Capítulo 2
—¿¡Qué carajos!?
Por causa del brillo, la joven no pudo evitar caerse de espalda al suelo. En donde sintió todo el aire, así como su alma salirse de ella por el susto.
En cuando la luz desapareció, un interminable silencio se mantuvo. Ella aún se mantenía acostada en el suelo, con miedo a saber que era lo que, seguramente, había sobre su cama.
Su corazón bombeaba a más no poder, así como su garganta seca por los nervios hacían que todo sea más difícil para ella.
Entonces, mientras ella aún se mantenía en el suelo en silencio, una persona mostró su cabeza mirándola desde la cama.
—¿Sabes dónde mierdas estoy? —preguntó el de cabellera rubia intentando sonar lo más calmado posible.
Sin embargo, una chancla fue lo que impactó en su rostro en respuesta y un grito del susto por parte de la de cabellera negra.
—¡Ya cállate, joder! —gritó este mientras se sobaba la nariz.
De inmediato, ella dejó los gritos de lado e impulsada por sus piernas, rápidamente retrocedió, chocando contra el armario.
—¡¿Qué eres?! ¡¿Qué quieres?! —interrogó—, ¡Si buscas dinero, déjame decirte que soy pobre y si quieres violarme, soy fea!
—¡Deja de decir estupideces, idiota! —La miró con el ceño fruncido mientras se levantada de golpe— ¿¡Eres una villana!?
—¿Qué? —preguntó mirándolo con duda, llegando a creer que era tal vez un loco, recién salido del manicomio. No muy lejano a lo que el rubio pensaba de ella— ¡Lo más villano que hice fue robar pan por las noches!
En aquel entonces, algo parecido a un tic, se había notado en el ojo del chico. Este respiró profundamente calmando sus nervios. Pues de un momento a otro había aparecido en otro lugar con una extraña. Obviamente aquella chica, extremadamente estúpida, según la impresión del muchacho. No era ninguna villana. Por lo tanto, podría estar algo tranquilo.
Miró a los lados notando el drástico cambio del lugar, aún no llegaba a comprender del todo lo que había sucedido.
—¿Haces cosplay? —volvió a interrogar— porque si lo hiciste de Bakugō Katsuki, te quedó igualito. Hasta podría decir que eres él —rio nerviosamente, mirando embobada al muchacho.
—¿Y tú como mierdas me conoces?
Fue lo único que recalcó, ignorando lo primero que había dicho.
Mientras tanto la joven más que pérdida, miró de nuevo a aquel rubio que llevaba puesto el traje de héroe de su personaje favorito, así como su enorme parecido. Luego, observó el cartel que le habían traído para darse cuenta que estaba totalmente en negro.
Su cabeza, en unos segundos unió todos aquellos acontecimientos. Y por más descabellado que podría sonar la idea, fue lo primero que pasó por su mente.
Con la respiración algo agitada, llevó de nuevo su vista al joven que la miraba extrañado.
—¿Cómo... Cómo te llamas? —indagó más que nerviosa.
—Bakugō Katsuki. ¿Y tú quien mierdas eres?
Su labio inferior tembló, seguido de un jadeo nervioso que había escapado. Su mente daba vueltas a más no poder, mareándola. Su corazón latía cada vez más rápido, haciéndole pensar que en algún momento se detendría. Pues ¿Cómo debería reaccionar?
—Oye... —habló en un tono más tranquilo— ¿Por qué mierdas lloras? —interpeló.
Se sobresaltó levemente por la pregunta, no se había dado cuenta de ese detalle. Pues al tocar hacia sus ojos, efectivamente si esta llorando. Sorprendiéndola nuevamente ya que era la primera vez que ocurría este tipo de cosas.
—Tú... —su voz había salido temblorosa— eres de verdad... ¿Bakugou Katsuki?
—Maldición, te he dicho que me llamo así —chasqueo la lengua ya irritado.
Se levantó de inmediato, agarrándose del armario al notar que sus piernas temblaban. Siguió observándolo directamente a él, considerando varias opciones de que hacer en este momento.
a) Raptarlo.
b) Llamar a la policía pues un loco se había metido en su casa.
c) Llamar a un psiquiátrico pues ya estaba alucinando.
Tanto la opción a y c eran las más consideradas por la joven. Aún no podía asimilar lo que estaba sucediendo.
—¿¡Pero como es posible!? —exclamó apuntándole con el dedo— ¡eres una animación japonesa!
Aunque le doliera, tenía que aceptarlo. Pero eso no significó que al decirlo, el sonido de su corazoncito rompiéndose se escuchará imaginariamente para ella.
—¡¿Ah?!
—Pero... ¿Cómo sería posible? —se preguntó murmurando— ¿puede? No... O tal vez... ¿Si? No, no. Es imposible... A no ser...
—¡Ya cierra la puta boca!
—Oye, puede que si seas Kacchan —habló con una sonrisa.
—¡Agh!
La paciencia poco a poco se iba perdiendo, haciendo que las ganas de explotar tanto el lugar como a la chica, no fuera una tan mala idea. Pero cuando quería utilizarlas para asustarla, no pudo usarlos.
—¿¡Eh!? —Miró sus manos con algo de desesperación— ¡¿Por qué no puedo usar mi particularidad?!
—¡Oh, oh! —Al oírlo hacerse esa pregunta, salió de su trance— creo que es porque estas aquí.
—¿Qué?
—Bueno, según tengo entendido y según las historias cliché de Wattpad... Estas en el mundo real, por lo tanto, usar tu poder no será posible.
—¡¿Y por qué no?! ¡¿Mundo real?!
—Lo siento, no soy científica.
Apretó con fuerza los dientes, moviendo sus dedos en señal de querer explotar el rostro de aquella chica. Pero recordó que no podía usar su particularidad y se le pasó.
Un grito de frustración fue lo que soltó, para luego tirarse en la cama. Llevó sus manos a su rostro pasándoselo varias veces, intentando con ello salir de lo que podría ser una pesadilla para él. Lastimosamente, no lo era.
De nuevo, nada se volvía a oír. El rubio se mantenía acostado en la cama boca arriba, mientras sus manos cubrían su rostro.
En cambio la chica, miraba pasmada al rubio.
Ambos no sabían que hacer.
—¿Y si corres hacia el cartel para entrar en él?
—¿Y chocar contra la pared? No seas imbécil —bufó tocando el cartel que no era más que una imagen en negro.
—Disculpa, al menos estoy intentando dar ideas —susurró refunfuñando a lo que el contrario solo respondió poniendo los ojos en blanco.
—No hay caso con esta porquería. —Soltó molesto, tirándose de nuevo en el colchón.
—Esa porquería me costó no comer por una semana, más respeto. —Se sentó en la otra cama de la habitación que correspondía a su hermana— ¿Qué harás ahora?
—Me subiré en mi unicornio y volveré a mi mundo.
—... ¿En serio?
Este levantó la cabeza mirándola, comenzando a creer que de verdad era una completa estúpida.
—¿No puedes... —Lo miró entre cerrando los ojos— ¡No me mires así! Un personaje de un anime esta en mi mundo ¡Es normal pensar que todo es posible ahora!
Él soltó un suspiro cansado, mirando detenidamente el techo.
—Oye... —No sabía exactamente como hacerle aquella pregunta— ¿All might... es el símbolo de la paz?
Tardó un poco en responderle, pero luego de aquellos segundos dio su respuesta.
—No... Él ya no es el símbolo de la paz.
—Oh...
Aquello le dio a entender que Katsuki venía en el transcurso de ese tiempo y según su comportamiento, podría darse cuenta que ya había pasado la evolución de su personaje.
—Me quedaré contigo hasta que encuentre como volver.
—Ah s- —frenó en seco al procesar mejor— ¡¿Qué?!
—¿Cómo que “Qué”? Bastarda —Se levantó, sentándose en la cama— No tengo a donde ir y no conozco una mierda de este lugar. Así que me quedaré contigo.
—¡Estas loco! —rápidamente se reincorporó de la cama y lo miró algo desesperada— Si mis padres te ven aquí, son capaces de llamar a la policía y denunciarte de psicópata, ladrón, violador, secuestrador, ¡Y mucho más!
—¿Por qué mierdas harían eso?
—¡Claramente porque es lo que una persona normal haría al ver a un desconocido en su casa!
Cuando iba a seguir hablando, su teléfono sonó. Fue a su celular ignorando las quejas del rubio, sumando su desesperación el que justamente era su madre quien la estaba llamando.
Se dio vuelta rogándole a que pudiera cerrar la boca. Pues lo que más temía podría suceder: Un desastre.
—¿Hola?
Fue lo primero que dijo, intentando sonar lo más segura posible.
Seguía hablando por unos minutos y ella solo se mantenía escuchando sin ninguna expresión, lo cual, de algún modo estaba comenzando a asustar al rubio. Vaya cara de mierda.
—Rayos... —Fue lo único que dijo después de cortar la llamada.
—¿Qué ocurrió? —preguntó prestándole atención— ¡Ya habla de una puta vez! —exclamó molesto al no recibir respuesta de forma rápida.
—Eso fue aterradoramente conveniente...
—¿¡Eh!?
—Mis padres... —lo miró con el ceño fruncido— estarán a fuera por un tiempo... Esto ¿¡Es una cámara oculta, cierto!?
Buscó por todas partes, intentado encontrar las crueles cámaras que nunca logró hallar.
—¿De qué cámaras hablas, estúpida? —Suspiró irritado, mirando el suelo.
—El mundo está conspirando contra mi... —Murmuró en lo bajo— ¡Aunque! Eso es por una parte, bueno... Pues ellos iran por un problema judicial. Por lo tanto no tengo el problema de que te lleven preso.
El solo puso en blanco sus ojos, ya harto de todo.
Pero la felicidad a la chica le duró poco.
—Están mis tíos...
«Tengo un problema»
—Los vecinos...
«Tengo dos problemas»
—¡La comida! —corrió hacia la cocina al recordar que dejó el arroz por mucho tiempo en la cocina.
«Tengo muchos problemas»
Pueh ia eiegao.
¡Por fin pude escribir algo! Los exámenes son esas cosas que te succionan el alma, de eso no hay duda.
En fin. Espero que les haya gustado el capítulo.
Denle estrellita y si sigo viva, hasta el próximo capítulo.
Pueh ia me boyh.
Separador hecho por: RocioMogollon
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