Capítulo 19
James Slora, era hijo adoptado del padre de Kamil, la exnovia de Alexis O'hurn, esposo de Emma Frederick. Verlos ese día besarse, (aunque él asegura que no le correspondió ese día) marcó el inicio de la curiosidad sin imaginar a donde llevaría. El hombre ante mí y al que hemos decidido proteger, me ha narrado lo que ha sido su vida y todo lo que sufrió por el acoso de su hermana adoptiva.
Enlistarse en el ejército fue su manera de poner fin a lo que él llamó "obsesión de adolescente" en su momento, pero que más tarde descubrió que era más fuerte que eso. Kamil siempre fue para James, una hermana, por eso cuando su comportamiento cambió se lo advertí a su madre.
"—Son cosas de niña, ya se le pasará. No le digas eso a tu padre o te castigará".
Eso nunca ocurrió y, de hecho, sucedió todo lo contrario.
Se metía en las noches, decía que gritaría si la sacaba y papá le creería. Jura que nunca la toco, tampoco accedió a sus demandas, lo que parecía enfurecerla. Se sentía en deuda con su padre y temía que un desprecio de su parte podría acabar en divorcio. Cuando obtuvo la mayoría de edad se enlistó en el ejército, siendo ayudado por el general cuando supo de su decisión.
—A ver si entendí —El auto se detiene en el edificio, pero ninguno de los dos sale. — ella estaba enamorada de ti desde adolescente e hizo de todo para que aceptaras...
—No has entendido nada —me interrumpe con los dientes apretados —en su cabeza ella creía que yo también lo estaba, estar con Flora fue para... —calla un instante y aprieta sus manos con fuerza.
—Mantenerte alejado de un amor imposible —afirma e imito el gesto —¿Qué sucedió después?
Flora era su prometida, la única mujer que ha amado y a la que le ha costado olvidar. Murió durante un proceso de aborto en una clínica de mala muerte. Para Flora, un hijo, significaría echar por tierra todos los sueños de su prometido al servicio de su país.
La muerte de flora y saber que tuvo un hijo lo llevó a sumergirse en el ejército alejándose de su familia. Por un tiempo esa decisión fue acertada y su hermana respetó su dolor.
—Hasta que un día se presentó en la base —saca un juego de llaves y juega con ellas, no me ha dicho la forma en que se hizo a las llaves de ese edificio. Tampoco importa. —no fui delicado, ni sutil. En ese punto toda la mierda que era mi vida me superó.
—Fuiste sincero por primera vez —me animo a ser el primero en salir y él me sigue —era algo que iba a suceder y no es que te haya ido mal tras tu salida.
—Dijo que había abusado de ella —avanzamos hacia la puerta y busca dentro del juego de llaves una que aprieta entre su dedo pulgar e índice —ella fue ante mi superior y contó una historia descabellada que puso en duda mi integridad, marcó el final de mi carrera y destruyó mi vida.
El general le culpó del comportamiento de Kamil, acusándolo de darle esperanzas y callar para que no se supiera lo que le había hecho a su hija. El matrimonio de su madre se vio amenazado, su vida en servicio acabada y la señal en la frente de ser un violador lo perseguiría.
Jason y Fiorella Frederick, sus padrinos, fueron los únicos que creyeron en él. Prometieron ayudarle y lo hicieron limpiando su nombre. El general, por su parte, se aseguró la historia no saliera a la luz.
—Esa decisión te perjudicó —suspira soltando el aire ingresando la llave en la ranura —¿No podían reintegrarte tras saberte inocente?
—Fue demasiado tarde —empuja la puerta y me quedo en pie mientras él ingresa encendiendo las luces —Papá consiguió que ella entrara a la fuerza y se alejara de mí. Fue enviada a Texas.
Su padre pensó que la milicia le ayudaría, pagó para que pasara todas las pruebas. Jason y Fiorella le ayudaron con un empleo con los O'hurn. Kamil parecía haber cambiado, pero, se negaba a volver a casa como antes.
—Pidió el traslado aquí de nuevo, me buscó, pidió perdón. Allí se enteró de que el hijo de mi jefe era su superior, se hizo amiga de ambos, hiciste amiga de ella. —niega invitándome a seguir —me entregó el folleto de la casa en la playa, me habló de la fundación que llevaba el nombre de Flora... le creí.
—¿Cuándo empezaste a dudar?
—Me sucedió lo mismo que a tu jefa —sonrío al escuchar ese término ingresando al lugar y cerrando tras de mí —en casa de los Frederick.
—Cuando se besaron —alzo la mano al ver que está por refutar —no me interesa los detalles, la mujer está loca, pero es atractiva.
El hombre rueda los ojos, fastidiado y no hace más comentarios.
—Mi padrino me pidió investigar a Kamil, por las sospechas de su hija. Intenté ...—calla un instante —hacer las cosas bien y le dije a mi padre lo que ocurría. Prometió ayudarme, días después me llamó y entregó una carpeta sobre lo que había hallado.
—¿La carpeta que le diste al esposo de Emma? —afirma y suelto el aire —¿Por qué te acusa si sabe que eres inocente?
—Le ha mentido a Kamil, sobre la muerte de su madre. Se casó con mi madre a toda prisa, deseaba retirarle la custodia de su hija a su exesposa. Una mujer con problemas de alcohol y depresiva —guarda las llaves en el bolsillo y me ve con una sonrisa triste —se siente culpable, pero jamás se hará responsable de sus actos.
Está en mitad de lo que alguna vez fue una recepción, un sitio polvoriento con pisos amarillentos, un intenso olor a polvo y moho difícil de quitar.
—Dejemos a Kamil para después —le escucho decir avanzando —centrémonos en lo que te interesa en realidad. Como ya te dije, el lugar fingía como un sitio de cazatalentos. Su especialidad era menor de edad, niños o niñas.
Nos sumergimos a pasos lentos por los pasillos polvorientos, rastros de vandalismo, dibujos en aerosol, latas vacías y prensa arruga nos acompañan en nuestro recorrido.
Tropezamos con varias puertas, todas abiertas y en su interior pueden verse póster de niños con un peluche en manos y sonriendo. James comenta que eran el set de grabación, sin dar detalles y yo no los necesito.
—Qué los llevó a este punto —señalo.
No hace comentarios y sigue avanzando por los pasillos, se detiene cada que llegamos a una puerta. El decorado infantil, paredes con rastros de dibujos, pisos rosas o azules es el común denominador en cada sitio.
—Un caso sin resolver y un detective que nunca se dio por vencido —empieza a decir deteniéndose frente a una puerta —te mentí. —me mira por encima del hombro y repara mis movimientos
—¿Crees que no lo sé? —pregunto en calma —no estuviste en ese operativo. —aprieta los labios e inspira una gran bocanada de aire —me estuviste siguiendo, te topaste con mi casa, viste a Mía, investigaste y hallaste esto —señalo.
—¿Desde cuándo...?
—Soy demasiado empapado en la mierda como para ser engañado tan fácil, James —sonríe ante mi comentario —me interesaba saber lo que hallaste, el cómo y por qué carecía de validez.
—¿Sigo? —enarca una ceja y sonrío estirando la mano hacia el interior de la última habitación.
—Por favor...
—Te han dado los datos correctos, pero han olvidado lo más importante —al ingresar a esa habitación lo que hay allí me tensa —las fechas.
—¿Te explicas?
— Hacker Nilsson o Igor Dekker, llegó a este país hace 35 años —por instinto, avanzo hacia él que retrocede, pero no se detiene —con una hija de dos años, Miabella Dekker Linden, la niña murió de neumonía seis años después. No es necesario decirte que la muerte por neumonía fue una forma de darle legalidad a su deceso...
—No necesito detalles...
James, está lejos de haber acabado y sonriente decide seguir.
—Era el dueño de clubes nocturnos —detalla —tenía un socio... Lukas White Anderson, siendo su hermano gemelo el que da la cara.
—Kevin White —afirma —los conozco.
Doy media vuelta al no soportar el póster ante mí, ni al rostro inocente de la niña en las piernas del conejo con orejas rosas. Verlo era como estar presente en las pesadillas de Mía y me dolía como nada en el mundo.
—Ella asegura que su padre tenía una joyería, que se refugió en el alcohol y le culpaba de la muerte de su madre.
—Se refiere a su verdadero padre —ese comentario me hace verlo y a él sostener mi mirada —su padre era un inmigrante sueco, dueño de varias joyerías que fueron decayendo al refugiarse en el alcohol tras la muerte de su esposa. Su odio hacia su hija fue tan extremo que nunca la registró como hija, no le dio su apellido, ni un nombre.
La niña fue encontrada con el cadáver de su padre, con el que llevaba conviviendo por lo menos dos días. Con solo cinco años y en estado deplorable, su historia fue popular y encabezó la primera plana de los periódicos de la época.
—Un mes después y en una adopción relámpago, fue adoptada por Dekker. Lo atrajo su nacionalidad y el parecido con su hija fallecida—en ese punto de la historia puedo deducir lo que sigue. —una que no había logrado superar el fallecimiento. Parecerse, no era lo mismo a serlo, imagino que la niña creó problemas, tenía recuerdos y era necesario que los borrara.
—Por eso el psicólogo, sus depresiones y sentimientos suicidas —hablo más para mí volviendo a darle la espalda al póster —era por su verdadero padre —sigo —¿Qué le pagaba a Kevin White Dekker entonces?
—Descubrió su pasado y le pidió dinero... todo lo demás es tal cual lo has descubierto —lo siento suspirar antes de seguir —el rapto de un niño y su cuerpo encontrado fue el inicio del fin de todo lo que vez. El padre recordó que su madre lo había llevado a una prueba para un comercial, al dar la dirección, no fue encontrada.
La madre recordaba el nombre de los representantes, rostros y dio detalles puntuales que ayudaron a dar con ellos. Averiguó todo gracias a su cercanía con los Frederick, ser ahijado de ellos le abrió puertas que ningún otro podía.
—Quejas de los vecinos por el desfile de infantes y personal de dudosa procedencia los puso en el mapa... el resto es historia.
Al final de todo, ella seguía sin tener a nadie en el mundo, solo a Bruna y a mí. Wells tenía razón al decir que lo mejor era ella conservara la historia menos mala. Avanzo hacia la puerta y llego a los pasillos que recorro con Slora siguiendo mis pasos.
—Si te hace sentir mejor su estado psicológico le impidió a Dekker dañarla aún más...
—No me hace sentir mejor. —alzo la voz girando hacia él y señalando el lugar que hemos dejado atrás —ella recuerda a ese puto conejo y asegura haber llegado a este lugar hace 11 años. Su psicólogo tenía su oficina aquí ¿Qué cojones le hacían aquí James?
—¿Olvidar su pasado?—pregunta en calma —a Dekker no le convenía que ella recordara quien era. Pagó un precio alto para ocultarlo y no porque Mia fuera peligrosa. Era porque destaparía todo lo que hizo en su país y una pirámide de delitos, la gran mayoría de ellos sexuales.
—Necesito salir de aquí —doy largas zancadas hasta que llego a las escaleras de a dos. —te hice una promesa que, pretendo cumplir, te llevaré a un lugar seguro...
—No es necesario...
—Necesitamos a alguien que dirija la empresa —tomo aire al llegar a la calle y sacudo mi saco intentando retirar la podredumbre que parece haberse pegado. —si estás interesado... considérate contratado cuando todo esto acabe.
—¿Qué hay de los demás? ¿No necesitas de su voto para esta decisión?
—Ya hemos votado James, no tomé esta decisión solo —le explico viendo la pantalla con el mensaje de Akim —¿Y bien?
Insisto al ver que guarda silencio y no hace pie por responder.
—No tengo muchas opciones...
—No actúes como si me hicieras un favor Slora —le recuerdo viéndolo sonreír —te recuerdo que es todo lo contrario.
****
Salgo del auto dirigiéndome a la casa de Akim y decido ingresar por la parte trasera. Es el cumpleaños de Mia, Akim y Nikolái quisieron ayudarme con lo de su fiesta.
Por eso la ignoré esta mañana y todos estos días. Debo confesar que verla celosa con Madeline, me divertía y exageré un poco. Ver sus labios apretados y sus ojos verdes echar chispa enfadada, me calentaba.
Si esos dos imbéciles hicieron todo según lo programado en la cocina está la tarta, enciendo las dos velas y los busco en la sala de juegos en donde estarán viendo una película infantil, porque Ava sigue mandando en la casa y lo hará hasta el final de su existencia.
Encuentro la pieza dulce en mitad del buró y lo tomo a mi paso, sacando de mi saco el encendedor. En mi camino a la sala de juegos enciendo las velas escuchando las voces de los dibujos animados.
—¿Recuérdame porque estoy viendo blanca nieves y los siete enanos? —escucho decir a Nikolái —y lo que es peor, no es ni de lejos la trama que recuerdo.
—¿Hay otra versión? —pregunta Mia ante la risa de Nikolái y el gruñido de advertencia de Akim.
—¿Nos la dices? —la voz de la pequeña Ava me hace sonreír.
—No es apto para menores de edad —hablo en la puerta y los tres giran en mi dirección, pero yo solo tengo ojos para ella que mira a mí, luego a la tarta —me han dicho que hay alguien que cumple años hoy.
—¿Lo hice bien verdad? —pregunta la pequeña corriendo hacia mí y sonrío acariciando su rostro redondo.
—Gracias por tu ayuda cielo, sin ti no hubiera sido posible —sonríe afirmando y pasando sus manos por mi cintura mientras avanzamos y mira orgullosa al público. —feliz cumpleaños Mía... Es hora de pedir ese deseo... Llegué de noche, eso te ahorrará tener que verla todo el día.
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