Capítulo 18

Ya habían pasado dos semanas desde que acabaron los exámenes y se supo el resultado de los mismos. Ahora tocaba el desfile que sería en tres días. La morena estaba algo ansiosa por ello, es que en ese lugar vendría todo el mundo lo que significa “peligro” con toda la palabra. Después de todo cabía la probabilidad de que alguien pudiera decir algo respecto a Katsuki si es que la llegaban a verla muy cerca de él y el mayor problema es que, amaba estar cerca de él.

Por fin se anunció el receso y cerró su libro con un poco de frustración disipando de paso sus pensamientos. Necesitaba un poco de descanso. Tenía demasiadas cosas en mente que ahora mismo no le dejaban estar del todo tranquila por más que lo intente. En especial desde su discusión con su primo, no pensó que perderlo como aliado sería tan problemático. Él mantenía a la mayoría de sus familiares lejos de la casa y ahora que ya no es así, todo se complicó mucho.

Otra preocupación más.

Miró de reojo al rubio de sus sueños y lo notó bastante tranquilo, obviamente teniendo su rostro de perro rabioso, pero ya se entiende. Lo observó salir y nuevamente perderse por ahí para no ser encontrado por sus admiradoras. Sí, ella también se sorprendió de que tuviera tantas a pesar de que muchas veces las había mandado a la mierda. Pero en cierto modo, aún cuando era incluso peor en actitud antes, tenía admiradoras por el anime.

Por otra parte también le fue algo extraño que a pesar de traspasar la realidad, le siguiera gustando el rubio. Ya que siempre había dicho que solo le gustaba por ser un personaje ficticio, no creía ser lo suficientemente fuerte para soportar la personalidad del mismo.

Siguió vagando con sus pensamientos a medida que caminaba hacia el patio, ni sabía para qué la verdad, no tenía dinero para comprar su almuerzo. Pero ahí estaba.

—¡Espera! —gritó una voz que cargaba un acento que conocía bien— te vengo a contar lo que me pediste.

Giró sobre sus talones entre sorprendida y dudosa cuando Lucas se acercó a ella por su propia voluntad. Después de todo a ese chico le gustaba estar solo sumándole que también era tímido.

—¿Así? Pues genial —dijo sonriendo—… Por cierto, ¿y qué te pedí?

Por un momento notó que el menor se quedó observándola por unos segundos, ella ya se imaginó que estaba pensando que era una idiota. Y lo más probable es que así sea.

—Me pediste que averigüe sobre el cartel —le recordó.

Golpeó su puño en su palma al recordar aquello. Había pasado tanto tiempo ya que lo olvidó y a decir verdad también pensó que él no lo había hecho.

—¿Y entonces? —preguntó curiosa— ¿qué descubriste?

—En realidad no mucho —dijo sorprendiendo a la morena—. Solo es una tienda común que vende cosas de anime, ya sabes.

Hizo una pequeña mueca al no estar muy satisfecha por lo que le había dicho.

—¿Estás seguro de que no hay algo más? —insistió a lo que solo consiguió una afirmación con la cabeza. — Entiendo, gracias por averiguar.

Una vez dicho, el chico le regaló una ligera sonrisa antes de seguir con su camino y dejándola con aún más dudas. Se preguntó de nuevo cual sería el motivo de que Katsuki estuviera en este mundo, no le gustaba pensar sobre ello pero muy a pesar de eso, debía saberlo y buscar alguna respuesta de lo que debía hacer. Estaba confundida pero su primo en cierta forma tenía razón, no podía dejar las cosas como estaban por mucho tiempo. Sus padres podrían volver en cualquier momento y si eso ocurría, no sería algo bueno.

A pesar de que lo intentó, no se le vino nada a la cabeza y solo se rindió. Al menos por ahora. Supuso que intentaría obtener más respuestas y tal vez las consiga preguntándole al mismo Katsuki.

Ya era tarde y Bakugō se encontraba preparando la cena. Habitualmente ella no comía nada pero desde que él llegó no tenía permitido saltarse las comidas. Tampoco es como que se negara tanto, el desgraciado cocinaba increíble y eso que no tenían muchos recursos para tener comida de lujo todos los días.

Terminó de alimentar a las gallinas y a Tito cuando fue a acompañarlo a la cocina.

—Katsuki, cuando estabas en tu mundo… ¿Qué estabas haciendo antes de aparecer aquí? —preguntó de forma directa mientras estaba recostada en el marco de la puerta.

El mayor la miró de reojo y luego dirigió su mirada nuevamente a la cena que se encontraba preparando, tomándose una ligera pausa para responder.

—Estaba en una misión.

Por alguna razón y de cierta forma, hablar sobre ello creaba algo de pesadez en el ambiente. Y eso era más que palpable para ambos.

—Hoy Lucas me habló sobre lo que pudo averiguar del cartel, parece ser que no tiene nada raro… Al menos por parte de la tienda —contó desviando su mirada—. Por lo que quería saber si la razón de que estés aquí era más por causas de tu mundo.

—Lo último que recuerdo es que algo brilló detrás de mí y cuando giré estaba tirado en tu cama.

Lo observó fijamente analizando sus palabras, y en lo posible, intentando no malpensar y decir algún comentario sexual acerca de lo último dicho.

—Entiendo… ¿Y sí es algo relacionado a un villano? Puede que te haya mandando aquí con alguna particularidad rara.

Él solo se mantuvo en silencio.

—Tus amigos y los de la Academia han de estar buscando formas de devolverte…

A pesar de todo, el rubio no soltó comentario alguno y eso solo sumaba más incomodidad al ambiente. Ella comenzaba a impacientarse porque de cierta forma se sentía ignorada y por tantas cosas en mente no podía mantener la calma para intentar saber lo que el contrario estaría pensando.

—Oye, Katsuki —lo llamó insistente—. ¿Serías tan amable de-

Justo cuando iba a reclamar algo con respecto a su silencio, la puerta sonó, interrumpiéndola. Ambos quedaron un poco sobresaltados, la morena más que el rubio y luego un poco de desesperación llegó.

—Tiene que ser algún familiar… De lo contrario no podrían tocar directamente la puerta —comentó en un murmuró.

Fue rápidamente hasta la cocina y apagó el fuego para que la comida no llegue a quemarse y miró a su compañero con la ansiedad floreciendo en ella.

—Rápido, ve a tu cuarto y espérame ahí —pidió casi ordenándole.

—¡Esper- —quiso quejarse por aquello, pero la morena no le dio el tiempo suficiente. Comenzó a empujarlo hasta su habitación— mierda… —murmuró.

Una vez que lo dejó encerrado, fue corriendo hasta la puerta con el corazón latiéndole a mil. Tenía miedo de abrir, cualquier familiar que no sea su primo sería un gran problema.

La puerta era golpeada con más fuerza.

Y ella bien sabía que Korki no tocaba la puerta para avisar que era él, más bien, comenzaba a gritar con bromas.

Tragó saliva y abrió la puerta...

Yaaa por fin actualización, costó un poco la verdad a pesar de ser tan corto. Pero se intenta retomar el ritmo.

Espero que les haya gustado.

Esto me lo había mostrado una lectora, TITO Y KATSUKI 💖💖💖💖 aunque Tito es todo blanco ahq.

Bueno eso era todo, hasta la próxima.

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