De todas las benditas mujeres.

Alma.

El lunes luego de la piscina llamé a Isago, tendría que darme muchas explicaciones, no porque él tuviese obligaciones conmigo, sino que estaba con Emma y ella era mi familia, yo siempre cuido de mi familia. En realidad no había asimilado aun el hecho de que ellos están juntos, como: juntos de verdad, me parece que en cualquier momento va a salir cualquiera de los dos a decir: «no, en realidad era broma, somos amigos ¡cayeron!»

Al tercer timbrazo Sago resondió:

¿Hola? ¿Mita?

─ Sí, ¿cómo estás?

Estoy bien, muy bien ¿y tu?

─ Bien... necesito hablar contigo, es bastante urgente, ¿puedes escaparte de tu trabajo por un momento?

Pues si me dices cual es la urgencia, está bien, pero no puedes tenerme en ascuas.

─ Te la digo en El bulevar de las Capuchinas, ¿Sabes? El Café Napolitano, nos vemos en veinte.

Mita, pero...─ Colgué dejándolo con la intriga, así iría rápido, llegué, escogí una mesa al azar y me senté a esperarlo, al poco tiempo apareció.

─ ¿Cuál es la urgencia? ¡Me mataste del susto!

─ La urgencia es que se que estás saliendo con Em─ su sonrisa se desvaneció y tomó una expresión seria.

─ ¿Cómo lo supiste? Em y yo estábamos planificando la manera de decirlo lo menos problemático posible...

─ La manera en que lo supe no es relevante, lo que si lo es, es esa manera tuya congénita de ser un total inmaduro, Isago, ¡tienes veinticuatro años! ¡Ella tiene dieciséis! ¿si te das cuenta de que es menor de edad y si tío David enloquece cuando lo sepa puede enviarte a la cárcel? ¿O crees que porque sus padres son amigos eso no pasará? te digo algo: ¡estás equivocado! tío David haría cualquier cosa por Em, si él cree que tú eres una amenaza para ella, no te va a dejar en paz.

>> Ya sé que me vas a venir con el cuento de que el amor no tiene edad, está bien, pero tienes que estar cien por ciento seguro de que lo que quieres es esto. Hacerte responsable de tus actos con ella y ser consecuente, es la única manera de que tío no te asesine. Aunque si me lo preguntas a mi es una tontería Sago, es meterte en problemas sin necesidad, ahora me imagino que no se te va a ocurrir la estupidez de tomarla, porque sabes muy, muy bien que ella esta guardando voto de castidad hasta el matrimonio y no creo, de hecho estoy segura ¡de que tú no! Eso acabaría con la amistad de los Moreira con los Silva, ¿si me entiendes? ¿O necesitas ayuda de golpes en combinación con mis palabras?

─ Mita, ¡relájate! ¡Jesús! ¡Estás gritando en un lugar público!

─ ¡No me digas que me relaje! ¡A una mujer no puedes decirle que se relaje!

─ Yo no estoy planeando nada malo con Em, de verdad, sé en que me estoy metiendo y sé que es lo que quiero. Voy a hacer las cosas bien, lo prometo...

─ Sago piénsalo bien, esto no solo los involucra a ustedes dos, sabes que una vez que lo digan a sus padres tendrán que andar con pies de plomo, sobre todo tú... ¡es que de todas las benditas mujeres del mundo! ¿¡Es en serio!?

─ Si no te conociera tan bien como te conozco, pensaría que estás celosa, porque casi lo pareces, pero se que eso es prácticamente imposible─ me sentí descubierta aunque en realidad la razón primaria por la que lo había citado aquí no eran los celos, en verdad estaba preocupada por todos, esto iba a ser un fastidio cuando se enteraran.

─ No seas idiota Sago, ¿ves lo que te digo? no puedes tener seriedad por un momento.

─ Vamos a estar bien, en todo caso tú no eres la que estará en problemas, somos nosotros, puedes hasta fingir que no lo sabías si quieres quedarte fuera de esto.

─ Yo solo quería ayudar... siempre es lo único que quiero. Nos conocemos desde niños, sabes que de ahora en adelante las cosas van a ser muy distintas.

─ Si, lo serán...─ Salí del café contrariada, mi yo subconsciente había estado esperando a que él me dijera algo como: «¡Hey Mita! en realidad tienes razón, esta relación con Em no va a ninguna parte, ella ni siquiera es una mujer, es una niña aun, mejor no me meto en este embrollo sin necesidad», pero eso no había pasado y se sentía tan mal... hoy más que nunca lo quería, tanto que dolía verlo estar tan determinado a estar con Em. Dolía mucho saber que la persona que probablemente iba a querer para toda la vida, puesto que no creía olvidarlo así conociera otros chicos, iba a estar con otra y no solo eso sino justo en mi nariz, no sabía si iba a poder con eso...

En el trabajo Ian me recibió con cara de reproche.

─ ¿Qué pasó contigo? ¿esa cara de velorio a qué se debe?

─ No tengo cara de velorio...

─ Claro que sí, ¡dímelo ya!

─ Isago y Em están saliendo...─ dije tan bajo que no creo que me escuchara.

─ ¿AH? en realidad no escuché nada de lo que dijiste.

─ ¡Que Isago y Em están saliendo! ¡¿Feliz?!

─ ¡Oh! Mita tú te lo buscaste, yo te lo dije, que tenías que hacer algo porque Isago tal vez no estaba recibiendo las señales adecuadas de ti, ¡te dije que tenías que decirle lo que sientes! te lo dije infinidades de veces, pero no hiciste caso, como siempre que te digo algo, ahora la princesita de los bosques encantados te ganó el hombre, tengo que reconocer que ella no se anda por las ramas, ¡no señor! toda linda y dulce, ¡zas! un plan bien ejecutado.

─ Ella no tenía ningún plan, no sé de que locuras hablas.

─ Como sea, ¡la niñita te ganó!─ Sonó el celular y era mama:

─ Hola mami, ¿cómo estás?

Bien Mita de mi corazón, ¿cómo está mi pequeña?

─ Trabajando mamá, ya no soy tan pequeña, ¿qué pasó, por qué llamas a plena hora de trabajo?

No, solo quería decirte que en tres semanas estaremos por allá, sabes que es el cumpleaños de tía Regina y lo vamos a celebrar por todo lo alto.

─ Si madrecita está bien, se quedarán en mi departamento, ¿cierto?

Claro peque ¿y como están Em y David? ¿todo bien?

─ Todo bien...─«por ahora...»─ Saludos y besos a papá, cuídense. ¿Quieres venir a ver alguna serie a mi casa? no quiero estar sola hoy...─ dije en dirección a Ian cuando colgué.

─ Claro, señorita: «me dejo ganar el hombre por niñas de quince años»─ repuso burlón, para ser mi mejor amigo a veces parecía querer destruir mi vida.

─ Ian, de verdad no estoy para bromas, ahora no─ digo con cara de molestia y una molestia muy real, eso lo previene de seguir bromeando. En cambio, me rodea con sus brazos por detrás, en su camino se interpone el espaldar de mi silla─ Mita vas a estar bien, vamos a comer un montón de golosinas para que el azúcar te haga olvidar tus penas.

Una vez en casa y con mis pantalones de algodón estampados de pequeños pastelitos con una blusa de tirantes y un moño corriente en mi cabeza, me siento... no puedo decir mejor pero sí más cómoda. Lanzo toda la cantidad de cosas acolchadas que tengo en mi departamento a la alfombra de la sala mientras Ian trae nuestro arsenal de golosinas a la mesa del centro. No puedo decir que vivo mal, eso sería descarado porque en realidad mi familia tiene mucho dinero y tía M me heredó una pequeña pero aún así considerable suma. Si quisiera ser una vaga podría serlo, pero yo simplemente no puedo estarme quieta...

Mi departamento fue diseñado por mi y la verdad me quedo muy espacioso, elegante y femenino, me sentía a gusto aquí. Nos acostamos por fin y comenzamos con el juego de lanzar un caramelo al aire para ver si el otro lo puede atrapar con la boca; en lo que uno de los caramelos (para mi desgracia nada blandos) me golpea justo entre los ojos comienzo a reír como loca, Ian también se ríe y me dice:

─ ¡Mita, das pena ajena! de verdad mujer, ¿no puedes atrapar un simple caramelo? ¡no sabes cuán ridícula te acabas de ver!

─ ¡Déjame imbécil! ¡Eso es lo que eres, un gran imbécil, cállate y veamos la serie─ me abraza por un costado y vemos por fin la televisión, Ian era casi el hermano que jamás tuve, pero eso no me iba a detener, igual estaba pensando en irme a Venezuela lo más rápido posible... no quería tener que verlos juntos, no mientras pudiese evitarlo...

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Hasta la próxima semana chicas, ¡nos vemos en el espejo y en los comentarios!

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