Capítulo 2
Era un nuevo día en la academia de Tristain, la peli rosa seguía descansando hasta que se escuchan las cortinas abrirse y la luz del sol iluminó el rostro de la chica.
Oye, ya es de día, despierta. – la peli rosa abre los ojos aunque se le notaba el sueño evidente.
Louise: ¿Eh? – se frota los ojos y mira a la sombra. - ¿Quién eres tú? – la sombra se revela.
Kenichi: ¿Tan rápido y ya te olvidaste de mí? – deja el uniforme en su cama. – Ya levántate.
Louise: Ah, eres mi familiar. - frota nuevamente los ojos.
Kenichi: Sí y tu mal sueño se acabó. – ella se sienta y se lava el rostro, ella nota por el espejo al pelirrojo cambiarse de prendas superiores, pero notó que los brazaletes no se los quitaba en ningún momento, claro, no se dio cuenta que él no los tenía puesto cuando se durmió.
Louise: Toalla. – el pelirrojo le deja uno en la mesa. – Ya sabes qué hacer.
Kenichi: ¿Qué' ¿Tengo que limpiarte?
Louise: Como eres un plebeyo y mi sirviente, esas responsabilidades son tuyas ahora. – el pelirrojo cierra los ojos y seca el rostro de la peli rosa. – Uniforme. – el pelirrojo rueda los ojos.
Kenichi: (Dieciséis años y quiere que alguien la vista?) – le retira la vestimenta para dormir y le coloca el uniforme sin excepción, aunque bueno, no mostró ningún signo erótico, ni le importaba.
Louise: ¿Ya está?
Kenichi: Ahí lo tienes. – le entrega la varita.
Louise: Vamos a desayunar entonces. – el pelirrojo la sigue mientras seguía analizando el material de la academia.
Ambos ingresan al gran comedor, múltiples estudiantes estaban reunidos y todos miraban a los recién llegados, Louise entraba con los ojos cerrados, aparentando arrogancia mientras que el pelirrojo tenía una mirada seria.
¿La razón por la que lo miraban?
Simple, era la primera vez que alguien invocaba a un plebeyo y claro, todos decían que la Cero era tan débil y patética que invocó a un humano en lugar de un monstruo poderoso, alguien simple que un ser que la ayude en más cosas.
...
Qué equivocados estaban.
Kenichi: Sí que tienen mucho que comer. – ve a la peli rosa acercarse pero no mueve la silla. - (¿En serio?) - Toma la silla y hace que la peli rosa se siente.
Louise: Deberías estar agradecido, normalmente los familiares comen afuera. – señala un plato en el suelo., el pelirrojo mira y le salió un tic.
Kenichi: (Un pan y agua...) – toma el pan. – (Encima duro...) – se levanta de forma brusca. – Tienes razón, mejor me largo. – deja la comida y se dirige a la salida, su malhumor volvió y no iba a desquitarse o armar un problema.
Louise: ¡Oye, espera! – la peli negra quien estaba apoyada en una columna veía al pelirrojo ignorar los gritos de la peli rosa. - ¡Malagradecido! – el pelirrojo se detiene, se acerca, toma el pan y se lo come de un bocado y bebe de su vaso.
Kenichi: Gracias por esta comida. – nuevamente se dirige a la salida mientras que Louise se enojaba más.
Jennifer: (Yare yare daze, esta mocosa me dará más problemas de lo que tenía pensado. ¿Cómo se le ocurre entregarle pan duro y agua?) – el pelirrojo se retira de ahí bajo los murmullos de los demás.
El pelirrojo se queda en el patio, los familiares lo miraron pasar en medio de todos, sin sorprenderse, sin asustarse, sin salir corriendo, sólo mostraba una expresión enojada para luego sacar un cigarro, encenderlo y sentarse debajo de un árbol.
Kenichi: (Lo que tengo que aguantar por obtener información.) – mira el cielo. – (Ojalá dure por poco tiempo.)
Disculpa, usted es el familiar de la señorita Valiere ¿Verdad? – el pelirrojo gira y ve a una peli negra con uniforme de sirvienta.
Kenichi: Lo soy ¿Tengo algún recado por parte de ella?
No, para nada. – responde con una sonrisa. – Me llamo Siesta ¿Podría acompañarme por favor? Estoy segura que tendrá mucha hambre.
Kenichi: No se preocupe, ya comí algo.
Siesta: Sí, pero le daremos más que un pan y agua, yo insisto. – el pelirrojo la mira por unos segundos, no parecía mostrar ningún signo de hostilidad y no dejaría que su estómago lo ponga en ridículo.
Kenichi: De acuerdo, guíame el camino. – ella sonríe y se van a un edificio mientras que el pelirrojo le sigue los pasos, lejos de ahí, estaba Jennifer con los brazos cruzados mientras cerraba los ojos y volvía al comedor.
El pelirrojo llega a una sala en dónde había varios cocineros, todos estaban concentrados hasta que ven al recién llegado.
Siesta: Ponte cómodo, en un rato vuelvo.
El pelirrojo se sienta mientras veía como los demás seguían con su trabajo, al menos no era tan llamativo aquí.
En eso múltiples platos se colocan en la mesa, el pelirrojo quedó asombrado, supuso que eran las sobras pero ¿Tanto se dejaban? Estos "nobles" empezaban a dar una mala imagen.
Siesta: No te preocupes por nosotros, ya hemos desayunado pero me imagino que debe tener mucha hambre. - hace un ademán. - Come todo lo que gustes.
El pelirrojo miro a la chica y luego a los demás, no parecían molestarse o nada de eso, más bien estaban alegres.
El pelirrojo toma un trozo de carne y lo muerde, sus ojos se agrandan y da otro bocado.
Kenichi: (¿Qu-Qué es esto?) - toma un pan crujiente y acompaña con más comida. - (El sabor es jodidamente bueno. ¿En serio se comen esto los nobles?)
Un plato....otro plato y otro más, los cocineros pasaron de alegres a shockeados porque ya era el vigésimo plato que comía el pelirrojo y no parecía detenerse.
Kenichi: Esto está.... - toma una pierna de pollo. - delicioso... - bebe un poco de café. - todo es tan jugoso y sabroso...
Toma un pan y lo acompaña con la mantequilla, otro trozo lo acompaña con un tronzo de cerdo que había y a pesar de eso, seguía comiendo.
Siesta: Me alegra que te guste, aunque lamentamos que sean las sobras. - el pelirrojo abre los ojos, se había atorado al escuchar eso. - Ay...disculpa. - ella se acerca a ayudarlo.
Kenichi: ¿Estas son las sobras? Está tan delicioso que creí que también desayunaban así.
Siesta; De hecho sí, pero tenemos que tenerlo listo y bien presentado aunque nos quede muchas piezas, a ellos no les gusta.
Kenichi: Pues se pierden de estos manjares por ser tan "selectos".
¡Jajajajajajaja! - un cocinero le da una palmada en la espalda, resultando ser el jefe.. - ¡Me caes bien chico! En efecto, ellos no aprecian el esfuerzo y lamentablemente no parece afectarles.
Kenichi: Seguro, como ellos vienen de la cuna de plata y lo tienen todo, no tienen idea de su entorno o lo que les falta a otros.
Tienes agallas chico. Te llamas Kenichi ¿Verdad? Siéntete libre de venir cuando quieras, siempre habrá un lugar donde comer. - el pelirrojo toma más café.
Kenichi: Agradezco sus palabras, aunque tengo una pregunta.
¿El porqué de esto? Bueno, fue a pedido de la Reina de la academia de Tristain, Jennifer Kujo, es la única señorita que le tenemos respeto.
Kenichi: Jennifer ¿Eh? - cierra los ojos. - (Supongo que te debo una.)
El pelirrojo terminó de comer y luego de dar las gracias, se retira del lugar, su ánimo había subido aunque no duraría por mucho.
Después de haber llevado la ropa limpia a la habitación, Louise lo había llamado, como era el primer día, no había clase para los de segundo pero en lugar de eso, tenían que fortalecer lazos con sus familiares.
Louise: Me sorprende que no hayas reaccionado con tantas criaturas.
Kenichi: La verdad no, ya he visto muchas cosas más locas antes. - dijo relajado. - Aunque un gato habrías preferido.
Louise: Mejor dejemos ese tema de lado ¿Quieres?
Kenichi: Si si. - en eso una salamandra con una llama en la cola se cruza en su camino.
Louise: Eso es.
Oh, eres tú Louise. - la peli rosa frunció el ceño. - ¿Qué te parece mi salamandra de fuego?
Louise: Presumida.
Oh, pero encaja bien conmigo, yo, Kirche Zerbst, de la llama de la pasión. - dijo la pelirroja mientras resaltaba su busto.
Kenichi: (Ya me olvidaba de esto.) - mira a la salamandra.
Kirche: Lo que me sorprende es que tú familiar no ha huido otra vez, después del incidente de la mañana.
Louise: Eso ya pasó, además no se irá, es mi familiar. - el pelirrojo toca la llama sin soltar un grito.
Kirche: Pues veamos cuánto te dura. - mira al pelirrojo. - Vaya, no te da miedo.
Kenichi: No le veo de aterrador. / (Se parece a Charmander pero menos lindo...)
Kirche: Bueno, me retiro, mejore mis lazos con mi querido Flame, suerte La Cero. Fufufu. - se va de ahí mientras que la peli rosa tenía una vena.
Louise: ¡Grrrr! ¡Esa Zerbst es una molestia! - mira al pelirrojo. - ¡Tráeme una taza de té!
Kenichi: Tampoco es para que desquites conmigo. - se va de ahí sin tomar en cuenta lo que pidió.
El pelirrojo veía cómo los estudiantes sabían más de su compañero, aunque terminó chocando con una chica, antes de que ella caiga, logra tomarla del brazo y con la otra mano, atrapa la bandeja.
Gracias. - el pelirrojo le entrega la bandeja.
Kenichi: Perdón Siesta, me distraje.
Siesta: Para nada, fue mi culpa por no fijarme.
Kenichi: Son muchas cosas, puedo ayudarte, cuenta como pago por lo del almuerzo.
Siesta: Muchas gracias. - le entrega un plato con un pastel. - ¿Podrías entregar esto a ese estudiante? - el pelirrojo nota al rubio con una rosa, hablando con sus amigos.
Kenichi: Si seguro. - toma el plato y se acerca a la mesa, aunque en el trayecto escuchaba su conversación.
¿En serio estás saliendo con Montmorency? – dijo uno de los chicos.
Vamos, responde Guiche. – dijo el gordito del grupo.
Guiche: No, claro que no. – dijo con soberbia.
Entonces ¿Con quién sales?
Guiche: Je, ¿Salir? Yo sostengo que ninguna mujer cabe en esa relación especial, después de todo, una bella rosa florece por el gusto de las bellas damas.
Kenichi: (Vaya forma de excusarse de que quiere salir con todas.) - entrega el pastel, pero antes de retirarse, nota una botella en el suelo, supuso que era uno de ellos así que lo deja en la mesa.
Un momento ¿Esa no es una fragancia? – dijo el gordito. – Espera, sólo Montmorency hace esos perfumes.
Eh ¿Acaso Montmorency y tú son...? – el rubio se pone pálido y le entrega la botella al pelirrojo.
Guiche: Oh no, solo hice un pedido especial ya que él tiene una mujer a quien darle la botella. – el pelirrojo simplemente le devuelve y se va de ahí.
Kenichi: Aprende a mentir mejor.
Guiche: O-Oye, no seas malagradecido sirviente, tú me pediste eso. – pero al reconocer el rostro, quedó pálido ya que era el pelirrojo.
Oye, es el familiar que la Cero invocó ayer. – dijo el estudiante.
Entonces la botella es tuya Guiche. – dijo el gordito, dejando al rubio en jaque.
Guiche: No, escuchen por favor, digo esto por el bien de su reputación pero... - el pelirrojo da media vuelta pero nota a una chica castaña pasar al lado de él y ponerse a unos centímetros del rubio.
Guiche-sama.... – la voz tenía dolor, sus ojos amenazaban con derramar lágrimas. – Y-Ya sabía que usted y la señorita Montmorency estaban juntos....
Guiche: ¡No, Katie! – se levanta asustado. - ¡Estás malinterpretando las cosas! – toma las manos de la castaña- ¡Escucha Katie, la única persona que tengo en mi corazón eres t...! – no terminó de hablar ya que recibió una fuerte bofetada, dejando a sus compañeros con una expresión de dolor.
Kenichi: (Mujeriego fracasado.) – toma la bandeja y procede a retirarse mientras que detrás de él se desataba el infierno.
Katie: ¡Este perfume es la evidencia! ¡Usted, tonto infiel! ¡Adiós! – sale corriendo de ahí mientras derramaba lágrimas.
El pelirrojo quedó con un ojo abierto y nota a una rubia con el cabello ondulado quien se acercaba al grupo de chicos, para ser específicos, a Guiche, Kenichi simplemente siguió avanzando, el mismo rubio acaba de cavar su tumba.
Guiche: Mon-Montmorency...puedo explicarlo. Todo esto es realmente un malentendido. – pero la rubia lo hace caer al suelo simplemente con esa mirada enojada.
Montmorency: Mis sospechas al final fueron acertadas ¡COQUETEASTE CON ESA CHICA DE PRIMER AÑO!
Guiche: ¡Po-Por favor, Montmorency la Fragancia, no arrugues tu rostro de esa manera! – moviendo su rosa mientras trataba de calmar su ira. – A mí me entristece verte de esa manera. – pero su jugada no funcionó ya que la rubia tomó la botella de vino que estaba en la mesa y lo derrama todo en su cabeza.
Montmorency: ¡MENTIROSO MUJERIEGO! – da media vuelta y se va, a estas alturas todos miraban la escena, cómo el rubio fue puesto en ridículo, pero a pesar de todo, toma un pañuelo y se limpia el vino del rostro.
Guiche: Parece que estas señoritas no comprenden el sentido de la existencia de una rosa.
El rubio termina de limpiarse la cabeza y mira al "responsable", él se levanta y levanta la voz.
Guiche: Tú, sirviente. Alto ahí. – el pelirrojo no le hace caso y sigue avanzando. - ¡Oye pelirrojo, te estoy hablando!
Kenichi: Creí que dijiste sirviente, por lo que no te hice caso. – da media vuelta y mira al rubio. - ¿Qué es lo que quieres?
Guiche: Tú, insensato. – lo señala con la rosa. – Gracias a lo que hiciste, la reputación de esas dos bellas señoritas fue perjudicada. Debes responsabilizarte por eso.
Kenichi: ¿Eh? ¿De qué tonterías hablas? En ningún momento recuerdo haberte dicho que anduvieras con dos mujeres al mismo tiempo y tener el descaro de mentirles. – respondió con una mirada enojada.
De hecho, él tiene razón, la cupla fue tuya Guiche. – dijo el gordito, siendo respaldado por su compañero.
Guiche: Escucha plebeyo, debiste seguirme la corriente. – tenía un tic en la ceja mientras elevaba la voz. – Cuando yo te entregué esa botella, pretendía que no sabía nada ¿Acaso era mucho pedir? ¿No te bastaba con dejarla en el suelo?
Kenichi: No dijiste "por favor", además, no es algo que me interese. – sigue con su caminata.
Guiche: Serás.... – aprieta los puños, levanta su brazo y le apunta con la rosa. – Escúchame plebeyo de Louise. Pasaré por alto por lo que hiciste el día de hoy si te inclinas ante mí y pides disculpas. Agradece que no te haré nada.
Kenichi: ¿Y si mejor molestas con tus rosas a otro lado? – todos quedaron en shock mientras que el pelirrojo volteaba. – No tengo intención de pedirte perdón por un error que tú mismo cometiste.
Guiche: Se nota que no tienes idea de respetar a un noble y tratarlo con respeto como se lo merece.
Kenichi: Oh, a mí sí me enseñaron modales, me enseñaron valores, me enseñaron principios, además el respeto es quien se lo merece. No a la gente patética como tú. – el rubio mostraba signos de enojo pero lo disimula con una sonrisa.
Guiche: Entonces, déjame darte unas lecciones. – se acomoda el cabello. – Plebeyo, te reto un duelo, será la manera perfecta para liberar el estrés.
Kenichi: ¿Me estás retando un duelo? – gira su cabeza mientras su mirada se afilaba.
Guiche: Así es, más te vale que no salgas corriendo con el rabo entre las piernas, plebeyo. – da media vuelta y procede a caminar. – Aunque no será aquí, no quiero manchar este lugar con sangre sucia, te esperaré en el patio Vestri en unos minutos, ojalá no huyas. – todos se levantaron y se dirigen al patio.
El pelirrojo dio un suspiro y le devuelve la bandeja a Siesta quien tenía una expresión de miedo, para ella era algo común, porque un plebeyo caería ante un noble en este caso y el temblor en su cuerpo era evidente.
Kenichi: ¿Estás bien?
Siesta: Es-Está en peligro mortal...
Kenichi: ¿A qué te refieres?
Siesta: Un plebeyo...no puede desafiar a un noble... - retrocede por el miedo. – Aquel que lo haga...sentirá su ira...Lo siento... - ella sale corriendo asustada mientras que el pelirrojo asimilaba lo que dijo.
Kenichi: (Tal parece que están tan sumisos y si se defienden de un "noble", sufrirán gravemente.) – no se sorprendía por la actitud, ellos parece que se acostumbraron mediante el miedo.
Louise: ¡Oye! ¡¿Qué crees que estás haciendo?! – se acercó con el ceño fruncido. - ¡¿Cómo se te ocurre desafiar a un noble?!
Kenichi: ¿Eh? ¿De qué hablas? Fue el mujeriego quien me retó.
Louise: Eso es lo de menos. Ve y discúlpate. Estás a tiempo para evitar una paliza.
Kenichi: Qué poca fe tienes en tu familiar.
Louise: ¡No es poca fe! ¡TODOS LOS QUE ENFRENTAN A UN NOBLE TERMINAN PERDIENDO!
Kenichi: Sí, se nota tu confianza. - mira al estudiante gordito. – Oye ¿En dónde es ese llamado patio Vestri?
Es por aquí plebeyo. – camina y el pelirrojo lo sigue.
Louise: ¡Detente ahí! – no hubo resultado y el pelirrojo se alejaba más. - ¡UY! ¡Qué familiar tan grosero y necio.
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La peli negra estaba acompañando a Colbert, la peli negra le entregó una imagen con las runas exactas que tenía la mano del pelirrojo y lo estuvo estudiando y encontró algo en un libro, por lo que ambos fueron con Osmond para que lo observe.
Colbert: ¡Director! ¡Tiene que ver esto!
Osmond: ¿Qué sucede Colbert, señorita Kujo?
Jennifer: Pues el profesor encontró información con respecto a las runas del chico Uzumaki.
Osmond: Oh, el joven que invocó la señorita Valière. – fuma su pipa. - ¿Qué fue lo que encontraste?
Colbert: Estas runas, sabía que las había visto antes y no me equivoqué. – señala una página del libro. – Esto es... - el momento fue interrumpido porque una mujer peli verde ingresa.
Director Osmond, profesor Colbert, tengo noticias urgentes. – todos ven a la recién llegada.
Osmond: Oh, señorita Longeville ¿Qué sucede?
Longeville: Resulta que los estudiantes se están reuniendo en el patio Vestri, tal parece que habrá un enfrentamiento.
Colbert: ¿Un enfrentamiento? – deja el libro en el escritorio. - ¿Quiénes son los alborotadores?
Longeville: Uno de ellos es el hijo de la familia Gramont.
Osmond: Guiche ¿Eh? Siempre queriendo flirtear con cualquier mujer. ¿Y quién es el otro?
Longeville: Según dicen, es un muchacho pelirrojo con puntas negras. – se acomoda los lentes. – No es de ninguna familia noble.
Jessica: Debe ser el recién llegado, Kenichi. – se frota la sien. – Yare yare daze, segundo día y me da más problemas.
Longeville: ¿Solicito la campana del sueño?
Osmond: No hará falta. – se dirige a la ventana con el libro. – No necesitamos usar esa herramienta.
Colbert: Director...
Osmond: Sin embargo, si se sale de control, entonces podrás usarlo a mi señal. – la señorita asiente y se retira.
Jennifer: La verdad, no será necesario. – cruza los brazos. – Lo que me pregunto es ¿Cuánto tiempo le tomará?
Osmond: ¿Tiempo? Sí que lo conoces bien.
Jennifer: No del todo, pero sí lo suficiente. – dijo mientras se colocaba en una de las ventanas.
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El pelirrojo había pasado los arcos, los estudiantes lo miraron con burla, como si estuviera loco, por el hecho de que el plebeyo aceptara el reto.
Louise: ¡KENICHI, DETÉN ESTA LOCURA, ES UNA ORDEN!
Kenichi: No acostumbro a seguir órdenes. – se coloca frente al rubio, enojando más a la peli rosa.
Guiche: La verdad me tienes sorprendido, creí que estarías huyendo. – se acomoda la camisa. - ¿O será que te vas a disculpar?
Kenichi: ¿Por qué debería disculparme por algo que tú mismo ocasionaste?
https://youtu.be/byeKCqqThIk
Guiche: Necio hasta el final, como quieras, pensaba darte una última oportunidad. - agita su rosa. – Como aceptaste un duelo. – un pétalo cae en el suelo y comienza a brillar. – Y yo, Guiche de Gramont, conocido como Guiche el Bronce, te daré una lección, plebeyo y mi valquiria se hará cargo de eso.
El pelirrojo observó cómo el pétalo desapareció y en lugar de eso, una armadura con un aspecto femenino, portaba una lanza y lo movió con agilidad, haciendo que levante una ceja.
Kenichi: Se mueve muy rápido a pesar de ser de ese material. – mira a Guiche. - ¿Con eso vas a pelear?
Guiche: No creerás que ensuciaré mis manos con una persona como tú. – dijo con arrogancia.
Kenichi: Entonces no es un duelo.
Guiche: ¿Qué dices? – empezaba a enojarse.
Kenichi: Un duelo es un enfrentamiento entre dos personas. Intercambian ataques y el que queda en pie gana. – lleva su mano al bolsillo. – Si vas a usar eso, entonces no es considerado un duelo.
Guiche: Haré que te tragues esas palabras. – iba a atacar pero nota al pelirrojo sacar una caja, de su contenido toma un cigarro y lo enciende. - ¿Qué estás haciendo?
Kenichi: Te daré algo de ventaja. – da una bocanada de humo. – Estos cigarros toman 5 minutos en ser consumido. En ese tiempo... - lleva su mano a los bolsillos. – No voy a atacar, podrás lanzarme todo ataque que quieras y sólo me defenderé y esquivaré. Sin embargo, si pasa ese tiempo, procederé a atacar.
Guiche: Ja, no seas engreído, tan sólo me tomará treinta segundos en acabar contigo, miserable plebeyo. – sonríe. – Pero acepto el trato, si pierdes, serás mi esclavo por un mes entero y si pierdo, obedeceré diez órdenes que me digas.
Louise: ¡NO LO HAGAS! – gritó entre miedo y desesperación.
Kenichi: Me parece bien. – la valquiria se lanza al ataque y estaba a punto de darle un golpe en el abdomen, sin embargo, el pelirrojo se hace a un lado.
La valquiria sigue atacando mientras que el pelirrojo simplemente esquiva, estocada, tajo, golpes bajos, no sirvieron de nada, un golpe, una patada, tampoco funcionó.
Kenichi: ¿No que treinta segundos? – dijo con frialdad mientras que el rubio sonríe.
Guiche: Apenas es el inicio. – gira su rosa nuevamente y cae otro pétalo, generando la misma armadura.
Kenichi: ¿Aumentando la dificultad? – sigue esquivando los ataques, saltos, giros, evitaba los ataques de las valquirias.
Segundo minuto, Guiche empezaba a perder la paciencia y crea otra valquiria más, con tres en el campo, el pelirrojo pasó de esquivar a defenderse, aunque únicamente usaba las piernas y bloquea con precisión los golpes y lanzas.
Guiche: (¿Cómo es posible que pueda bloquearlas sin expresar dolor?) – nota al pelirrojo con su cigarro, aspirándolo como si nada. – (Encima se burla de mí. ¡Maldito!)
Tercer minuto, el rubio estaba perdiendo la paciencia y crea otra valquiria, sin embargo, el pelirrojo seguía con sus movimientos de defensa y evasión.
Cuarto minuto, hasta los estudiantes comenzaban a dar crédito por esos, con cinco valquirias, cualquiera se habría rendido debido a lo fuertes que son, sin embargo, el pelirrojo seguía con esa actitud.
Quedan treinta segundos, Guiche había perdido la poca paciencia que le quedaba, ahora había sacado diez valquirias, su máxima cantidad, sin embargo no daba crédito, todas las lanzas habían atacado al mismo punto, pero el pelirrojo estaba por encima de todas.
Diez segundos, todos tenían acorralados al pelirrojo pero no mostraba indicios de tener miedo o darse por vencido.
Guiche: ¡ESTÁS ACABADO!
Cinco....
Cuatro...
Tres...
Dos...
Uno...
El pelirrojo escupe el cigarro contra la valquiria que iba a la delantera para luego acercarse.
Kenichi: Time over. – conecta una fuerte patada en el cuello de la valquiria y lo lanza cerca de los demás alumnos y con la lanza que soltó, le da una patada en la parte sin punta directo a su pecho, acabando con la primera.
Guiche: ¿Qué? – el pelirrojo simplemente extiende su dedo en señal siga atacando, enojando al rubio. - ¡Ya verás plebeyo!
Cinco valquirias lo rodean y se lanzan con una estocada al unísono, pero el pelirrojo hace lo mismo, pero esta vez coloca la mano sobre las armas para girar y conectar patadas rápidas en las armaduras.
Guiche: ¿Cómo es posible? – nota 5 patadas en cada una de las caídas, los demás estaban sorprendidos, Louise no daba crédito de lo que estaba pasando, hasta Siesta, quien estaba oculta, veía tal destreza.
Kenichi: Si dependes de estas cosas, entonces no durarás nada. – Guiche se enojó y arroja su pétalo, generando una espada.
Guiche: Ya tuve suficiente, pelearemos con armas. Pero si quieres acabar con esto, entonces arrodíllate y discúlpate.
Kenichi: Sigues con eso. – mira la espada. – No es un modelo que me guste, pero si eso quieres. – iba a tomar la empuñadura pero Louise lo toma de la mano.
Louise: No...todo menos eso...
Kenichi: ¿De qué hablas niña?
Louise: ¡Si usas esa arma estás dispuesto a morir! ¡Has demostrado ser alguien con destreza, pero te matará si sigues así!
Kenichi: Lección uno niña. Quienes abandonan la esperanza y no quieren pelear, sólo les espera la muerte. ¿Acaso es lo que esperas? – mira a la peli rosa quien se quedó sin habla. – Renuncias a la idea de que salga ganando.
Louise: ¿Qué?
Kenichi: ¿No escuchas? Estoy seguro que como maga, tienes tu orgullo y estoy seguro que estás preparada para morir en un enfrentamiento.. – gira de nuevo su mirada hacia Guiche. – Pero como ya renunciaste a la idea de ganar antes de pelear, eso equivale a perder sin pelear. Y es por esa razón que no le haría caso a una perdedora como tú.
Esas palabras llegaron a la peli rosa como un golpe de aire, un golpe de realidad, era cierto, ella asumió una derrota por el simple hecho de que él era un plebeyo, renunciando a la idea de que él salga como el vencedor.
Kenichi: Además.... – toma la empuñadura. – ¡Yo no me arrodillaré ante alguien tan patético como él! – arranca la espada y le apunta al rubio.
En eso, su mano izquierda comienza a brillar, el pelirrojo dirige su mirada hacia las runas, la causa de ese brillo.
Kenichi: (¿Y esto?) – Guiche, con su vara, se lanza al ataque, esa rosa se convirtió en una espada y trata de cortarlo, pero el pelirrojo desaparece de su vista.
Todos ven unos pies frenando con fuerza, siendo el pelirrojo el responsable, aunque él mismo estaba sorprendido.
Kenichi: (Creí que había eludido con simpleza.) – nota las valquirias acercarse a él a gran velocidad, pero el pelirrojo desaparece de la vista de las invocaciones Guiche miraba por todos lados.
Guiche: ¡Deja de jugar conmigo!
Kenichi: Tú eres el que estás jugando. – le da una patada en la espalda, mandándolo contra las valquirias., el rubio recibe un golpe de la embestida ya que ellas se dirigían contra el Uzumaki y claro, Guiche estaba en su camino.
Kenichi nuevamente fue rodeado pero ni le preocupó, su cabello cubrió su mirada y levanta su arma.
Kenichi: Ryūkansen... – da un giro veloz y sólo se ve una línea en horizontal, tomando la forma de un círculo.
Al momento de frenar, las cabezas de las valquirias terminan rodando, Guiche quedó con terror ya que apenas vió que el pelirrojo flexionó sus piernas un poco y de ahí sus invocaciones fueron destruidas, al igual que los demás.
Guiche: ¿Có-Cómo es posible? – nota al pelirrojo levantarse y le lanzó una mirada desafiante.
Kenichi: ¿Vas a atacar? – el rubio lo mira. – Si tienes un arma en las manos, significa que estás dando tu vida.
Guiche: ¡ARGHHHHHH! – se lana de forma desesperada contra el pelirrojo quien no tenía intenciones de moverse, en lugar de eso, apunta su espada en el suelo y golpea las manos del rubio de forma ascendente con la empuñadura, haciendo que suelte su arma. - ¡NO!
La rosa queda a varios pasos de él, dejando desarmado a Guiche, el rubio nota al pelirrojo caminar con calma mientras levantaba la espada.
Guiche: ¡Espera! ¡Espera! ¡Ya quedó en claro quién es el que manda! ¡Tú ganas! – retrocedía del miedo y los estudiantes se hacían a un lado con miedo, estuvo haciendo eso hasta chocar con una pared. - ¡Me rindo! ¡Te digo en serio! ¡Admito mi error pero no me hagas daño!
Kenichi levanta la espada para luego bajarla con fuerza, el rubio cerró los ojos y lo siguiente que se escuchó fue un fuerte impacto, todos vieron con horror, creyeron que el rubio fue asesinado.
Pero no fue así.
A unos centímetros del rostro de Guiche, estaba enterrada la espada, el pelirrojo lo dejó ahí a propósito mientras miraba como un depredador a una presa.
Kenichi: No te quejes de los avispones del porqué te mordieron si tú primero golpeaste el panal. – suelta la empuñadura y las runas se apagan. – Tú ocasionaste esto y este es el resultado... Pero....
Guiche: ¿Pe-Pero?
Kenichi: Un verdadero duelo acaba con uno de los dos en el suelo, de donde vengo, así es como se aplica un duelo y no te preocupes, no morirás, pero te aseguro que esto te va a doler. - Guiche palideció - ¡Collier!
El rubio recibe una patada al cuello, mandándolo contra el suelo, el dolor le dificultaba respirar pero el pelirrojo se preparaba para el siguiente ataque, con la pierna que tenía levantada, la hace descender.
Kenichi: ¡Épaule! – impacta la patada en el hombro. - ¡Côtelette! – con una mano en el suelo, fue lo suficiente para impulsar su pierna y darle una patada en la costilla para luego darle otra patada en la espalda baja. - ¡Seller! – se levanta nuevamente y le conecta una patada en el pecho. - ¡Poitrine! – el rubio cae al suelo nuevamente pero el pelirrojo sigue con su ataque - ¡Gigot!
El rubio es lanzado al centro del patio con esa última patada, el dolor era mucho y a estas alturas, levantarse era un milagro, pero todos ven al pelirrojo correr hacia el rubio y en el trayecto da un salto.
Kenichi: ¡Mouton....! – impacta la patada en la cabeza del rubio. - ¡...Shot! – ese último ataque es lanzado contra la pared.
El pelirrojo se levanta mientras saca un cigarro y lo enciende, mientras veía al rubio caer de la pared y quedar completamente inconsciente. Todos dieron un grito de sorpresa y miedo mientras que el pelirrojo se retiraba del lugar. Él era el ganador de este combate.
Kenichi: La azúcar... es tan adictiva como una droga, así como el poder. Y ahora, te hice ver como un adicto que eres, disfruta de tu diabetes egocéntrica... - da una bocanada de humo. – Zopenco de la nobleza.
El pelirrojo se retira del patio mientras que los demás estaban completamente sorprendidos por la vuelta a la situación, el noble que retó a un plebeyo y terminó perdiendo. Un grupo de los estudiantes fue a socorrer al rubio mientras que otros miraban al pelirrojo pasar por los arcos.
Louise miraba completamente impresionada, nunca antes había visto algo así y las palabras del pelirrojo resonaron en su cabeza.
(Kenichi: Podrás estar preparada para morir luchando, pero como ya renunciaste a la idea de ganar antes de pelear, eso equivale a perder sin pelear. – la mira. – Jamás obedecería a una perdedora como tú.)
Unas palabras que en lugar de sentirse ofendida, las tomó desde el fondo como una lección, una bofetada a la realidad el cual le hizo entender que no debía subestimarlo para nada. Además, sólo peleó con las piernas y su manejo de armas que fue mucho mayor.
Louise: (Ga-Ganó... Y yo creí que ... perdería... es como cuando llegó la Reina de la Academia Tristain.) – recordó la paliza que recibieron varios estudiantes por parte de Jennifer y se ganó ese nombre. – (Son Kenichi Uzumaki... ¿Quién eres en realidad? ¿Eres así de fuerte como ella? ¿O aún ocultas más?)
Por otro lado la pelirroja Kirche y estaba acompañada de la chica peliceleste quien nuevamente dirigía su mirada al libro, miraba con mucho interés al chico Uzumaki.
Kirche: Qué chico tan...ardiente. – se relamió los labios. – Tabitha. ¿Sabes cómo se llama?
Tabitha: Escuché que Louise lo llamaba Kenichi.
Kirche: Conque Kenichi ¿Eh? – esboza una sonrisa.
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En la oficina del director, habían vuelto a su lugar, Osmond transmitió su batalla desde su esfera y escucharon absolutamente todo.
Colbert: Qué increíble destreza. – el director estaba cerrando el libro.
Osmond: Sus habilidades físicas son excepcionales y podría decirse que apenas vimos la punta del iceberg.
Jennifer: En habilidades físicas, admito que me gana. Aunque sólo ha estado peleando con sus patadas. – mira al director. - ¿Y qué hay de las runas?
Osmond: Pues son unas muy interesantes, no se ha visto en mucho tiempo, eso explica su manejo con la espada.
Colbert: Deberíamos informarle al palacio, este es un gran descubrimiento. – dijo emocionado pero escuchan un fuerte puñetazo impactar contra la pared siendo Jennifer la responsable.
Jennifer: ¡Oye oye! ¿Acaso tener la calva y el calor del momento te ha afectado la cabeza? – expresa con evidente enojo. - ¿Qué crees que haría los del palacio?
Osmond: Ella tiene razón, los altos mandos lo utilizarían como un arma y cuando ya no le es necesario, estará perdido.
Jennifer: He tomado mi tiempo para mantener mi perfil lejos del palacio y de sus hilos y no dejaré que él pase por lo mismo. – mira con seriedad a Colbert. – Por fin he encontrado a alguien del mismo mundo que yo y no voy a permitir que lo traten como un arma viviente.
Colbert: Entiendo, lo lamento por lo que dije.
Osmond: Será mejor que lo mantengamos en secreto, aunque temo que no podremos protegerlo mucho de los nobles.
Jennifer: De eso yo me encargo. - se acomoda la gorra. – Además se nota que él es muy desconfiado.
Colbert: ¿Cómo lo sabes?
Jennifer: Es por la mirada que tiene. Tanto en la invocación, como en el desayuno de esta mañana, si no lo hubiera mandado a la cocina, habría andado con más desconfianza. – enciende su cigarro.
Osmond: Déjame adivinar, intentó darle un simple pan.
Jennifer: Esa niña me dará problemas. – suspira. – Ni se tomó la molestia en conocerlo ni un poco.
Osmond: ¿Usted sabe algo?
Jennifer: Sí. – se dirige a la puerta. – Sólo puedo decir dos cosas, él viene de una familia guerrera y segundo.. – ambos la miran con seriedad.
Osmond: ¿Cuál es lo segundo? – incluso Colbert estaba interesado.
Jennifer: Se calman si les das un gran banquete lleno de comida. – se retira de ahí mientras que ambos caen de cabeza.
Co lbert: Bueno, al menos tenemos algo de información de él. – dijo con una gota mientras que el director juega con su barba.
Osmond: Bueno, sabía que era alguien distinto, el lado bueno es que hay suficiente comida y podamos saber más de él.
Colbert: Lo mantendré vigilado, además de que evitaré que los demás estudiantes se metan con él.
Osmond: Es lo mejor, prefiero evitar un escándalo y que no nos tenga rencor, aunque ellos aprendieron y andan con el ego por las nubes.
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En la casa de campo, la mujer pelirroja Rías, estaba sentada en la banca que está afuera de su casa. Ella toma una taza de té y bebe un poco, aunque estaba preocupada, en su mano derecha tenía un periódico del país donde se ubicaba el pelirrojo, en donde la portada fue que una persona desapareció de la noche a la mañana.
Ella deja el periódico en la mesa y alguien más lo toma para leerlo y después de unos segundos habla.
Entonces estuvo ahí todo el tiempo. – dijo preocupada.
Rías: Así es, pero me extraña. – mira a su invitada. - ¿Estás segura que no se lo llevaron?
Ellos jamás se lo han llevado, de hecho, llevaban tiempo buscándolo desesperados. – la pelirroja toma un poco más de su té.
Rías: También tengo información de que uno de sus amigos más cercanos estuvo investigando.
Takao... Así que también lo buscó por su cuenta... Kenichi se había ocultado bien por casi un año. – dijo la chica mientras se levantaba.
Rías: ¿Piensas ir a buscarlo?
Rías, tengo mucho que hablar con él, le debo mucho y me duele el hecho de que ese tonto se haya ido sin despedirse. – sus manos temblaban. – Y todo por las malas decisiones de ellos, incluido... a quien llamabas tu hermano.
Rías: Él dejó de ser mi hermano, desde el momento que tomó esas decisiones e intentó comprometerme como ese miserable. – trató de no expulsar su aura de la destrucción, sin embargo su tasa se rajaba un poco por la presión. – Del mismo modo, de esas malditas que formaron parte de mi séquito y de un momento a otro, cambiaron a mi lindo Issei. – mira a su invitada. -Kenichi iba a ser nuestro padrino, tanto de boda como de nuestro bebé y jamás, jamás perdonaré a Sirchez pro lo que hizo. Tú también lo odias ¿Verdad Ravel?
La rubia levanta mientras termina de beber su taza de té, llevaba un collar de rubí, tenía un lugar en donde fue arrancado pero ella lo reparó, fundiendo esa sección con su fuego, el rubí tenía forma de un espiral y lo protegía con mucho cariño.
Ravel: Sí, lo odio, pero tengo mi objetivo principal. Lo buscaré y lo encontraré y si debo usar al canalla de Sirchez o a los demás, que así sea. – su mano temblaba. – Incluso a quienes fueron tus compañeros.
Rías: Ravel, lo dejaré en claro. – dijo con una sonrisa calmada mientras acariciaba su vientre. – Puedes usar a esa "Resistencia" a tu favor y me hace más feliz ya que todo pasó por sus decisiones, pero.... – su taza se destruye. – Mis compañeros murieron después de elegir a ese bastardo y formar parte del asesinato de mi Ise. – la rubia nota su anillo brillar por lo que camina al patio.
Ravel: Lo tomaré en cuenta, seguiré buscando a Kenichi-sama , te avisaré cualquier cosa. – la pelirroja asiente mientras que la rubia desaparece en un círculo de fuego.
FIN DEL CAPÍTULO.
ESPERO LES HAYA GUSTADO...
https://youtu.be/mOhwS3u_QL8
NO OLVIDEN DEJAR SU COMENTARIO Y ESTRELLITA, SIN MÁS QUE DECIR, HASTA LA PRÓXIMA.
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