Es por una buena causa...
Emma.
Mita se fue con Davi, yo no estaba de acuerdo con eso pero Isago estaba con una cara de perros al respecto. Él siempre había cuidado de nosotras como sus hermanas antes de que todo cambiara. Ya avanzada la fiesta estamos sentados en un sofá en el salón, agarrados de manos, puesto que estoy cansada de bailar, papá esta bebiendo con mi abuelo Lau y la abuela charla con Amie y tía Belle, suena Thinking out loud de Ed Sheeran y comienzo a cantar la canción en el oído de Sago:
«When your legs don't work like they used to before and I can't sweep you off of your feet, will your mouth still remember the taste of my love?, will your eyes still smile from your cheeks?»
(Cuando tus piernas no funcionen como solían hacerlo, ¿Tu boca aún recordaría el sabor de mi amor? ¿Tus ojos seguirían sonriendo al son de tus mejillas?)
And, darling, I will be loving you 'til we're seventy and, baby, my heart could still fall as hard at twenty three, and I'm thinking 'bout how people fall in love in mysterious ways maybe just the touch of a hand, well, me, I fall in love with you every single day and I just wanna tell you I am...
(Amor, te seguiré amando hasta que tengamos setenta, Nena, mi corazón te seguiría amando como ahora a los veintitrés. Yo me pregunto, cómo las personas se enamoran de una manera tan mística y quizá sea por solo tocar sus manos. Cada día me enamoro más de ti y quiero decirte que aún lo estoy...)
So honey now, take me into your loving arms, kiss me under the light of a thousand stars, place your head on my beating heart I'm thinking out loud...
(Así que cariño ahora tómame en tus amorosos brazos, bésame bajo la luz de miles de estrellas, coloca tu cabeza en mi corazón palpitante, solo estoy pensando en voz alta...)
Él me abraza, se siente tan bien, estoy tan enamorada que no creo que nadie pueda querer tanto como yo quiero a Sago, tal vez solo papá a mamá en su tiempo... termina la canción y le digo:
― Te quiero tanto príncipe...
― Yo también te quiero Majestad... mañana te invitaré a almorzar, ponte guapa.
― Querrás decir: ¡más guapa!
― Es cierto, princesa― dice dándome la sonrisa mágica y siento que me derrito.
Nos vamos del local a las tres de la mañana y recuerdo que es sábado, pero que me comprometí a ir a una práctica de baile, tendré que levantarme temprano, eso es un fastidio...
En el auto solo hablan papá y la abuela, Amie no parece querer incluirse, ella se ve molesta, esto empezaba a ser el pan de cada día...
...
Me levanto de milagro y me enfundo en pantalones elásticos de ejercicio con una blusa de tiras, me hago una coleta, me coloco un abrigo y salgo pitando para no llegar tarde, Joseph me acompaña, como siempre. Llego y comienzo a calentar con algunas de mis compañeras, estamos esperando a que llegue la señorita Margarette. Miro varias caras nuevas entre las chicas, entonces esa debe de ser la razón por la que hicimos este ensayo extraordinario.
― Señoritas, hoy cambiaremos un poco los puestos usuales para que Maureen, Bella y Cecile se puedan acoplar al grupo, denles la bienvenida y traten de ayudarlas en lo que puedan― ordenó con su tono y mirada siempre severos cuando llegó. Nos organizó de manera que las tres chicas quedaron mezcladas en la formación, así podrían ver mejor los pasos y seguirlos. Una de ellas quedó a mi espalda y cada vez que hacíamos pasos hacia atrás o dábamos alguna vuelta la veía evidentemente más perdida que sus homologas, en uno de los pasos hacia un lado casi la tropecé y la señorita Margarette pensó que eso era todo.
― ¡Cecile! Está bien que es tu primer día, pero ¡¿qué significa esto?! Dijiste que darías tu mejor esfuerzo, ¿Eso es lo mejor que puedes hacer? Porque si es así mejor vete de mi aula, ¡estarías mejor en el basurero!― los ojos de Cecile estaban gigantes como platos y se cristalizaron, ella no lloró pero estaba a punto. Volvimos a la música contemporánea y de nuevo la chica se confundió, vi su cuerpo larguirucho y huesudo caer al suelo de una manera muy vergonzosa, puesto que se enredó con sus propios pies. Todas las chicas comenzaron a reír sin piedad y ahora Cecile comenzó a sollozar. Me sentí tan mal de verla así que la levanté del suelo llevándola a los vestidores, cuando pasé a un lado de las otras las miré con desprecio diciendo: « ¡Debería darles vergüenza!»
Llegamos y ella se sienta en uno de los bancos a llorar sin consuelo, trato de calmarla frotando su espalda pero no funciona, creo que diré lo que pienso que diría mamá.
― No llores, creo que la única manera en que puedes sentirte mejor es haciéndolo bien, pues me quedaré a practicar contigo hasta que domines las rutinas, luego irás y se las echarás en cara a esas necias. ¿Qué te parece?
― Es muy amable de tu parte pero no creo... no creo que pueda hacerlo bien...― dijo entre sollozos.
― Claro que sí, esperaremos a que se vayan, lo harás bien, confía en mi― respondí sonriendo. Ella hizo una media sonrisa en respuesta, se secó las lágrimas y saqué un chocolate de mi bolsa― ¿Sabes? Mi papá me enseñó que el chocolate estimula a tu cerebro a soltar una sustancia llamada feniletilamina, te hace sentir feliz o si estás triste, mejor. También me dijo que se libera si estás enamorada, es casi la misma sensación. Come esta ración de felicidad entonces, espero que te sirva― ofrecí tendiéndole el dulce, ella rió esta vez completamente y lo tomó.
― ¿Por qué eres tan amable? ¿Cómo es eso posible?
― Ah, no es nada, cualquiera haría lo mismo...
― No, evidentemente NO.
― ¿Me das un segundo? Tengo que hacer una llamada.
― Por supuesto.
Marqué a Sago, no llegaría a tiempo para almorzar con él.
― ¿Príncipe?
― ¿Majestad?
― Creo que tendremos que posponer el almuerzo a una cena porque tengo un asunto que resolver...
― Em, pero ya tenía todo preparado.
― En verdad no puedo llegar Sago, ¿puede ser una cena?― pregunté suplicante.
― Está bien Majestad, lo que tu quieras, pero ¿sucedió algo?
― No, solo tengo que resolver un asunto en la academia de baile, te aviso cuando vaya saliendo.
― Ok princesa, espero que todo te salga bien, nos vemos más tarde.
― ¡Te quiero!― colgué e invertí el resto de la tarde en enseñar a Cecile las coreografías y ella para las cinco de la tarde todavía estaba presentando algunos problemas con aprenderlas, luego lloró un poco más y me contó mil historias de como ella siempre era muy desafortunada, no es que no quisiera escucharlo, es solo que a las siete tenía la cita con Sago y no quería faltar, ya eran las seis y no me daría tiempo de ir a arreglarme a casa. Por fin la chica decidió irse agradeciéndome la ayuda, ella no sabe que yo tenía esta cita ni nada al respecto, no quería que se sintiera mal.
En el transcurso del camino hasta la dirección que me envió Sago llamé a papá para decirle por qué me había visto retrasada antes de que le diera algún tipo de ataque paranoico, no se escuchaba feliz, pero no me envió de vuelta a casa. Llegué a un restaurante muy bonito, lo bello del mismo radicaba en que parecía estar en medio de un jardín botánico, Sago estaba muy elegante en un traje negro esperando, iba a ser un poco decepcionante cuando me bajara oliendo a rayos con la ropa de deporte, pero estoy aquí y es lo que cuenta ¿no es cierto?
Me bajo y camino hacia él un poco avergonzada, me está mirando divertido.
― Majestad, no debiste ponerte tan elegante, ¡me honras con tu esfuerzo! ― repone sarcástico.
― Lo siento mucho mi amor, pero es que tuve un día algo extraño y no pude ir a casa a arreglarme, ¡lo que cuenta es que estoy aquí!― repuse abrazando su cintura cuando llegué hasta él.
― Estás aquí princesa, me encanta que estés aquí, vamos a entrar― reparo en que no hay nadie más en el restaurante, entonces él debió reservarlo solo para nosotros.
― Sago, ¿Reservaste el restaurante por todo el día? ¿estás loco? eso debió costar mucho dinero, no era necesario, podíamos comer perfectamente con personas alrededor.
― Entonces no hubiese sido tan especial― llegamos a una mesa adornada de manera muy femenina con mantel de encaje color crema, lilas y rosas de color rosa.
― Es hermoso, gracias por tomarte el tiempo...
― Ah no, no me agradezcas aún, tengo algo más para ti― dijo inclinándose hacia una de las sillas― siéntate, por favor― abrió la otra para mi y se sentó a mi lado con un paquete en las manos.
― Esto es para ti Majestad, lo hice yo mismo― me tendió una cajita de cartón corrugado recubierto de un esmalte satinado color sepia, en el tope estaban pegadas tres calas muy pequeñas y hasta tenía un lazo un poco mal hecho, me reí ante el aspecto que tenía todo de haber sido elaborado torpemente.
― Gracias mi amor, esto es muy dulce― la abrí y salió disparada una foto reciente de nosotros de una especie resorte de papel, me reí muy fuerte puesto que eso había sido infantil e inesperado. Finalmente el contenido de la caja era un papel doblado, iba a abrirlo pero él me previno.
― No Majestad, léela en casa, me daría vergüenza que lo hicieras ahora si te soy sincero...― la guardé en mi bolsa haciendo caso de lo que me decía y pocos minutos después llegó la comida, cenamos animadamente y luego de terminar me condujo a un puente de concreto con barandales de hierro forjado, por debajo se divisaba una laguna artificial oscura como la misma noche, pero había algo en el agua que hacía que se viera brillante y enigmático, este lugar era sorprendente, tanto que no sabía como es que tengo toda mi vida viviendo aquí y nunca había venido. Estamos simplemente tomados de las manos admirando el paisaje, cuando bajamos del puente y nos sentamos en la grama al pie de la laguna me recuesto en el hombro de Sago, no necesito decir nada porque me siento completa de solo tocarlo, el momento es perfecto simplemente así, permaneciendo en silencio. El me cubre con su saco porque comienza a hacer frío y nos retiramos hacia la salida, se hace tarde y Joseph debe de estar desesperado.
― Te veo mañana Majestad, duerme bien, sueña conmigo, yo haré lo mismo, te quiero― atrapó mi barbilla en su mano derecha para solo presionar un poco sus labios sobre los míos, la manera en como lo hizo me dio a pensar que fue con la deliberada intención de enviar miles de pequeñas descargas eléctricas a mi cuerpo.
― También te quiero Sago.
Al subir al auto lo primero que hice fue buscar la nota dentro de la cajita y desdoblarla, no me podía aguantar hasta llegar a casa.
«Sé que esto está más allá de lo cursi pero quise hacerlo para ti porque te has convertido en una parte tan importante de mi vida Em, me has apoyado en las buenas y en las malas, has estado ahí para mi, por eso quiero decirte que te quiero tanto, tan profundamente y es un amor tan puro que no quiero estropearlo con nada, te quiero Em, lo repito para que estés segura de lo real que esto, esta cajita no solo contiene el papel, contiene también todas las ganas y deseos de que lo nuestro funcione, espero que estés leyendo esto con una sonrisa, buenas noches Majestad, un beso...
Isago.»
La releí un par de veces y al llegar a casa la devolví a su lugar de origen, bajando del auto con una sonrisa más que tonta en la cara.
...
Me levanto con la idea fija en la mente de que debo ir a Venezuela con Mita, tengo que ir a la tumba de mi mamá, así que haré una lista de: «problemas que me impiden ir a Venezuela» y luego haré otra de soluciones.
Problemas:
1) PAPÁ. (Habla por si solo, no necesita explicaciones).
2) Soy menor de edad, necesito consentimiento de un representante, lo cual me lleva de nuevo al problema numero 1.
3) Mita no me va a colaborar con esto.
4) Tengo que ir al colegio.
Entonces, necesito que papá me de una autorización para ir, pero en realidad eso pasará solo sobre su cadáver, es imposible que lo haga por voluntad, así como que nadie lo convenza. Estoy acabada... Si consigo la autorización Mita no dudará en ayudarme con lo que sea que le pida porque estará confiando en que papá lo aprueba. «Eso es, necesito una autorización». Se me ocurre que puedo conseguirla, pero no será nada honesto.
Soluciones:
CONSEGUIR LA AUTORIZACIÓN DE PAPA Y PUNTO.
Al día siguiente tomé prestado un formato de autorización de la oficina de la secretaria de coordinación de mi curso, no fue difícil puesto que ella me adora y solo tuve que quedarme un momento sacándole conversación, no sospechó nada puesto que nadie sospecharía nada malo de mí en general. En el camino a casa llené el formato con una letra que no se pareciese a la mía dejando que solo se quedara el espacio para el nombre, la firma y el sello de papá, esperaba que no se diera cuenta y también que yo misma fuese capaz de no actuar como una tarada y poder ejecutar el plan, tenía que admitir que no era la mejor mentirosa del mundo. Llegué e inmediatamente lo llamé cuando entré en la casa, todo se escuchaba tranquilo, llamé de nuevo y no recibí respuesta, subí las escaleras e intenté de nuevo, esta vez si me escuchó, estaba en la biblioteca.
― Hola papá, ¿cómo estás? ¿Cómo ha estado tu día?
― Bien preciosa― me dio una sonrisa entristecida, entonces me fijé en que parecía distraído.
― ¿Qué sucede papá? ¿te pasa algo? puedes contármelo...
― No preciosa, no es nada, solo estaba revisando algunas cuentas, dime: ¿necesitabas algo?
― En realidad sí...― dudé en un principio porque sabía que en cierta manera me estaba aprovechando de la situación en que sabía que se encontraba con respecto a mamá, él no estaba prestándome atención enteramente, pero esto era por una buena causa... «Perdóname papá por favor, yo no quería engañarte, pero no me dejas opción», pienso antes de terminar de decir:
― En realidad necesito que firmes una autorización para el colegio, es para una excursión a final de mes, en Bruselas, necesitan que autorices mi salida del país, no te preocupes es solo papeleo, como sabes Bruselas no está tan lejos, e iremos con el personal docente, como siempre son estas excursiones papi, nada nuevo...― pienso que estoy sudando más de lo normal y que me va a ver la mentira en la cara, siento que estoy siendo muy obvia en ello, sin embargo, al tenderle la hoja el la firma sin decir nada más, la sella y me da las copias pertinentes de sus papeles de identificación.
― En estos días me recuerdas darte las copias de identificación de Joseph, él irá contigo quieras o no Emma, lo dejaré como tu representante legal mientras estás en el paseo― me mira severo, pero sé que no es porque me ha descubierto, sino porque esa es la cara que siempre hace cuando tengo que viajar a algún lugar.
― Claro papá, ¡gracias!― salgo de la habitación sintiéndome culpable porque el se ha quedado tan taciturno como todos estos días, pero ya lo hecho, hecho está.
¡Nos vemos en los comentarios!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top