Capítulo 31

Todos con sus respectivas rondas se pusieron en marcha para avanzar con la búsqueda de los objetos que indicaban aquellas pistas. Muchos de los presentes se divertían con el constante choque y la dificultad que producía ir tomados de la mano, siendo que otros, se tomaban muy en serio la competencia e iban por todo a ganar.

Angélica por su parte se estaba divirtiendo bastante y a la vez, su lado competitivo salió a flote para animar a sus compañeros con tal de conseguir lo que les faltaba. Ya desde hace un rato dejó de prestar atención a quienes le rodeaban y se soltó ligeramente ese día.

Tanto así que cuando llegó la hora del fútbol, ella fue la primera en alistarse. Era un hecho de que no se consideraba muy buena en ese deporte, antes quizás lo era cuando se encontraba más pequeña, pero perdió el toque.

A la hora de jugar, dio todo de sí en la cancha y se cansó hasta más no poder, sin embargo para su desgracia, su equipo no ganó esta vez.

—Mierda... —murmulló cansada y ciertamente fastidiada— falta tan poco.

Se sentó a un lado del rubio que se encontraba en el suelo sosteniendo consigo un equipo de tereré. Seguramente había estado presenciando el partido mientras disfrutaba de aquella bebida.

—Muy a gusto tú bajo la sombríta —reclamó la morena y recibiendo una ligera sonrisa arrogante del contrario—, trae para acá.

—No jodas —bufó queriendo recuperarlo—, yo estaba tomando. Maldita sea.

—Sí, pero ya entraras a jugar así que sape —dijo enseñando ligeramente la lengua y justo cuando el mayor iba a reclamar, el grupo de chicos reunidos en la cancha comenzaron a llamarlo—. Ya ves, vete.

Éste dirigió su mirada hacia el grupo que lo llamaba con insistencia y sin pensarlo demasiado, alzó su dedo del medio con un claro mensaje de «jodanse».

—Esto no se va a quedar así.

Dicho eso, el joven se levantó entre quejas para dirigirse en donde sería el juego entre ambos equipos. De repente, toda la atención se dirigió a la cancha y la mayoría de los estudiantes se levantaron, pegándose por los alambres que rodeaban el campo como a una jaula.

La chica frunció ligeramente el ceño cuando eso sucedió, después de todo, ya no tenía vista hacia el partido y lo cual la obligó a levantarse para ver mejor. Ya cuando estuvo ahí, el partido dio inicio siendo su atención totalmente dirigida al chico rubio que apoyaba una de sus manos a su cintura, sin mucho interés por el juego.

Poco a poco todos los integrantes del equipo iban entrando en calor con los primeros pases, siendo también Katsuki que ya comenzaba a correr hacia la pelota junto a los demás. Pero era claro que él era la estrella de su equipo, pues los pases mayormente eran dirigidos para sí. Siendo el otro que también recibía más pases: Willy.

Llegó un punto que el partido se alargó un poco y como el calor era sofocante, varios de los chicos presentes procedieron a sacarse sus camisas para seguir con el juego.

Angélica, rápidamente y de forma entorpecida, sacó su teléfono como pudo y con la emoción a flor de piel comenzó a sacar todas las fotos que podía del cuerpo jodidamente trabajado del rubio. Mas su concentración se fue a la borda cuando escuchó varios gritos que desviaron su atención.

Y no se trataba más que otra cosa que los chillidos emocionados de varias alumnas de la institución, que al igual que ella, comenzaron a sacar fotos y admirar descaradamente el físico de su compañero.

En ese momento fue que un revoltijo desagradable se instaló en su estómago y lo cual en consecuencia, le hizo fruncir el ceño. No quería que otras tengan la vista que ella poseía y mucho menos que lo guarden en sus celulares.

Sin embargo, un pensamiento repentino apareció y aquello la hizo sonreír con una ligera arrogancia. ¿Qué importa si toman las fotos que quieran? Solo son fotos después de todo. Él vivía con ella, siendo eso más valioso que todo lo demás.

Cuando se sintió mejor, continuó viendo el partido. Pero nuevamente sus ojos se desviaron a otra cosa y esa cosa era Willy.

Sus ojos se abrieron par a par cuando visualizó el abdomen de su compañero de colegio y no pudo evitar sorprenderse. Estaba casi igual de bueno que Katsuki. No supo en que momento el chico se había sacado la camisa pero él también se estaba llevando varias miradas.

Por curiosidad, la morena buscó con la mirada a la novia del moreno y la encontró enseguida entre el público. Se notaba molesta y con los brazos cruzados hablaba con una chicas de otros cursos, sin quitar la vista de su pareja.

Que alguien tendrá problemas, eso era un hecho.

Los gritos de alegría que se escucharon de nuevo, hizo que esta vez por fin prestara atención. Era que Katsuki había metido otro gol. Sin duda, él era casi bueno en todo y aquello la hizo sonreír animada, también lo vio sonreír arrogante al otro equipo que ya se veía irritado por la diferencia trazada entre ambos grupos.

Ya cuando quisieron darse cuenta, faltaba poco para el final. Los resultados ya eran evidentes, siete a dos era una gran diferencia y a los minutos de juego, no sería posible remontar.

El equipo celeste ganará.

Katsuki se encontraba sonriente, amaba ganar. Algunos alumnos de su equipo se acercaban a él para elogiarlo y otro iban a por Willy que era uno de los que también jugaban con habilidad en la cancha. Faltaba pocos minutos para el final y su victoria ya era totalmente asegurada pero no era suficiente. Quería meter el último gol para cerrar su triunfo y aquello lo hizo mirar a el público que se encontraba por detrás de los alambres.

Ahí estaba ella, saltando y cantando la canción que el equipo celeste había elegido para apoyar a sus integrantes. Por un momento no pudo apartar su vista de ella y sin duda tampoco supo por qué giró a mirarla para empezar.

Pero después de que ambos conectaran con la mirada, él ya lo sabía.

«Mírame, maldita depravada.».

Así fue como inició los últimos minutos del partido y la hinchada del equipo celeste cantaba a todo pulmón por la inminente victoria de sus compañeros. Angélica se sentía más emocionada de lo normal y no supo porqué, lo que era seguro, es que la mirada que le dedicó el rubio quería transmitirle algo.

El equipo rojo parecía querer mantener algo de honor al no permitir que el equipo contrario metiera un último gol que los dejara con un ocho a dos de diferencia, por lo que dejaban todo su esfuerzo en defender su área. Siendo Katsuki y Willy los que eran mayormente marcados por los otros integrantes.

A la mayoría no le importaba ese hecho, después de todo, de igual forma ganarían. Pero Angélica estaba ansiosa. Deseaba que Katsuki lograra anotar otro punto más para su equipo y no sabía muy bien porqué.

Pero la mirada irritada del rubio le dejaba claro el hecho de que pretendía anotar como fuera lugar, encontrando luego por fin una oportunidad de avanzar y llevando consigo la pelota hacia el arco rojo. Seguía su camino esquivando cada bloqueo que amenazaban con quitarle el balón, usando sus impresionantes habilidades que son producto de sus años de entrenamiento físico.

Y así seguiría de no ser porque alguien inesperado lo atacó, haciendo que todos gritaran por ello.

—¿¡Qué haces!? —exclamó la morena, tomando los alambres con sus dedos y agitándolos con fuerza— ¡Él es tu equipo, idiota!

Willy se había acercado a Katsuki en medio del juego y corriendo al lado de él, intentaba marcarlo con el objetivo de arrebatarle el balón.

—Hijo de puta... —gruñó Katsuki a lo bajo, intentando esquivar todos los ataques del moreno, sumado a los del equipo contrario.

La jugada se le complicó al rubio, tanto que hizo que el tiempo se le redujera y que poco y nada quedara para el final.

—¡Willy, ya basta! —exclamó, exasperada.

El chico no parecía oír a pesar de las quejas hechas por algunos de sus compañeros, pero todos llegaron a la misma conclusión. Willy quería quedarse con la última anotación.

—Que te jodan —dijo el rubio antes de esquivar un último intento por parte del moreno.

Y cuando lo hizo, aprovechó el instante que tuvo de libertad para patear la pelota con todo lo que pudo, lanzándola con velocidad hacia el arco contrario. Algunos de los que protegían el área intentaron frenarlo, pero la pelota iba a gran fuerza. Mas cuando creían que el balón llegaría al punto, ésta fue desviada por el rostro de Rigoberto al impactarse contra él, haciendo que cayera bruscamente de culo al suelo.

Justo al hacerlo, el silbato sonó anunciando el final del partido.

—Gana el equipo celeste con siete puntos contra dos —anunció el árbitro.

A pesar del disgusto reciente, todos los integrantes del equipo celeste festejaron por la victoria conseguida, todos menos algunos presentes.

—¡¿Qué mierdas te pasa, basura?! —exclamó Katsuki, acercándose peligrosamente al moreno y siendo detenido en el proceso por algunos chicos—, iba a meter otro puto gol.

—Tranquilo, ¿qué importa? —expresó éste con una ligera sonrisa—, ya iba a acabar y quería competir contigo. Además, no es divertido cuando sólo vos querés llevarte el crédito.

El ambiente estaba tenso entre ambos jugadores. Angélica estaba preocupada por ello, no sabía si Katsuki tomaría bien aquella acción hecha por su compañero y bien sabía que si las cosas se calentaban más, el rubio haría añicos a quien sea.

—¿No vas a calmar a tu novio? —cuestionó Génesis estando a un lado de Tamara.

—¿Novio..? —repitió confusa la morena y con un toque de vergüenza—, ¿quién dijo eso?

—Nosotros ya lo sospechábamos pero Mathías lo confirmó —explicó Tamara—, ¿cuándo gua'u nos ibas a contar?

—La traición, nde virgen —añadió Génesis.

—Pero qué...

Cuando pensaba aclarar el tema, escuchó estruendos que la alteraron al pensar que podría tratarse de Katsuki agarrándose a golpes con Willy, pero para su suerte, no fue así. Solo se trataba del grupo celeste gritando por haber ganado aquel juego. Eso trajo de nuevo el aire en los pulmones de la morena.

Luego de un rato intentando calmar al rubio por no haber completado su cometido, éste pudo olvidar ligeramente el tema. Menos cuando se encontraba con Willy y se notaba la tensión entre ambos o cuando Rigoberto aparecía para reclamarle el pelotazo que recibió en el rostro, el cual por cierto, le dejó un rojo regalo en la zona del impacto. Aunque, claro, cuando Katsuki veía el rostro hinchado del chico, sólo podía sonreír con burla.

—Jóvenes, hoy en la noche se festejará el último día de la semana de la juventud con una fiesta en una discoteca. La celebración se hará aquí en el colegio a las siete —anunció el director en frente de todos los alumnos que esperaban para retirarse a sus hogares—, los esperamos.

Luego de unas aclaraciones más, todos procedieron a dirigirse cada uno a su hogar. Algunos para descansar y otros para para prepararse, pero eso no fue el caso de la morena. Puesto que cuando caminaba junto al rubio para volver a su hogar, fue interceptada por una de sus compañeras.

—Angélica, hoy tenemos que ir a Scholas —avisó Jazmín, seguida por Tamara, Génesis y Willy.

Se pudo escuchar un evidente bufido de molestia por parte del rubio al visualizar al moreno, y éste por su parte, lo miro afiladamente.

—¿Algún problema? —preguntó Willy.

Justo cuando Katsuki pretendía responder, la morena se adelantó para cambiar el estresante ambiente y volver al tema inicial.

—Eh, creí que no iríamos hoy —dijo un tanto nerviosa.

—No, pero hubo un cambio de planes —explicó Jaz, volviendo a centrar su atención en ella—. Yanina, Rigoberto y Mathías no vendrán. Además Willy se peleó con Yani y queremos llevarlo a distraerse.

—Hum, no sé... tenemos que preparar las cosas para la fiesta de la noche y la verdad me quiero dormir —respondió alzando sus hombros.

—Vamos, casi nunca éste virgen está lejos de su novia —habló Tamara—, hay que aprovechar.

Luego de por fin decidirse y con ello molestar ligeramente al rubio, optó por asistir a su voluntariado ese día. Pensando que quizás sea divertido al estar tan pocos presentes en el grupo.

En pocas palabras, Rigoberto no estaría presente.

Mas grande fue su sorpresa cuando el grupo de jóvenes, en vez de ir al voluntariado, fueron a casa del único chico presente. Al estar ahí, la morena reclamó el engaño que le habían hecho mas al ver que prepararían hamburguesas para ellos, prefirió aceptar la oferta por el momento.

—Pensé que iríamos a Scholas... —murmullo sentada en uno de los sofás junto a Tamara.

—Ya nde virgen, nunca salís tampoco por estar con tu novio —reclamó la contraria—. Vos y Willy necesitan espacio.

—Ay ustedes...

Ya cuando pasó un largo rato en la casa comiendo, jugando UNO y tomando tereré, la morena comenzó a preocuparse por el horario. Ya debía irse si quería llegar a tiempo para prepararse e ir a la fiesta de la noche junto al rubio.

—Creo que ya me debo ir...

Cuando estuvo por levantarse, una canción retumbó toda la sala de estar, siendo "fanática sensual" de Plan B la que sonaba.

Su mirada se dirigió a Willy quien había puesto la música y lo encontró moviéndose al compás de la música. Poco faltó para que sus compañeras comenzaran a gritar y animarlo a seguir con su baile.

Al principio la morena se sintió nerviosa, pero poco después comenzó a sentirse emocionada por el momento. Aplaudiendo de la misma forma en que las contrarias lo hacían.

Sin embargo en un momento el moreno se quitó la camisa que traía puesta, dejando al descubierto su trabajado abdomen y con ello incrementando la locura que se daban entre todos. Angélica por un momento quiso tomar su celular y grabar el acontecimiento, pero se contuvo. No quería hacer nada imprudente.

Aunque hablando de imprudencia, Willy fue acercándose a ella a un paso lento y sensual, haciendo que poco a poco los nervios la controlaran ya cuando él estaba frente suyo, dándole un pequeño baile erótico.

—Baila conmigo —pidió el chico, queriendo obtener la atención de la nerviosa morena—, dale.

Ella evitaba a toda costa observar el trabajado cuerpo de su compañero y caer en sus provocaciones. Aunque obviamente estaba tentada a hacerlo, prefirió negarse. Ya que después de todo, Willy solo lo hacía por estar peleado con su novia. Angélica sabía que aquellos dos se arreglarían y que todo quedaría como una tonta pelea más.

De todas formas, sus otras compañeras se encontraban grabando aquel momento y eso era peligroso, agregando que no quería estar de esa forma con alguien que ya tenía pareja.

—No gracias —dijo con una sonrisa nerviosa, desviando rápidamente su mirar.

Willy no se quedó contento con eso e insistió un poco más. Pero luego de varios rechazos, se dio por vencido y siguió con su espectáculo en otro lugar.

Angélica había vuelto cansada a la casa, casi al anochecer. Le había costado un poco hacer que sus compañeros la dejaran volver a su casa pero al final lo logró.

Era de esperarse que cuando llegó, el rubio le reclamara por llegar tan tarde. Se defendió usando como excusa que ese día les había tocado hacer un horario completo por los pocos integrantes que se presentaron para asistir, evitando mencionar que en realidad se encontraba en la casa de Willy y que además éste le había bailado de una manera no muy santa.

No estaba segura de que si el rubio le había creído o no, mas sin embargo, ese tema ya quedó de lado. Ambos se estaban preparando para asistir a la fiesta, siendo el rubio obligado por la morena a ir con él.

Ya casi cuando todo estaba listo, pero una llamada interrumpió la salida. Angélica sin pensarlo dos veces había contestado y se trataba de nada más y nada menos que sus padres avisando que mañana mismo ya estarían por el país, apunto de volver.

Próximo capítulo es el final 😔🤘

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