Capítulo 6: "No te alejas de mi mente"

Era un nuevo día, acompañado de un fresco amanecer y el canto de las aves.

Sin embargo, para cierto reloj, el tiempo y las horas se le fueron volando, a la vez que las sentía como una eternidad.

Claro ¿Qué se podía esperar de alguien que no pudo conciliar el sueño en toda la noche?

Se quedó divagando en su plática y en lo que tendría que hacer.

¿Tener que hacer?

¿No sería mejor tener que pensar?

¿O tener que sentir?

Todo un remolino de dudas y cuestiones se formulaban en la mente del muy confundido Tony.

Y como cereza del pastel, el protagonista de aquellas interrogantes se hallaba presente frente a la puerta de su habitación.

- Tony ¿Vas a comer algo?

Si salía del cuarto, tendría que ir al comedor.

Y eso implicaba verlo.

Lo que menos quería en el momento era verlo.

¿Acaso eso no sería extraño?

¿Qué pasaba si respondía que no?

Tendria que dar una razón, obvio.

No tenía ninguna.

¿Y si la inventa?

Lo descubriría.

- Eh ... ¿Tony? Creo que sigue dormido -mencionó Colin en voz baja para después retirarse del lugar.

Por lo menos haberse quedado callado resultó ser otra opción.

- ¿Por qué no solo pienso en algo más y ya? No es tan difícil ¿O sí? -se dijo para sí mismo y posteriormente agarrar seguridad- Todo estará bien, seguimos siendo amigos y nada ha cambiado desde entonces. -añadió por último.

Se levantó, se acomodó el corbatín, dio un respiro profundo y regresó a su actitud segura de siempre.

Aunque por dentro estaba hecho un manojo de nervios, porque hasta los más firmes y confiados seres también, en ocasiones, suelen sentirse indefensos.

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La mañana había transcurrido con normalidad, entre risas y uno que otro comentario con el objetivo de molestar al par de "amigos".

Sentado en el sofá principal de la sala, se hallaba el profeta del amor teniendo un libro instructivo sobre la composición de origamis a un lado, y papeles de diversos colores en el otro.

El computador, curioso por la actividad que realizaba su compañero con alas, se le acercó.

- ¿Qué haces con esos papeles Shrignold?

- ¡Oh! Verás Colin, mi comunidad y yo organizamos una actividad por nuestro quinto aniversario, recreando la historia de cómo se fundó mediante muñequitos de papel como si fuera una función de títeres. -explicó la mariposa.

- ¿Una historia dices?

- ¡Sí! ¿Quieres escucharla?

- Está bien, me gustan las historias.

- ¡Bien! Pues comienza así -exclamó Shrignold con una gran sonrisa, le hacía feliz cada vez que alguien mostraba interés en su comunidad. Y con los muñequitos de papel que había avanzado hasta el momento, empezó a narrar.


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Hace muchos años, inclusive décadas, existía una pareja de enamorados.

Su amor era tan puro y verdadero que contagiaba alegría y cariño a la gente que pasaba a su alrededor.

Un día, aquel par decidió tener un bebé.

Mas la noticia fue un golpe doloroso para ambos al enterarse que la mujer era infértil.

Con el paso de los días, y habiendo superado aquel suceso, tomaron la iniciativa de plantar un árbol.

Lo cuidaron, regaron, hablaron y amaron como si fuera el fruto de su amor.

Pasando los años, aquel pequeño trebol se iba convirtiendo en un árbol de tronco grueso, lleno de hojas verdes y flores muy hermosas.

En un diciembre, a muy altas horas de la noche, la pareja viajó devuelta a la casa de sus padres para que, todos juntos, celebraran las fiestas.

Nunca llegaron ...

Y nunca volvieron ...

Fallecieron en un accidente automovilístico.

El hogar quedó en manos de otra familia que compró los papeles, siendo dueños de esta y del árbol, quien pensó había sido abandonado.

Los propietarios del territorio no les agradaba la idea de mantener aquella enorme planta estorbando su patio, tomando la desición de transportarla a una zona muy poco poblada y solitaria.

Ya se en el bosque donde habían árboles como él, pero huecos y secos por dentro, se encontraba el árbol triste y con sus hojas marchitas.

Para su suerte, aparecieron los animales que habitaban el lugar, preguntándose por aquella gran figura con ramas expresando sonidos de llanto.

Poco a poco los animalitos se le juntaron a su alrededor y le dieron una acogedora bienvenida.

Y como si fuera magia, la soledad que antes afligía su corazón de madera ahora lo reemplazaba el sentimiento de amor y cariño, recordando también a su antigua familia.

Con el paso del tiempo, más animales se reunían con la planta de gran tamaño para escuchar sus historias que sus dueños le contaban y como este había sido testigo del amor puro y verdadero.

Una que se le quedó grabada por años fue la historia de un muchacho de nombre Michael, el cual se refugiaba en su escondite de piedras para evitar llamar la atención por lo feo que era, pero al final siendo reconocido por su cuidado a los animales.

"Todos pueden amar, desde el más pequeño hasta el más viejo ser en el mundo, sin importar cualquier diferencia o contraste del uno o del otro, si es amor de verdad, este permanecerá como la flama de una vela, llena de luz y vida."


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- Y nuestro rey Malcom fue un gran devoto que arriesgó su vida para salvar la de toda la comunidad, demostrando el más grande gesto de amor.

- Wow ... -fue lo único que pudo pronunciar Colin luego de escuchar tal relato.

- Así que, para conmemorar esa fecha, más el espectáculo de origamis, entregaremos cartas a nuestros ser especial, ya sean de amor o amistad.

- ¿Puedo ayudar? Yo también quisiera armar figuritas.

- ¡Claro! -respondió Shirgnold antes de entregar la mitad del grupo de hojas que tenía a su costado a Colin, uniéndose a la actividad.


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Unos minutos habían pasado, mientras doblaban los papeles según paso por paso, Colin miraba de reojo constantemente a los sobres donde su amigo planeaba enviar aquellas cartas.

Una y otra vez, indeciso si debía o no escribir algo allí.

Pero ¿Por qué?

¿Hay algún sujeto a quien dedicarle una carta así?

¿Qué podría decir?

Y tan rápido como la luz, su mente se iluminó con un nombre.

Tony

Ese reloj le provocaba emociones a la velocidad de una locomotora más esa sonrisa boba de siempre, aveces se sentía estúpido haciendo esa mueca frente suyo.

Y sin más dudas en su interior, pidió a Shrignold una de las hojas para guardarlas después en sobres de cartas. A lo que este preguntó:

- ¿Y a quien dedicarás esas frases de poeta se puede saber? -mencionó la mariposa con tono coqueto, seguido de una leve risa.

- Pues a alguien ... que ví ... por allí -respondió el computador buscando una respuesta creible en diferentes rincones de su imaginación sin éxito alguno.

- Ajá claro -dijo con un notable sarcasmo- si es en quien estoy pensando, te recomiendo escribir su nombre con letra elegante, verlo así aumenta su ego jaja -añadió.

- Sí, lo que digas -respondió el otro en seco para disimular su desinterés.

Luego de la plática, y habiendo culminado con su parte de los origamis, el ser digital caminó en dirección a su dormitorio.

Estando allí, se recostó en su cama y pensó en cómo iba a redactar sus sentimientos.

Comenzó por la manera en que lo conoció, y cómo el suceso de encontrarlo cambió su vida por completo.

Así continuó por un largo tiempo, viajando en un mar de recuerdos y emociones, en su mayoría de felicidad, estando presente siempre el cariño que Tony le guardó y demostró.

Al finalizar, tomó el consejo de su compañero, y con suma delicadeza, escribió Tony al borde de la carta lo más elegante que pudo, agregando además un pequeño corazón en la punta de la cola de la "Y".

Estando satisfecho, la dobló para adjuntarla dentro del sobre, darle un beso rápido y soltar un largo suspiro con los ojos cerrados pensando en su ilusión.

Reflexionando unos momentos, se cuestionó si debía entregarla o no a su destinatario.

No había prisa, de todos modos lo hizo únicamente para expresar sus sentimientos a través de la escritura, a parte del temor al rechazo.

¿Rechazo?

Así es señores ... aquella carta era una de amor.

Una declaración para ser precisos.

Y teniendo aquellas razones para favorecer su negación, optó por guardarla en un cajón debajo de su cama hasta fecha desconocida.



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En la sala de estar fueron varios los intentos de Paige para llamar la atención de su amigo indicador del tiempo, y luego de analizar su expresión de embobado que tenía, le surgió una pregunta para sacarlo de sus pensamientos, queriendo a la vez confirmar su sospecha, puesto que ya había visto esa expresión en él ... hace mucho tiempo ...

- ¿Te gusta alguien Tony?

- ¿Mm? ¿Qué? ¿Por qué preguntas? -mencionó con interrogación mirando a su amiguita.

- Bueno, este último par de semanas te noté algo torpe y callado, aparte que estás con la misma mueca de "mirando a la nada y pensando en todo".

- ¿Como ahorita?

- Sí, como ahorita. -respondió Paige con un puchero.

En verdad que no se percató del tanto rato que paraba pensando en lo mismo ...

El tiempo sí que pasa rápido cuando piensa en él ...

- ¿Y? -seguía esperando su respuesta.

- Oh ... Solo pensaba en ... cosas, no es nada.

- Eso no responde mi pregunta. -seguía con la misma postura. A lo que el reloj no le quedaba más remedio que contestar con la verdad soltando un largo suspiro.

- Pensaba en Colin ... -declaró- no sé qué me pasa cada vez que lo veo con esa sonrisa que pone cuando está nervioso y ... me agrada bastante que sea así, se ve adorable ... -dijo Tony, acompañado la última frase con una leve sonrisa formada inconscientemente.

- Ahh ... Aww entonces ¡Te gusta Colin! ¡Lo sabía! -exclamó Paige dando saltos de celebración alrededor de la mesa y del sujeto.

- Espera espera espera ¿Esto? ¿Amor? No lo creo.

- ¡Que sí¡ ¿No lo vez? Dices que es lindo, te sonrojas, piensas en él y te agrada su forma de ser. -dijo Paige nombrando cada rasgo de manera que los estuviera contando.- Estás enamorado.

- No pero ... pero ... -bajó la mirada- no otra vez ...

- Oye, pensaba que ese asuntito ya estaba superado -mencionó la chica formando comillas con los dedos.

- Bueno, sí, por mí que él se pudra pero ...

- ¿Pero qué?

- No quisiera que pase lo mismo ... no con Colin.

- ¡Pero el fin de algo es el comienzo de otro! Colin podría ser tu nuevo comienzo. -quiso alentar la pequeña al más alto.

- No, mejor ... mejor déjalo así ... esto no puede ser amor. -fue lo último que mencionó Tony antes de retirarse del lugar y avisar a Sketchbook que saldría a caminar para "aclarar su mente".

Mente ocupada únicamente con esa imagen del computador sonriéndole nerviosamente.

Su favorita ...

Sí que la amaba.








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