Capítulo 1.
Mi vuelo hacia Montana se había retrasado. Me encuentro entre un tumulto de gente furiosa, aunque los entiendo, yo también lo estoy. Estar cuatro horas en una sala de espera es terrible, niños correteando o llorando, parejas discutiendo, parejas demostrándose afecto público... personas respirando. Todo me irrita.
Mi teléfono suena por doceava vez, miro la pantalla encontrándome con el mismo nombre: Theo. El muy cabrón anda poniéndome los pelos de punta. Está bien, lo entiendo, se casa en veinticuatro horas y yo aún no estoy en Great Falls, lugar donde se celebrará la dichosa boda. Estoy contento por él, Samantha es una buena mujer para Theo y estoy seguro de que le hará muy feliz. Yo no tuve que hacerle la pregunta de: ¿Estás seguro de cometer la peor decisión de tu vida? No, al contrario. Sammy es buena con todos, conmigo ha sido una segunda hermana y sé que ambos se merecen esto. Ella estuvo preocupada con el asunto de la boda, pensaba que era un tema delicado para mí. No lo es, han pasado seis años, ese día desastroso lo he dejado oculto en lo más recóndito de mis pensamientos.
Cuando el maldito teléfono suena una vez más no me queda de otra que contestarle aunque por supuesto de muy mala leche.
—¿Qué?
—¿Cómo que qué, imbécil? ¿Dónde demonios estás?
—No es mi culpa que el avión se haya retrasado—respondo sin más. Porque es la razón.
—Cuando llegues te retorceré los testículos, Bam Bam.
—Deja de preocuparte, cuando llegue te escribiré.
—¿Prometes no irte de putas cuando llegues?
—No te prometo nada—digo entre risas.
—Hijo de...
Cuelgo antes de que termine aquella barbaridad. Al parecer sus palabras han sido de buena suerte ya que mi vuelo ha sido llamado. Las mismas personas que están en iguales condiciones que yo celebran al escuchar la información. Al menos espero que la comida esté buena.
Abordo en el avión, busco mi asiento y con suerte veo que me ha tocado el de la ventanilla, algo muy positivo, me gusta ver siempre el cielo azul, me recuerda a... Sacudo la cabeza, tal vez deba pedir un cambio de asiento. Un señor mayor vestido de traje será mi compañero de vuelo, cuatro horas con una persona que se nota que no tiene el mayor interés de entablar una conversación conmigo, otro punto positivo, no quiero cruzar historias con otras personas.
Pocos minutos después el piloto hace su respectivo saludo y da la información rutinaria. Al parecer con el buen clima puede que lleguemos mucho antes. El avión al empezar su viaje hace que suspire con satisfacción, pero mi alegría se va rápidamente al recordar de que en menos de veinticuatro horas tendré que vestir de un estúpido traje de pingüino y acompañar a mi mejor amigo en el altar. Cuando me pidió que fuera su padrino quise llorar y créanme que no fue de la emoción, realmente no soy un fanático del romanticismo, pero por Theo haría lo que fuera.
Cuando se nos permite, extraigo mi ordenador de su bolso para encenderla, tengo algunos correos de trabajo que responder. La hija de mi jefe dice que soy como Batman, solo que yo no me encargo del crimen. Por el día soy el director de un programa de entretenimiento en la emisora y por las noches soy solo otro ingeniero de sonido, no he vuelto a ser locutor, no creo tener el valor suficiente de volver a estar detrás del micrófono. Aunque lo extraño, debo admitirlo, pero nada es igual desde esa vez.
Cuando pienso que voy a tener el vuelo perfecto empiezan los golpes en mi asiento, doy media vuelta tratando de ver a la persona molestando y me encuentro con un niño que tiene la cara del muñeco de Chucky, no miento, es el niño más feo que he visto. Pienso cruzar unas cuantas palabras con él pero veo a su padre a un lado y las ganas se me quitan. Ya veo de donde el niño sacó los genes, pobre, él no tiene la culpa. Su padre es más grande que Dwayne "La Roca" Johnson y puedo jurar que él tiene delineador en sus ojos, no me extrañaría ya que tiene una lágrima tatuada en su cara. Joder, que espanto.
Suspiro, no me queda de otra que aguantarme al pequeño Chucky de carne y hueso y la mala imitación de La roca recién salida de prisión, no quiero marcar mi bonito rostro cuando debo estar frente a varias personas en unas horas.
Cuando ya es momento de aterrizar me aferro a mi silla. Muchas personas tienen miedo antes, durante o después de un vuelo, yo soy del último grupo. Dejo escapar un suspiro de alivio cuando el avión se detiene satisfactoriamente y todos los pasajeros empiezan a bajar. El ex convicto y mal imitador de la roca me frunce el ceño cuando pasa a un lado de mí, gracias a Dios que él se aleja primero, luego el señor callado de traje recoge sus cosas y sale detrás de él. No me quejo, he tenido peores compañeros de vuelo, por eso prefiero viajar en clase ejecutivo.
Al bajar del avión instantáneamente siento el frío, aun cuando estamos dentro del aeropuerto. El otoño hace presencia en el ambiente y Montana no es un estado muy caliente que digamos, y aunque estoy acostumbrado a estar en las frías calles de Nueva York, de igual manera soy vulnerable a este clima.
Luego de chequear que todo esté en orden, espero mis maletas y poco tiempo después las tengo en mis manos satisfactoriamente. He tenido muy mala suerte en los aeropuertos, he sido víctima de pérdida de maletas en catorce oportunidades. No bromeo, han sido catorce. A veces pienso que las aerolíneas tienen un complot contra mí.
Salgo hacia el área de espera, hay una aglomeración de individuos con carteles que indican que esperan a seres queridos o a las personas que los han contratados, pero ninguno de los integrantes del tumulto es Theo. Me exaspero, luego de sus incesantes llamadas no veo a mi mejor amigo por ningún lado. Saco mi teléfono y presiono rápidamente su número, no han sonado ni tres tonos cuando siento una presión dolorosa en mis costillas.
—¡Quieto ahí!
—¡Hijo de puta, deja de asustarme de esa manera!
Las carcajadas de Theo me molestan. El muy idiota cada vez que me ve me hace la bromita del robo. Eso empezó luego de que haya sido víctima de un robo en el estacionamiento de una discoteca a la cual habíamos ido.
—Es que tenías que ver tu cara—dice entre risas.
—No me causa gracia.
—Eso no es una novedad, a ti nada te causa gracia—Theo sujeta el asa de mi maleta y extiende su mano—. ¿Cómo se encuentra, señor Anderson?
Aunque esté molesto con él, sujeto su mano y lo atraigo hacia mí. Amo a ese idiota, siempre ha estado para mí en las buenas y en las malas. Lo envuelvo en un abrazo mientras doy golpes en su espalda.
—Dime que te has arrepentido y no te amarrarás de por vida—bromeo con él.
—Oh no, hermano—dice separándose de mi—. Nadie podría arrepentirse de querer amarrarse con Sammy.
—Estoy de acuerdo contigo. Samantha es preciosa.
Recibo un golpe en mi brazo de su parte.
—Cuidadito, estás hablando de mi prometida.
—Toda tuya—levanto mis manos en señal de defensa.
Caminamos hacia el estacionamiento, el cielo nublado hace ver el paisaje más acogedor. Montana es preciosa y estar en Great Falls me hace enteramente feliz, entrañaba este pedacito de cielo.
Mamá nació aquí por lo que yo pasé grandes estadías en el lugar junto a mis abuelos. Es mi segundo hogar, no podría sentirme más en casa. Que Samantha sea de este lugar hace que se gane otro punto de mi parte y que hayan escogido casarse en este lugar es lo único positivo en lo que respecta que yo sea el padrino.
Montamos en la camioneta de Theo y emprendemos nuestro viaje a casa de sus suegros. Él enciende la radio pero su volumen es mínimo.
—¿Cómo va todo en la emisora?—empieza con su usual interrogatorio.
—Todo bien, la audiencia aumenta cada vez más en los programas y Richard no ha querido hacer ningún cambio.
Richard es mi jefe y lo único que lo hace feliz en esta vida es que la audiencia vaya en ascenso, si pasa lo contrario siempre alguien queda patitas en la calle. A pesar de ser un idiota a tiempo completo es una buena persona... solo cuando quiere.
—¿No le han dado más arranques de ira?
—Tú me dirás... Despidió a Fran la semana pasada porque su café estaba demasiado caliente y por eso se quemó la lengua—le comento. No es una novedad que sucediera eso.
—Me imagino que lo contrató dos horas después.
—No, esta vez ha sido un nuevo record, le pidió que volviera después de dos días. El pobre Fran ya había conseguido un puesto como repartidor de pizzas y Richard hizo que lo despidieran.
—Wow, Richard se ha superado esta vez. ¿Dos días?
Ambos nos echamos a reír. Pasar tiempo con Theo me va a hacer bien.
—¿Tu cómo te sientes con el asunto de la boda?
—Estoy emocionado hermano, no puedo esperar para que Samantha tenga mi apellido—su sonrisa bobalicona me lo confirma.
Recuerdo cuando la conocimos—Y digo conocimos porque yo estaba presente cuando la magia sucedió entre esos dos—, Samantha era enfermera en un pequeño hospital de Nueva York, Theo y yo estábamos en casa de unos amigos celebrando año nuevo cuando accidentalmente rompí su nariz.
Ustedes se preguntarán como rompí su nariz. No, no fue en una pelea, tampoco fue con una puerta y mucho menos lo empuje para que tropezara con algo. No, solo estaba abriendo una botella de champaña y el corcho salió volando directamente hacia su nariz. Fin de la historia. Bueno, al menos de la historia trágica de cómo le rompes la nariz a tu mejor amigo. Lo llevamos a urgencias y ahí estaba una linda enfermera, Theo con su cara ensangrentada y con altos niveles de alcohol en su sistema trató de coquetear con ella, yo sabía que eso no era una buena idea y aun así él no me hizo caso, así que Samantha lo hizo sufrir mientras que desinfectaba la herida, mi amigo no logró nada esa noche. Pero tres días después me llegó con una sonrisa en su rostro.
—¿Qué pasa?—pregunté intrigado.
—¡Tengo el número de la enfermera!
Y así todo surgió. Entre citas, citas y más citas formalizaron su noviazgo. Samantha se había ganado mi corazón también, era y es buena para Theo.
—Estoy feliz por ti y por Sammy, Theo—digo sinceramente. Unas palmadas en mi brazo hacen que lo vea.
—Tú también tendrás tu dosis de amor.
—Sabes que estoy fuera desde hace mucho.
—No, Bam Bam. No quiero pensar que Alana te arruinó.
Mi cuerpo se tensa. No me gustaba hablar sobre Alana. Theo sabe que ese es un tema prohibido. Prefiero no responder y desviar la conversación hacia otra cosa.
—Ya tengo mi discurso preparado.
—¿Te vas a poner todo sentimentalón y harás que me ponga a llorar?—inquiere burlonamente.
—Ya quisieras, imbécil.
Nuestro camino sigue con historias que nos han pasado en los últimos años, además de burlas hacia nuestros amigos más cercanos. A pesar de que Theo y yo seguimos siendo amigos ya no trabajábamos juntos, algo que extraño demasiado. Éramos perfectos haciendo nuestro trabajo, siempre nos divertíamos haciendo lo que nos gustaba y siempre buscábamos ser los mejores.
Pasan los minutos y una fila de casas se muestran por ambos lados, nunca había estado aquí, era la primera vez que iba a convivir con la familia de Samantha aunque al menos sabía que los padres de Theo iban a estar ahí por lo que no me sentiría tan incómodo. Mantener una plática con nuevas personas no era lo mío.
Theo detiene el auto en una gran casa de color amarillo suave rodeado de un espeso jardín verde bien cuidado, se pueden observar pequeñas rosas y margaritas a los alrededores de una cerca blanca.
—¿Qué tal?—escucho a Theo preguntar.
—Muy bonita. ¿Aquí viven tus suegros?
—No, es la casa de mi cuñada. La de los padres de Sammy es muy pequeña para albergar a todos.
Theo se baja de la camioneta para luego hacerlo con mi maleta. Hago un además de agarrar el asa pero él no me deja, da unos pasos por el camino de piedras rojizas dejándome atrás. Cuando siente que no lo estoy siguiendo—Ya que me quedo parado como un idiota—, voltea hacia mí.
—¿Vienes?
Le asiento, camino mirando todo a mí alrededor con atención. Quisiera algún día tener una casa así de bonita, llena de coloridas flores y ese ambiente hogareño. Tal vez un perro correteando por ahí...
Theo abre la puerta y entramos a aquel lugar. Las paredes tienen una tonalidad verde lima y los muebles repartidos son de un color naranja eléctrico. Quien haya decorado la casa es un experto, sabe lo que hace.
—¡Ya estamos aquí!
Varios pasos se escuchan caminar hacia nosotros hasta que una pelirroja espectacular aparece frente a nosotros, le da un pequeño beso en los labios a Theo y cuando ve que estoy ahí sus ojos empiezan a brillar.
—¡Bam Bam!—chilla Sammy para luego lanzarse sobre mí.
—Por Dios, Sammy, pensé que tú aún tenías algún respeto por mí—me quejo mientras la alzo entre mis brazos—. Sabes que odio el apodo.
—Es algo inútil que no te llamara así, Blake. Todos lo hacen.
—No todos, solo las verdaderas personas que aprecio pueden llamarme de esa manera—susurro en su oído.
—Jodido cabrón, suelta a mi prometida—el gruñido de Theo hace que Samantha y yo soltemos unas risitas.
—No seas celoso corazón—ella toma de la cintura a Theo y le planta otro de sus besos—, tu eres el único dueño de mi corazón.
—Tú también lo eres del mío.
—Su amor me empalaga demasiado—Walter roba mi frase. El hermano de Theo se acerca para darme un abrazo—. ¿Cómo va todo, Bam Bam?
—Llevando la vida, Walter.
Más abrazos vienen después de ese. Bruno y Ginger, los padres de Theo, me saludan con demasiada emoción, yo se los devuelvo, tenía meses sin verlos, ellos son una segunda familia para mí. Idalina viene después con su sonrisa picarona, la hermanita de Theo tiene un enamoramiento por mí, todos piensan que es gracioso, yo no tanto. Poco después vienen las presentaciones de la familia de Samantha, sus padres, primos, tíos e incluso esa hermana que tiene buen gusto en la decoración. Cuando me toca estrechar su mano lo hago destacar.
—Tu casa es preciosa, realmente estoy enamorado de ella. Supiste decorarla muy bien.
Meredith se ríe un poco mientras niega con su cabeza.
—No soy tan buena con estas cosas, todo el crédito es de Stella.
Estoy seguro que mi rostro solo puede decir ¿Y quién demonios es Stella? Samantha lo lee fácilmente en mi rostro y me aclara.
—Una amiga de la familia, ya la conocerás.
—Pues estoy ansioso de hacerlo. Creo que le pediré que decore mi apartamento—bromeo.
El recibimiento tan cálido que me han dado estas personas me han hecho querer cambiar de opinión. Tal vez mi estadía en Montana no vaya del todo mal, aunque aún tenga que usar un traje de pingüino y asistir a una boda.
Uh yo dije que en marzo pero es que yo me conozco, chicos. Asi que ¡Sorpresa!
Realmente espero que disfruten de este nuevo libro y le den el mismo apoyo que a la serie de Los Intocables, he escrito #EAA con mucho amor para ustedes. Un libro un poquito más serio pero que no deja mi lado divertido atrás.
Lo más seguro es que suba todos los jueves, aun no tendré un día fijo pero lo que si es seguro es que solo actualizaré una vez por semana.
En fin, te dedico esto a ti chaina, tu encontraras algo raro relacionado con el nombre de Sammy ¿no? xD
Espero que les guste un montón, no dejen de comentar aquí abajo lo que les pareció este pequeño primer capítulo.
Saludos.
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