Pov Tae

Ni siquiera pude terminar mi jugo de betabel por completo y lancé el vaso contra la pared molesto, el objeto se estrelló en varios pedazos que cayeron al piso.

¿Tenía derecho a reaccionar así?

No lo sabía, pero no podía evitarlo, tampoco entendía que era lo que sentía, si estaba triste o enojado, el cuerpo me ardía y dolía, algo se quemaba por dentro. 

Hoseok llegó bastante noche y yo ya estaba molesto por culpa de mi madre.

"No sabes controlar al omega"

"¿Qué clase de alfa eres?"

Uno muy tonto seguramente. El lazo me hacia saber cuando Hoseok se entregaba a otro alfa y el dolor no solo era en el cuerpo, era mental. Desde la sala vi a mi esposo subir las escaleras rápidamente y lo seguí hasta la habitación antes de que cerrara la puerta, entre detrás de él y azote la puerta sin querer.

—¡¿Qué rayos?! —preguntó haciéndose el indignado y con el rostro fruncido—. ¡¿Por qué has entrado así?!

—¿Te acostaste con él? —pregunté, aunque la respuesta era obvia lo había sentido desde hace rato.

—No es de tu incumbencia —me dijo a la defensiva.

—¡Estamos casados! —grité y me tranquilice porque no quería hacer un escándalo y que mi madre se enterara—, yo creo que sí es de mi incumbencia.

—Ya sabias que lo amaba así que no te hagas el indignado.

Se atrevió a decir y contuve toda mi ira para no gritar y maldecir a Hoseok hasta el fin de los tiempos. Él no estaba poniendo de su parte para que este matrimonio funcionara.

—Sólo respeto Hoseok, fue lo único que te pedí y no has podido hacerlo, ¡¿Qué tienes en la cabeza?!

—¡Como si tú me hubieras respetado cuando estabas metiendo tu asqueroso pene dentro de mí!

Maldita sea.

—¡Tu fuiste el primero que se faltó él respeto al andar sin tus supresores por la escuela!

Sentí mi mejilla caliente por su mano y el golpe me obligo a mirar al piso.

—¡No me hables así!

Lo tomé por los hombros: —¡Estoy harto de que sólo me eches la culpa a mí! —lo zarandee, ni siquiera me acorde de que estaba embarazado—. ¡¿Por qué no llevabas tus supresores?!, ¡Contesta!

—¡Que te importa! —me gritó y empujó desviando la mirada. Oh no, lo haría confesar de una vez por todas.

—Habla —ordené con mi voz de mando, haciendo lo más bajo que podía hacerle a mi omega y obligarlo a algo que no quería.

—Eres un maldito —se dejó caer sentado en la cama, luchando con sus propias palabras—, yo... yo... sólo quería que Yoongi me marcará.

Lloró.

—Sigue.

—Quería hacerlo entrar en celo para que me marcará y no me dejará.

Me reí indignado.

¿Cómo podía hablar de amor tan descaradamente cuando quería usar su celo para atar a alguien?

—Él estaba muy raro últimamente y yo tuve miedo, ¡Tú no tenías que estar ahí!

Gritó de nuevo y yo estaba tan cabreado que podría hacer cosas feas.

—La próxima vez que vuelvas a decir que te violé, la próxima vez que me culpes sin admitir que tuviste un poco de culpa vas a conocerme y la próxima vez que vuelvas a revolcarte con Yoongi me vas a obligar a encerrarte.

—Eres un egoísta —me dijo.

—No, soy una persona amable, soy un alfa tranquilo hasta que me provocan, y tú ya rebasaste los límites de mi paciencia.

Salí de ahí azotando la puerta. No quería verlo y mucho menos compartir habitación con él.