Capítulo 17

—Aah, maldición —se quejó en voz alta, abriendo la puerta con un notable cansancio.

Luego del inconveniente de la mujer y su pato, la policía acudió al lugar cuando fueron llamados por ésta. Al hacerlo, por más de que intentaron explicarles de que todo era un mal entendido, al parecer aquellos agentes no eran del todo profesionales. Ya que a cambio de hacer como si nada y no seguir el correspondiente protocolo, pidieron una remuneración.

En la mayor parte de los casos, para evitar problemas, las personas suelen ceder ante el pedido y darle una cierta suma de dinero para seguir con sus asuntos. Angélica quería evitar a toda costa algún problema, así que le pareció bien aquella oferta. Mas el inconveniente era que no tenía el dinero suficiente como para entregarles a aquellos oficiales. En cambio, Katsuki no pudo mantener su boca cerrada y comenzó a discutir con los policías.

Fue arrestado por resistencia a la autoridad e intento de robo.

—¿¡Por qué mierdas decían que era un jodido drogadicto!? —exclamó molesto entrando a la casa.

—Será porque pareces uno —comentó en un bufido el moreno, quien entró también junto a su prima.

—¿¡Eh!?

Al estar en tal aprieto, no les quedó de otra que llamar a Korki, pues él era el único que sabía de la situación. Además, al parecer resultó ser bueno. Ya que de alguna forma, pudo liberarlos de los cargos.

—Bueno, eso ya no importa —suspiró la joven ya cerrando la puerta tras de sí—. No sé cómo le hiciste, pero gracias. Nos has salvado.

—¡Sí! —respondió molesto—, los he salvado pero ¿¡No pueden evitar este tipo de cosas!?

—Oye, yo solo llegué de mis actividades y ya encontré todo el circo aquí —se defendió la morena.

Ambos se miraban con enojo, esperando a que el otro diga algo más para atacarlo con sus palabras, mas ambos desviaron su mirada al verdadero causante de todo. Aunque claro, cuando lo hicieron Katsuki ya se había ido para encerrarse en su cuarto.

—¡Es un puto de mierda! —susurró Korki con enojo, estirándose los cabellos.

—¿Qué dijiste bastardo? —preguntó Katsuki apareciendo en el marco de la puerta, sosteniendo una botella de agua.

—¿Eh? ¿Yo?.. Nada —dijo nervioso.

Bakugō lo miró fijamente por unos segundos y con el ceño fruncido, siguió su camino para que esta vez sí llegar a su cuarto.

—Marica —murmuró Angélica mirando de reojo a su primo.

—Seré Marica pero no pendejo —se defendió sentándose en un sofá cercano de la sala.

Ella decidió hacer lo mismo y sentarse en uno, después de todo también estaba cansada. Los dos se quedaron en silencio por un momento, hasta que el contrario decidió hablar.

—¿Aún no sabes cuándo se irá?

—Todavía no sabemos ni como llegó aquí, menos cuándo podrá regresar —le respondió un poco irritada por la pregunta—. Además, que importa. Puede quedarse…

—¿Estás estúpida o qué? —preguntó frunciendo el ceño—. Obviamente no puede quedarse, tú más que nadie sabes que es así. Ninguno de nuestros familiares saben que él está viviendo aquí contigo y apenas puedo mantener a mi mamá alejada de aquí. ¿Sabes lo que pasará si tus padres se enteran de esto verdad?

Un sabor amargo comenzó a inundar su boca, lo que produjo que en ella se hiciera una mueca.

—Encontraré alguna manera de…

—No, sabes que no es tan fácil —interrumpió el moreno levantándose del sofá con molestia—. Esto no tiene ningún estúpido sentido, ni siquiera debería estar discutiendo esto. ¿Cómo es que sabes que en realidad es un personaje del anime? ¿Y si es solo un loco que te vio la cara de estúpida perfecta y te está engañando?

—Oye, cierra la boca —ordenó mirándolo desde su lugar—. Yo he visto como salió de ese cartel, él es de verdad.

Korki no pudo evitar desordenar su cabello con desesperación y soltar un pequeño grito de frustración.

—¡Es que no es posible! —exclamó de una forma no muy alta—. Intenté asimilarlo, pero es que no puedo.

—Pero tú mismo lo ves —dijo intentando calmar la situación—. Él es Bakugō Katsuki y está aquí… Tampoco fue fácil para mí, hasta creí que me volví loca… Pero está aquí.

—Pero no por mucho —agregó mirándola unos segundo antes de ir hacia la puerta—. Él tiene que regresar de donde vino, no podemos seguir así… Yo no puedo seguir así.

Dicho eso, abrió la puerta principal y se fue, dejándola sola.

Todo el aire que contuvo en sus pulmones salió de forma cansada. De manera repentina, un ligero dolor de cabeza comenzó a presentarse en ella y el cansancio que hizo más insoportable. Había intentado ignorar ese detalle desde hace varios días, sabía que no podía mantenerlo por siempre con ella… Pero odiaba la idea de que él pudiera irse. En definitiva, lo amaba y quería tenerlo a su lado. Después de todo, el que le suceda algo tan descabellado, solo podría significar que ambos estaban destinados. O al menos eso pensaba.

Con pesadez, se levantó del sofá ya dispuesta a terminar con las cosas que aún le faltaban por hacer. Al entrar en la habitación, comenzó a buscar la ropa que usaría luego de ducharse. Y entre ello, vió de reojo el cartel que se había vuelto de un color oscuro luego del brillo de donde salió Bakugō.

Caminó hasta el y lo tomó en sus manos para observarlo.

—Yo… Quiero que él se quede —murmuró para si misma.

Luego de ello, volvió a dejar el cartel en su lugar para seguir buscando sus cosas sin saber que Katsuki se encontraba escuchando detrás de la pared cercana a su puerta. Él estaba dispuesto a hablar con ella, en cambio ahora después de oír aquello, simplemente se quedó recostado contra la misma, pensativo.

—Menuda mierda…

Al final, él regresó a su cuarto.

—Muy bien chicos, les daré sus notas —informó la secretaria entregando una fotocopia a cada alumno.

Como era sabido, la forma de evaluación en las notas eran del 1 al 5. Obviamente siendo 5 la nota perfecta. La joven revisó sus calificaciones notando como en la mayoría había obtenido esa calificación máxima, excepto en una.

Inglés.

—¿Un… Tres?

Un nudo inmediato se formó en su cuello y su mente daba vueltas intentando encontrar una explicación del por qué de esa nota. Hasta que recordó aquellas preguntas que le habían jodido la vida. Su cabeza fue a chocar contra la mesa de tanta frustración que sintió en el momento.

—Hey virgen, ¿qué tal tu nota? —preguntó Tamara acercándose a la morena junto con Génesis.

—El bebé de Katsuki se sacó todo 5 —comentó Génesis con una sonrisa—. Bueno, en guaraní no le fue tan bien. Pero se entiende legalmente.

No pudo decir palabra alguna, pues de una sabía que al hacerlo comenzaría a llorar desconsoladamente. Ella sabía que las calificaciones no eran indicativo de nada, pero tenía una beca la cual tenía que mantener y además, sus padres siempre la habían presionado para tener notas excelentes, por lo que sacar aquel resultado era devastador.

Al no recibir ninguna respuesta, Tamara decidió actuar. En un descuido, logró sacarle la fotocopia que tenía entre sus brazos que cubrían su rostro apoyado en la mesa. Angélica se sobresaltó y quiso quitarle la hoja, mas el oírlo en voz alta hizo que toda su fuerza de voluntad para no llorar se esfumara.

—¿¡Sacaste tres!?

Un sollozo fue el primero en oírse antes de que se tuviera que tapar el rostro para evitar ser vista. A veces, no podía controlar sus reacciones y emociones, esta era una de ellas. Al escuchar aquella exclamación, algunos de sus compañeros se acercaron a saber que ocurría.

—Bola —dijo Jazmín acercándose a ver la copia.

—¿En serio te sacaste tres? —preguntó Yanina también asomándose a ver.

—¿Legal? —se sumó Rigoberto.

Todos se amontonaron para verlo y aquello solo la ponía aún peor. Es cierto que cayó por completo cualquier sonido de llanto, pero las lágrimas salían sin descanso mientras que sus manos intentaban desesperadamente evitar que la vean.

—Puede ser un error —dijo Génesis mirando algo preocupada a la morena.

Todos se sobresaltaron cuando la hoja fue arrancada bruscamente de las manos de Tamara. Miraron al responsable, topándose con una cabellera rubia y un hermoso rostro malhumorado.

—Hay que ver, maldita sea —murmuró entre dientes tomando a Angélica de la mano—. Vamos, joder.

La estiró sacándola de la multitud y la llevó a rastras con la intención de llegar al área administrativa.

—Ya deja de llorar de una puta vez —se quejó mientras caminaba frente a ella, observándola de reojo.

—Lo… Lo siento —murmuró entre sollozos intentando contenerse.

—¿Aún sigues jodiendo con eso? Fue un jodido error, ya lo arreglaron —se quejó mientras caminaba a su lado, escuchándola sollozar.

—Sí pero…

—Tienes un cuatro, ¿qué más quieres?

A ti en mi cama —murmuró entre dientes—. No es la nota que yo deseo.

—¿Yo y una cama? —preguntó extrañado al aún no comprender el idioma por completo.

—¡No importa! —exclamó nerviosa al olvidar que él ya iba manejando su segundo lengua—. ¡Cómo es posible que ponga ese tipo de preguntas en un examen! ¡Me costó la nota!

—Agh —bufó adelantando su paso ya arto de sus quejas.

—¡Espérame! —exclamó corriendo hacia él para abrazarlo por detrás—. Gracias por ayudarme en ese momento.

Katsuki por su parte, quedó totalmente paralizado. Una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo y la tensión se sintió en él. Su corazón latió con velocidad, haciéndolo sentir estúpido.

—¡Ya suéltame joder! —exclamó apartándola.

—Ay que amargado —se quejó en un bufido, adelantándose al pasó. Ya que no consiguió la respuesta que deseaba del contrario.

Por suerte para Katsuki, ella no notó el ligero sonrojo y la agitación que se formó en él.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top