganas de ver?
-No sé, elige tú.
-En el cine nos ponemos de acuerdo ¿vale?
-Vale.
-Nos vemos.
-Adiós-corta.
-Ana...-Entra Karol a su habitación.
-Hola, ¿qué ocurre?
-¿Qué fue eso, quedaste con alguien?
-Gustavo, nos sentamos juntos en el avión, es un chico muy amable.
-Ana...
-No quiero seguir pensando en Lio.
-¿Para eso volviste? ¿No se había solucionado todo?
-No quiero salir lastimada.
-¿No piensas que te estás lastimando tú misma? Ana, estuviste gran parte de la noche llorando.
-No quiero enamorarme de Lio.
-¿Por qué?-Le pregunta y Ana queda callada-. Tienes miedo, ¿verdad?
-No...
-Por eso quieres salir con este chico, no podrá reemplazar a Lio pero te distraerá de su recuerdo y no podrás enamorarte de él, ¿es así?
-¡No!
-Tampoco estabas enamorada de Jorge.
-Cállate...-Murmura con la vista en el piso.
-Siempre tuviste miedo de enamorarte y ahora que te enamoraste de Lio quieres alejarte de su recuerdo y seguir adelante como si nada.
-Karol, basta...
-Quiero que seas feliz, hermana.
-Lo soy.
-No, no lo eres. Tú serás feliz cuando tengas el valor de estar con Lio ahora que no hay nada que lo impida.
Ana se prepara para ir al cine poniéndose un una polera negra ajustada de manga larga, una falda corta color vino tinto, y unos botines negros.
Mientras se peina el pelo tocan a la puerta de la habitación.
-¡Karol, voy a ir al cine quieras o...!-La voz de la chica se corta en un suspiro ahogado.
El chico frente a ella podría sostener en la mano flores, chocolates, alguna carta... pero cada pareja tiene lo suyo, algo que es más romántico que lo tradicional. Es por eso que Lio tiene en la mano una birome.
-Hola, Ana...-La saluda con la voz temblorosa jugando con la lapicera entre los dedos.
-¿Qué... qué haces aquí?
Cuando está por hablar la birome se le cae de la mano, él se agacha para agarrarla y al alzar la vista sonríe.
-El Señor Navarro está en Argentina en este momento-le dice mientras se pone de pie.
-¿Qué?
-Creo que fue así más o menos como te vi la primera vez.
-¿Dejaste caer el bolígrafo apropósito?
-Ensayé varias veces para que se me caiga en el momento justo pero... ahora sólo tuve suerte de que cayero solo.
-Lio... no... no puedes estar aquí...
-Te necesito-avanza hacia ella pero Ana da un paso hacia atrás.
-Debes irte, de verdad lo digo.
-No me voy a ir.
-¿Cómo es que viniste?
-Soy rico, y puedo dar la vuelta al mundo para encontrarte si tengo ganas.
-¿Desde cuándo eres tan caprichoso?
-Tengo algo con qué encapricharme.
-Lio... ya déjalo, no sigas...
-Te es difícil que te diga estas cosas, ¿verdad? - Avanza hacia ella - Te dan ganas de ceder...
-No es así-niega insegura.
Lio le acaricia la cara.
-Te amo-le dice mirándola fijamente a los ojos con su mirada profunda y dulce que siempre la derritió.
-Lio...
El celular de la chica empieza a sonar.
-No atiendas-le ruega Lio acercándose a sus labios.
-Lio...
-Por favor, no lo hagas...-Le pide con suavidad
-No, basta...
-¿Qué pasaría si ahora te besara?-Susurra.
-¿Qué?
-Necesito besarte, Ana, no puedo más...
Ana, con el poco autocontrol que tiene, se separa y atiende.
-¿Hola?
-Ana, soy Gustavo, ¿vas a venir?
-Eh... si, claro, me retrasé un poco pero ya estoy en camino.
-¿Seguro? ¿Te pasa algo?
-No, nada...
-Bien, nos vemos.
-Adiós-cuelga.
-¿Quién es Gustavo?
-El chico con el que quedé para ir al cine.
-¿Tan rápido me olvidaste?
-¡No tienes ningún derecho a hacerme estos planteos de novio celoso!
-¡Si los tengo!
-¡No, no los tienes! ¡Déjame pasar que Gustavo me está espe...!
Las manos de Lio sujetan rápidamente el rostro de la joven y sus labios invaden los de ella con desesperación. Es un beso fuerte, con necesidad, necesitaban ese beso con desesperación.
-Lio...-Su respiración se entrecorta.
-No podés decir que esto está mal, ya no está mal, ahora está bien-le dice con la respiración agitada y sosteniéndole la cintura y pegando sus cuerpos.
-¡Cállate!
-Tenés miedo de enamorarte, por eso sé que me amás.
-¿Por qué siempre haces todo tan difícil?
-Vos lo hacés difícil, es fácil, Ana, es muy fácil. Te amo, me amás y la úica que está impidiendo nuestra felicidad sos vos.
-No quiero salir lastimada.
-Alguien que se mete con la novia su mejor amigo, la apoya en todo, le dice eternamente que la ama por más que ella se niegue a decirle lo mismo y se aguanta un vuelo de doce horas cruzando el océano para buscarla a ella y solamente a ella no va a lastimarla.
-Lio...
-¿Algo más para objetar, su señoría?
-Yo... yo...
-Llamá al tonto ese, decile que no lo vas a volver a ver... pero besame primero.
-¡Lionel Ferro!-Unas lágrimas cruzan por la cara de Ana.
-¡No llorés! Si querés andate, pero no llorés.
-¡Eres un estúpido!
-Ana... yo...
-¡Te amo, estúpido! ¡Te amo!
Lio eleva a Ana hasta que sus pies no tocan el suelo y la besa con fuerza, eufóricamente.
El cuerpo de Ana descansa en la cama sobre el pecho de Lio, éste la abraza firmemente.
-¿Qué hora es?-Pregunta la chica.
-No sé y no me importa.
-Recuerda que mañana es martes y debemos ir a la escuela o tu madre nos matará, Lio.
-No nos dijo nada cuando llegamos tarde a desayunar ayer y antes de ayer y antes...
-Porque hasta el momento no sospecha que Jorge se cambia de habitación para que yo me venga a pasar la noche contigo, tarde o temprano comenzará a dudar y a hacer preguntas.
-Entonces no venís más por las noches y yo me quedo en mi cama solito sin nadie a quien abrazar ¿querés eso?
-No.
-¿No lo querés?
-No, para nada...-Se acerca a su boca.
-Así me gusta...-Se besan.
-Además, si Jorge se queda no me deja dormir porque se pone a hablar con su novia hasta tarde.
-Yo tampoco te dejo dormir mucho.
-No puedo evitarlo, me encanta abrazarte y por ende no tengo ganas de dormirme.
-Pero yo tampoco puedo dormir porque me hacés cosquillas al acariciarme el brazo y darme besos en el cuello.
-No lo puedo evitar, ya te lo dije.
-Y también está el asuntillo de lo que hicimos recién...-Lo mira con una sonrisa insinuante acariciándole el pecho.
-Sabés que hago esfuerzos inhumanos para controlarme.
-Si, lo sé, y lo aprecio-lo besa-, yo también intento contenerme. Pero recuerda que hoy fue una excepción.
-Ya sé...
-Igual... mal no estuvo-ríe ruborizada.
-¿Podés ser más específica?
-¡Lio!-Le golpea el hombro suavemente.
-¿Qué? Te pregunto nada más...
-Eres imposible-recuesta la cabeza sobre su pecho-. Fue increíble, Lio, como siempre-lo mira-. Te amo.
-Yo mucho más.
-No, yo...
-No, Yo...
-Yo, Lio, y punto.
-Sabés que no.
Ambos ríen y luego se quedan callados por unos minutos.
-¿En qué piensas, amor?
-Ana... ¿qué hubiera pasado si aquella vez no te hubiera besado?
-¿Cuál de todas las veces?-Ríe.
-La primera.
-Me hubieras besado en alguna otra oportunidad.
-¿Y si no hubiera ido a España por vos aquél día?
-No sé...
-Te hubiera ido a buscar después de pasar mi etapa de depresión.
-¿Etapa de depresión?
-¿Los chicos no te dijeron que me había encerrado en mi cuerto?
-No-ríe y le acaricia la mejilla.
-Ahora lo sabés.
-Lo siento tanto...
-Dejá de disculparte por eso, pasó hace meses.
-Lo sé, pero igual...
-Basta, Ana, ya pasó-le sonríe.
Lio le acaricia la mano que está en su mejilla y empieza a juguetear con ella.
-En el avión no podía dejar de pensar en ti.
-¿No podías?
-No, y no ayudó el que el chico que estaba sentado a mi lado llevara una gorra negra.
-No me hagás acordar de él.
-Ni lo conociste.
-Igual.
-También cuando quise escuchar música justo sonó "Linda". Lo apagué rápidamente.
-Te era difícil...-ríe.
-Si...-Se quedan callados-. Me acuerdo del viaje de vuelta.
-¿Ah, si?
-Si... Nos habíamos quedado dormidos, al despertarme tú seguías dormido y tenías tu brazo alrededor de mi cintura, yo estaba con mi cabeza en tu hombro-suspira-, me habías cubierto con tu chaqueta.
-Me había parecido que tenías frío.
-Eres muy dulce.
-Es tu culpa.
-¿Te molesta?
-Para nada...-murmura acercándose a su boca.
-Lio... es tarde...
-Besame y después dormimos...
Ambos ríen de una forma tonta y se besan intensamente, sin dejar de lado la dulzura del momento.
-Te amo.
-Y yo, dulzura.
Ana se da vuelta dándole la espalda y él le abraza la cintura con fuerza dándole un par de besos en el cuello, Ana ríe y apoya sus brazos sobre los de Lio acariciándolos.
-Me encanta cómo se siente...-Expresa Ana entre suspiros.
-¿Qué cosa?
-Tenerte cerca, amarte...
-Si, se siente bien-hunde la cara en su cuello, disfrutando de ella-, esto está muy bien.
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