Conociendo a la familia Miach
_¡Muy bien Bell! Hoy también nos esforzaremos en el trabajo.
—¡Si capitana!.
Nos encontramos en la farmacia azul, hogar de nuestro protagonista de cabello blanco él cual se estaba preparando para abrir la farmacia junto con su capitana Nazza.
—hoy me toca trabajar en la bodega así que tú tienes que encargarte de atender a los clientes...............si es que tenemos clientes el día de hoy —susurro lo último decaída.
—no se preocupe Nazza-san, estoy seguro que hoy será un día productivo —dijo Bell con buenos animos.
—eso espero —dijo la chica con una pequeña sonrisa—. Bueno me voy a la bodega, si necesitas algo no dudes en decírmelo.
—¡Si!.
Y con esas últimas palabras Nazza se fue a la bodega de la farmacia dejando solo al albino en la recepción.
—¡Muy bien! Hoy será un gran día, estoy seguro —penso motivado y listo para atender clientes.
Mientras el Dios Miach solo observaba con lastima a su hijo más reciente desde la cocina.
—esta muy motivado, me duele mucho decirle que el máximo de clientes que tenemos al día solo son tres —penso dudando si decirle o no la verdad pero al ver la expresión determinada de Bell decidió no destruirle su ilusión—. Quizás hoy vengan más clientes.
Tres horas después.
La sonrisa decidida que tenía Bell al comienzo del día iba desapareciendo por cada minuto que pasaba al punto que se borró por completo siendo reemplazada por una expresión decaída.
—¿Porque nunca tenemos clientes? —se pregunto desanimado observando la entrada de la farmacia.
—es normal Bell —Miach se acercó al conejo captando su atención.
—pero no lo entiendo —susurro deprimido.
—a unas cuantas calles se encuentra el hospital de Dian Ceht, es obvio que las personas preferirán ir allí que venir a comprar pociones en un lugar que no es conocido —explico recordando a ese hombre que parecía le tenía odio—. Pero eso no significa que nos vamos a rendir, a lo largo de los años hemos conseguido unos pocos clientes así que tenemos que seguir esforzándonos por ellos.
—tiene razón Kami-sama —dijo el albino un poco más motivado—. Tenemos que seguir adelante por esos clientes, aunque sean pocas.
—asi se habla Bell —dijo Miach con una sonrisa para después mirar el reloj de la pared—. Ya falta poco para el almuerzo, iré a prepararlo —dijo dándose la vuelta despues de cumplir su objetivo de animar a Bell—. Cuando ya esté listo te llamaremos.
—claro Kami-sama.
Y con esas últimas palabras Miach se retiró dejando nuevamente solo al albino.
—no me puedo desanimar, estoy seguro que hoy tendremos clientes —penso volviendo a su actitud determinada del principio.
En eso la campanita de la entrada sonó captando la atención de Bell.
—¡Un cliente! —grito mentalmente emocionado observando la entrada para ver a su primer cliente del día.
Era un señor de muy avanzada edad, parecía como de unos noventa años, por la forma de sus ojos muy pequeños era obvio que no miraba muy bien.
—bienvenido a la farmacia azul señor, ¿Que necesita? —pregunto listo para traer cualquier cosa que pidiera.
—disculpe jovencita, ¿Ya está listo mi pantalón? —pregunto el anciano viendo a Bell.
—¿Jovencita? —susurro extrañado—. Más importante ¿Pantalón? Señor, creo que se equivocó de tienda.
—¿Que me equivoqué de tela? No sé preocupe jovencita, mi pantalón queda bien con cualquier tela.
—no, no, aquí vendemos pociones señor, no pantalones
—¿También venden botones? —pregunto el señor sorprendido.
Bell ya se empezaba a sentir un poco incómodo por la presencia del señor, no sabía cómo explicarle las cosas para que entendiera perfectamente.
—tambien me gustaría pedir un café con un pastel de chocolate —pidio el anciano hambriento.
—e-eh bueno —Bell no sabía que hacer, su primer cliente era un ancianito desorientado que ni siquiera sabía dónde estaba.
Por suerte Miach salió de la cocina para alegría de Bell.
—¡Oh! Es usted —dijo Miach con una cálida sonrisa viendo al anciano.
—Miach, su nueva empleada me está faltando el respeto —se quejo el anciano.
—¿Que? Yo en ningún.....
—no te preocupes Bell, solo síguele la corriente, no es la primera vez que viene —susurro Miach a Bell—. No sé preocupe señor, le aseguro que mi nueva empleada ya no le volverá a faltar el respeto.
—eso espero —dijo viendo de forma acusadora a Bell—. ¿Dónde esta mi pantalón?.
—¿Su pantalón? ¡Oh! No sé preocupe ya se lo mandamos a su casa así que este tranquilo —dijo Miach dándole unas palmaditas al anciano—. Por cualquier duda pregúntele a mi empleada, ella estará allí para atenderlo.
—¿Que? —dijo Bell sorprendido al ver lo que dijo su Dios.
—no te preocupes Bell, siempre es lo mismo, se queda por unos minutos y después se va —susurro Miach otra vez a Bell—. Bueno yo me voy a seguir haciendo el almuerzo, tenga un buen día señor.
—si, si buen clima —susurro el señor empezando a dar vueltas por la tienda.
Mientras Bell solo observaba nervioso rezando para que el señor no bote nada de ninguna estantería.
—vaya juguetes sexuales más raros —dijo el anciano viendo unos cuernos de minotauro.
—¿Juguetes de que? —se pregunto mentalmente Bell sin entender.
Después de que el señor estuviera dando unas cuantas vueltas más en la tienda volvió a la recepción para ver a Bell.
—¿Y por cuanto tiempo se va a quedar? —pregunto Bell ya queriendo que saliera de la farmacia.
—¿Que si te voy a dar? No hijita, estás muy pálida —se nego el señor dándose la vuelta—. Estas jovencitas de hoy en día son muy atrevidas.
Mientras Bell solo tenía una gotita estilo anime por lo dicho por el anciano.
—bueno me voy, esa película estuvo muy buena, mañana vendré otra vez a ver qué hay en la cartelera —se despidió caminando hacia la salida para alegría de Bell.
—que le vaya bien —susurro Bell aliviado.
Y a paso lento el señor salió de la farmacia dejando otra vez solo a Bell en la recepción.
—eso fue raro —penso viendo la entrada de la farmacia.
No sé esperaba que su primer cliente le pidiera un pantalón, pero el lado positivo es que tuvo un cliente aunque no se llevará nada.
—ahora a esperar otras horas para tener otro cliente —penso decaído.
Aunque segundos después de pensar esas palabras la campanita de la entrada sonó nuevamente alertando a Bell aunque era demasiado bueno para ser cierto que sea un cliente distinto.
—ya le dije que no tenemos su pantalón —dijo esperando que sea otra vez el señor.
—¿Cuál pantalón Bell?.
Contraria a la voz de un anciano está vez era una voz femenina muy hermosa sorprendiendo al albino volteando su rostro rápidamente a la entrada para ver a su visitante.
Y como era de esperarse los nuevos clientes eran sus dos amigas, Alicia y Aki las cuales tenían una sonrisa en su rostro viendo al conejo.
—te dije que está era la farmacia dónde vivía —dijo Alicia con orgullo.
—si, después de entrar a otras veinte preguntando por él —dijo Aki avergonzando a la elfa.
—¡Aki-san, Alicia-san! —exclamo Bell sorprendido por la presencia de ambas.
—¡Hola Bell! —saludo la siempre animada elfa.
—es bueno verte después de un tiempo —dijo la gata con una sonrisa acercándose al mostrador junto con Alicia.
Ambas observaban detenidamente la farmacia viendo cómo la mayoría de pociones que vendían eran de baja calidad y también unos cuantos antídotos contra el veneno.
—¿Vienen a comprar pociones? —pregunto Bell listo para atenderlas.
—no te preocupes, solo hemos venido a verte —respondio Aki deteniendo el caminar de su amigo.
Ante esas palabras poco a poco el rostro de Bell se fue sonrojando de vergüenza al escuchar que venían a verlo a él.
Segundos después Aki cayó en cuenta de lo que dijo ocasionando que un pequeño sonrojo adornará sus mejillas.
—a-a lo q-que me r-refiero es que ya l-llevas dos días sin ir a la mazmorra y nos preguntabamos que era lo que te había sucedido —corrigio rápidamente intentándo calmar su nerviosismo.
—en pocas palabras estábamos preocupadas —dijo Alicia aliviada de que Bell estuviera bien—. Ya sabes, después de lo de la última vez creímos que te había pasado algo así que decidimos buscarte pero como no sabíamos en dónde vivías decidimos visitar todas las farmacias de Orario.
—hasta que dimos contigo —termino Aki ya tranquila.
—e-entiendo —dijo el conejo aún sonrojado por el gesto de ambas—. L-lo siento por preocuparlas pero estos días tenía que ayudar en la farmacia así que no tuve tiempo de ir al calabozo.
—si, ya nos hemos dado cuenta —dijo Aki observando la farmacia junto con Alicia—. Con que la farmacia azul, la próxima vez ya no nos perderemos.
—es un lugar agradable —susurro la elfa—. Quizás de ahora en adelante aquí compré mis pociones.
En eso unos pasos se escucharon acercándose a la recepción alertando a los tres.
—Bell, ya es hora de almorzar —una tranquila Nazza llegó a la recepción para llamar a su pupilo aunque se sorprendió al ver a las dos chicas allí—. ¿Familia Loki?.
Ambas mujeres se sorprendieron levemente al ver que ella rápidamente las reconoció, eran algo famosas pero no tanto como los ejecutivos por eso se sorprendieron de ser reconocidas por la capitana de Bell.
—tu eres la capitana de Bell ¿Cierto? Es un gusto conocerte —dijo Alicia inclinándose levemente—. Mi nombre es Alicia.
—mi nombre es Aki, también es un gusto conocerte —se presento Aki educadamente.
—¿El gusto es mío? Mi nombre es Nazza —se presento observando confundida al albino—. ¿Son amigas tuyas?.
—¡S-si! Son amigas mías —respondio Bell acercándose a Aki y Alicia—. Ellas son las personas que les hable aquella vez.
—¡Ohh! Entiendo —dijo Nazza comprendiendo todo.
—asi que hablas de nosotras Bell —dijo Alicia con una sonrisa juguetona avergonzando al conejo.
—y-yo y-yo.....
—no lo molestes Alicia, lo estás avergonzando —regaño Aki al ver a Bell sonrojado.
—pues bienvenidas a la farmacia azul ¿Se les ofrece algo? —pregunto pensado que venían a comprar pociones.
—no hemos venido a comprar, solo hemos venido a visitar a Bell —explica Alicia con una sonrisa como siempre en su rostro.
—con que ver a Bell —susurro viendo de reojo al albino el cual estaba sonrojado.
—si, hemos venido a darle una notic......
Antes de que Aki completará sus palabras una quinta persona llegó a la recepción.
—¿Nazza? ¿Bell? ¿Que sucede? —Miach al ver que ninguno de sus hijos llegó al comedor a almorzar decidió ir a ver qué era lo que sucedía.
—¡Kami-sama! —exclamo el albino viendo a su dios.
—¿Uh? ¿Ellas son clientes? —pregunto Miach viendo a las dos chicas las cuales seguían en el mismo lugar.
—se equivoca Miach-sama, ellas son las chicas de las que nos hablo Bell la vez pasada —explico Nazza la situación—. Han venido a visitar a Bell.
—¡Así que son ustedes! —dijo Miach con una sonrisa resplandeciente segando a los cuatro mortales que estaban allí—. Les agradezco mucho todo lo que han hecho por Bell, según lo que nos ha contado ustedes son muy especiales para él.
—¿Especiales? —dijeron las dos chicas al mismo tiempo observando al albino.
Obviamente este empezo a echar humo de las orejas al ver que su dios reveló información muy vergonzosa de él y al ser observado por ambas con expresiones sorprendidas lo hacía avergonzarse mucho más.
—no se queden ahí paradas ¿Vienen a visitar a Bell verdad? Adelante pasen, estábamos a punto de almorzar —invito Miach siendo un ser de luz como ya era costumbre.
—¿Eh? No quisiéramos ser una molestia —dijo Aki aún sorprendida por lo que escucho recién al igual que Alicia.
—no son ningúna molestia, vamos Nazza, preparemos el lugar donde comerán nuestras invitadas —dijo Miach entrando a la cocina siendo seguido por Nazza la cual tenía una pequeña sonrisa al ver la expresión de Bell.
Y otra vez los tres se quedaron solos en la entrada de la farmacia con ambas chicas observando fijamente al avergonzado albino.
—y-yo l-las llevaré al comedor —tartamudeo caminando hacia el comedor de la farmacia.
Mientras ambas chicas solo se observaron por unos segundos para después sonreír levemente y seguir al conejo hacia el comedor.
Por alguna razón escuchar la palabra "especiales" las hizo sentir feliz.
Tiempo después.
—gracias por la comida.
Ahora los cuatro mortales junto con el Dios ya se encontraban en el comedor almorzando mientras mantenían una plática agradable.
—les agradezco mucho que hayan ayudado a Bell, de verdad estoy muy agradecido —dijo el Dios a las dos chicas.
—no se preocupe Miach-sama, Bell es un buen amigo de nosotras así que es nuestro deber ayudarlo, aparte que es muy imprudente, quién sabe que hará si lo dejan solo en el calabozo —dijo Aki observando de reojo al nervioso albino.
—tienes razón, Bell es demasiado imprudente —dijo Nazza soltando un suspiro cansado—. Le he dicho miles de veces que me da igual si viene con pocas plantas medicinales, lo que me importa es que regrese sano y salvo.
—p-pero Nazza-san.....
—nada de peros Bell, si no hubiera sido por ellas hubieras muerto hace mucho tiempo en el calabozo —regaño la chica haciendo que Bell bajara la mirada avergonzado.
—no sean tan duras con él, si no hubiera sido por su imprudencia Aki y yo no lo hubiéramos conocido, algo bueno tenía que salir de todo eso —dijo la elfa con una cálida sonrisa disfrutando del almuerzo.
—Alicia tiene razón, creo que Bell es la única persona que no es de nuestra familia que es nuestro amigo —dijo Aki también con una sonrisa.
—jajaja, Bell es un chico muy agradable, es normal que sean amigos —dijo Miach feliz de que Bell haya conseguido dos buenas amigas.
—agradable y muy inocente para mí gusto —susurro Nazza con un poco de temor de que alguien intentará aprovecharse de esa amabilidad e inocencia de su querido pupilo.
—no te preocupes Nazza —dijo Aki al notar la preocupación de la chica—. Si alguien intenta aprovecharse de Bell nosotras aplastaremos a esa persona.
—ya lo hicimos una vez y lo haremos tantas veces como sean necesarias —susurro Alicia recordando al tipo que corto con sus espada días atras—. Espero que se haya muerto.
—p-podemos h-hablar de otra c-cosa que no s-sea de mi —pidio el albino rojo hasta las orejas.
—no —fue la respuesta simultánea de los cuatro.
Ante esa respuesta Bell bajo su mirada intentando concentrarse en su comida aunque la vergüenza de ser el centro de la plática no lo dejaba disfrutarla.
Un rato más tarde.
El almuerzo continúo con la plática de forma agradable que para desgracia de Bell el tema principal seguía siendo él.
—algo curioso es que a Bell le gusta abrazar su almohada cuando duerme —dijo Nazza evitando soltar una risa.
—¡¿En serio?! ¡Que tierno! —exclamo Alicia imaginándose la escena.
—bueno viniendo de Bell es posible —dijo Aki soltando una leve risita.
Mientras Bell estaba que se moría de la vergüenza por los secretos que contaba Nazza de él.
—matenme, matenme, matenme —se repetía una y otra vez en su mente.
—pobre Bell —penso Miach viendo a su pequeño hijo.
—la próxima vez toma una foto, me gustaría verlo —pidio Alicia juntando sus manos—. Lo pondré en un marco en mi habitación.
—claro, después de todo lo hace casi a diario —acepto Nazza.
—¡No! ¡Todo menos eso! —grito el albino al escuchar el plan de ambas.
—no seas malo Bell, solo será una foto ¿Tú vas a querer una Aki?,—pregunto la elfa viendo a su amiga.
—b-bueno, no me molestaría la verdad —susurro viendo hacia otro lado.
—bien, entonces que sean dos Nazza.
—entendido.
—¡¿Acaso me están escuchando?! —grito Bell desesperado.
—ya Bell, sabes que no lograrás nada —dijo Miach tomando el hombro del albino.
—p-pero Kami-sama....
—no te preocupes, yo estaré allí para evitar que te tome esa foto —tranquilizo con una sonrisa—. Ahora ayúdame a llevar los platos al lavado.
—si —susurro no muy convencido de la ayuda de su dios.
—dejenos ayudarle —dijo Aki empezando a ponerse de pie—. Es lo menos que podemos hacer después de almorzar gratis con ustedes.
—no se molesten, ustedes quédense aquí, Bell y yo lo haremos —se nego Miach llevando a su hijo a la cocina dejando a las tres chicas solas en el lugar.
Aki decepcionada volvió a sentarse otra vez en su asiento observando la puerta de la cocina.
—creo que nos pasamos con la broma —susurro Alicia soltando una leve risita al recordar lo avergonzado que se puso su amigo—. ¿Bell siempre se cree todas las bromas? —pregunto con curiosidad viendo a Nazza.
—si, desgraciadamente si. Cuando uno está bromeando piensa que están hablando enserio —dijo soltando un suspiro cansado—. Por eso es muy fácil de molestar para los demás.
—prácticamente Bell es un pequeño ratoncito en medio de muchos depredadores aquí en Orario —dijo Aki recordando lo que le querían hacer aquellos tipos a Bell días atrás.
—eso es lo que me preocupa —susurro Nazza—. Tengo miedo de que algún día alguien intenté aprovecharse de eso, ya sucedió una vez y no quiero que vuelva a pasar.
—¿Cómo que ya sucedió una vez? —pregunto Alicia curiosa al igual que Aki.
—un día unos aventureros en el calabozo le pidieron ayuda a Bell ya que venían siendo seguidos por unos mounstros y ellos estaban mal heridos —empezo a explicar recordando ese dia—. Bell siendo una persona bondadosa fue a su rescate pero......
—¿Pero?...
—uno de los tipos le rompió uno de los pies a Bell quitándole la movilidad —dijo sorprendiendo a ambas chicas—. Obviamente solo lo llamaron para utilizarlo como carnada para poder salir vivos de allí.
Ambas chicas solo pudieron contener su ira por lo dicho por Nazza queriendo tener a esos tipos frente a ellas para destrozarlos.
—por suerte unos aventureros de la familia Ganesha lo ayudaron antes de que se convirtiera en la comida de los mounstros, ese día me relato todo muy asustado no entendiendo por qué esos aventureros hicieron eso, a penas era su segundo día en la mazmorra —termino de explicar sintiéndose inútil por no poder ir junto con Bell a la mazmorra para poder ayudarlo.
—me sorprende que Bell siga siendo tan amable y bondadoso a pesar de todas las veces que lo han utilizado —dijo Aki apretando sus puños enojada.
—si las cosas siguen así ese Bell bondadosa desaparecerá —dijo Alicia con preocupación imaginándose a un Bell vengativo y lleno de odio.
—por eso se los pido—volvio a hablar Nazza inclinándose ante las dos chicas—. Puedo ver con claridad que ustedes aprecian mucho a Bell así que por favor, les pido que cuiden a Bell cada vez que puedan de todo aquel que le quiera hacer daño, se muy bien que el tiene que aprender a defenderse solo pero actualmente no es capaz de hacerlo así que por favor, cuiden de Bell, no sé que pasaría si llegara a perderlo, él es como un hermanito para mí —pidio reteniendo sus lágrimas al imaginarse que en algún futuro perdiera a Bell.
—no te preocupes Nazza —la cálida voz de Aki llegó a los oídos de la chica—. Aunque no nos lo hubieras dicho siempre sería nuestra intención cuidar a Bell.
—si, hasta que el sea lo suficientemente fuerte para poder cuidarse solo estaremos allí para él cuidandolo de todo aquel bastardo que le intente hacer daño —juro Alicia levantando levemente su espada.
—asi que no te preocupes Nazza, nosotras cuidaremos a Bell —termino de hablar Aki con una cálida sonrisa..
—gracias, muchas gracias —dijo Nazza levantando su rostro con una sonrisa de felicidad—. Me alegro mucho que Bell haya hecho unas amigas tan maravillosas como ustedes.
Ante ese comentario ambas chicas sonrieron avergonzadas.
—al contrario, nosotras nos sentimos afortunadas de haber conocido a un chico tan maravilloso como Bell —dijo Aki sin darse cuenta que cierto chico albino acababa de escuchar su comentario.
—¿Que? —dijo Bell sorprendido el cual acababa de salir de la cocina junto con su Dios.
Al escuchar la voz de Bell, Aki abrió sus ojos sorprendida.
Poco a poco un pequeño tinte rosa apareció en sus mejillas por haber dicho esas palabras frente a Bell.
—A-Akl-san, enserio pien.....
—tú no oíste eso —interrumpio Aki al albino.
—¿Eh? P-pero.....
—dije que no lo oíste —volvio a repetir con la mirada oscurecida.
—¡Entiendo! Yo no lo oí.
Mientras los demás solo observaban la escena con una pequeña sonrisa en sus rostros viendo cómo Aki intentaba ocultar su sonrojo con una mirada enojada de un asustado y sorprendido Bell.
—si, Bell es un chico maravilloso —penso Alicia con una pequeña sonrisa observando como Bell se volvía a sentar en la mesa aún avergonzado por haber escuchado el comentario de Aki—. Muy maravilloso.
Y así estuvieron los cinco un rato más en el comedor platicando sobre cualquier tema al azar dónde la mayoría se trataba de Bell para vergüenza de este.
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Tiempo después.
Después de un agradable almuerzo y plática ambas chicas ya se encontraban en la entrada de la farmacia azul despidiéndose de su amigo.
—muchas gracias por el almuerzo, estuvo delicioso —agradecio Aki con una sonrisa satisfecha al igual que Alicia—. Fue muy agradable pasar tiempo con tú familia.
—n-no es n-nada, pueden venir a comer con nosotros cada vez que quieran —dijo avergonzado—. A-aunque la próxima v-vez hablemos de otra cosa.
—¿Porque? ¿Acaso te avergüenza que hablemos de ti? —pregunto la elfa con una sonrisa burlona.
—ya dejémoslo en paz Alicia, ya lo molestamos mucho en el almuerzo —dijo Aki con gracia al ver que el conejo se empezaba a sonrojar.
—b-bueno e-entonces adiós, tengo que seguir atendiendo la farmacia —se despidió el albino a punto de entrar a su sede pero la mano de Aki lo detuvo.
—antes de que te vayas te voy a decir la razón principal por la que venimos a tu sede —dijo la gata captando la atención de Bell—. A partir de mañana tendrás un entrenamiento con nosotras en la muralla.
—¿Entrenamiento?.
—si y no puedes negarte —advirtio la elfa—. Vamos a enseñarte como ser un mejor peleador con tu daga y otras armas.
—¡¿Enserio?! —exclamo el albino sorprendido y emocionado por aprender de dos grandes aventureras.
—aun no te emociones que será hasta mañana, aparte que no seremos blandas solo porque seas tú, seremos estrictas —dijo la gata con una mirada severa.
—s-si —acepto Bell intentando poner un rostro serio pero su mirada inocente lo hacía ver tierno para ambas chicas.
—me voy a morir de diabetes —susurro Alicia viendo a otra dirección que no sea Bell.
—b-bueno, entonces a partir de mañana a las ocho de la mañana comienza tú entrenamiento, espero no faltes —informo Aki dando media vuelta junto con Alicia.
—no se preocupen, allí estaré ¡Muchas gracias! —agradecio el albino inclinándose a 90°.
—¡Adiós Bell, cuídate! —se despidio la elfa agitando su mano.
—adios Bell —se despido Aki agitando suavemente su mano.
—¡Adiós, nos vemos mañana! —exclamo el albino con una gran sonrisa para después entrar a la farmacia para seguir trabajando.
Así ambas chicas después de despedirse de su amigo continuaron su camino hacia la mansión crepúsculo, probablemente a hacer un plan de entrenamiento para él.
Su camino a su hogar fue en silencio ya que ambas tenían en la mente solo una cosa la cual no las había dejado en paz desde que llegaron a la farmacia.
"Según lo que nos ha contado ustedes son muy especiales para él".
Las palabras que dijo el Dios Miach sobre lo que pensaba Bell sobre ellas se repetían una y otra vez en la mente de ellas
—somos especiales para él —susurro Alicia observando el suelo por el que caminaba.
—s-si.....
Alicia al escuchar a su amiga tartamudear levanto su mirada para verla.
—¿Porque estás sonrojada? —pregunto con burla a su amiga.
—y-yo no e-estoy sonrojada —nego rápidamente nerviosa—. A-aparte que tú también estás sonrojada.
—e-estas equivocada, e-este es mi color natural de piel —se defendió la elfa nerviosa viendo hacia otro lado.
—si como no, esa ni tú te la crees —dijo cruzandose de brazos—. Mejor apresuremos el paso, tenemos que preparar el plan de entrenamiento.
—tienes razón, mañana Bell se va a sorprender de la gran maestra que soy —dijo con orgullo queriendo impresionar al albino.
—comparada conmigo dudo que le enseñes la gran cosa —dijo Aki conteniendo su risa.
—¿Perdón? —pregunto ofendida—. Te recuerdo que antes de empezar a usar una espada mi arma principal era la daga, arma la cual es la favorita de Bell, dudo mucho que tú seas mejor en ese aspecto que yo.
—¿Quieres apostar? —pregunto con una mirada retadora—. La primera que Bell elogié por su entrenamiento será la ganadora ¿Que dices?.
—me parece perfecto —dijo dando un apretón de manos con la gata—. La perdedora tendrá que lavar la ropa de la otra por una semana.
—¡Hecho!.
Mientras ambas hacian su apuesta sobre el entrenamiento de mañana un Bell muy emocionado se encontraba atendiendo la farmacia mientras era observado por su dios y capitana
—¿Que le sucede? —pregunto Miach observando al albino con un aura llena de felicidad alrededor de él.
—no se, desde que se despidió de ellas dos ha estado así —susurro Nazza observando a su pupilo—. No me extrañaría que en un futuro se enamorara de una de ellas dos.
—tienes razón, probablemente sea de esa chica Alicia —dio su teoría el Dios.
—¿Está loco? Es obvio que se enamorara de Aki —dijo Nazza con el ceño fruncido.
—¿Ah? ¿Quieres apostar? —pregunto Miach de forma retadora.
—me parece bien Miach-sama, si pierde tendrá que dejar de coquetear con cada mujer que se cruza.
—pero si yo no coqueteo con nadie —se defendió el Dios sin comprender muy bien a qué se refería su hija.
—siempre es lo mismo, siempre se hace el inocente —susurro Nazza enojada.
Mientras ambos discutían Bell observaba ansioso la entrada de la farmacia.
—ya quiero que sea mañana —penso con emoción—. ¿Me preguntó que clase de entrenamiento haremos?.
Y con un sentimiento de emoción Bell siguió atendiendo la farmacia aunque desgraciadamente solo tuvo dos clientes en lo que restaba del día aunque está vez no se sintió deprimido por la emoción que tenía por el entrenamiento.
===Fin del capítulo===
Bueno aquí termina el capítulo de hoy espero que les haya gustado si es así voten y comenten que les pareció ya que eso me motiva a seguir escribiendo.
Antes de irme quiero hacer una pregunta absurda.
¿Si una elfa tiene un hijo con un beastman el hijo tendrá orejas de elfo o de lobo? Preguntas estúpidas.
Sin más que decir me despido adiós cuidense y no tomen drogas.
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