✿04✿

—¿Cheong-san? —el omega giró a ver a Su-hyeok, sus ojos se llenaron de lágrimas pero el no entendía porque. Luego llevó su mirada al otro chico, sus ganas de llorar aumentaron.

Volvió en sí y regresó su vista al frente a enfrentar a la hambie, él también era uno.

—Eun-ji, regresa a casa.

—Muevete.

—Vamos, regresemos —la chica ágilmente esquivó a San y se aproximó a Su-hyeok que yacía en el suelo. Cuando estuvo a milímetros de morderlo, otra carne se incrustó en sus dientes, el omega soltó un quejido de dolor.

—¡Cheong-san! —Gyeong-su quitó a la chica de su amigo.

—Yo... Lo siento... —susurró Eun-ji y se retiró de escena, el omega trató de seguirla pero fue detenido por un abrazo del otro hambie.

—Sannie, estás vivo —chilló de alegría Gyeong abrazándolo más fuerte.

Su-hyeok seguía en shock en el piso.

¿En serio es Cheong-san?

"No, que va, es su hermano gemelo"

Su-hyeok ignoró a su lobo y se levantó.

—Omega... —pronunció, Gyeong-su soltó al mencionado y esta vez fue turno de Su-hyeok abrazarlo, se aferró con fuerza al cuerpo contrario como si temiera perderlo de nuevo —te extrañé mucho...

Por otro lado, San estaba totalmente confundido y asustado, ¿Por qué lo abrazaban?

—Mm... Disculpen —se safó del abrazo —¿Me conocen? —aquella pregunta desconcertó a ambos alfas.

—¿Qué? Sannie, soy Gyeong-su ¿Ya te olvidaste de nosotros?

—Creo... Que me están confundiendo con otra persona, adiós —se giró para irse.

—No —Su-hyeok lo detuvo y lo cargó como costal de papas en su hombro.

—¡Oye! ¡Bájame!

—Gyeong-su, trae las cosas, vámonos.

—¿Qué? ¿A dónde van a llevarme? —preguntó con temor el omega.

—A casa —respondió simple el alfa.

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—Llegamos —avisó Gyeong-su desde la puerta.

—¡Sueltenme, esto es un secuestro! —pataleó el omega.

—No es un secuestro ya que técnicamente eres mi omega.

—¡Eres un demente! ¡Déjenme!

—¿Por qué tanto escánda- ¡Oh por la Diosa Luna! ¡¿Qué hacen?! —Ha-ri, Mijin, Nam-ra, Onjo y Woo-Jin aparecieron en la sala, lo que vieron fue a Su-hyeok cargando a alguien desconocido, solo veían la espalda del secuestrado.

Entonces, Su-hyeok bajó a Cheong-san y este se giró a encarar a sus secuestradores, en eso captando la atención de todos.

—¿Cheong-san? —Onjo no creía lo que veía.

—Si, espere, ¿Cómo sabe mi nombre? —la omega lo ignoró y corrió a abrazarlo pero el contrario retrocedió, Onjo pensó que aún no lo perdonaba.

—Lo siento... —susurró con la cabeza gacha y se alejó regresando con Nam-ra.

—Mm... Yo debo irme, no los conozco y esto que me acaban de hacer es ilegal, tengo una cachorra esperándome en casa así que si no les-

—¿Una cachorra? —Su-hyeok recordó los momentos en el minimarket —¿Mi-suk?

—Si, ¿Qué? —San estaba más confundido cada vez —¿Quienes son ustedes? ¿Como saben el nombre de mi hija?

No hubo respuesta, todos lo miraban como si fuera alguien irreal, de pronto sintió el aroma a café, su cuello comenzó a doler y su cabeza a dar vueltas, se desmayó.



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Despertó, estaba tirado en el piso al lado de otro cuerpo, el aroma que soltaba el contrario era tranquilizador.

—¿Ya despertaste, bebé? —le oyó decir.

—Si —respondió suave.

—Debemos regresar con los demás, ya pasaron más de tres días —solo podía oírlo, su rostro se le hacía borroso, como un recuerdo olvidado.

Se vistieron y antes de salir de lo que parecía ser un salón, el alfa lo detuvo.

—Sannie —el omega llevó su atención hacia su acompañante y le vió arrancar la etiqueta de su uniforme —toma —se la entregó.

Cheong-san sonrió y la guardó junto a la suya, no llegó a leer bien el nombre bordado en aquel pedazo de tela roja.

—Vamos con los demás.



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Abrió lentamente sus ojos para acostumbrarse de a poco a la luz, lo primero que sintió fue el aroma a café en toda la habitación.

—Cheong-san... —llevó su atención a su acompañante, ese mismo alfa que lo secuestró —¿Cómo te sientes?

—Privado de mi libertad —sintió un toque en su mano, era algo cálido, no fría como las suyas —¿Quién eres?

—El dueño de la marca que tuviste —aquello desconcertó y asustó más al omega, él tenía una marca, pero al no tener a su alfa para renovarla, al pasar el tiempo desapareció, ¿Cómo lo sabía?

—Debo irme, mi cachorra me debe estar esperando —Su-hyeok suspiró rendido.

—Esta bien, te llevaré —San asintió dudoso, era de noche y no tenía idea de la hora.

Llegaron hasta el auto del alfa sin problema, todos estaban ya durmiendo por lo que no hubo nadie que los detuviera.

Ya estando en camino, San tenía la mirada perdida por la ventana, trataba de recordar la cara del chico de su sueño, pero borroso era todo lo que veía. Su-hyeok le daba unas miraditas de reojo de vez en cuando, a estás alturas ya tenía entendido de que el omega no recordaba nada.

—¿Te parece si vamos a comprar una sartén? —preguntó y Cheong-san lo vió confundido.

—¿Una sartén? ¿Para que?

—Dicen que cuando las personas pierden la memoria a causa de un golpe, debes darle otro para que la recupere.

—Estas loco, ¿Piensas golpearme con una sartén?

—Si hará que me recuerdes, un golpecito no hará daño a nadie.

—Dices ser mi alfa, ¿Dónde estuviste estos cuatro años? ¿Por qué me separé de tí?

Su-hyeok sorprendido por las preguntas, frenó el auto abruptamente, estaban solos en la autopista así que no provocó ningún accidente.

—Mm... No creo que sea el momento de contarte eso, lo recordarás algún día.

—¿No quieres contarme o no lo sabes?

—Aun no es tiem- ahhhh —un cuerpo se estrelló junto a la ventana cerrada del lado del alfa, este por el susto soltó un grito no tan masculino.

El cuerpo se reincorporo dejando a ver qué era un zombie y trató de romper el vidrio.

—¿Qué esperas? ¡Arranca! —Acató la orden y puso el auto en marcha nuevamente.

—Creí que ya no habían zombies, solo hambies, si lo dejamos ahí podría morder a otras personas.

—La agencia se encargará de ello, además, ¿Quieres regresar a matarlo? Te morderia antes de que pudieras golpearlo.

—Se nota tu perdida de memoria, en la escuela yo golpeé fácilmente a varios zombies.

—Si, seguro —habló con burla.

—En serio.









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Empezó a despertar, tenía una cicatriz en uno de sus ojos y lo mantenía cerrado, trató de levantarse pero le dolía todo el cuerpo.

—No trates de pararte, aún estás débil, mañana traeré algo de comida especial para tí.

—¿Dónde estoy?

—Escondido, llevas 4 años durmiendo, debes estar hambriento. Pero antes, quiero que hagamos un pequeño trato.

—¿Y si no quiero?

—Yo te salvé, debes obedecerme.

—¿En serio? ¿Qué quieres?

—Convierteme en hambie y juntos nos vengaremos. Tú del omega y yo del maldito pobretón.

—Bien, acepto.

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Holiss, acabo de publicar el librito de "volteando a los heterosexuales", pueden encontrarlo en mi perfil ^-^.

ꨄ︎A̶n̶i̶a̶»

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