Capítulo 22.

Ayer por la noche, luego de terminar el programa, llevé a Stella a su apartamento y por primera vez estuve ahí. Su amiga Penny no estaba ahí, al parecer estaba de viaje inpeccionando una fiesta. Me había invitado para comer un bodadillo antes de irme a casa pero una cosa llevó a otra y terminamos desnudos en su gran cama tamaño King.

Tener mi piel contra su piel es una cosa exquisita, he descubierto en poco tiempo que tener a Stella en mis brazos es uno de mis hobbies favoritos. Ella aún está dormida mientras que yo la abrazo por la espalda en posición de cucharita. Ver su espada desnuda hacen mis dedos picar por lo que no aguanto la tentación y empiezo a deslizarlos por su columna vertical con cuidado, no quiero despertarla aún.

Las yemas de mis dedos acarician su piel nívea, tocando cada rincón sin ninguna timidez. Ella no se ha movido, pero sé que lastimosamente la he despertado, su respiración ahora es irregular y obviamente está disfrutando cada caricia que lo ofrezco. Ya sin importarme el movimiento que haga el colchón, me sostengo con un brazo apoyado en la cama y me inclino sobre su cuerpo buscando su cuello para empezar a acariciarlo con mis labios.

Beso tras beso, uno que otro toqueteo con la punta de mi lengua, subo por su cuello hasta su oreja introduciendo su lóbulo en mi boca y succionándolo como hice anoche con cada uno de sus pechos. Ella no puede fingir más el dormir cuando un sonoro gemido es pronunciado por sus labios, revolotea sus parpados dejando ver esos hermosos ojos marrones que me conquistaron esa noche en el salón de fiestas de la boda de mi mejor amigo.

Me separo de ella, sonriéndole con ternura, mirándola como si fuera la persona más hermosa del mundo—Y lo es, al menos para mí—, ella me sostiene la mirada y una sonrisa perezosa se desliza en sus labios mientras se termina de despertar. Procede a darse la vuelta quedando así cara a cara conmigo, aunque yo con un poco más de altura debido a mi posición.

—Esa es una bonita forma de despertar—su voz ronce despierta aún más mi endurecido pene. Ella al parecer se da cuenta porque su sonrisa se vuelve pícara, se posiciona encima de mí obligándome a recostarme sobre mi espalda—. Parece que alguien está feliz.

—Cada parte de mi ser está feliz de tenerte junto a mí.

Bam Bam es un niño cursi.

—Y Pebbles es una máquina caliente que mantiene a Bam Bam como un tonto calenturiento—replico picoteando sus labios y acariciando su espalda baja.

—¿Sabes? He tenido varios apodos en mi vida—puedo notar sus ojos adoloridos—, pero Pebbles es sin duda el mejor.

—Pero ese apodo es solo mío, nadie más puede decirte así, incluso Sammy—le advierto, ella me observa divertida.

—Nadie, ni siquiera Sam podrá llamarme de esa manera.

—¿Por qué la llamas Sam y no Sammy como todo el mundo?—pregunto realmente curioso, es algo del que me di cuenta hace mucho tiempo.

Ella muestra sorpresa, como si la hubiese agarrado con la guardia baja—: Realmente no lo sé—ahora su rostro es pura confusión—, no me había dado cuenta de eso. Quizás la llamo así solo por ser diferente a los demás.

—Eres muy diferente a los demás—mi voz baja dos decibeles sonando muy ronca.

Ella se acerca con su espectacular sonrisa, sus labios chocan con los míos y mis manos no dejan de acariciar su espalda. Cuando estamos subiendo los niveles de nuestro beso el teléfono de Stella empiezo a sonar, ella se separa de mí pero yo no paro de besar su cuello. ¡Joder está mujer es exquisita!

—No contestes—le suplico, no quiero que nada me haga separar de ella.

—Debo contestar, es trabajo.

—Llamaran después.

—Oh no, señor Bam Bam, yo no soy de esas que dejan el trabajo para después—Coloca sus manos en mi pecho alejando mis labios de su piel—. Déjame resolver esto y luego seguimos.

—De acuerdo—respondo a mala gana.

Se baja de mi regazo buscando su móvil al otro lado de la habitación, ella me ha comentado sobre esa costumbre que tiene: Deja el teléfono lo más lejos de la cama para que cuando la alarma la despierte ella tenga la obligación de levantarse, me confesó que si no hacía eso nadie podría levantarla del colchón.

—¿Puedes calmarte, Amy? No entiendo lo que me dices—Stella suena fastidiada. El nombre de Amy me suena, es aquella chica con la que Stella dice que es difícil trabajar—. Debo organizarlo, no puedo ir a Canadá hoy mismo.

¿Canadá? ¿Jodidamente se va otra vez? No quiero estar tan alejado de ella, ya soporto demasiado cuando debemos trabajar.

—Lo resolveré, estaré ahí mañana—me mira mortificada, ella tampoco se quiere ir—. Si, Amy, estaré ahí. Habla con el director de tu instituto y por favor, aleja a los Intocables de mi trabajo. Nos vemos mañana.

Stella me mira desde su posición con su brillante piel desnuda tentándome. No quiero escuchar lo que tiene que decir, no quiero confirmar que ella se tiene que ir... de nuevo.

—¿Quiénes son los Intocables?—es lo primero que se me ocurre preguntar para cortar la tensión que se estaba formando.

Stella nuevamente se integra a la cama conmigo mientras acaricia mi pecho con sus dedos.

—Son cinco chicos que maldicen mi existencia, se acostumbran a hacer bromas maliciosas. La familia de Amy Butler fue mi primera tarea en el mundo de organizar eventos, por muy extraño que suene hice una fiesta para un hurón—La miro extrañado porque realmente no es normal hacerle una fiesta un hurón—. Lo sé, raro, pero era mi primer trabajo y quería que saliera perfecto.

»Y fue así, quedaron encantados. Desde entonces hago todo tipo de fiestas para ellos. Hace semanas estuve por allá por el cumpleaños del novio de Amy quien es un intocable, él no me hizo nada porque dijo que le había caído bien. ¿Sus amigos? Se unieron junto a un malicioso primo de Amy y me tiraron a una piscina de pintura que ellos habían hecho, entre otras cosas. Ahora Amy me llama diciéndome que la persona que estaba organizando el baile de graduación renunció a último minuto, ella es parte del comité del baile y necesita mi ayuda. Me he encariñado con los Butler, no quiero quedar mal con ellos.

—¿Quién rayos llama a un grupo los Intocables?—me burlo.

—No lo sé, yo también pienso que es estúpido.

—¿Crees que pueda ir contigo?—Sus ojos se abren completamente impactada, incluso yo lo estoy. ¿Realmente le pedí acompañarla a otro país?—. Yo... bueno...

—¿Qué hay de tu trabajo?

Me encojo de hombros antes de responder—: Te dije que era alguien importante en la emisora y realmente no creo que Richard me niegue faltar unos días.

Mucho menos luego de lo que paso con Víctor Williams, agrego en mi mente.

—¿Realmente quieres acompañarme?—sus ojos brillantes desbordan esperanza.

—Por supuesto que sí, la idea de tenerte tan lejos me desespera, Pebbles.

—A mí también, Bam Bam—Se sube a mi regazo y con una sonrisa divertida dice—: Te debo un momento de diversión.

—Oh sí, maldita sea.

Ya para las cuatro de la tarde tengo mi maleta hecha y los boletos comprados, no hay vuelta atrás y realmente espero que no tenga problemas con Richard por tomarme unos días libres. Lo vería extraño, casi nunca tomo días libres, ni siquiera cuando estoy enfermo. La producción de GMNY era grande, no solo lo llevaba yo por lo que sabría que no habría problemas por esa parte, sin embargo con IBWM había solo un problema, el ingeniero de sonido, podría hablar con alguno para que me remplazara, Liam no sería ninguna dificultad, él siempre hacía lo que se le diera la gana y nunca seguía órdenes.

Lo primero que hice al entrar en el edificio de la emisora fue tomar el ascensor hasta el piso de Richard para platicar con él. No lo había visto desde el día de la reunión y él tampoco me había buscado. Fran está sentado en su usual escritorio tecleando furiosamente en su portátil, ni siquiera levanta la mirada cuando lo saludo por lo que tengo que aclarar mi garganta para tener un poco de atención.

—Te escucho, Anderson.

—¿Tu jefe está desocupado?

—Lo está—responde sin ninguna emoción.

—¿Puede atenderme?—inquiero con ansiedad.

Al fin alza su mirada—. De que puede atenderte, puede, la cosa es que quiera hacerlo. Ha estado de un humor de mil demonios.

—¿Cuándo Richard no tiene un mal humor?

—Esa es la cosa, él siempre está malhumorado, pero su record ésta vez lo ha traspasado. ¿Sabes que es lo más insólito? No ha despedido a nadie en las últimas veinticuatro horas y estoy malditamente asustado por eso.

—Tranquilo Fran, sé a qué se debe ese mal humor y ese extraño comportamiento de no despedir a nadie—Le doy mi mejor mirada de comprensión—. Hablaré con él.

Camino hacia la puerta de la oficina y con mi puño toco dos veces, como respuesta obtengo un gruñido del otro lado.

—¡Lárgate!

Vaya, si anda con los humitos altos.

Abro la puerta y entro con rapidez antes de que me bote a patadas. Richard me da una mirada mortal, él realmente está enojado y sé que una parte de esa molestia es por mi causa.

—No estoy de humor Anderson. ¡Largo!—me ladra antes de seguir leyendo unos papeles de su escritorio.

Me armo de toda la paciencia posible para tratar a Richard, no quiero que siga de esta manera.

—No me interesa que estés de mal humor y mucho menos que me pidas que me vaya. Me vas a escuchar quieras o no. Eres un idiota, pero te aprecio y te quiero un montón. Así que cierra tu maldita boca y escúchame.

—¡¿Te atreves a hablarme de esa manera?!—Se levanta de su asiento, sus ojos brillando con el cabreo que se carga—. ¡Estas despedido!

Vaya, que novedad. La primera vez que he sido despedido por Richard Mason.

—Vale, estoy despedido, ¿ahora puedes callarte y escucharme?—Se sienta nuevamente en su silla mirándome con altivez. Yo suspiro cansado—. Te traté mal hace unos días y sé que debí escucharte, pero sabes cómo odio a ese... señor, estaba segado por la molestia que tenía y la pagué contigo. Lo lamento por eso, pero espero que sepas comprenderme y dejes ese cabreo, Fran está asustado por tu comportamiento.

—No lo entiendes, Anderson. No solo estoy molesto contigo, yo te comprendo. Estoy molesto porque ese hijo de puta está alterando todo en este lugar—Oculta su rostro entre sus manos—. Williams poco a poco está controlando todo y sé que tiene malas intenciones.

—Podrás resolverlo, eres Richard Mason, el tipo que despide a todos cada minuto y tiene las soluciones a todas las incógnitas.

Richard se levanta de su asiento acercándose a mí para envolverme en un abrazo. Este tipo es como mi padre, lo admiro un montón y sabía que nuestros problemas se resolverían tarde o temprano.

—Gracias por tus palabras, Anderson.

Hace mucho no veía a Richard hablar, siempre gritaba como todo obseso de control, se le nota muy cansado.

—¿Estás bien?

—Lo estaré. Discúlpame por despedirte.

—Tranquilo, no me creí que me hubieras despedido—le digo divertido.

—Ahora, ¿esa señorita que trajiste a noche a la emisora es la de tu cita?

—¿Cómo sabes...

—Fran lo sabe todo porque yo necesito saberlo todo—explica sin más sentándose nuevamente en su sitio, yo lo imito haciéndolo en los asientos que están frente a su escritorio—, lastimosamente no la pude conocer.

—Te la presentaré pronto—le prometo—. Una de las razones por las que vine a verte fue por ella. Verás, tiene que viajar mañana a Canadá y me ofrecí a acompañarla...

—Tranquilo, por mi parte no hay problema. Puedes hablar con uno de los chicos del sonido para que te cubra en el programa nocturno.

—Gracias.

—¿Van enserio?

—Lo más enserio posible, al menos de mi parte—me sincero con él, confío demasiado en Richard.

—¿Sabes que la hija de Williams ha estado en la ciudad?

Me tenso, había olvidado eso, ahora pienso que es lo mejor estar saliendo del país mañana, mientras más lejos de Alana esté será mucho mejor para mi salud mental.

—Theo me lo mencionó.

—Te dije que Victor no tiene buenas intenciones, Anderson, y estoy seguro que su hija también está envuelta en todo esto. Así que cuídate, no quiero que salgas lastimado nuevamente.

—Tendré cuidado.

Y así será, porque dos personas que ya me adviertan sobre Alana encienden las luces rojas en mi cerebro. No quiero que ella sea la responsable de destruirme completamente.

¡Aquí estamos de nuevo!

¿Qué les pareció el capítulo de hoy? ¿Emocionados por el siguiente capítulo? Porque sí, mis niños intocables estarán, como lo había prometido. ¿Ya vieron la nueva (Y oficial) sinopsis del libro?

Este capítulo está dedicado a Auril, espero que te haya gustado <3

Nos estamos leyendo.

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