Capítulo 20: Acéptalo

ARCADIA

Noté cómo Roma se estaba conteniendo, la conocía desde hace mucho tiempo y sabía que estaba celosa. Pero ni ella misma se había dado cuenta, Roma es muy densa para el romance, si quieres algo con ella tienes que ser directo.

Pero siendo sincera era muy divertido la reacción de Roma, era algo que no veías a menudo. Blake me miró alzando una ceja y asentí, él sonrió y seguimos mirando el show que había.

Era algo digno de ver.

–Pues a Violeta le gusta una persona, pero le da miedo decirle lo que siente por si eso arruina su amistad. –explicó Flora con tranquilidad.

–Ya veo.

Roma dijo eso y se marchó a paso rápido al interior de la casa, sabía que iría a su habitación a sentarse en su cama mientras se abrazaba a sí misma. Era algo que hacía cuando ni ella misma sabía lo que estaba pensando o sintiendo.

–¿Qué le ocurre? –preguntó Greg.

–Me hago una idea. –sonreí. –Iré a hablar con ella, vosotros seguid hablando.

Subí a la habitación de Roma tarareando una canción a la vez que subía las escaleras, cuando llegué a la puerta de su habitación vi que estaba entornada. Sonreí y toqué a la puerta tres veces mientras repetía el nombre de mi amiga.

–Roma. Roma. Roma.

Escuché su risa y me asomé para verla sentada en la cama, abrazándose las piernas y me miraba con una pizca de diversión. Entré cerrando tras de mí, para tener más privacidad. Desde la ventana podía ver cómo Blake hablaba con los demás y les sacaba alguna risa, noté la mirada de Violeta y sonreí.

–Bien. ¿Me puedes decir qué te ha pasado? –pregunté sentándome a los pies de la cama, y sabiendo la respuesta.

–No sé.

–Esa no es una respuesta. –dije a la vez que me sentaba al lado de ella, y chocando mi hombro contra el suyo suavemente.

–Cuando ha dicho que le gustaba alguien, he sentido cómo pirañas en mi estómago. Y al pensar que no soy yo, ha sido cómo si me explotara una granada en mi corazón. –susurró mientras se abrazaba más a sí misma.

–En primer lugar, creo que debes dejar de juntarte tanto con tu padre. Y en segundo lugar, eso que tienes son celos. –respondí con una gran sonrisa. –Eso significa que te gusta Violeta.

–¿Me gusta ella? –preguntó sorprendida.

–¿Por qué pareces sorprendida? –suspiré. Era cómo tratar con una niña pequeña. –Quiero que me describas a Violeta.

–¿Por qué? Tú ya la has conocido.

–Sólo hazlo y no preguntes. –dije con rudeza, ella me miró sorprendida pero hizo lo que le dije.

–Pues es amable, inteligente, servicial, me ayudó varias veces en la isla... –fue explicando hasta que comenzó a divagar. –Tiene unos ojos muy bonitos, me gusta que esté feliz, la verdad es que me preocupo bastante por ella. Siempre tenía un ojo puesto en ella en la isla. Y...

–Bien, bien. Demasiada información de golpe. –dije divertida. –Es más que obvio que estás enamorada de ella.

–¿Yo? ¿Enamorada de Violeta?

–¿Quién si no? ¿La vecina de al lado? –dije con sarcasmo. Ella entrecerró los ojos y me miró fijamente. –Mal momento para una broma. Pero si, te gusta Violeta.

–¿Cómo lo sabes?

–Has pasado de describirla a decir lo que te gusta de ella y lo que harías por ella. Además, se nota en cómo la miras. Me sorprende que no se haya dado cuenta de que sus sentimientos son recíprocos.

–¿A ella también le gusto? –Roma se sorprendió aún más.

–¿Por qué pareces que estás descubriendo un nuevo espécimen nunca antes visto? –le pregunté con diversión. –Tú le gustas a ella, y ella te gusta a ti. No sé porqué aún no se ha dicho nada.

–Me sorprende que sepas tanto y solo lleves unas horas con nosotros.

–Soy muy observadora, además, en mi trabajo es muy importante observar todo y no dejarme nada. –sonreí, y me levanté de la cama. –Bien, es hora de bajar y solucionar vuestros problemas de corazón.

–Pero si estoy bien del corazón, el doctor dice que lo tengo muy fuerte.

–Tú solo sígueme y no digas nada más. –dije suspirando y saliendo de la habitación.

Bajamos de nuevo al patio donde fuimos recibidas por todas las miradas de los presentes, Roma parecía algo pensativa y miró fijamente a Violeta, haciendo que esta se pusiera nerviosa. La fiesta duró hasta que el sol se ocultó, dando paso a la noche.

Y en toda la tarde, Roma no se acercó a Violeta para decirle algo, al igual que Violeta no se acercó a Roma. La verdad es que eran tal para cual, estoy empezando a pensar que los humanos nos extinguiremos por ser idiotas, y no por algún meteorito.

Todos nos despedimos de Roma y de sus padres, con la promesa de volvernos a ver durante esta semana, antes de que nuestra amiga se marchara de viaje a Noruega. Blake, cómo buen caballero, me llevó hasta mi casa en su coche y en el camino comenzamos a hablar de Roma y Violeta.

–Veo que tú también te has dado cuenta. –sonreí, viendo algunos mensajes que tenía y bloqueando el móvil antes de guardarlo en el bolso.

–Solo un ciego no se daría cuenta de que ambas se aman, solo que son demasiado tímidas para decirlo.

–¿Roma tímida? ¿Te has escuchado bien? –le pregunté divertida. –Roma no conoce la definición de timidez. Ella es de todo menos tímida, cobarde, inútil, y demás.

–Cierto, pero debemos hacer algo para que ambas se confiesen. No creo que Ro sea tan directa para decirle que la ama, además le cuesta entender lo que significa que alguien te ame. –dijo Blake conduciendo y con la mirada fija en la carretera. –Y Violeta es demasiado tímida para decírselo, además de que si se lo dice a Roma le va a costar entender lo que le dice.

–O tal vez no. No hay que perder la esperanza. –dije con una sonrisa. –Yo apuesto a que Violeta se confiesa y Roma le corresponde a sus sentimientos.

–Vale, yo digo que es al revés. Roma se confiesa y Violeta siente lo mismo.

–Pero por ahora debemos hacer que ambas se queden solas para que se sinceren. –sonreí con malicia.

–Ahora parecemos los amigos que se unen para que su amiga confiese a la chica que le gusta.

–¿Es que no estamos haciendo eso?

–Exacto, querida.

Blake me dejó en la puerta de mi casa, con la promesa de que iríamos hablando para crear el plan perfecto. Ninguna de las dos se esperará lo que les está por llegar, puede que Roma se moleste un poco pero entenderá que lo hacemos por su bien.

No puedo esperar a que comience el plan para juntar a Violeta y a Roma.

ROMA

Una vez se marcharon todos fui a mi habitación para seguir pensando en la conversación que había tenido con Arcadia, comencé a pensar en cómo la había tratado y la verdad es que le daba un trato más especial que a cualquiera de los demás.

Al día siguiente me desperté bastante temprano y decidí ir a correr por el barrio, veía a personas yendo a comprar el pan o simplemente sacando a sus perros. No me di cuenta de hasta dónde había llegado hasta que vi la casa de mi primo a lo lejos.

Di la vuelta y mientras regresaba compré una tarta de manzana que sabía que le encantaba a mi madre. También compré una pequeña tarta de chocolate para mi padre y para mí, era algo que nos encantaba desayunar, siempre que mi madre no nos obligara a comer cosas más saludables.

Llegué a casa quince minutos después, y saludé a mis padres. Mi padre estaba viendo un reportaje de supervivencia, y mi madre estaba preparando el desayuno. Al dejar las bolsas encima de la mesa me agradeció y al ver la tarta de chocolate me miró con una sonrisa divertida.

–Parece que algunas cosas no cambian.

–Me he ido a una isla desierta durante dos meses y medio, no me había ido a la guerra, mamá. –dije con algo de sarcasmo.

–Cuidado con lo que dices, jovencita. –levantó su ceja del juicio y sonreí con inocencia.

–Me voy a duchar y ya bajo.

–Al menos tienes el hábito saludable de salir a correr todas las mañanas, no cómo tu padre.

Eso fue lo último que escuché antes de subir a mi habitación. Me duché en diez minutos y bajé a la cocina con ropa nueva; que consistía en un vaquero, unos botines negros y una camiseta con estampado militar, y mi pelo recogido en una coleta.

–Ya tienes el pelo largo. Será mejor que vayas a la peluquería. –dijo mi madre.

–Sí, te molestara cuando nos vayamos a Noruega a explorar.

–No lo decía por eso, Josh. –mi madre le miró frunciendo el ceño. –No todo en la vida es lo mejor para la supervivencia.

La verdad es que ya llevaba el pelo casi hasta la cintura y ya me molestaba un poco, además de que tenía mucha cantidad y mi padre a veces decía que parecía un león con tanto pelo. Al terminar de desayunar mi madre me aconsejó que fuera a Toñi, su amiga peluquera, para que me cortara un poco el pelo y me lo arreglara.

Estaba esperando a que mi madre me diera el dinero, cuando me llegó un mensaje haciendo que me vibrara el móvil en el bolsillo del pantalón.

"Arc: Holis :). ¿Tienes algún plan esta mañana?"

"Voy a ir a la peluquería para cortarme el pelo, y de paso arreglármelo."

"Arc: Perfecto."

"¿Eh? ¿Por qué dices eso?"

"Arc: Por nada en especial. ¿Y esta tarde puedes quedar? Me gustaría enseñarte una cosa."

"Claro. ¿Dónde quedamos?"

"Arc: En el restaurante de Jo. Así podemos hablar todo el tiempo que queramos, ya he hablado con sus padres y nos ceden todo el local."

"De acuerdo."

"Arc: Ve sobre las nueve, para cenar allí las dos."

"Ok, hasta luego."

"Arc: Adiós, y ve bien arreglada. Y con eso digo que vayas maquillada, al menos un poco."

Fruncí el ceño al leer lo último que me había mandado mi mejor amiga. ¿Por qué tendría que arreglarme tanto si sólo voy a verla a ella? Antes de que pudiera responder mi madre bajó por las escaleras y me entregó el dinero, me despedí de ambos y salí hacia la peluquería.

La verdad es que no estaba lejos, solo estaba a cinco minutos de mi casa, por lo que podía ir con tranquilidad y sin prisa. No dejaba de pensar en lo que Arcadia me había dicho, había algo sospechoso pero no lograba entender el qué.

Saludé a Toñi y le expliqué lo que quería. Ella comenzó a lavarme primero el pelo mientras hablábamos sobre cualquier cosa, sobre todo me preguntó mi estancia en la isla con mis compañeros. Sin ningún reparo le conté todo lo que habíamos vivido y cómo lo llevábamos hasta ahora, también le conté el incidente con Edward hacía solo unas semanas atrás.

–Y ahora Arcadia quiere invitarme a cenar, pero quiere que vaya bien arreglada. Y con eso se refiere a que vaya maquillada, no entiendo el porqué.

–Creo que me hago una idea, según lo que me has contado. –Toñi sonrió mientras me cortaba el pelo.

–¿Qué es?

–Creo que lo debes averiguar tú. Eres buena en supervivencia pero mala en las relaciones con los demás, eres demasiado densa, Roma. –dijo con una sonrisa divertida.

Parece que hasta Toñi sabe lo que pasa, estoy segura de que si se lo digo a mis padres ellos también lo sabrían en seguida. ¡Hasta un bebé lo sabría antes que yo!

Cuando me vi en el espejo sonreí, ahora tenía el pelo hasta los hombros y escalonado, y el flequillo lo tenía recortado hacia el lado derecho. La verdad es que ahora estaba mucho mejor. Le pagué a Toñi y ella me deseó buena suerte esta noche, y que analizara mejor el comportamiento de los demás.

Mis padres se alegraron mucho al ver mi nuevo look, y tal cómo predije les conté lo que me había dicho Arcadia y se sonrieron entre ellos.

¿Tan obvio era aquello?

El resto del día lo pasé jugando a videojuegos con mi padre, ambos recostados en el sofá y con un bowl de palomitas encima de nuestras barrigas. Mi madre solo suspiraba al vernos en la misma posición y ella continuó haciendo cosas mientras nosotros veíamos la televisión embobados.

A las ocho mi madre apagó la televisión y me avisó de que tenía que ir a la cena, se subió conmigo a la habitación y comenzó a elegir un conjunto para mí.

–¿Y si me pongo mi conjunto de vaqueros con la camiseta negra y la chaqueta militar?

–No.

–Pero...

–No. –me miró fijamente y me senté en la cama a esperar.

Era malo hacer enfadar a las madres, siempre me daba miedo cuando se enfadaba.

Después de rebuscar y gruñir, sacó una falda rosa con una camiseta de tirantes blanca y unas sandalias a juego. También me sacó un fular por si tenía frío al regresar a casa. Al salir de casa mis padres se despedían de mí con una sonrisa, y mi padre alzando los pulgares, parecía a punto de llorar.

–Crece tan rápido. –oí decir a mi padre.

Al cabo de quince minutos llegué al centro de la ciudad dónde estaba el restaurante, estaba situado en una calle bastante tranquila y alejada del ruido de los coches. Al entrar fui recibida por Carlos y Lana, los dueños.

–Hola, Ro. ¡Cuánto tiempo sin verte! –Carlos vino a recibirme mientras me daba un gran abrazo. Puse cara de disgusto pero le devolví el abrazo, luego me soltó y Lana me saludó poniendo una mano en mi hombro.

–Nos hemos enterado de lo que os paso, menos mal que estáis bien.

–Sí, por suerte el profesor y la otra chica ya se han recuperado y han regresado a sus casas. Pero por lo demás estamos bien, para mí fue una experiencia más y algo normal, recordando quien es mi padres. –dije con una pequeña sonrisa.

–Tu padre es alguien increíble, todavía recuerdo las locuras que hacía cuando todavía estábamos en servicio.

–Bueno, no te distraemos más, querida. Tienes a alguien esperando. –dijo Lana, con una sonrisa y guiñándome un ojo.

Subí a la planta de arriba pensando en lo que me querría decir Arcadia. Pero para mi sorpresa, Violeta estaba sentada en una mesa con varias velas y algunas flores, mientras se escuchaba una música tranquila a través de los altavoces del local.

Ambas nos miramos confundidas, aún así me senté enfrente de ella y Carlos nos sirvió unos refrescos junto con un aperitivo. Me guiñó un ojo y levantó los pulgares para luego bajar al piso de abajo.

–Creo que estás igual de sorprendida que yo. –dijo Violeta, con las mejillas rojas.

¿Seguiría teniendo fiebre?

–La verdad es que sí. Esperaba ver a Arcadia, decía que tenía algo que contarme.

–Blake me ha dicho lo mismo. Lo más curioso es que no recuerdo haberle dado mi número. –dijo enseñándome su conversación con él.

Era igual que la que había tenido con Arcadia, él le había dicho que se reuniera con él en el restaurante a las nueve para contarle algo importante. Ninguna de las dos sabía que decir hasta que nos sonó el móvil a la vez, nos miramos sorprendidas y miramos el mensaje.

"Arc: Te he preparado una cena romántica con tu crush. Aprovecha el momento y sé sincera con lo que siente."

"Eres de lo peor. Podrías habérmelo dicho. Sabes que no me gustan mucho las sorpresas."

"Arc: Luego me lo agradecerás, ya verás. Suerte en tu velada, y no seas tan densa."

–Creo que hemos caído en una trampa. –dijo Violeta dejando su móvil encima de la mesa, y mirándome con timidez.

–Son unos bastardos. –gruñí, dejando mi móvil.

Observé detenidamente a Violeta, ella iba con un vestido morado con un estampado de flores rosas en un lado. Llevaba el pelo con una trenza a un lado y se notaba que se había maquillado un poco, sobre todo porque ella no solía usar mucho pintalabios.

Sentí que la temperatura aumentaba y la cara me ardía. ¿Me estaría poniendo enferma? Jugué con mis dedos y pensé en la conversación que había tenido con Arcadia, era hora de ser sincera con lo que sentía, debía ser valiente también en este nuevo mundo llamado Amor.

–Son unos bastardos. –repetí viéndola con una pequeña sonrisa. –Pero creo que les agradeceré por haberlo hecho.

Violeta me miró sorprendida y sonrojándose aún más. La música cambió a una más romántica y sentí que el ambiente había cambiado, Carlos volvió a subir con nuestra cena y nos deseó una buena velada.

Esta noche sería inolvidable.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top