🌸 Primavera 🌸



"El Otoño llega temprano por la mañana, pero la primavera llega al final de un día de invierno"
Elizabeth Bowen


****

— ¡Mamá!¡Mamá!

Se removía impaciente, trataba de acercarse a su madre pero aquel policía que lo sujetaba del brazo no se lo permitía.

Desde donde estaba veía como aquellos hombres de la ley se llevaban esposada a su madre. Esta algo aturdida por lo que estaba pasando trataba de forcejear con los policías para que no se la llevaran.

— ¡Mamá! — volvió a llamarla.

En esa ocasión su madre pareció escucharlo y giro su cabeza para verlo. Durante aquel cruce de miradas, pudo ver en sus ojos tristeza y arrepentimiento. Mientras los sacaban a ambos afuera del departamento noto como algunos de los vecinos del edificio se asomaban por la puerta para ver lo que estaba pasado. Mirando con asombro y pena lo que ocurría.

El niño esperaba que alguno de sus vecinos los ayudaran, pero ninguno hizo nada.

Finalmente aquellos policías los escoltaron a ambos hasta las patrullas que estaban estacionadas afuera del edificio. En ese momento vio como los policías que tenían esposada a su madre la llevaban a una de las patrullas.

Pensó que lo llevarían con su madre en la patrulla, pero al parecer ese no iba  ser el caso. Escucho que el oficial que lo sujetaba estaba hablando con otro y le comunicaba a este que lo llevaran a un centro familiar.

Sabía que si hacían eso, entonces jamás volvería a ver a su madre.

En un arrebato de adrenalina de su parte, se le ocurrió morder la mano del oficial que lo sujetaba, lo que hizo que este lo soltara y se sujetara su mano adolorida. El niño aprovecho aquel descuido para salir corriendo de ese sitio.

Corrió y corrió, todo lo que sus piernas le permitieron. Y sin tener un rumbo fijo.

****


Un ligero cosquilleo en su mejilla hizo que poco a poco tratara de abrir sus ojos. Al principio distinguió una mancha negra cerca de él, cuando consiguió al fin enfocar su vista vio que aquella mancha se trataba de su erizo. Este estaba cerca de su cara olfateándolo.

Volteo a ver a su alrededor y noto que se encontraba acostado en la cama de su habitación. Trato de apoyar  su codo sobre la cama pero en ese momento un intenso dolor en su cabeza lo hizo volver a tumbarse sobre esta.

Ante eso no pudo evitar reprimir un ligero quejido. Sentía que su cabeza explotaría en cualquier momento.

Escucho que la puerta de su habitación se abrió y al voltear vio de pie a Shu bajo el marco.

— Lean — lo llamo el albino.

El chico se acerco a él y lo ayudo a que se reincorporara un poco a la cama. Shu le paso un vaso con agua y unas pastillas. Supuso que para el dolor de cabeza.

Tomo el vaso junto con las pastillas y las ingirió. Dejo el vaso vacío cerca del buro que estaba cerca de su cama. Inconscientemente se llevo su mano a su cabeza y sintió un pedazo de tela en su frente.

— Llame al doctor y el se encargo de vendarte la cabeza — dijo Shu. El chico volteo a verlo. —, afortunadamente el golpe que te diste en la nuca no te abrió un tejido, así que no fue necesario que te cosieran. Lo que si hizo fue dejarte un moretón. Por fortuna para ti, gracias a la cantidad de cabello que tienes no se nota — tras decir aquello el albino se separo del chico y recogió el vaso del buro. Lean vio a Shu dirigirse hacia la puerta.

— Shu — lo llamo. El albino se detuvo y volteo a verlo. — gracias — le dijo viendo hacia otro lado. El chico no respondió y se marcho de la habitación.

Cuando Shu se fue paso un rato recostado en su cama. Durante ese tiempo trato de recordar lo que había ocurrido, lamentablemente hacerlo hacía que le doliera la cabeza, así que trato de no esforzarse tanto.

Recordaba  que había leído una de las cartas de su madre y en esta le pedían que fuera al centro de rehabilitación a hablar con la doctora que atendía a su madre. Recuerda que hablo con aquella mujer y esta le contó sobre un altercado en el centro, su madre...

Reprimió un quejido de dolor que surgió en su cabeza.

Ahora ya recordaba que había pasado. Había salido de aquel centro mortificado y con el deseo de alejarse de todos. Llego hasta el parque y sin darse cuenta resbalo por el piso congelado.

— Vaya forma de solucionar mis problemas  — se dijo a si mismo. Cerro sus ojos un momento y luego exhalo algo de aire. Era mejor descansar por ahora, sino ese dolor de cabeza no se le quitaría.

****

Luego de dos días el dolor que sentía en su cabeza ceso y finalmente se encontraba en mejores condiciones. Debido a que estaban en fechas navideñas las actividades relacionadas al beyblade se encontraban suspendidas así que no fue necesario dar aviso sobre esos dos días en los que estuvo indispuesto.

En esos días Lean solamente había hablado con Shu sobre su estado de salud, jamás habían tocado el tema de la ultima conversación que tuvieron.  De cierta manera la relación entre ellos estaba algo tensa, tensa por culpa suya aunque no quiera admitirlo.

Así como había ocurrido con los Asahi, Lean no deseaba que nadie cercano a él supiera de aquel pasado turbulento suyo. No quería que aquellas personas que se habían vuelto de su confianza se dieran cuenta de la clase de persona que llegó a ser, sentía que eso podría alejarlos.

Ahora que lo piensa, ya estaba alejándolos por su falta de confianza.

Exhalo frustrado.
Debía hallar la manera de remediar ese hecho.

Bajo su vista un momento y noto al pequeño animalito acurrucándose sobre su abrigo para dormirse. Lean lo observó por un rato. Debía ser fácil llevar una vida como un erizo, vivía de forma independiente, sin ataduras, comiendo y durmiendo. Sin preocuparse de lo que las otras personas piensen o de lo que tus acciones puedan conllevar.

— Apuesto a que si supieras lo que fui no estarías tan cómodo durmiendo en mi abrigo — le dijo al pequeño animalito.

Ante lo que dijo Harry continuó recostado.

— Quizás si le dieras la oportunidad de escucharte puede que te entienda.

Lean levantó la mirada. Había estado metido en sus pensamientos que no se percato que Shu estaba parado en medio de la sala. El chico se reincorporo del sillón, no sin antes tomar al pequeño animalito entre sus manos y colocarlo aún lado de él en el sillón.

Volteo a ver al albino y este seguía de pie frente a él.

— ¿Qué es lo que quieres que te diga Shu?

Vio al chico sentarse en otro de los sillones de la sala.

— Quiero escuchar tu versión — le dijo el chico. —, escuche la versión de ese hombre pero aún no me has contado la tuya.  

Lean lo observo con cierta desconfianza.

— ¿Y que obtendría con eso? — le pregunto.

Shu lo observo.

— Que sigas siendo mi amigo Lean.

Aquella respuesta lo sorprendió. De pronto comenzó a sentirse pequeño e inseguro, no sabía que hacer. Estaba por cruzar aquella barrera que había entre él y sus emociones.

Respiro profundamente.

— No se por donde empezar...

— Porque no empiezas por el inicio — le sugirió Shu. —. Por lo que tengo entendido solías vivir con tu madre cuando eras más pequeño  — Lean lo escuchaba. — ¿Qué sucedió después?

El chico guardo silencio un momento.

— Antes de empezar, me gustaría aclarar una cosa — le dijo. —. Pese a todo lo que haya dicho la policía, mi madre era una buena mujer — el albino lo observo. — . No es sencillo superar la perdida de alguien cercano a ti...

Tan solo era un niño cuando perdió a su padre en aquel accidente, recodaba haber llorado y sentirse triste días después de saber la noticia. Aunque su padre solía ser un hombre ocupado, cuando podía pasar tiempo en casa, este siempre los procuraba tanto a él como a su madre. Saber que ya no lo vería jamás fue algo duro para él.

A pesar de ello trato de seguir adelante. Lamentablemente para su madre aquella perdida le causo bastantes problemas.

— A diferencia de mi. Mi madre no era tan fuerte, la perdida de papá le ocasiono que con el paso de los días cayera en una clase de depresión y eso le ocasiono que con el tiempo comenzara a beber alcohol — le dijo. — . Comenzó a ser algo normal para mi verla dormida en el sofá con una botella vacía.

— ¿Y alguna vez...?

El chico negó con la cabeza.

— A pesar del estado en el que estaba jamás me hizo daño o me puso en peligro — le respondió. No quería que supiera de aquel incidente cuando husmeo en la bolsa de comestibles. Era mejor olvidar ese hecho. — Era una buena mujer.

— De acuerdo — dijo Shu. — continua.

Suspiro.

— Debido a esa condición que tenia, en una ocasión mi madre se quedo sin dinero para solventar ese gusto que tenia por la bebida. Así que sin pensarlo se le ocurrió robarle una botella de vino al vendedor de la tienda que se encontraba cerca del vecindario — le contó sin mucho animo. —.Lamentablemente ella no contó conque aquel sujeto supiera de ese robo así que trato de hablar con ella pero jamás consiguió verla. Como era de esperarse aquel sujeto denuncio a mi madre con la policía.

Recordaba sentirse como un ladrón cada vez que regresaba de la escuela y pasaba cerca de la tienda de Mr. William. A pesar de que Lean no le había robado nada, le era inevitable sentirse culpable cada vez que le mentía a aquel hombre sobre su madre.

— Cuando detuvieron a mi madre escuche a uno de los oficiales decirle a otro que me llevarían a un centro familiar. — le dijo. — Sabía por algunos maestros de la escuela que esos centros son para reubicarte con otra familia. No quería que me llevaran con otra familia, así que escape.

Guardo silencio.

— ¿Y a donde fuiste?

Suspiro.

— Cuando hui de la policía no tenía a donde ir y me pase recorriendo las calles varios días. Podría decirse que experimente la otra parte de la decadencia humana — explico. Los primeros días recordó sentirse temeroso por las calles y con desconfianza de las demás personas. — Sin techo, sin comida, tuve que aprender a subsistir por mi cuenta por toda la ciudad. — Para no morirse de hambre tuvo que buscar todos los días en la basura alguna sobra de comida que pudiera comer. — Estábamos a  principios de diciembre, mientras buscaba algo de comida cerca del contenedor de un restaurante escuché en una radio una noticia sobre una próxima nevada que llegaría a la ciudad. Aunque lo ideal hubiera sido ir a un albergue para pasar la nevada, algo me decía que si lo hacía las personas de ese lugar me preguntarían por mis padres, y eso conllevaría a que le hablaran a la policía. Así que me dedique a recolectar varios cartones y hacer un refugio para el frio.

Hizo una búsqueda por toda la ciudad para encontrar cajas de cartón, afortunadamente había conseguido las cajas necesarias para hacer su refugio contra el frío, lamentablemente eso no le ayudó mucho.

— Aquella nevada era muy fuerte, creo que la más fría que había caído en la ciudad. — por alguna extraña razón comenzó a sentir sus manos frías. — mis manos y mis pies estaban helados — dijo. — No sabía si lograría pasar la noche en el refugio que hice. Cuando me cubría más con un pedazo de cartón viejo, alguien qué pasó cerca cubrió mi cabeza con un abrigo.

Cerró sus ojos un momento para recordar ese día. Aquel abrigo que le colocaron bastó para que le frío que sentía en ese momento cesara. El abrigo era bastante grande para un niño como él, pero servía muy bien para cubrirlo del frío.  

— Cuando mire hacia arriba vi a un chico mayor que yo parado enfrente mío — contó. – Al parecer se había quitado su abrigo para cubrirme del frío. Aquel chico me pregunto que hacía solo en aquel callejón. Yo no estaba seguro de que responderle, así que solo le dije que estaba solo. Ese chico me observó y después de unos minutos me ofreció quedarme en su casa para pasar la nevada — volteó a ver al albino. — Quizás podrás decirme que aceptar la invitación de un extraño es una mala idea, pero me estaba congelando en aquel callejón que ese detalle me importo poco en ese momento, así que me fui con él.



****

Había caminado atrás de aquel chico extraño por toda la ciudad. Durante todo el trayecto el niño se cubrió con el abrigo que este le presto. Aquel abrigo era caliente y cómodo, aunque las mangas le quedaban muy grandes.

Tras caminar bastantes calles y avenidas llegaron hasta un barrio un poco más solitario y que se veía algo conflictivo. Las calles se veían vacías y el viento frio corría bastante fuerte.

— No te separes de mi, de acuerdo — le dijo aquel chico extraño. El niño volteo a verlo y camino más cerca de él. 

Finalmente llegaron hasta un edificio algo descuidado. Aquel chico le abrió la puerta del edificio para que entrara, así que el niño entro primero. Sin duda aquel edificio se veía muy diferente al edificio en donde el solía vivir. Tras subir unos tres pisos por unas escaleras algo deterioradas, llegaron hasta el departamento del chico.

—¿Me prestas un momento mi abrigo? —le pidió aquel chico. Se quito aquel abrigo y se lo devolvió. Vio que este saco de uno de los bolsillos un juego de llaves y luego de descartar varias de estas, encontró la que necesitaba y abrió la puerta.

Así fue como ambos entraron a aquel departamento. Se trataba de un departamento algo pequeño, este tenia una cocina pequeña, un sillón algo desgastado, un closet pequeño, una ventana y un baño. 

Vio que aquel chico camino hacia la pequeña cocina que tenia y sacaba del refrigerador un refresco. Mientras tanto el niño se mantenía de pie observando el sitio.

— Entonces, ¿estas solo?

El niño asintió con la cabeza.

— ¿Y como te llamas?

— ... — el niño no respondió. El otro chico noto aquel detalle y suspiro.

— Oye, aunque parezca extraño créeme que no pienso hacerte nada — le explico este. El niño lo observó. — Puedes quedarte aquí hasta que pase la nevada — tras decir aquello el chico le dio un trago al refresco que tenía y comenzó a revisar su celular.

El menor se mantuvo de pie observando lo que estaba haciendo aquel sujeto, tras pasar un par de horas, vio que este seguía revisando su celular y contestando algunos mensajes. Aprovechando que este estaba ocupado, el niño camino hasta la ventana que había en aquel departamento y observo por esta las calles cubiertas de nieve.

Cuando tenías un techo en el cual resguardarte ver la nieve caer resultaba interesante, pero cuando no, no resultaba tan buena idea. No tenía a su madre, ni a donde ir, no estaba seguro de poder seguir resguardándose en aquel callejón o en algún otro lugar.

Volteó a ver aquel chico que revisaba su celular. Ahora que lo pensaba aquel chico  parecía no tener malas intenciones. Quizás, podría confiar en él.

— Me llamo Lean Valhalla — dijo.

El otro sujeto dejo de revisar su celular y volteo a verlo. Parecía algo sorprendido de que le hablara. Luego de un rato sonrió.

— Mi nombre es Mason.

****

— Mason era un chico que vivía en la zona este de Nueva York, es sabido por muchos que aquella zona es algo solitaria y un poco conflictiva. Pero eso a él no le importaba. Hace tiempo Mason solía vivir con sus padres y su hermano menor — comenzó a contarle. — Debido a las carencias que tuvo su familia, Mason tuvo que conseguir algunos trabajos para ayudar a sus padres con algunos gastos de su hogar. Su hermano trato de ayudarlo con eso, pero Mason se lo prohibió, él decía que era importante que él siguiera estudiando y que le dejara eso de los gastos él. Lamentablemente aunque Mason hizo todo para que su familia estuviera bien no pudo impedir que su hermano se juntara con las personas equivocadas... Las malas decisiones de su hermano provocó que este se hiciera drogadicto. Eso fue un golpe duro para su padres, aún así trataron de ayudarlo con su problema lo más que podían. Pasaron los meses y el hermano de Mason por más que llevo rehabilitación no pudo con ese vicio, y falleció un día a causa de una sobredosis.

Recordaba que Mason le había contado su historia una tarde mientras caminaban por el parque. Le sorprendió saber su historia, pero también comprendía un poco su situación, él había pasado por algo parecido.

— En el día del funeral de su hermano unos sujetos llegaron y le pidieron a sus padres el cobro de un dinero que les debía su hermano. Al parecer este les había pedido bastantes "préstamos" a esos sujetos y jamás les pagó — le contó. — Mason sabía que esos sujetos eran peligrosos, así que para que sus padres no corrieran peligro, se ofreció a trabajar para ellos hasta saldar la deuda de su hermano. La nevada duró unos tres días, ese tiempo en el que estuve resguardándome me sirvió para conocerlo más  y entablar una especie de amistad.  A simple vista parecía un sujeto despreocupado, pero la verdad es que era alguien serio al momento de hacer su trabajo.

Cuando realizaba su trabajo Mason adquiría una semblante serio, solo confiaba en los suyos y sabía como salir de situaciones difíciles. Además de que era un buen negociante.

— Cuando terminó la nevada Mason me ofreció quedarme en su departamento, me dijo que le había agradado. Así que me ofreció quedarme a cambio de que lo ayudara con la limpieza del lugar. Ya que no tenía otro sitio a donde ir, acepté quedarme. Conforme seguía viviendo en ese lugar  fui descubriendo poco a poco cual era ese negocio al que se dedicaba Mason. En un principio lo negó, pero al ver que ya había deducido varías pistas, no tuvo de otra que decirme la verdad.

— ¿Y ese negocio involucraba...

Lean asintió.

— El trabajo de Mason era hacer entregas de "ese producto" a ciertos clientes y en ocasiones también lo vendía.

— Y alguna vez él te ofreció...

Negó con la cabeza.

— Mason me prohibió hace uso de la "mercancía", dijo que no le convenía que hubiera alguien así cerca, así que jamás toqué nada de eso — respondió. Aunque si recordaba que en algunas ocasiones algunos amigos de Mason llegaron a ofrecerle de esa "mercancía" , pero nunca aceptó. — una noche Mason invitó a algunos amigos suyos al departamento a jugar póker. Llegó un punto en el que Mason se quedó sin nada más que apostar así que uno de los sujetos le dijo que podía apostar aquel reloj que usaba en su muñeca. Mason me había contado en una ocasión que ese reloj le pertenecía a su hermano. Como era de esperar en esas reuniones, los sujetos ya llevaban algunas copas demás así que al final Mason accedió a apostar el reloj de su hermano. Yo los observé jugar y durante un movimiento, vi que uno de esos sujetos hizo trampa con la baraja que tenía y se llevó todo, incluyendo el reloj de Mason. Sabía lo importante que era ese reloj para él, así que, en un descuido de aquel sujeto hurté el reloj de uno de los bolsillos de su abrigo y una vez que se fueron se lo regrese a Mason.

No había sido difícil robar el reloj, anteriormente cuando estuvo viviendo en la calle en alguna ocasión robó algo de comida de un puesto de frutas.

— Mason estaba sorprendió por mis habilidades para el hurto, así que un día me ofreció trabajar con él — le dijo. — mi trabajo sería básicamente ayudarlo con las entregas y cobrar el dinero de algunos clientes no tan frecuentes.

— Dime que no aceptaste.

Lean se mantuvo serio.

— Necesitaba sobrevivir de algo — le respondió. — En fin, acepte ayudarlo. Para hacer aquel trabajo Mason me enseñó junto a unos amigos suyos a defenderme y ser de cierta forma intimidante para que no me vieran la cara.

Recordó terminar con algunos moretones y cortaduras de algunas navajas durante su entrenamiento. Sin duda eran sujetos rudos y hasta cierto punto peligrosos. Pero aún así logró aprender lo necesario para defenderse.

— Así fue mi vida un par de años. Hasta que en una ocasión acompañe a Mason a ver a un conocido suyo a su negocio. Aquel sujeto se llamaba Sam y operaba un gimnasio clandestino en donde se llevaban acabo apuestas de peleas callejeras — le contó. — Curiosamente el sujeto había agregado otra actividad a su negocio de apuestas: las batallas de beyblade.


****

Lean observaba detrás de una de las mallas de contención como dos chicos se enfrentaban en una batalla de beyblade. En el centro se encontraba el estadio, en donde los beys chocaban entre ellos, dando un espectáculo increíble. Realmente estaba impresionado. 

Finalmente el combate termino y gano el sujeto de lado izquierdo con tres puntos, mientras el otro jugador era sujeto por dos tipos quienes se lo llevaron de ahí arrastrándolo. Sospechaba que le darían una paliza por haber perdido.

Mason noto como había estado observando aquella batalla y se le ocurrió una idea...

— Apuesto 100 dólares a que Lean le puede ganar a uno de tus muchachos — dijo Mason de la nada.

Lean dejó de asomarse por aquella malla y volteó a ver al chico sorprendido.

"Qué Rayos dijo"

El amigo de Mason comenzó a reírse.

— Jaja buena broma Amigo — dijo Sam. Noto que este lo volteo a ver. — No se ve tan intimidante.

— No, pero créeme que te sorprenderá — decía Mason con seguridad. —. Entonces que dices, aceptas — ofreciéndole su mano al sujeto. Este lo observó y después de un momento aceptó aquella apuesta.

— Despídete de tus 100 dólares, porque los usare para comprarme un nuevo televisor — le dijo el otro sujeto. — Charlie — llamó el sujeto a uno de sus empleados. — dile a Víctor que me consiga un bey y un lanzador. — tras decir aquello el sujeto se retiró a preparar todo para la batalla.

Una vez que estuvieron solos Lean se acercó a hablar con el chico.

— ¡Perdiste la cabeza! — le reclamó molesto. — Nunca he lanzado una de esas cosas, ¿Qué pasa si fallo?

Sin embargo, Mason parecía verse tranquilo.

— Relájate — le dijo. —. He visto varios de esos chicos jugando y no es tan difícil lanzar uno de esos trompos. Le ganaras fácilmente.

Lean iba reclamarle algo más, sin embargo en ese momento lo llamaron para entregarle un lanzador y uno de los tantos beys que tenían en su inventario. Al ver aquel objeto el chico le sorprendió el diseño de este, no se veía como la gran cosa, pero si que era interesante verlo girar en el estadio.

Al no tener de otra Lean no tuvo más remedio que participar en aquella batalla, así que una vez que prepararon todo el chico se dirigió hasta el centro del ring. Tras deducir rápidamente en que sentido giraba aquel bey, el chico coloco aquel objeto en el lanzador y se posiciono frente al estadio.

El otro jugador con el que se enfrentaría se trataba de un chico algo mayor que él, pero no por eso se veía como alguien débil. Lean seguía preguntándose si había sido una buena idea.

Detrás de las mallas de contención estaban algunos espectadores y personas que habían ido a apostar. Noto a Mason de pie en una esquina.

— Bien, la batalla será a tres puntos — dijo el sujeto que fungía como referí. — si ya están preparados ¡Comiencen!

Escuchó al público contar, al llegar a uno el chico gritó "Let it rip" y lanzó su bey. Como era de esperarse era su primera vez lanzando una de esas cosas así que el lanzamiento no salió tan bien como esperaba. El otro sujeto noto aquel descuido de su parte y fácilmente aprovecho la oportunidad y saco su bey del estadio.

Tras anunciar el primer punto para el otro jugador, Lean recogió su bey y apretó ligeramente el grip.

Aquello había sido patético.

Escucho al publico quejarse por lo rápido que había terminado el primer encuentro. Coloco de nuevo el bey en su lanzador y se posiciono de nuevo a un lado del estadio. No había tirado suficientemente fuerte de la cuerda, así que ahora debía de hacerlo fuerte. Respiro profundamente.

El conteo inicio de nuevo y entonces lanzo de nuevo. Ahora si el bey estaba girado bastante rápido. Trato de hacer un análisis rápido del bey de su contrincante. Por lo poco que pudo observar aquel sujeto usaba un bey tipo resistencia y el que él usaba era tipo ataque. Con una buena estrategia podría ganarle.

Tras observar el patrón del otro bey, descubrió un punto vulnerable en el otro bey. Así que rápidamente aprovecho un ligero descuido de su contrincante y mando su bey a atacar. Consiguió golpear el otro bey lo bastante fuerte para que este saliera fuera del estadio

El público estaba sorprendido, pero después gritaron de la emoción. Parecía que la batalla se estaba tornado más emocionante. Lean recogió su bey  y lo observo.

Por alguna extraña razón comenzaba a sentir poco a poco la adrenalina surgir dentro de él. Hecho un rápido vistazo a su contrincante, este no se veía contento con el resultado.

Lean sonrió ligeramente ante eso.

Quizás Mason tenia razón, no sería tan difícil ganar.

Volvió a colocar su bey en el lanzador y se posiciono de nuevo frente al estadio. Esta vez tenia que hacer estallar el bey del otro sujeto, así conseguiría terminar con la batalla.

El conteo inicio de nuevo y ambos lanzaron su bey al estadio. El otro sujeto había conseguido llevar su bey al centro del estadio. Conocía la maniobra especial que tenia aquel bey, así que debía apurarse a atacarlo antes de que la activara.

Logro encestarle algunos golpes al otro bey, sin embargo no previno que el otro sujeto tendría otra carta bajo la manga y durante una ráfaga de ataques, el sujeto consiguió detenerlo y desviar su bey hacia otro lado. Lean estaba sorprendido.

— Creíste que no me di cuenta que averiguaste mi punto débil — le dijo el otro jugador. — Pues que crees chico, aún tengo otro truco bajo la manga.

De pronto, el otro bey se estampo contra su bey e hizo que se generar algunas chispas entre ambos. De seguir así su bey terminaría por estallar.

— ¡Vamos Lean! — escucho la voz de Mason a lo lejos. — Vas a dejar que ese sujeto te gane, cielos que débil eres.

Lean apretó los puños y empezó a respirar profundamente. Su bey estaba cada vez más cerca de perder, si no hacia algo iba a perder.

Iba a quedar ante Mason y todos esos sujetos como un perdedor, alguien débil. No, no podía permitirse eso, no de nuevo.

— Vaya hasta tu amigo sabe que no vales la pena — escuchaba la voz del otro jugador. Pero Lean no respondió — ¿Qué pasa? no me digas que te dolió  lo que dijo. — el chico agacho la cabeza. — ¡Oh! ahora vas a llorar. Pobrecito, jaja.. porque no te regresas a tu casa con tu mami. De seguro ella cree que eres un perdedor.

Sentía dentro de él como un viejo sentimiento de ira y enojo parecía volver a emerger dentro de él.  Aquel sentimiento que siempre descargaba cada vez que los otros niños de la escuela lo molestaban sobre el tema de su madre, la molestia que sentía al tener que escuchar aquellos comentarios que dolorosamente era ciertos. El enojo que tenía con aquellos policías que fueron a su casa a llevarse a su mamá, después de que hace un año atrás no pudieron salvar a su padre de aquel asaltante. Todas esas emociones querían ser libres en ese momento.

Así que... ¿Por qué no hacerlo?

—  Apuesto a que ni siquiera...

— ¡Cierra la maldita boca! — le dijo al otro sujeto. Este se asusto un poco por su reacción. En ese momento el chico levanto la mirada y en ella se podía visualizar cierto odio e ira. — Escúchame bien idiota — se dirigió al chico de forma amenazante. — Ni tu, ni nadie, tiene el derecho de hablar frente a mi sobre mi madre. ¡Nadie me escuchas!

En ese momento sintió como si se llenara de una gran ira y sin perder tiempo hizo que su bey le encestara un golpe fuerte al bey de su oponente haciendo que este terminara por estallar.

El réferi así como el público no podían creer lo que había pasado. Aquel bey que se veía que perdería termino por ganar, sin duda estaban todos sorprendidos. Luego de que el réferi volviera en si, anuncio su victoria y Lean dio media vuelta para marcharse del estadio.

Mientras caminaba de regreso no pudo evitar sentir cierta satisfacción ante lo que había hecho. Por alguna razón esa sensación de victoria se sentía bien, debía intentarlo de nuevo.

****

— A partir de ese día comencé a participar en batallas de beyblade clandestinas. Con cada apuesta me hacia de un dinero extra y así podía conseguir piezas para modificar mi bey — le dijo. — Eran batalla, tras batalla y mientras más jugaba aquella llama dentro de mi comenzaba a querer más...

Se detuvo a pensar en ello. En aquel entonces no le importaba nada más que destrozar a sus rivales, verlos humillados y desesperados bajo sus pies. Mientras el saboreaba desde lo alto su victoria. Ahora, eso ya no le parecía tan gratificante.

— ¿Y que paso después? — le pregunto el albino. El chico dejo aquellos pensamiento y continuo con su relato.

— Comencé a obsesionarme más con las batallas y eso hizo que dejara de lado el otro trabajo que realizaba con Mason. Eso ocasiono que los dos tuviéramos algunas discusiones sobre los intereses del otro — continuo narrando. — Mi deseo por seguir en las batallas hizo que me hartara de aquella situación. Así que tras pensarlo varios días, tome la decisión de dejar a Mason. Tome el dinero que había ahorrado de las batallas y decidí irme ese día. Sin embargo, Mason llego en ese momento y me pidió que lo acompañara a recoger un pedido...

****

Se sentía bastante frio afuera, aunque era de esperarse considerando que estaban a menos de unos cuantos días para navidad. Mason iba caminando delante de él. Ninguno de los dos había hablado durante el trayecto.

No sabía como iba a tomar su partida, aunque bueno, eso no debería preocuparle. Mason sabía que tarde o temprano tendría que irse, así que dudaba que lo fuera a extrañar.

Después de un par de minutos llegaron hasta lo que parecía ser una bodega abandonada. Él y Mason ingresaron aquel sitio por uno de los callejones que había a un lado, en donde el chico pudo ver que había algunos indigentes y uno que otro adicto pasando el rato. Ignoro aquel hecho y se metió con el chico a aquella bodega.

Por dentro las instalaciones se veían completamente solas, había algunas cajas de maderas grandes y uno que otro contenedor con alguna sustancia extraña. Camino tras de Mason por uno de los pasillos que había y llegaron hasta una zona algo amplia en donde había una mesa larga con algunas maquinas de soldadura y otros objetos.

Cerca de aquella mesa se encontró un sujeto que nunca había visto.

— Mason, viniste — saludo aquel extraño al chico. — Supongo que vienes por el encargo que me hiciste hace una semana.

— Así es.

Lean no entendía a que encargo se referían. Había estaba al tanto de los pedidos que hacia Mason y en ninguno involucraba a aquel sujeto. Tras un par de minutos aquel sujeto extraño le entrego a este un maletín cerrado, Mason lo tomo, pero no lo abrió.

— Debo decir que es mi mejor obra...

Antes de poder decir algo más los tres alcanzaron a escuchar el ruido de algunas patrullas de la policía cerca de aquella bodega. Lean se alerto ante aquello, no pensó que la policía los estuviera siguiendo. Sin duda eran malas noticias.

Sin mucho que pensar el sujeto extraño se fue corriendo de ahí, así como él, hicieron lo mismo. Para desgracia de ellos algunos oficiales lograron entrar a la bodega y empezaron a buscarlos. Lean y Mason consiguieron esconderse tras unas cajas grandes de madera.

Tenían que pensar como salir de ahí. En ese momento, Mason le comento que al otro extremo de donde estaban había una puerta de emergencia por lo que debían correr rápido para llegar a esta ella y poder salir de ahí. Tras una indicación rápido que le hizo ambos corrieron rápidamente hacia aquella puerta, Lean había llegado antes a la puerta y cuando estaba por empujarla escucho un disparo.

Rápidamente volteo hacia atrás y vio que un policía le había disparado a Mason en un costado del abdomen. Sin perder tiempo tomo al chico del brazo y lo saco por la puerta de emergencia. Ambos corrieron lo más rápido que pudieron hasta que Mason no pudo resistir correr más y se ocultaron en un callejón.

Lean se acerco hasta él  para revisarlo, aquella herida de bala era bastante grave.

— Tengo que llevarte con Sam, de seguro el puede retirarte la bala y...

— Vete Lean, yo puedo solucionarlo — le respondió el chico.

— ¿Qué? ¿Estas bromeando? no estas en condiciones para..

— Yo lo hare solo — le dijo de manera firme. Tras decir aquello hubo un silencio entre ambos. — Curioso... — lo escucho. — hace un par de años te encontré en un callejón parecido a este, estabas temblando de frio... —Lean lo observo. — Y ahora tu eres el que trata de ayudarme esta vez ... — Antes de decir algo, vio que el chico acerco el maletín que le había entregado aquel extraño y lo abrió. — Extiende tus manos — le indico. Confundido hizo lo que le pidió. Al depositarle aquel objeto en sus manos se dio cuenta que se trataba de un beyblade.

Lean estaba sin palabras.

— Perdón que no este envuelto y colocado bajo un árbol de navidad, creo que ya no me alcanzo el tiempo — le dijo con cierto humor. — Se que te gusta jugar beyblade, así que le pedí a ese sujeto que me hiciera uno para ti.  Según dijo es el mejor que ha fabricado...  — lo escucho toser. — espero que ganes muchas batallas con él.

No sabía que decir en aquel momento. Aquello era una gran sorpresa para él.

— Escucha Lean — lo llamo. — eres un chico con talento y con un mejor futuro que yo, seguir a mi lado te estancara y te hundirá. Se que desde hace días la vida junto a mi ya no te parece tan genial y estoy de acuerdo en eso... — volvió a toser y noto que esta vez, saco un poco de sangre. — Fue un gusto trabajar contigo, prométeme que no volverás a buscarme... por tu bien Lean.

Había muchos sentimientos guardados dentro de él. A pesar de las discusiones que habían tenido en días pasados, Mason aún se preocupaba por él. Seguía considerándolo como un amigo y... hasta cierto punto, casi como un hermano mayor para él.

No muy conforme con aquella decisión, asintió. Mason sonrió.

— Bien, vete ahora.

El chico iba a guardar aquel obsequio en el bolsillo de su abrigo. Aquel abrigo que le quedaba grande hace tiempo, ahora estaba de su mismo tamaño. Pensó en devolvérselo, pero Mason lo detuvo.

— Quédate con el abrigo — le dijo. — creo que te queda mejor a ti que a mi.

Tras decir aquello el chico se volvió a colocar el abrigo y se separó del chico. Sin decir nada más, lo observó por una última vez y se marcho.

No supo cuánto tiempo estuvo corriendo ni hasta donde había llegado, pero cuando fue consciente de que estaba lo bastante lejos de ese lugar se detuvo. Cayó de rodillas al piso y gritó con frustración.

****

Hubo un largo silencio en ese momento.

A pesar de todo lo qué pasó, fue gracias a Mason que aprendió a sobrevivir en aquel mundo, quizás no en las mejores circunstancias, pero estaba agradecido.

Además también fue por él que obtuvo a First Uranus y con él ganó muchas batallas como se lo prometió.

— Esa fue la ultima vez que lo vi... — dijo después de un rato. — Pasaron algunas semanas y se me ocurrió visitar a Sam para saber si había visto a Mason, pero este no había vuelto. Sin embargo un día antes de la ida a la bodega le dejo una carta para mí.  En aquella carta Mason me dejó la información de una psicóloga de un centro de rehabilitación, al parecer él había investigado en donde estaba mi madre y le contó a la psicóloga sobre mi.

Saber que Mason había hecho aquel favor por él lo hacía sentirse culpable con el mismo. Él lo ayudo siempre y no se había dado cuenta. Ahora que le había prometido no volver a verse, no podría agradecerle.

A partir de ese día estuvo vagando solo de nuevo por la ciudad. Continuo participando en torneos de beyblade para obtener algo de dinero extra, así como para saciar un poco su reciente llamarada. No sería hasta que se realizo aquel torneo local en Nueva York en donde conocería al albino. 

Había escuchado a algunos participantes decir que un jugador famoso de Japón estaba entre el público. Así que presto atención a la gente a su alrededor. Sabía por las noticias que los bladers japonés eran bastante fuertes y hábiles en las batallas, de hecho, el campeón mundial era originario de ese país, así que pensó que quizás podría encontrar al rival que tanto estaba buscando.

— Me hubiera gustado poder verlo de nuevo y agradecerle por lo que hizo, pero se que eso ya no es posible — dijo.  Lean levanto la cabeza para ver a Shu. — No tengo ni la más mínima idea de donde este Mason y si lo supiera, no me atrevería a decírselo a ese policía  — le dijo finalmente. — Esos hombres me han separado de personas importantes para mi... No les tengo la mínima confianza.

Ahora que había contado su historia ante el albino, sintió cierta libertad. Jamás había tenido la confianza de contarle esa historia a alguien.

Shu se había ganado su respeto. Y  por tanto,  no le molestaba ahora que supiera su historia. Volteo a ver al chico y vio que este se puso de pie, para después caminar hacia la cocina.

— ¿Qué estás haciendo? — le pregunto. Noto que Shu estaba buscando algo en la mesa. Tras unos segundos, lo vio tomar su celular y buscar algo en la pantalla.

— ¿Qué crees que hago? — revisando su celular. — Buscó el número de mi abogado — le respondió. Lean estaba confundido. — Necesito saber si nos puede ayudar con aquel oficial.

Aquello le sorprendió. No pensó que lo apoyaría de esa forma, sin duda le debería un favor grande a su maestro.

Tal como se esperaba Shu contacto a su abogado y le explicó a este la situación que tenían con su vecino el policía. Tras varias horas hablando con el abogado, este les indico que empezaría a investigar sobre el caso, por lo que iniciara los tramites para una demanda en contra de aquel hombre. 

Una vez que terminaron de hablar con el abogado, Lean respiro más tranquilo.  Si todo salía acorde a cómo le explicó, posiblemente se libraría de aquel oficial para siempre.

Se la paso más tiempo conversando con Shu en la sala hasta que la noche llego.

— Entonces tenías pensado traer una botella de vino a la cena — dijo el albino. Durante su conversación le había comentado sobre el regalo que había comprado para la cena de acción de gracias. —. Te hubiera dado las gracias por el detalle Lean, aunque has de saber que yo no bebo.

— Si, cuando rompí aquella botella me di cuenta de eso — comentó a manera de broma. A su mente llegó una pregunta. — ¿Y alguna vez lo has hecho? — Shu lo observó. — Me refiero a beber alcohol.

El albino pensó en aquella pregunta.

— Solo una vez.

— ¿Enserio?

Shu asintió.

— Fue hace tres años, digamos que fue durante una etapa rebelde que tuve. — le explicó. — Yo junto a otros chicos fuimos invitados a una cena con "el líder" del club en el que estaba. En esa cena nos sirvieron de beber vino tinto. Cuando sentí el sabor en mi boca me entraron ganas de escupir el vino, sin embargo el resto de los chicos que estaban ahí lo bebieron sin ningún problema. Así que para no mostrar debilidad ante ellos me bebí por completo la copa.

— Hace tres años... ¿Qué acaso no tendrías 11 años cuando te paso eso?

Shu suspiró.

— De todos modos solo bebí una copa. — le dijo. —. Note que los demás chicos se bebieron mas de una copa y ya mejor ni te cuento como les fue.

—A mi no me gusta para nada el alcohol — le confesó.

— Por lo que me contaste esta tarde entiendo el motivo — respondió el albino. — . Aún así es inevitable huir de esa experiencia. Aún te falta por crecer y quizás tu perspectiva sobre ese líquido cambie, solo no olvides que todo eso se consume con moderación — vio al chico levantarse y dirigirse a la cocina.

— Oye — lo llamó. Shu volteó a verlo — ya que estamos hablando de este tipo de temas, supongo que algún día vas hablar conmigo sobre "la charla" , no — comentó con cierto tono burlón.

Obviamente a Lean no le interesaba saber eso. Le había dicho a forma de broma. Sabía que el albino rehuía esos temas personales.

— Claro, lo haré. — respondió tranquilamente. — lo haré el día en el que tu admitas que Fubuki te ganó limpiamente en aquella primera batalla que tuvieron — tras decir aquello retomo el camino hacia la cocina.

El albino sabía que a él le molestaba ese hecho, aún así eso hizo que se riera. Sabía que eso nunca iba a pasar, primero se congelaba el infierno antes de admitirlo.


****

Pasaron las semanas, sin darse cuenta estaban a finales de Enero.

Tras haber pasado algunos días analizando su caso, el abogado de Shu consiguió hacer una demanda válida en contra de aquel oficial de policía. Durante la investigación que hizo el abogado, descubrió que aquel sujeto había infringido algunas reglas sin contar con un permiso.  Lean supuso que aquel sujeto deseaba poder subir de rango en su trabajo y tomo un caso como ese para que le dieran ese asenso. Curiosamente tuvo razón cuando se llevo acabo el juicio y ese sujeto confeso porque había estado haciendo aquello. Además había cometido otros delitos como invasión a la privacidad y hostigamiento.

Tras llevar su caso a la corte, consiguieron el fallo a su favor y aquel oficial fue suspendido durante un largo tiempo, quitándole así su placa como jefe de la policía. Luego del caso aquel hombre se mudó a otro edificio.

Lean pensó que con aquel sujeto lejos todo se había solucionado, pero aún falta un último asunto que debía resolver.

Cuando llegó el mes de febrero el chico decidió volver a visitar a la psicóloga del centro de rehabilitación, necesitaba saber que había pasado con su madre luego de aquel incidente, así que esa mañana se vistió y fue al centro de rehabilitación a hablar con la doctora Evelyn.

— Lean, me alegra verte de nuevo — le dijo la mujer. Está lo había vuelto a recibir en su oficina. — traté de contactarte días después de que te fuiste, pero me fue imposible. Supongo que ahora si te quedarás a escuchar el resto de la historia.

Lean se mantuvo callado.

— Bien — suspiró la mujer. — No se hasta donde recuerdes que te conté.

— Me contó que mi madre había sido agredida por otra interna.

— Oh si. Bueno, como te decía aquella vez lograron detener a la otra interna antes de que continuara haciendo daño a otra persona. Yo me acerqué a tu madre en ese momento e inmediatamente llamamos a una ambulancia — comenzó a narrar. — Tu madre había perdido algo de sangre debido a la agresión así que al llegar al hospital tuvieron que meterla inmediatamente a emergencias para atenderla. Debido a que se trataba de uno de mis pacientes estuve al tanto de su estado de salud — la doctora lo observó y continuó. — Aquella mujer le hizo una herida en el abdomen que le perforó parte de su hígado, por tanto requería una operación algo costosa y que lamentablemente nuestros servicios no cubre...

El chico se preocupo.

— ¿Y qué pasó?

La mujer suspiro.

— Cuando me enteré de la situación fui a hablar con mis superiores para saber si podíamos hallar la forma de costear aquella operación. Ayude a tu madre con su rehabilitación durante estos años y se que ella es una buena mujer, por ello quería hacer lo que pudiera para ayudarla — le contó. — Tras hablar horas con varios de ellos, conseguí que financiarían la operación, estaba realmente contenta por aquella noticia. Así que inmediatamente me dirigí al hospital para comunicarles a los médicos. Sin embargo cuando llegue me enteré que tú madre ya estaba en quirófano siendo operada — Lean la miró confundido. — lo sé, yo tampoco entendía que estaba pasando. Espere a que terminaran de operar a tu madre y afortunadamente salió bien.

Sintió cierto alivio al escuchar aquello.

  — Luego de la operación me acerque a uno de los doctores para decirle que el centro de rehabilitación pagaría la operación de la interna. Pero en eso momento el medico me dijo que todos los gastos médicos fueron cubiertos.  — le revelo. — Yo estaba confundida. Así que cuando le dieron autorización a tu madre de recibir visitas me acerque a hablar con ella.

En ese momento vio que la mujer saco debajo de su carpeta un sobre cerrado. Después se lo extendió.

— No me dio muchos detalles, pero me dijo que cuando la dieran de alta, ella ya no iba a volver al centro. — le dijo. —  Antes de despedirme de ella me pidió que te entregara este sobre — en ese momento el chico tomo aquel sobre que le extendió la doctora.

No entendía que era lo que estaba pasando.

— Lean —  lo llamo la doctora. El chico levanto la cabeza y vio que aquella mujer le sonreía. — Si vez a tu madre, dile que fue un gusto para mi ayudarla.





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Para mi hijo Lean.

Ha pasado meses desde que te escribí mi ultima carta, creo que fue en marzo. Como pasa el tiempo.

Si estas leyendo esto quiere decir que la doctora Evelyn te conto lo que me paso. Es una buena doctora, fue muy amable y compresiva conmigo. Hubo momentos mientras estuve internada, en los que llegue a pensar que no habría salida para mi, pero ella me apoyo a seguir adelante.

Daba mi esfuerzo cada día  para salir lo más pronto posible. ¿Sabes por qué?

Por ti.

...

Lean, yo lo siento. Siento mucho todo lo malo que te hice pasar, te hice mucho daño con mi comportamiento. No me daba cuenta que eso que hacia solo provoco que te separaran de mi. Mi ultimo rayo de sol.

...

Perdón si el papel esta algo húmedo. Tratare de ser breve con esto ultimo que te voy a contar.

Mientras estaba en la camilla esperando una respuesta de mi condición, una mujer  mayor se me acerco. Yo recordaba haberla visto en alguna ocasión.  Ella me saludo y me dijo su nombre, yo me sorprendí bastante. Aquella mujer me comento que había hablado con los doctores y les había dicho sobre mi estado de salud, me dijo que ella pagaría la operación que necesitaba. Yo seguía sin creer que hiciera aquello por mi.

Cuando termino la operación y me trasladaron a mi habitación nos pusimos a platicar de algunas cosas, por alguna razón sospechaba que deseaba decirme algo, así que se lo pregunte...

Lo que ella quería era llevarme a vivir con ella a su casa, allá en el otro lado del mundo, Suecia.

Le pedí que me diera tiempo de pensarlo, ella lo comprendió y me dejo un rato sola.

Nunca pensé que después de todos estos años ellos quisieran acercarse a nosotros. Se que tu padre tuvo sus rencillas con ellos, pero pienso que es momento de dar vuelta a la pagina. Quizás esta nueva oportunidad que me dio dios sea para que pueda cambiar y hacer las cosas bien a partir de ahora...

De todos modos recuerdo que tu abuela fue buena conmigo en su momento y se que al igual que nosotros, le dolió la perdida de tu padre. Así que creo que comprende un poco como me siento.

Me gustaría que se conocieran, así que te dejo adjunto a esta hoja la dirección en donde estaré viviendo a partir de ahora. Te estaremos esperando.

Atte. tu madre.

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Ahora que había terminado de leer aquella carta, entendía porque había dos hojas de papel en el sobre. Doblo la carta y la coloco a un lado de su cama.

Tenia varias preguntas en su cabeza. En la carta su madre parecía tranquila y confiaba que aquel lugar al que iría con su abuela, le traería la serenidad y paz que necesitaba.


  — Entonces, ¿Te iras a Suecia? — le pregunto el albino. Ambos estaban caminando por una área de central Park. Hace una semana Lean le había contado sobre la carta que le había dejado su madre.

  — Lo estuve pensando estos días — dijo. Algunas personas que estaban por ahí caminado pasaron a su lado. — necesito saber si mi madre esta bien.

A los arboles parecía estarles saliendo nuevas hojas, aquello indicaba que faltaba poco para que llegara la primavera.

— Espero te vaya bien allá, me cuentas como es  — le dijo Shu.

Lean sonrió.

— Por supuesto. 












Si no tuviéramos el invierno, la primavera no seria tan reconfortante; si no tuviéramos una probada de adversidad, la prosperidad no sería tan bienvenida

Ane Bradstreet











Cuarto capitulo: Primavera.

Un saludo a todos los lectores de esta historia. Fue una larga espera, pero bien dicen que la espera tiene sus frutos :)

Y bueno como podrán ver este es el ultimo capitulo, pero no el fin de la historia. Falta el Epílogo, así que atentos a los próximos días porque lo estaré subiendo.

Así mismo estoy al tanto de que esta semana se termina el anime de Beyblade Burst. Si me preguntan, como opinión personal, esta ultima temporada estuvo más o menos. Es decir, siento que empezó bien, pero... conforme llegaron a la mitad, pienso que ahí comenzó a tornarse algo aburrida. La inclusión de Pain estuvo más o menos.

Muy diferente a como termino el manga, la historia en el manga termino bien, aunque me hubiera gustado ver a un Valt adulto, pero bueno.

Creo que sin más que decir por ahora me despido, nos vemos en el Epílogo, chau!

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