La ruptura fue tan mala como todas predijeron.

A decir verdad, fue mucho peor.

Para cada una de nosotras fue distinto, aun cuando sufrimos de la misma maldición.

Nos perdemos y nos encontramos. Reímos y lloramos. Caemos y nos levantamos.

Es difícil restaurar un corazón roto, pero el tiempo es un aliado inesperado y nuestra familia es un pilar sólido de espíritus endurecidos.

Nos mantendremos fuertes la una a la otra. Ahora y para siempre.

~ B. Sinclair.

Memoria extraída del libro familiar de corazones rotos.