❄ Invierno ❄


"El invierno debe ser frío para aquellos sin recuerdos cálidos."
Delmer Daves.




Exhalo un poco del aire frio de sus pulmones. Era una suerte que su abrigo fuera lo bastante grueso por dentro para poder soportar el frio de la calles, aunque a decir verdad el frio que hacia en la calle no era tan pesado como los de años anteriores en Nueva York.

Se detuvo en la esquina a esperar el cambio de semáforo, desde hace cuatro banquetas noto que había demasiadas personas apuradas caminando afuera. Aquello increíblemente tenia una explicación, y es que estando casi en vísperas de Navidad era evidente que las personas anduvieran como locas comprando en las tiendas sus regalos.

Al notar el cambio del semáforo retomo su paso y siguió caminando por aquellas concurridas banquetas. No se sentía realmente emocionado de llegar a su destino por lo que se tomo el tiempo de ir caminando lento.

Seguía tratando de entender como era posible que aquello que paso hace varias semanas atrás lo estuviera conduciendo hacia ese lugar.


~~Un mes y 23 días antes~~

Salió prácticamente huyendo del restaurante. No le importo escuchar las voces de Hikaru y Hyuga a lo lejos, o si Harry parecía estar algo inquieto dentro de su abrigo mientras corría por toda la ciudad, lo que deseaba en ese momento era estar lejos de ese lugar.

Sus pasos poco a poco dejaron de ser rápidos. Había dejado de correr desde hace tres calles por lo que ahora solo estaba caminando despacio. Frente a él estaba aquella fabrica que hace un tiempo le sirvió como refugio en ese país. Sabiendo que no había ni un alma caminando cerca, se acerco hasta la malla del recinto y trepo por esta, para después cruzar al otro lado.

Camino por todo ese sitio, hasta meterse en una de las bodegas vacías de ahí. Cuando tomo la decisión de "independizarse" de Shu tras su batalla contra Lui Shirosagi, Lean había estado buscando algún sitio en Japón en donde quedarse. Su búsqueda lo llevo a aquella fabrica en donde consiguió sobornar al vigilante de la fabrica para que le permitiera quedarse ahí. Este tras haber recibido el pago lo dejo pasar y solamente le dijo que no hiciera mucho ruido cuando estuviera merodeando por la fabrica.

Fue así que esas bodegas vacías sirvieron como una casa para él durante varias semanas. Luego de unos pasos llego hasta aquella zona amplia en donde increíblemente aún se encontraba aquel estadio de beyblade en el centro. Tras darle un breve vistazo al sitio se acerco hasta una cajas de madera y con una palanca de metal que había dejado escondida en ese sitio, la uso para abrir la caja.

Una vez que la abrió por completo saco del interior de esta un par de sabanas y una vieja lampara de quinqué, la cual para su suerte aun tenia algo de aceite. Tras encender la lampara dejo esta aún lado de el y decidió sentarse un rato en el suelo.

Sintió a Harry asomarse por un lado de su abrigo. Lean lo saco por un momento y dejo que anduviera afuera caminando. Se percato que este parecía observar a su alrededor algo confundido.

— Hoy no vamos a dormir en casa de los Asahi — le dijo al pequeño animalito.

Fue en ese momento que comenzó a pensar en lo que había ocurrido hace rato.

Se sentía realmente molesto consigo mismo, no podía creer que por culpa de esa asquerosa bebida terminara por revelarle a esos dos hermanos sus secretos. Secretos que nadie jamás a sabido de él y los cuales por dentro le asustaba que alguien más supiera.

Levanto su mirada hacia arriba y noto que el techo había sido reparado, eso explicaba porque no hacía tanto frio adentro.

"Nos contaste sobre como fue que conociste a Harry y... sobre tu madre."

Lean no veía mal haberles dicho sobre como llego el erizo a él, había estado dispuesto a decirles en algún momento. Pero con respecto al otro tema...

Su madre era un tema algo complicado de explicar y difícil de decir a otros. De hecho ni él quería escuchar que alguien la mencionara, ya que de pasar, posiblemente golpearía a esa persona.

Se cubrió con las sabanas y se dispuso a descansar en ese sitio.


*****

Nuevamente había esperando a que aquel grupo de niños se fuera de la escuela para poder retirarse a su casa, no es que le intimidaran ni nada esos chicos. Pero no tenia ganas de enfrentarse a ellos ese día, por lo que se escondió en un rinco de afuera a esperar a que estos se marcharan.

Camino tranquilamente por aquellas largas y extensas calles de Nueva York. Las personas que caminaban por las banquetas parecían no notar que estaba caminando cerca, aunque como podrían notarlo, para tener solo 7 años no era alguien tan alto como un adulto.

Una vez visualizo la tienda de abarrotes que se encontraba en la esquina de la calle se detuvo. No le gustaba en lo absoluto pasar cerca de esa tienda, pero al no ver otro camino que tomar era necesario pasar por ahí para así llegar a la calle de su vecindario.

Cuando salía a tiempo de la escuela le daba menos miedo pasar cerca de ahí ya que había varias personas cruzando por la banqueta, sin embargo cuando salía tarde dejaba de pasar mucha gente por lo que esa banqueta se quedaba sola.

Apretando fuertemente las correas de su mochila y armándose de valor comenzó a caminar hacia adelante. Dando paso lo más grande que podía para cruzar rápido por ese local.

Buenas tardes Lean escucho en ese momento la voz de aquella persona. Eso provoco que se detuviera y maldijera por dentro. Casi conseguía pasar desapercibido.

Decidió mantenerse quieto y no voltear a ver a aquel sujeto, sabía que si giraba su cabeza y lo veía se asustaría, así que se mantuvo en la mismo posición.

— Buenas tardes Mr. William — le respondió aún sin voltear. El señor William era el dueño de la tienda de abarrotes y las personas que vivían cerca del vecindario siempre iban a comprar a su tienda.

— Hace rato que no te veo pasar cerca de la tienda, ¿Cómo ha estado tu madre?

— Ella a estado bien — respondió lo más breve posible. Apretó más la correa de su mochila.

— Que buena noticia, ya que te veo pasar por aquí dile que aún me debe el pago de la botella de vino que se llevo la vez anterior — decía aquel sujeto. —, no quiero tener que verme en la necesidad de hablarle a la policía, esta claro.

Debido a la luz que proyectaba el sol de la tarde pudo ver la sombra grande de aquel hombre tras de él. Eso lo hizo ponerse alerta.

— Yo se lo diré señor — tras decir aquello el niño comenzó a correr para alejarse del sitio. Cuando se aseguro de que había pasado varias casas de esa tienda de abarrotes se detuvo en un árbol a respirar. Al asomarse tras este se alivio de que el señor William no lo hubiera seguido.

Una vez que dejo de sentirse perseguido camino tranquilamente hasta llegar al edificio de departamentos, eran las cuatro de la tarde de un miércoles por lo que su mamá aún seguía en el trabajo. Así que tenia tiempo de sobra antes de que llegara.

*****

Al sentir la luz del sol molestar sus ojos el chico lentamente los abrió, al parecer ya era de día por lo que era el momento de despertarse. En un principio se sintió confundido al ver en que sitio estaba, sin embargo tras recordar lo ocurrió el día de ayer, hizo que se disgustara.

Paso un rato analizando en que debía hacer y tras pensarlo, se puso de pie. Luego de guardar aquellas sabanas y el quinqué dentro de la caja decidió salir afuera de la bodega para ir a comprar algo de comida para él y su erizo.

Tras recorrer varios locales llego a un supermercado y compro ahí su desayuno, así como algunas semillas para Harry. Una vez que pago y salió, se fue hacia el parque.

Era de mañana por lo que al llegar no vio a tantas personas en ese lugar, así que aprovechando eso se sentó en una de las bancas. Saco el pequeño plato de plástico que compro en el super y sirvió en este algunas semillas. Al escuchar el ruido de estas vio a Harry asomarse por su abrigo y de un brinco salto hasta el plato de semillas para después comenzar a comérselas.

— Bueno, al menos tu estas feliz con tu comida — le dijo el chico, este se encontraba comiendo una manzana.

¿Lean?

El  pedazo de manzana que estaba masticando se atoro por un momento en su garganta lo que lo hizo tener que toser y escupirla segundos después. Al levantar su cabeza vio a aquella chica que había ayudado en el callejón.

— Lo siento, no planeaba que te ahogaras.

— ¿Qué haces por aquí?

— Yo podría hacerte la misma pregunta — le dijo Raika. —, mi madre me mando al supermercado a comprar leche y algunos comestibles.

— Ah.

— Y dime, ¿Qué haces tan temprano por aquí?¿Creí que estarías con Hikaru y Hyuga en su casa?

El chico no respondió. Ante su respuesta la chica le pidió permiso de sentarse en la banca, Lean se lo permitió. Los dos se la pasaron sentados sin decir ninguna palabra.

— Sabes — comenzó a decir la chica. —, cuando Hikaru y Hyuga nos contaron a mi y a los otros chicos que habías aceptado ser su amigo, estábamos sorprendidos. Teníamos el presentimiento de que ellos no te agradaban por... bueno, todo este asunto del beyblade.

Lean estaba al otro lado de ella escuchándola.

— Sin embargo, cuando vimos como Hikaru y Hyuga platicaban y batallaban contigo tan felizmente, vimos que en el realidad aquellos momentos malos que pasaron ya no importaban para ellos, ni para nosotros. — comento la chica. — Ahora eres un miembro más de los Bombers y por tanto también nuestro amigo.

Aunque quizás no se tratara de información importante para el chico, algo dentro de él agradeció a ese grupo de chicos por incluirlo dentro de su grupo social. 

Ambos continuaron sentados en silencio en aquella banca un rato más. Tras varios minutos el chico se puso de pie.

— Me tengo que ir.

La chica giro a verlo.

— Esta bien — decía Raika. Al mismo tiempo que se puso de pie. —, espero este breve tiempo en silencio te haya ayudado a pensar un poco las cosas.

Aunque nunca obtuvo respuesta de su pregunta, la chica intuyo que algo había ocurrió con el chico y posiblemente tuvo que ver con sus dos amigos. Esperaba que aquel breve momento le hubiera servido.

Lean no dijo nada más y tras despedirse de la chica, se marcho de aquel sitio. Ya era casi las 10 de la mañana por lo que intuyo que HIkaru y Hyuga (quizás) ya estaban despiertos, por lo que tomo dirección hacia el restaurante.

Tras caminar varias calles llego hasta aquella colina en donde se encontraba el restaurante. Llegando a la entrada, la puerta del local se abrió y le permitió ver a ambos hermanos esperándolo, estos se mostraban sorprendidos de verlo.

— ¡Lean! ¿Dónde estabas? Nos preocupamos mucho por ti — le dijo Hikaru.

— Es verdad, mi mamá casi le llama a la policía para informales de tu desaparición — comento Hyuga.

— ¿Y lo hizo?

Ambos hermanos negaron con la cabeza.

— No, mi papá le quito el teléfono y la convenció de que tu regresarías en la mañana.

Sin decir otra palabra el chico ingreso al interior del restaurante y paso aún lado de ambos hermanos. Estos últimos se mostraron sorprendidos por el comportamiento del chico. Mientras tanto Lean caminaba  hacia la habitación de estos, en donde una vez llego busco su maleta.

— ¿Lean que haces? — le pregunto Hyuga. Tanto el como su hermano habían decidido seguir al chico hasta la habitación.

Lean no dijo nada y coloco su maleta sobre el escritorio. Tras exhalar un poco de aire giro a verlo.

— Volveré a Estados Unidos — les dijo de manera corta.

— ¡¿Qué?!

— Mi vuelo sale mañana en la mañana, así que regrese para empacar mis cosas.

Ambos hermanos no podían crear lo que estaba pasando.

— Lean si es por lo que paso en la fiesta...

Tras escuchar aquello el chico gruño levemente.

— Ese tema ya no me interesa, lo hecho, hecho esta — les dijo el chico. Comenzó en ese momento a ordenar su ropa. —. Ahora les voy a pedir que no vuelvan a hablar sobre eso quedo claro.

— Pero Lean...

—¡Dije quedo claro! — volvió a repetirles molesto.

Ambos hermanos no muy convencidos asintieron. Una vez aclarado aquel asunto dejaron que el chico continuara guardando sus cosas en su maleta. Estando solo en la habitación el chico suspiro.

Lo mejor era ser rápido con la despedida, así no se  sentiría tan mal por irse. Luego de un par de horas el chico había terminado de guardar todas sus pertenencias en su maleta. Solo le faltaba conseguir el boleto de ida a Nueva York y listo.

Tras hacer un par de llamadas a la aerolínea consigo un boleto de ida para el día de mañana a las 7 así que aprovecho y de una vez programo la alarma de su celular.

Esa misma noche cuando bajo a cenar descubrió que los señores Asahi le habían preparado una cena de despedida. Al parecer sus hijos les habían comentado que se iría mañana, así que planearon darle al chico una ultima cena en su restaurante.

— Gracias por la cena, pero no era necesario que prepararan todos los platillos del menú.

— Lean para nosotros no es problema hacerlo, haz sido un buen amigo para Hyuga y Hikaru. Te lo mereces — le dijo la señora Asahi.

Esas palabras lo hicieron sentir más mal por dentro, pero no dijo nada.

Después de agradecerles a los señores Asahi por la cena, el chico se dirigió a descansar. En la habitación vio a ambos hermanos teniendo un conversación, sin embargo cuando el llego guardaron silencio. Lean decidió ignorarlos y paso a dormirse.

— Buenas noches Lean — escucho que le dijo Hyuga antes de que su hermano apagara la lampara.

El chico se dio media vuelta y se cubrió con la sabana.


Lean había programado la alarma para las 5 de la mañana, así que sin muchos ánimos madrugo ese día. Su plan era irse del restaurante para después pedir un taxi hacia el aeropuerto, sin embargo los señores Asahi así como sus hijos, insistieron en llevarlo al aeropuerto. Al final el chico acepto.

Una vez que llegaron al aeropuerto, Lean le dio un ultimo gracias a los señores Asahi y agarro su maleta.

— ¡Lean! — lo llamaron aquellos hermanos.

El chico se detuvo en la entrada del aeropuerto. Sin embargo no volteo.

— Sabemos que no querías contarnos sobre ese tema de tu familia... — comenzó a decir Hikaru.

— Pero antes de que te vayas — continuo Hyuga. — queremos que sepas que sin importar tu pasado, siempre serás nuestro amigo.

El chico no respondió y sin más entro al aeropuerto. 






~~Dos semanas después ~~

Había regresado hace algunos días a Estados Unidos. Cuando llego al departamento Shu se extraño de verlo de vuelta, el creyó que se quedaría un mes más en Japón.  Lean no le respondió y siguió de lado hasta irse a su habitación en donde se encerró.

Al día siguiente en el desayuno Shu le pregunto sobre su viaje, él simplemente respondió que había estado todo bien y no había ocurrido nada relevante. Después de su respuesta el albino no le pregunto nada más y continuaron desayunando. Lean sabía que su respuesta no había convencido del todo a Shu, por lo que pensó que los siguientes días insistiría en el asunto.

Sin embargo eso no paso, luego de ese día Shu no volvió a preguntar más sobre el tema y todo siguió como si nada hubiera pasado.

En cuanto a los hermanos Asahi. Los primeros días de su regreso a Estados Unidos había recibido algunos mensajes en su celular de aquel par de hermanos, pero Lean los respondía de manera breve y sin más detalles. Aún tenia ciertos sentimientos encontrados con respecto a lo que había pasado durante la fiesta de Halloween y por tanto, lo mejor era evitar hablar con ellos lo más posible.

Pero dichos sentimientos que tenía respecto al tema, poco a poco comenzaron a generarle ciertos problemas.

Durante los entrenamientos que realizaba en la base de los Raging Bulls empezó a tener problemas para concentrarse y en ocasiones hasta para lanzar, algo que sin duda no le gustaba en lo absoluto.

Sabía que su falta de concentración podría meterlo en problemas algún día, entonces ocurrió lo inevitable.

— Lucifer the end con un final por salida, punto para ...

¡Maldición!

Aquella vez había aceptado apoyar a Shu con el entrenamiento para nuevos miembros de los Raging Bulls. Esa tarea no era algo nuevo para Lean, en pasadas ocasiones había ayudado al albino con dicha labor. Y en todas esas veces el siempre les ganaba a esos chicos.

Pero por uno de sus descuidos su bey termino por perder un punto en aquella ronda.

Algo irritado por el resultado Lean recogió su bey y se retiro de aquella sala, dejando aquella sección de entrenamiento.

— ¡Lean! — lo llamo Shu. El chico sintió como este lo sostuvo de su brazo. — ¿Qué esta pasando?¿Por qué te saliste así del entrenamiento?

El chico se mantuvo en silencio. Tiro fuertemente de su brazo y se deshizo del agarre del albino.

— No me pasa nada, solo estoy cansando — le respondió sin mirarlo. Después de eso siguió con su camino alejándose de Shu. 

Al salir del edificio el frio de la tarde recorrió su rostro, se acomodo mejor su abrigo y se marcho de ese sitio. Se sentía molesto con el mismo por fallar en el entrenamiento y por pensar en ese otro asunto.

Con aquel frio que hacía en la ciudad el chico pensó en ir a comprar un café a uno de esos locales del centro. Encontró uno cerca de donde caminaba así que sin dudar entro en este. Había una fila bastante larga para ordenar el café por lo que el chico no tuvo de otra más que esperar en dicha fila.

Lean estaba metidos en sus pensamientos que no se percato que atrás de él se había formado otra persona en la fila. Aquella persona era un chico algo mayor que él y vestía de una manera algo desalineada.

En un momento aquel sujeto estaba tranquilamente observando el local cuando se detuvo a verlo a él. Lean sintió cierta mirada tras de él, entonces con su habitual mirada seria volteo a encarar aquel sujeto.

— ¿Se te ofrece algo?

Aquel chico se sobresalto un poco al verlo y se alejo unos pasos.

— Eh no, nada — decía aquel sujeto algo intimidado. — es solo que creo haberte visto en una ocasión — Lean estaba confuso. ¿Acaso se trata de algún fan?  pensó. —, ¡Ah ya recuerdo! tu eres ese chico serio que estuvo en aquella redada en la bodega de la Octava y la Sexta...

El chico sintió su piel helada.

— Si eres tú. Tengo curiosidad, como le hicieron tu y ese otro sujeto para...

Lean no se quedo más tiempo y se marcho de ese local. Salió caminando rápidamente de ese sitio, debes en cuando volteo para ver si aquel chico lo había seguido, pero eso no ocurrió. Tras doblar en una esquina el chico se detuvo y se recargo en una pared a tomar algo de aire.

Mientras regulaba su respiración trato de recordar en su cabeza si había visto a aquel sujeto de la cafetería.  Tras pensarlo recordó que cerca de aquella bodega había un callejón en donde solían dormir algunos vagabundos y adictos, quizás uno de ellos los vio a él y a Maso...

Se detuvo en lo que iba decir.

No debería recordar a aquel sujeto, era parte de su pasado y su recuerdo debe quedarse en ese sitio.

Ya más tranquilo, volvió a sentir nuevamente el frió de la ciudad por lo que decidió mejor regresar al departamento.


****

Los problemas de matemáticas eran los que más le aburrían, no entendía porque a su maestra le encantaba encargarlos de tarea.

Una vez que termino de anotar la ultima respuesta cerro su libreta y arrojo su lápiz sobre la mesa. Al fin había terminado con su tarea.

Ahora que era libre de la escuela, quizás podría ver algo de televisión...

Escucho en ese momento el sonido de unas llaves introducirse por la cerradura de la puerta, el niño volteo a ver a la entrada y se dio cuenta que se trataba de su madre. La mujer entro con apuro al departamento.

— ¡Mamá! — decía mientras se acercaba a recibirla. Su madre se agacho a darle un abrazo, luego camino a la mesa del comedor y dejo una bolsa de papel sobre esta. El niño algo curioso se acerco a ver que era lo había traído su madre.
Sin embargo cuando acerco su mano a aquella bolsa su madre le dio un manotazo.

— No es necesario que veas en la bolsa, traje mandado — le respondió su madre. Después de eso se fue al baño.

Aún curioso por saber que era lo que había en aquella bolsa, el niño aprovecho que su madre se había ido y rápidamente dio un vistazo al interior. Al parecer su madre no le mentía. Dentro había algunos comestibles y cajas con galletas y arroz. Pero hubo algo dentro de esa bolsa que no le pareció del todo.

Saco con sus manos aquel objeto de la bolsa. Se trataba de una botella grande con letras algo extrañas y con un liquido amarillento dentro de esta.

"No de nuevo"

Repentinamente aquella botella fue arrebatada de sus manos y al levantar la mirada se dio cuenta que su madre lo veía  molesta.

— Te dije que no vieras en la bolsa, ¡Estas castigado! — le dijo.

Algo sorprendido vio como su madre se dirigía a la cocina a guardar aquella botella en una de las gavetas.

El niño algo molesto le hizo caso, pero se detuvo. No sabía por que, pero algo dentro de él deseaba saber una respuesta. Inconforme giro a ver a su madre.

— ¡¿Por qué me castigas?! — le reclamo. —, no es la primera vez que veo que traes a la casa una de esas botellas.

— Lean te dije que estas castigado, ve a tu habitación.

— ¿Por qué sigues comprando esas botellas? Leí un libro en la escuela que dice que es malo tomar ese liquido.

— Lean vea a tu habitación... —le volvió a repetir.

—¡No me voy a ir! ¡Estoy cansando de que me castigues solo porque no quieres que te reproche por traer esas botellas a la casa...

Se escucho un golpe en seco.

El niño estaba anonadado. Con su mano algo temblorosa toco su mejilla enrojecida. Esta le ardía.

Con cierto temor volteo a ver a su madre. La cual tenía una expresión de remordimiento.

— Lean yo...

El niño asustado corrió hacia su habitación y cerro la puerta con llave. Luego se recargo de espaldas en esta. Escucho la voz de su madre llamándolo pero el niño no le respondió.

****


Se reincorporo rápidamente de la cama, su respiración estaba agitada. Observo a su alrededor y tras comprobar que se encontraba en su habitación se tranquilizo.

Tal parece que se quedo dormido un rato. Gruño levemente al recordar aquel sueño, o más bien recuerdo.

"Estoy harto de esto"

El chico estaba cansado de aquella situación. Se supone que debería olvidarse de ello pero el remordimiento dentro de él se lo impedía.

Había pasado algunos días después de aquel encuentro con ese sujeto extraño en esa cafetería, luego de ese día la vida del chico ya no fue la misma de antes. Ya sea en sus sueños o viendo alguna persona a su alrededor haciendo algo, no podía evitar acordarse de algo que vivió en su pasado.

Su pasado...

Debido a que nació en un país como Estados Unidos, era común ver en los libros y algunas películas, la típica historia del la familia feliz que vive en los suburbios. Sin embargo, cuando se vivía en una ciudad, el estilo de vida era un poco diferente.

Vivir en una ciudad como Nueva York fue una experiencia grande para su padre. El venia de uno de esos paises nórdicos mientras que su madre era de Estados Unidos.

Como una vez le conto su madre, su padre y ella se conocieron durante una fiesta de navidad del trabajo. A pesar de que su padre era un hombre serio, eso no impidió que su madre se enamorara de él y su padre igualmente sintiera algo por ella.

Ambos se hicieron pareja y con el tiempo se comprometieron. Desgraciadamente no todo estuvo a su favor. La familia de su padre no estaban de acuerdo con el compromiso debido a que su madre era Estadounidensa. La familia de su padre preservaban aún ciertas costumbres antiguas por lo que la idea de que uno de sus hijos se casara con alguien que tuviera una cultura diferente no era bien visto.

A pesar de eso su padre no cedió ante ese obstáculo y se caso con su madre. Con el pasar del tiempo su madre quedo embarazada y 9 meses después nació él. Según su madre se parecía a su padre, excepto por lo ojos, los cuales eran del mismo color que ella.

Todo parecía ir bien para su familia.

Hasta que el destino decidió jugarle de una manera cruel.

Durante unos días, su padre estuvo trabajando en un proyecto importante junto a unos colegas por lo que en ocasiones regresaba hasta muy tarde al departamento. Una de esas noches su padre se quedo más tiempo en la oficina para preparar los últimos detalles de su proyecto, cuando termino se marcho a casa.

Y eso fue todo lo que supo de su padre...


Tenia cinco años cuando aquel policía toco a la puerta del departamento y le dio la mala noticia a su madre de que su padre había fallecido.

No hacía falta decir otra cosa más, a partir de ese día su vida cambio radicalmente.


Observo que su erizo estaba despertando de su siesta en su jaula por lo que decidió sacarlo de ahí un rato. Mientras observaba al pequeño animalito caminar por toda la cama, Lean reflexiono sobre lo que le estaba ocurriendo y tomo la decisión de terminar con aquel asunto.

No sería fácil, pero si quería que todo volviera a la normalidad debía de hacerlo. Se levanto de su cama y se coloco su abrigo, espero a que Harry se escondiera dentro de uno de sus bolsillos y entonces salió de su habitación.

Al cruzar por el pasillo, paso alado de la cocina y un olor a comida lo invadió.

"Maldición, olvide la cena"

Hace dos días Shu le había anunciado que haría una cena por acción de gracias, algo extraño para Lean considerando que el albino era de ascendencia nipona. Aún así no tuvo nada en contra de su idea y acepto participar en aquella festividad.

Sería una cena como cualquier otra... si no fuera por lo que Shu le dijo después.


****

— Invite también a Fubuki a la cena de acción de gracias, por lo que te voy a pedir que por favor seas amable con él.

Chasqueo la lengua.

— Hare mi mayor esfuerzo — decía con sarcasmo.

— Lean.

— Esta bien, me llevare bien con él.

****


Suspiro.

Lean sabía que Shu era el entrenador y principal accionista de los Raging Bulls por lo que era de esperar que hubiera tenido más estudiantes antes que él. Y de todos esos estudiantes que tuvo el albino, existía otro que sobresalía además de él: Fubuki Sumiye.

O como Lean lo llamo en una ocasión "White sheep".

La primera vez que Shu se lo presento, lo vio como una copia exacta del albino, solo que en rubio.

Fubuki siempre se refería a Shu con respeto, era educado y siempre actuaba acorde a las reglas. Algo completamente contrario a él. En lo único en lo que consideraba que era mejor que ese chico era en el beyblade, por que a diferencia a Fubuki, Lean tenia mejores habilidades.

Eso era lo que pensaba Lean. Exhalo.

"Sera una velada larga"


— Lean.

Lo llamaron, el chico salió de sus pensamientos y se percato que Shu lo había volteado a ver.

— ¿Vas algún lado? — le pregunto.

Lean pensó en su respuesta.

— Iré a pasear a Harry, volveré en un rato — respondió. Metió sus manos en los bolsillos de su abrigo y comenzó a caminar hacia la entrada. Antes de agarrar la perilla Shu le hablo.

— Regresa a las 8, a esa hora va a ser la cena.

— Si esta bien.

Después de eso abrió la puerta y se marcho. Tras salir del edificio se fue por el camino de lado izquierdo en dirección a la zona comercial.

El clima era algo frio, aún así eso no le molestaba al chico. Con ese tipo de clima podía usar su abrigo con comodidad.

Luego de recorrer algunas calles llego a su destino. Frente a el estaba la sede de los Raging Bulls. Debido a que era un día festivo las instalaciones estaban cerradas, por lo que solo se encontraba presente el vigilante del edificio.

— Joven Lean, ¿Qué hace por aquí? pensé que hoy no vendría nadie a entrenar...

— Y no vengo a entrenar, lo que sucede es que deje algo importante ayer en mi casillero y pensé que podría darme permiso de entrar a recogerlo — le dijo al vigilante.

Debido a que Lean tenia, por así decirlo, "popularidad" dentro de ese club. El vigilante no tuvo ningún problema en dejarlo pasar, siempre y cuando no se tardara. Así fue como tranquilamente el chico entro al edificio.

Ya adentro de las instalaciones todo el sitio se encontraba vacío y en silencio, lo único que se escuchaban eran sus pisadas. Tras recorrer algunas áreas llego a la zona en donde se encontraba el taller para hacer beys.

Con ayuda de una clave la puerta se abrió y Lean entro a aquel cuarto. No sin antes volver a cerrar aquella puerta. luego de encender la luz se dirigió a la maquina para soldar y con todas sus fuerza comenzó a hacerla aún lado.

Tras moverla lo suficiente, se abrió un ligero espacio entre la maquina y la pared. Lean se agacho y busco en la pared una abertura.

"Bingo"

En la pared se encontraba una pequeña abertura la cual estaba cubierta por una tabla de madera con clavos, por lo que el chico busco en el taller un martillo. Tras localizar uno en un cajón, uso este para quitar los clavos de aquella tabla. Al remover los clavos, dejo el martillo en el suelo y quito la tabla.

Tras aquella tabla se encontraba un hueco en donde al interior estaban guardadas algunas cartas. Lean las tomo y las observo por un momento.

Aquellas cartas les servirían para su plan. Tras verificar que eran todas las cartas que había ahí, el chico las guardo en uno de los bolsillos de su abrigo y volvió a colocar aquel aparato en su sitio.

Una vez encontró lo que estaba buscando el chico regreso a la entrada de la sede, se despidió del vigilante y se marcho.

Pensó en regresar al departamento por lo cual camino nuevamente por donde había venido. Al pasar por la zona comercial diviso una tienda de vinos. Lean se detuvo a contemplar aquella tienda.

No entendía como las personas hallaban interesante consumir alcohol, desde muy pequeño se hacia esa pregunta. Ese tipo de bebidas le habían generado una mala experiencia en el pasado, por lo que se dijo así mismo que nunca las consumiría.

Hm, vaya ironía.

Sin que él se diera cuenta había terminando cayendo en la trampa de ese tipo de bebidas y lo hizo sentirse vulnerable, como cuando era más pequeño.

Sacudió su cabeza para desviar aquellos recuerdo de su mente y presto atención al anuncio que había en la vitrina. Al parece esas botellas estaban en descuento.

Cuando regresara al departamento, estaría lista aquella cena que preparo Shu, por lo que llegar con las manos vacíos seria algo descortés. Tras pensarlo un momento, el chico decidió entrar a aquella tienda y comprar una de esas botellas que había en descuento.

Obviamente solo lo compraría como un regalo para el albino, sabía que Shu se estaba esforzado demasiado en hacer esa dichosa cena de acción de gracias, por lo que debería retribuírselo.

Luego de comprar dicho regalo el chico retomo su camino al departamento. Tras un par de minutos Lean llego al edificio en donde después abordo el elevador.

Al llegar al departamento fue hacia la cocina en donde espero encontrar al albino, sin embargo este no se encontraba ahí. Confundido empezó a buscar por todo el sitio hasta que diviso la silueta del chico en la terraza.

Lean estaba por ir a la terraza, cuando escucho que Shu estaba platicando con alguien más, por lo que se detuvo a abrir la puerta.

— Es bueno que hayas aceptado venir a la cena Fubuki, aunque estoy acostumbrado a cocinar, hacer toda la cena de hoy no fue sencillo.

—¿Qué acaso Lean no te ayudo? — le pregunto el rubio.

Shu volteo a ver hacia otra parte.

— Lean ha estado algo ocupado estos días. Así que no quería molestarlo con el tema de la cena — le respondió. —. Sin embargo, hay algo que me preocupa respecto a él.

Fubuki lo veía con intrigado.

— Ha estado algo distante en los entrenamientos y pareciera que no quiere que alguien se acerque a él, casi parece que estoy volviendo a ver al Lean que conocí al principio. — decía el albino. — Me preocupa un poco que este andando en malos pasos de nuevo.

— ¿Usted cree que sea de nuevo el asunto de su llamarada?

Shu negó con la cabeza.

— No, es algo diferente — dijo el albino. —, lo que sea que le este pasando tiene que ver con otro tema de su personalidad — suspiro. —. Me preocupa que esto tenga que ver con la visita que me hizo aquel jefe de la policía.

— ¿Policía?

El albino se mantuvo callado. Al parecer se le había escapado información. Aunque bueno, para el chico Fubuki era alguien de confianza.

— Hace dos meses Lean viajo a Japón a verse con Hikaru y Hyuga para un evento que se iba a organizar por allá. Una semana después de que se marchara alguien toco a la puerta, yo estaba revisando algunos registros para el club aquí en el departamento, así que deje los papeles en la mesa y fui a revisar quien era — empezó a contarle. —, cuando abrí la puerta me sorprendió ver a uno de mis vecinos, más precisamente el jefe de la policía de Nueva York. Aquel sujeto se mudo al departamento hace un mes por lo cual llevo poco de conocerlo.

El rubio a lado suyo estaba atento a la conversación. Mientras tanto Lean se escondió tras la cortina de la ventana para escuchar el resto de esa historia.

— Pidió hablar conmigo un momento así que lo invite a pasar al departamento. Los dos nos sentamos en la sala y antes de preguntarle sobre el motivo de su visita me pregunto en donde estaba Lean, comento que hace tiempo que no lo veía por el edificio. Me pareció extraño que me preguntara por él, así que solamente le dije que había salido fuera del país — volteo a ver hacia el balcón. —. Fue entonces que aquel sujeto me conto algo que me preocupo bastante.


****

— Escuche joven Kurenai, mi idea no es molestarlos ni a usted ni al resto de los residentes del edificio. Sin embargo, el motivo por el cual he pedido hablar con usted es porqué según algunas investigaciones que he estado realizando, sospecho que Lean tiene información sobre una persona que estoy buscando y que evidentemente no anda por un buen camino.

El joven estaba sorprendido, pero permaneció serio.

— ¿Qué le hace pensar que Lean tiene algo que ver con ese sujeto que está buscando?

El hombre se acomodo de manera recta en el sillón.

— Revisando unos documentos en la oficialía, descubrí que hace 1 año realizamos una redada cerca de una bodega que pertenece a una industria farmacéutica en donde esa persona que estoy buscando estuvo involucrada, lastimosamente consiguió escapar. Tras interrogar algunos testigos que en su mayoría vagos y uno que otro adicto que estuvo cerca, uno de ellos comento que vio al sujeto que estoy buscando salir por la puerta trasera de la fabrica, acompañado de un joven de cabello puntiagudo y con marcas en el rostro. Cuando le pedí que me diera más detalles de ese joven, aquel hombre volteo a ver uno de los televisores que tenemos en la oficialía y me dijo "Es él, él estaba junto a ese sujeto". Vi el televisor y estaban trasmitiendo el campeonato por parejas de Beyblade en Japón y en la toma salía Lean.

Shu permaneció callado.

— No creí que aquel hombre estuviera hablándome enserio, acusar a un deportista de alguna actividad ilícita es absurdo. Así que decidí realizar una investigación aparte para descartar a Lean del caso... Sin embargo —noto que el joven frente a él estaba atento a lo siguiente que diría. —Descubrí algunos datos peculiares de Lean, que me hacen sospechar un poco de él.

— ¿De que se trata? — le pregunto.

El hombre suspiro.

— En los documentos hay un expediente de una trabajadora de servicios infantiles sobre un caso de negligencia parental en un barrio al este de Nueva York. Según la información en el expediente el niño estaba al cuidado de su madre quien enviudo hace 3 años, al parecer su marido falleció durante un asalto en la calle — comenzó a platicarle. —, según el expediente la madre tenia un serio problema de alcoholismo y el departamento en el que vivían estaba en pésimas condiciones salubres. La trabajadora hablo con el niño y este decía que estaba bien y que no quería que lo alejaran de su madre. Luego de algunas otras preguntas que le hizo a la madre y al niño, la trabajadora decidió dejar que el niño continuara viviendo junto a su madre. Aún así le dijo a la mujer que seguirían programando visitas de servicios infantiles para verificar el estado del niño —el hombre suspiro. —. Por desgracia luego de ese expediente encontré una hoja adjunto en donde se redacto un informe de una detención por robo a una tienda, al parecer la madre de Lean fue acusada de haberse robado una botella de alcohol de una tienda y el dueño del local la reporto con un oficial de policía.

Shu siguió sin emitir alguna palabra, trataba de procesar todo aquello que le estaba contando el oficial.

— ¿Qué paso con Lean? — le pregunto en ese momento. —, el informe dice que detuvieron a su madre, pero y Lean.

El hombre exhalo.

— Durante la detención, uno de los oficiales hizo la llamada a servicios infantiles para que se llevaron al pequeño a uno de los centro, sin embargo durante el traslado a la patrulla, el niño se escapo y se fue corriendo. Fueron tras él pero no pudieron encontrarlo — le hombre vio el semblante pensativo del joven. —. Como se lo dije en un principio joven Kurenai, mi intención no es molestarlo, pero si es necesario que yo habla con Lean, más que nada para descartar cualquier indicio que lo relacione con la persona que estoy buscando. He hablado un poco con Lean estos días y se ve que es un joven con un buen futuro por delante y lo que uno menos quisiera es perjudicarlo con un asunto como este.

****


— ¿Y que le dijo? — le pregunto el rubio. Este se veía sorprendido por aquel relato que le estaba contando su maestro.

— Le dije trataría de hablar con Lean al respecto, pero que me diera algo de tiempo. El hombre me dio hasta finales de diciembre para decirle del asunto, sino el vendría al departamento a buscar a Lean y se lo llevaría a la oficialía para interrogarlo.

Debido al  frio de la noche, algunos mechos del cabello del albino se movieron

— ¿Y que piensa hacer maestro?

Shu mantuvo sus facciones serias.

— No lo sé...



Tras escuchar aquella conversación Lean se alejo de la puerta y salió sin hacer ruido del departamento. Camino a la puerta de las escaleras y ahí se sentó en uno de los escalones a pensar un momento.

Lo que menos quería que pasara sucedió.

Y lo peor es que Shu no se lo dijo.

Apretó sus puños molesto.

Odiaba aquel hombre de la ley. Por culpa de personas como él y su ineptitud perdió a su padre siendo muy pequeño.

Odiaba el alcohol. Por culpa de esa maldita bebida lo separaron de la ultima persona que el quería.

Odiaba a sus compañeros de escuela. Por ellos tuvo varias visitas a la oficina del director por peleas, ocasionadas por los comentarios que los otros niños decían sobre el problema que tenia su madre.

Pero sobre todo, lo que más odiaba, era que por un momento pensó que toda esa vida de mierda iba a desaparecer ahora que era blader, pero no. Fue un estupido al pensar que esos problemas se irían.

Noto que se trajo la bolsa con aquel regalo. Con frustración saco la botella de la bolsa y sin ninguna consideración la arroja hacia una pared para romperla.

Afortunadamente estaba en el pasillo de las escaleras así que nadie escucho el ruido de la botella rompiéndose. Aunque bueno, dudaba que alguien de ese edifico se molestara si quiera en saber que se había escuchado.

..

..

..

Lamentablemente aquella cena en el departamento no fue tan agradable para el chico. Sintió por breves momento la mirada de Fubuki sobre él, pero no dijo nada, mientras que Shu hizo en ocasiones el intento de entablar alguna conversación entre los tres pero Lean solamente se limito a responder de manera breve.

Luego de ese día Lean se mantuvo algo reservado con el albino. Algo que sin duda Shu le sorprendió, pero no dijo nada. Supuso que el albino aún estaba tratando de abordar  el tema del jefe de la policía con él.

Los días siguieron y cuando menos lo esperaba ya estaban cerca de las vísperas navideñas. Durante esos días Lean estuvo revisando las cartas que había sacado del club. Dichas cartas venían de un centro de rehabilitación para adictos y viciosos.

Tiempo después de haberse separado de su madre Lean se entero que el juez además de arrestarla, la mando a un centro de rehabilitación para que pudiera tratar su dependencia al alcohol. Solo así quizás ella volvería a saber de él.

Durante ese tiempo que su madre estuvo internada, Lean recibía cartas de ella y de los médicos de ese centro para contarles sobre los avances que había tenido su madre y si se veía factible en algún futuro darla de alta.

Debido a que Lean estaba lidiando con los problemas de su llamarada, dejo de revisar aquella correspondencia un tiempo.

La ultima carta que recibió de dicho centro le llego un día antes de aquel viaje que realizo con Shu hacia la isla de Lui. Guardo aquella carta con el resto de las otras cartas y se prometió que después regresaría a leerlas.

Cosa que nunca hizo.

Esa ultima carta que llego era diferente al resto que había recibido, esta parecía haber sido redactada por la psicóloga que atendía a su madre y le pedía que acudiera al centro de rehabilitación para hablar con ella.

Había pasado varios meses desde que recibió aquella carta, así que quizás si iba posiblemente aquella mujer no estaría en ese lugar, o quizás no.

Fue así que luego de guardar aquellas cartas en su habitación decidió ir a aquel centro de rehabilitación.
Se coloco su abrigo y vio que Harry brinco a su hombre para esconderse dentro de su abrigo, sin embargo el chico lo sujeto antes de que lo hiciera.

— Hoy vas a quedarte aquí en el departamento, afuera hace bastante frio y no quiero que te enfermes — le hablo a su erizo. No sabía si el pequeño animalito lo había entendido, pero era mejor que este se quedara. Luego de dejar a Harry en su jaula. El chico reviso la dirección del centro desde su celular y después salió de su habitación.

Cuando estaba por salir por la puerta del departamento, Shu lo intercepto.

— Lean, ¿A donde vas?

Lean mantuvo su expresión habitual.

— Iré a dar aun paseo, no tardo.

Shu exhalo.

— Lean escucha, necesito hablar contigo de algo importante. Veras...

El chico apretó sus puños.

— Ya se de quieres hablar conmigo. Quieres que te diga si tengo algo que ver con ese sujeto que esta buscando ese oficial de policía — le dijo. El albino se sorprendió.

— Como es que...

— ¡No importa como lo sé! El caso es que no pienso decírtelo y no es por lo que tu y ese sujeto piensan —le dijo. —. Eso es parte de mi pasado y hasta ahí va a quedar el asunto. ¡Si ese sujeto quiere llevarme a la oficialía que lo haga! Llevo 4 años evadiendo a esos sujetos y nunca me han detenido.

El chico tomo la perilla de la puerta y salió rápidamente del departamento, dejando a Shu en ese sitio.

Luego de salir comenzó a caminar por la calles de la ciudad hasta estar seguro de que Shu no lo hubiera seguido, lo que para su alivio no paso. Una vez que respiro más tranquilo, Lean reviso la dirección del centro y tomo rumbo hacia ese sitio.

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Tras caminar algunas calles llego al frente de aquel centro de rehabilitación. No estaba muy seguro de entrar a ese lugar pero era necesario ponerle fin aquel asunto. Una vez entro llego a la recepción en donde pregunto por la psicóloga, la recepcionista hizo algunas llamas al teléfono y luego de un par de minutos esta le dijo que la acompañara.

Fue así que el chico siguió a aquella mujer por un largo pasillo de color blanco hasta llegar a la oficina de la psicóloga, esta le indico al chico que pasara y este entro. Aquella oficina lucia normal.

— Tu debes ser Lean, un gusto soy la doctora Evelyn Miller — se presento la mujer. Aquella mujer era delgada y portaba unos lentes con aumento. — si gustas tomar asiento — le indico la silla frente a su escritorio.

El chico le hizo caso y se sentó en aquella silla.

— Cuéntame Lean, ¿Cómo te ha ido?

— Bien — respondió brevemente. —, escuche no quiero ser descortés. Pero quiero saber porque me pidió venir aquí — le dijo directamente.

La mujer se sorpendio, pero aún así se mantuvo serena. Acerco a ella un folder que tenia en el escritorio.

— De acuerdo. Antes de decírtelo, quiero que me digas ¿Cuál fue la ultima carta que leéis de tu madre?

El chico estaba confundido.

— No estoy seguro. Creo que lo ultimo que me escribió en una de sus cartas fue que hizo una nueva amiga aquí en el centro.

— mm.. ya veo — dijo la mujer. Esta se levanto de su escritorio y comenzó a caminar por su oficina. — Veras el año pasado recibimos en el centro a una paciente con un caso grave de adicción a la metanfetamina. Fue difícil tratar su caso ya que su adicción a esa droga era muy grave. Durante los meses que la sometieron a abstinencia, la dejaron imposibilitada de socializar con otras personas, así que la mantuvimos aislada — empezó a contarle. — Por fortuna el tratamiento que estaba llevado y sus secciones con su psicóloga la ayudaron a estabilizarse durante 4 meses seguidos, en base a eso decidimos dejarla que conviviera con el resto de los pacientes. Una de esas pacientes se hizo muy buena amiga de esa mujer, esa paciente era tu madre — le dijo. Lean estaba prestando atención a la historia, algo dentro de él le alegro saber que su madre al menos había tenido a alguien con quien relacionarse.

— Ambas desarrollaron un lazo de amistad, yo y mi otra colega pensamos que eso ayudaría mucho al tratamiento de aquella paciente, así que no tuvimos ningún problema en dejar que ambas convivieran. — la mujer dejo de caminar y vio un punto fijo en la pared. — Sin embargo... — noto que aquella mujer adquirió una expresión seria. — Dos meses después, debido al avance que había tenido la paciente esta nos pidió permiso para recibir la visita de una pareja suya, obviamente las visitas se realizan en la sala de visitas, así que se lo permitimos. Mi colega observo una de esas visitas que tenia esa mujer con su pareja y parecía una mujer completamente diferente a la que entro al centro. Me conto que cada vez que se veían la mujer sonreía y hasta parecía suspirar por ese hombre, típicas cosas de enamorados. Esas visitas siguieron y aquella mujer se veía mucho mejor. Tuve un poco de curiosidad sobre el comportamiento de esa mujer y decidí preguntarle a tu madre al respecto durante una de las secciones que tuve con ella — la mujer continuo observando hacia la pared. —, lamentablemente fue lo contrario a lo que esperaba que me dijera. Ella me conto que aquel hombre era novio de aquella mujer, sin embargo este parecía estar metido en el mismo vicio que ella, aunque según le conto aquella mujer, ese hombre tenia una mejor tolerancia a la droga, para mala suerte de la mujer durante un cateo aquel hombre consiguió huir de la policía dejando a su pareja y siendo esta a la que arrestaran los oficiales. Cuando aquella mujer le conto a tu madre su historia, le aconsejo que se olvidara de aquel hombre por su bien, sin embargo la mujer se negó a escucharla.

Hubo una breve silencio. Noto que a la mujer comenzó a temblarle la mano. Por algún motivo sintió que aquella historia que le contaba no iba a terminar nada bien.

— Aquella mujer estaba locamente enamorada de ese hombre. Entonces, sin darnos cuenta durante una de sus visitas ese hombre le dio a aquella mujer una navaja, la mujer la guardo como un regalo en su habitación.... Yo estaba en sección con otro de mis pacientes cuando se escucho la alarma principal. Le indique a mi paciente que se quedara en la oficina mientras yo iba a investigar que estaba ocurriendo. Sali de mi oficina y me fui corriendo junto a otros médicos a la zona en donde se activo la alarma... — trago saliva. — cuando llegamos... vi a aquella mujer sedada y con su uniforme cubierto de sangre ...

Lean comenzó a temblar.

— Y aún lado de ella... estaba tu madre, con una herida en el pecho.... — la mujer se cubrió la boca angustiada. — dos internos que iban pasando por ahí dijeron que vieron a ambas discutir en el pasillo. Uno de ellos dijo que iba a intervenir para que dejaran de pelear, pero cuando aquella mujer vio que se iba a meter, saco la navaja de su pantalón y los amenazo a los tres. El otro interno aprovecho un descuido de la mujer y fue avisarle a uno de los guardias lo que estaba pasando. El que se quedo menciono que la mujer se iba a lazar a atacarlo pero tu madre la detuvo y ambas comenzaron a forcejear. Durante uno de esos forcejeos la navaja de la mujer se inclino levemente...

La mujer siguió hablando pero Lean ya ni si quiera le prestaba atención. Dentro de él sus emociones eran un caos.

— Lean...

El chico se levanto abruptamente de la silla y salió sin pensarlo de aquella oficina. Sin darse cuenta había salido corriendo de aquel centro y ahora se encontraba corriendo por las calles de la ciudad sin ningún rumbo.

Tenia sus dientes apretados y se sujetaba la cabeza angustiado.

Finalmente sus pasos lo guiaron hasta el central Park en donde dejo de correr y se detuvo.

Cansado de la situación cayo de rodillas al piso y sin aguantar ningún segundo más lo que le estaba ocurriendo, quebró en llanto.

¿Por qué? ¿Por qué tenia que pasarle a él esas cosas?

Duro un rato llorado en aquella posición, necesitaba descargar todos esos sentimiento que tenia guardados dentro de él.

Tras tener ese tiempo de deshago, respiro un poco más tranquilo, aunque aún dolido.

La noche había llegado hace rato, así que era el momento de regresar al...

Ahora que lo pensaba no sabía si era buena idea regresar al departamento, más aún por lo que le había dicho a Shu.

Quizás podía pasar la noche en uno de esos refugios que hay en la ciudad y así tendría tiempo para pensar en como iba a hablar con el albino de ahora en adelante.

Decidió hacer eso y tomo rumbo hacia el refugio más cercano.

Sin embargo...

Debido a lo obscuro del parque el chico no noto que aquel camino por el que iba tenia algo de hielo, por lo que sin darse cuenta el chico piso este y su pie se resbalo. Haciendo que cayera al suelo y se golpeara la cabeza.


— ¡Lean!



Fue lo ultimo que escucho el chico antes de perder la conciencia.










Si el invierno llega, ¿Podrá la primavera estar tan lejos?

—Percy Bysshe













Tercer capitulo: Invierno

¡¡Estoy viva!! un saludo a todos los lectores.

Un capitulo muy interesante y el cual me llevo un poco más de tiempo en redactar, tenia pensando que saliera en noviembre, pero lamentablemente no pude hacerlo. De todos modos les había comentado hace mucho a mis lectores que la espera valdría la pena y henos aquí.

Muchas gracias a los que siguen esta historia, sus comentarios me sacan una que otra sonrisa.

Ya sin nada más que decir, nos veremos en el siguiente y ultimo capitulo que es: PRIMAVERA.

Chau!

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