Capítulo 3.
No puedo mentirles, toda la boda la estuve mirando. Ni siquiera entendí porque en un momento de la ceremonia los invitaron rieron o porque Samantha empezó a llorar cuando Theo empezó a hablar—Tengo la ligera impresión que fue en el momento de decir sus votos matrimoniales—, no tenía idea de nada. Solo tenía mis cinco sentidos en ella.
Esa mujer es preciosa, no solo sabe decorar una casa con buen estilo o preparar una boda a todo dar, sin quererlo opacaba a la novia, o al menos yo lo veía así.
En un momento, ella hizo una seña hacia mí, yo me quedé parado como un idiota sin entender lo que quería decir, hasta que Theo me llamó a susurros. Me tocaba firmar el acta de matrimonio, lo hice rápidamente con los nervios a flor de piel. Fue aquel acontecimiento que hizo que mi cerebro se concentrara en otra cosa y era no meter la pata, pero cuando regresé mi lugar también regresaron mis pensamientos hacia Stella.
No fue mucho después cuando los novios se dieron el primer beso como marido y mujer, me obligué a aplaudir y dejar mis pensamientos de una vez por todas atrás.
¿Qué me estaba pasando? Tal vez el montón de tiempo que tengo sin un buen polvo con una mujer bonita me estaba nublando el juicio.
Al salir de la iglesia todos arrojan arroz a la pareja— A mí también, no me quejo, a lo mejor me da suerte—, sonrío felizmente al ver al señor y la señora Brown, se ven excelentes juntos.
—¡A ver, todas las solteras, acomódense para el lanzamiento del ramo!—exclama Sammy, ella frunce el ceño a alguien, por lo que veo es a la ODB [1]—. No te escondas, Stella, te quiero ver entre ellas.
Stella niega espantada hasta que Lana—Una de las primas mayores de Sammy—, la toma del brazo y la acomoda entre las mujeres solteras. Todas se empujan entre si mientras que Samantha se coloca de espaldas, toma un impulso y lanza el ramo que cae atraído a los brazos de Stella. Las demás la miran mal mientras que otros familiares solo ríen del rostro enrojecido de la castaña.
Los recién casados suben a un auto que los llevara directamente al salón de fiestas, yo compartiré transporte con Bruno y Ginger, además del pequeño invasor, Idalina. La hermana menor de Theo no ha hecho otra cosa que toquetear mi rodilla y en muchas ocasiones la muy atrevida llegó más allá del muslo, estaba cansado de aquellas insinuaciones de una chica que podrías considerar mi hermana menor. Tendría que hablar seriamente con ella.
Alrededor de media hora después llegamos al lugar acordado para la fiesta, la entrada del salón está decorada con miles de luces de navidad, que según Theo significaba mucho para ellos. Muchos invitados ya se encuentran ubicados en sus mesas, otros charlan de pie, la música en vivo está fenomenal, no puedo quejarme y gracias a Dios no hay muchas caras conocidas.
A lo lejos veo como la castaña que me distrajo durante toda la boda entra con su ya usual ceño fruncido. No sé si lo mantiene porque está trabajando o porque simplemente ella es así. Me intriga, debo admitirlo.
Una suave balada les da la bienvenida a los novios, seguido de varios aplausos y vítores por parte de los invitados, ellos se colocan en el medio del salón y la conocida canción empieza a ser interpretada por el grupo de cantantes contratados. A thousand years de Christina Perri es una muy buena elección, mi venita de locutor empieza a palpitar recordando aquel día, esa fue una de las canciones que fueron elegidas para colocarlas por San Valentín.
Ver el amor que se profesan nada mas con la mirada me hace anhelar esa felicidad.
Más parejas se integran junto a ellos unos minutos después. Sin pensarlo mis ojos buscan a la belleza castaña y me cuesta ubicarla, pero desde mi posición puedo ver como una mirada de tristeza cubre sus ojos, anhelantes, como si ella quisiera estar en ese vestido blanco acompañada de su caballero vestido de traje y corbata.
No sé qué me impulsa caminar hacia ella, tal vez fue esa mirada de tristeza o ese deseo anhelante que comparto con ella. Cuando mis ojos se cruzan con los de Stella ella instantáneamente borra todo rastro de tristeza convirtiéndolos en dos bloques de hielo, su ceño vuelve a fruncirse dándome la respuesta a mi pregunta: ella realmente es así. Pero no me intimido, marco mis pasos hasta estar frente a ella.
—¿Me concederías este baile?—pregunto extendiendo mi mano hacia ella.
La castaña me mira extrañada. Es tan expresiva. Parece un libro abierto que está escrito en un idioma que no comprendo totalmente porque realmente no logro leerla por completo. Es extraño, nunca me había pasado esto con una mujer, en realidad con ninguna persona.
—Estoy trabajando—responde ella.
—Una pieza no te hará daño, además, sé que hay otras personas verificando que todo esté en orden.
—No bailo con invitados de las fiestas que organizo—porfía ella nuevamente.
—Eres una chica difícil—sonrío de medio lado y su mirada se vuelve aún más gélida. Es en ese momento que sé que no debo comportarme como un idiota—. Oye, solo quiero bailar una pieza contigo. Si quieres que sea media canción o solo un minuto, me sentiría muy honrado.
Su cuerpo libera un poco de tensión, aunque su musculatura aún está rígida. Aun con mi mano extendida la miro con apreciación, ella suspira y toma mi mano. El contacto piel con piel me deja un poco fuera de base, ella es suave, demasiado diría yo.
Nos dirigimos hacia la pista a la atenta mirada de algunas personas entrometidas, por no decir todos los invitados. Hasta Sammy le susurra a Theo en el oído al ver como poso mi mano abierta en la espalda de la castaña. Ella vuelve a tensarse separándose un poco de la cercanía en la que la había colocado.
—Cuidado con la mano.
—Tranquila. Solo un baile. ¿Eso acordamos, no?
Balanceándonos de un lado al otro detallo su rostro. Su nariz pequeña y su boca rosada hacen que mi corazón lata un poco más rápido y sus ojos, nada extraordinarios, solo de un color marrón común, pero me encantan.
—Me gustan tus ojos—decido manifestarle, ella posa sus cuencas distraídas en los míos quienes están muy concentrados.
—Solo son marrones.
—Comunes, sí, pero muy intrigantes.
—No me voy a sonrojar por la palabrería barata que me digas...
—Blake—termino por ella sin prestar ni la más mínima atención a lo que dijo—. ¿Tú eres Stella?
Ella profundiza más su ceño.
—Me imagino que Sam y Theo te hablaron de mí.
—Después de mucho insistirles de quien había decorado la casa en donde me estoy hospedando me hablaron de ti, si—le muestro una pequeña sonrisa—. Y no quería hacerte sonrojar, realmente pienso que tu mirada esconde muchas cosas.
—Y lo hacen—susurra con la mirada perdida.
—¿Cómo conociste a Sammy?
—Pertenecíamos a una fraternidad, fuimos compañeras de habitación. A pesar de que yo dejé la universidad nunca perdimos el contacto—su soltura me hace sonreír en mi interior—, años después nos volvimos a reencontrar en el hospital en donde ella trabaja en Nueva York, estuvo en un... momento muy difícil de mi vida. Su familia también es mi familia, ellos son una parte importante de mí ahora.
—Hablas muy bien de los Wexter.
—¿Tu de dónde conoces al novio para que te haya elegido como su padrino?—Sin darse cuenta, la segunda canción empieza a sonar y nosotros seguimos danzando.
—Tercer año, universidad de Nueva York. Un chico se quiso pasar de listo con mi hermana menor. Ese chico resultó ser Theo. Me olvidé de él luego de unos días pero después me tocó verlo en una de mis nuevas clases, al parecer el chico estaba estudiando periodismo, no recuerdo como terminamos en un bar tomándonos unas cuantas cervezas—río recordando aquella situación, siento la mirada penetrante de Stella—. Como Sammy para ti, Theo estuvo en uno de los momentos más difíciles de mi vida, al igual que yo he estado en los de él. Es como mi hermano.
—Entonces fueron cosas negativas de nuestras vidas los que nos hizo ser más unidos con los novios, ¿no?
—Tal vez.
Stella se detiene perforándome con su mirada, creo que ya se dio cuenta de que ya hay una tercera canción y ella sigue unida a mí.
—Creo que te di más de lo que prometí. Debo volver al trabajo.
—Me gustó hablar contigo, Stella.
Ella forma una mueca y sin responder se aleja, Samantha pasa por mi lado dirigiéndose tras ella. Me extraño por aquella acción. Siento una presencia a mi lado, resulta ser que es Theo con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón mirando hacia las dos mujeres que se escabulleron hacia las afueras del salón.
—¿Divirtiéndote, Bam Bam?
—¿Por qué siento un tono de reproche en tu voz, Theo?—Mi mejor amigo me observa sin emoción alguna.
—No reprocho nada, Bam Bam. Solo estoy muy extrañado.
—¿Por qué?
—Nunca había visto a Stella interactuar con un hombre que no sea un cliente por más de dos minutos. Hasta conmigo es muy reacia, pero contigo... Joder, hasta bailaron.
—Solo fue eso, Theo, bailar—aclaro no tan seguro. Esa mujer sigue poniendo todos mis pelos de punta y, no lo digo en un mal sentido.
—¿Estás seguro, Bam Bam? Porque yo no lo creo.
—No te imagines cosas.
—No imagino cosas, solo saco conclusiones con lo que vi—dice para luego suspirar—. Escucha, Bam Bam, Stella es la mujer más misteriosa que he conocido, siempre le he hecho preguntas a Sammy y ella solo me responde que ha tenido una vida muy dura, que a ella no le corresponde decir nada sobre su amiga. Sammy la quiere y aprecia mucho, yo solo no quiero que tu...
Cuando veo a donde quiero ir lo detengo de inmediato.
—Theo, fue solo un baile.
Y no sé si es por su mirada o por los latidos de mi corazón que siento que estoy mintiendo.
[1]ODB, siglas de Organizadora de bodas.
Y aquí otro capitulo sobre mi nuevo hijo ❤ Blake Anderson. Es súper raro escribir desde su punto de vista pero esto es un nuevo reto para mi y me encanta los resultadod que está teniendo.
¿Opiniones sobre el capitulo? ¿Theo y Sammy deberían estar preocupados por sus amigos? ¿Blake invitando a bailar a Stella? ¿Quien es en realidad Stella?
Espero que disfruten el capitulo y nos leemos el próximo jueves por aquí.
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