Capítulo 25 El deseo

Tras finalizar la segunda parte de juicio, Choso fue llamado por Megumi para verse en un café cercano a la corte, justo al otro lado del edificio gubernamental, al entrar Choso captó las miradas de todos, su vestimenta y esas ojeras de sus noches sin dormir en el hospital sumado a su atractivo físico, en definitiva era llamativo, nadie podría adivinar que era un doctor, más bien parecía un idol del rock.

Al ver a Megumi en una esquina fue hasta él, parándose justo al frente.

—No sería correcto vernos al acabar el juicio.

—Eso no importa, después de todo, ambos mentimos, ¿no?—Fushiguro mirando la taza de café en su mesa.

Choso se sentó y asintió, observando por la ventana a su derecha.

—Si, no dijimos nada de Ryuji para proteger a ambos—luego giró para verlo—¿Qué necesitas?

—Te envié un mensaje porque en unos minutos estará aquí afuera esperándonos.

—¿Qué dijiste?

—Lo convencí, no más bien tuve que chantajearlo para verse contigo, siendo el caprichoso que es, se le ocurrió hasta el día de hoy y viene personalmente para llevarnos a otro lugar y hablar.

—¿Por qué no me dijiste antes? Yo...

—Te lo dije, es demasiado caprichoso, apenas me dijo ayer que nos veríamos hoy. ¿Vendrás?

—Claro que lo haré, necesito saber ¿A qué va todo esto?

Tal como Megumi dijo recibió un mensaje que salieran, al estar afuera el auto llegó, el Alfa se fijó por la ventana y vio a un conductor desconocido, hasta el momento cuando Sukuna lo veía lo hacía solo, pero esta vez no, él era pasajero en la parte trasera del auto de lujo.

—Suban—ordenó el rey.

Choso no podía creer que estaba al fin ahí, subiendo en la parte trasera con él, mientras que Megumi subió en el lado del copiloto.

El automóvil dio marcha y se fueron de ahí, conduciendo por un largo rato, Choso intento hablarle pero Sukuna no respondía a nada.

—¿Por qué te fuiste? ¿Qué has estado haciendo todo este tiempo? No sabes lo que Yuji y yo...

—Megumi ¿No le dijiste a mi hermano mayor que solo hablaríamos por tiempo limitado?

—No, pero no te veo contestando, eso significa que él sí puede hablar, ¿no?

—¡Ja, ja, ja! Buen punto—sonreía Sukuna por haber caído en su juego.

Choso veía Fushiguro cómo interactuaba con su hermano, era más que obvio que Sukuna parecía apreciarlo lo cual era raro, puesto que de pequeño no tenía amigos como lo hacía Yuji. El resto del camino decidió guardar silencio, si quería respuestas debía esperar, finalmente tras 2 horas de camino llegaron a la costa y luego a una mansión moderna en frente a la playa, era un lugar muy exclusivo y por lo tanto muy caro.

Los tres bajaron y subieron al segundo piso donde se encontraba la sala de estar, Sukuna se quitó el saco y dejó ver sus tatuajes bajo la seda blanca de su camisa.

—¿Te hiciste todo eso?

Sukuna sonrió y fue al bar, tomó una botella de buen licor y se sirvió un vaso.

—¿Quieren?

Fushiguro negó con un gesto, Choso también se negó aun así, Sukuna le sirvió un trago a cada uno.

—Se lo pierden, es muy bueno.

Choso observó el lugar unos instantes mientras que Fushiguro solo se quedó parado recargado en la pared.

—Dime ¿Por qué huiste de casa?

Sukuna suspiro y tras pararse junto a la ventana con la bella vista del mar, dijo.

—Porque no podía seguir a su lado, maté a un hombre, ¿lo olvidaste, hermano?

—No—bajo la mirada un instante—.Se lo que pasó, Yuji me lo contó, pero tú ¿Por qué fuiste a ese lugar? ¿Por qué lo mataste? Podías habérmelo dicho, yo soy tu hermano mayor mi deber...

—¡Ja, ja, ja! Por favor, no me hagas reír, la verdad es que no hay sangre que nos una, mi único hermano es Yuji, tu solo eres el niño adoptado de mis padres, querían tener tanto una familia que te adoptaron, pero el abuelo no quería a un Alfa en la familia, tenía miedo de no poder controlarlo, por es te alejo.

Esas palabras dolieron a Choso, pero no era algo que no hubiera escuchado antes.

—La realidad es que jamás confíe en ti, eres un Alfa, como el hombre que atacó a Yuji, el mismo que se salió con la suya con varios asesinatos y violaciones, era un pederasta. ¿Sabías que intento varias veces acercarse a Yuji?

—¿Qué dices?

Fushiguro también se sorprendió de esa revelación.

—Si, por eso siempre estaba cuidándolo, cuando el abuelo nos enseñó a defendernos debía ser más duro con Yuji porque ese sujeto lo acechaba, yo lo seguí una vez y lo vi, abusar de un pequeño Omega.

—¿Por qué no lo denunciaste?

—Porque no le harían nada de lo que yo estaba planeando.

—¿Tú planeabas? ¿De qué estás hablando?

—Para matar a un monstruo necesitas de otro, me hice pasar por Yuji y lo cité en ese motel, pensó que era él y me dijo que iba a disculparse, pero solo quería hacerle daño, en este mundo los Betas pasan de largo a lo que nosotros los Omegas nos pasa, les damos lástima incluso asco, y los Alfas se creen superiores, por eso tomé la decisión y lo maté, fue divertido ¡Ja, ja, ja! Intentó seducirme, me llevó a la cama y cuando estaba encima de mí, lo apuñale.

Choso estaba impactado por todo eso, el pensar que sus hermanos pasaron por ello, y que Ryuji fuese quien asesinara a ese hombre.

—Yuji no dijo nada de eso, ante la policía simplemente quedó como una víctima, que se defendió.

—Lo sé, él me salvó porque ese era su papel, pero el que fuese tan débil no se lo perdonaría nunca, estaba asqueado de él, por el abuelo, toda su filosofía de hacernos fuertes solo fue para sucumbir ante el débil, por eso hui, me fui para buscar lo que quería.

—¿Y qué quieres?

—Un mundo en donde pueda ser el rey, ahora mismo soy uno de los gángster más poderosos de Japón, el clan Kamo se fue, el clan Zenin está por derrumbarse y solo queda el clan Gojo—al decir eso miró a Fushiguro puesto que sabía del origen de su benefactor.

—Cuando lo destruya todo será mío.

—Por favor, Ryuji deja esto, ven a nuestro lado, ni Yuji ni yo te culpamos de nada, solo vuelve.

—¡Ja! No me hagas reír, soy un criminal, he asesinado, he estafado, he robado y estoy a punto de ser el mayor genocida de todos, voy a matar a todos los inferiores, solo vivirán los que merezcan hacerlo, pero si eso significa que deba matar a Yuji lo haré, así que Niichan, no interfieras—al decir eso, Fushiguro que estaba atento a Sukuna noto un ligero cambio de su voz.

«Él está ¿mintiendo?...» pensó el Alfa mientras sus miradas se encontraban, en todo ese tiempo de estar a su lado, podía detectar cuando hablaba en serio o cuando mentía y en esos momentos le daba la impresión de que lo hacía.

—¡Ryuji! No puedes hablar en serio.

—Claro que sí, ya no puedo volver a la luz, soy el rey de la oscuridad, así que déjame de buscar, solo por su falsa hermandad, cuando termine todo Japón será mío.

—Ryuji...—Choso se intentó acercar a él, pero este se alejó.

—¡No me llames por ese nombre! Lo dejé todo atrás, incluso ese nombre.

—Tu hermano es policía, ¿sabes lo que eso significa? ¿Sabes la razón por la que se volvió uno?

—Si Yuji interfiere ni tendré piedad, y si piensa que siendo un detective va a encontrarme, se equivoca, nadie sabe de mí, soy intocable.

—Por favor, Ryuji...

—¡Choso!—le alzó la voz, luego comenzó a reírse—.Es gracioso, ustedes acaban de mentir en la corte para salvar a Yuji, ¿no? Es obvio que entre él y yo, siempre será él.

Cada que decía algo así, Fushiguro fruncía el ceño, era como si encontrará algo que no combinaba.

«¿Qué está pasando?...» su mente trataba de averiguarlo.

—Eso no es cierto Ryuji, eres mi hermano también aunque lo niegues, te amo y haría lo que fuera por ti y Yuji.

—En ese caso, piérdete y déjame en paz, sino mataré a Yuji y a ti.

—¿Qué dijiste?

Sukuna apretó el vaso y lo quebró en su palma, Choso se asustó y se acercó.

—¡Estás herido!—pero cuando quiso tocarlo, Fushiguro lo detuvo, sostuvo su mano para que no lo tocara, él estaba justo detrás de Choso, eso hizo sonreír al rey de las maldiciones—¿Fushiguro?

—No lo toques.

—Fushiguro...

Ambos Alfas se vieron frente a frente, Sukuna lucía satisfecho con el acto de Fushiguro, por otro lado Choso vio el vaso y tomó el licor hasta fondo.

—No puedo creer nada de lo que dices.

—Pues ese es tu problema—Sukuna alzó los hombros, tras unos minutos más, vio su reloj—Creo que los veinte minutos que te prometí se acabaron, mi chófer los llevará de regreso—dijo este viéndose un poco acalorado.

Un tenue aroma llegó a las fosas nasales de Fushiguro de inmediato supo de lo que se trataba, se cubrió su cara para no revelar su sonrojo.

—No, espera Ryuji yo...

—Ya no hay nada que decir, hermano.

Sukuna le dijo adiós sacudiendo su mano ensangrentada recostándose en el sofá, Choso quería insistir pero Fushiguro lo llevó hasta la cochera donde el auto esperaba.

El doctor no pudo hacer nada, sus hermanos tarde o temprano se encontrarían y en lados opuestos de la ley ¿Habría una manera de detenerlos? Choso se sentía derrotado, cuando subió al auto notó que Fushiguro no lo hizo, viéndolo por la ventanilla.

—¿Fushiguro?

—Lo siento, no iré.

—Espera ¿Qué?

El joven le pidió al conductor que avanzará, Choso se quedó boquiabierto al ver eso, no pudo evitarlo, dejó al otro allí.

Cuando volvió a la habitación, Sukuna lavaba su mano bajo el chorro de agua, la cual se teñía de rojo.

—¿Volviste?

—Estás por entrar en celo, ¿verdad?

—¡Ja, ja, ja! Si, lo notaste—este paseo por la habitación, tomo una toalla y se cubrió la mano—.Vengo a esta casa cuando entro en celo, me encierro para evitar que ciertas personas se aprovechen, mi socio es un Alfa y no quiero enredarme con él.

—¿Tu socio?

—Si—asintió Sukuna aun sosteniendo su mano entre la toalla.

—Dudo que alguien pueda aprovecharse de ti, pero dime ¿Cómo es que solo yo pude olfatearlo? Tu hermano mayor es Alfa.

—Veras, puse algo en su bebida—Sukuna hizo un gesto con el dedo indicando un secreto.

—Significa que caí en tu trampa, hace rato...

—Me defendiste como un Alfa a su Omega, eso fue espléndido—Sukuna se acercó a Fushiguro, tocando su pecho, insinuándose—.No te has puesto a pensar cómo es que reaccionas más a mis feromonas que a las de mi hermano, sé muy bien que Yuji te gusta, pero en todo este tiempo desde que nos conocimos tú me has seguido a mí.

—Eso no es cierto, solo quiero protegerlo...

—¿En serio? Entonces dime algo Megumi ¿Has tenido sueño conmigo o con Yuji?

—¿Qué dices? Eso no...—el Alfa se sonrojo a lo que Sukuna se dio cuenta que lo tenía en la palma de su mano, sujeto su playera y lo atrajo para besarlo, Fushiguro peleaba al principio pero poco a poco se dejó llevar, tanto que tomó la iniciativa de abrazarlo, solo que al darse cuenta de lo que hacía, lo alejó de golpe.

—¡Ja, ja, ja! Eso fue delicioso—Sukuna saboreando la saliva que había robado.

Fushiguro observó su mano, la tomó y revisó la herida.

—¿Tienes un botiquín?

Sukuna señaló un cajón de la cocina, fue por él y lo obligó a sentarse en la barra, limpio la herida ante la atenta mirada del Omega, como requería puntos.

—¿No hay lidocaína? Va a doler, pero si no suturó se podría infectar más, la cicatriz será peor.

—Hazlo, en realidad tengo mucha tolerancia al dolor.

El Alfa obedeció, usó aguja e hilo para suturar, al introducirla pudo ver que Sukuna no parecía sentir dolor, en cambio lo veía con mucho detenimiento.

—Listo—dijo Fushiguro colocando una venda encima.

—Imagino que pensaste que era una de tus mascotas.

—No juegues con eso—el otro se lavó las manos.

Al no tener más respuesta, Sukuna fue hasta el cajón junto a la mesa de la sala y sacó unas llaves.

—Toma, llévate mi auto, solo así podrás regresar.

Fushiguro se le quedó mirando, fue cuando preguntó.

—Todo lo que dijiste ¿fue en serio?

—¿Por qué dudas de mí?

—No lo sé—Fushiguro se acercó a él—.Creo que te importa más de lo que dices, Yuji.

Sus miradas se encontraron, solo un segundo basto para que el Alfa lo tomará por el cuello, besándolo, rápido lo sujetó por la cintura, sus besos emitían un sonido cautivador que resonaba por la habitación, Fushiguro lo observó por un segundo y tras sujetar a Sukuna por sus piernas lo alzó para atacar ese cuello, sus labios y dientes dejaban marcas en todo su cuerpo, Sukuna dejó salir sus feromonas, el lugar estaba lleno de ellas, en un movimiento este le dio la vuelta y ahora Fushiguro estaba contra la pared, fue un brusco movimiento que lo hizo doler, pero por alguna razón el Alfa también sonrío, se sentía emocionado.

—¡Ja, ja, ja! Te gusta, lo sabía ¡Ah, ah! ¡Ngh!

Cuando el Omega comenzó a reírse, provocando que Fushiguro se enojara.

—¿Es divertido? No me molestes—Fushiguro mostró ese rostro al Omega.

«Lo quiero, lo necesito ¿Por qué? ¿Por qué no pude sentir esta atracción en Yuji? ¿Qué es lo que me vuelve loco de él?...» sus pensamientos en caos.

Finalmente los dos terminaron en la cama,  Fushiguro simplemente tenía su mente bloqueada por completo, solo quería estar con él.

—¿Te gusta tanto?—le preguntó, Fushiguro no contestó pero su cuerpo si.

—Te quiero aquí—le susurro acercándose al oído, mientras sostenía sus manos contra la cabecera de la cama, Fushiguro forcejeo y se soltó para cambiar de posiciones, sostuvo las manos de Sukuna esta vez contra la almohada y mordió su cuello.

—¡ARG! ¡Aah!—el dolor le gustaba a Sukuna, por fin era marcado por su Alfa, pero parecía que no se detenía—.Megumi...Megumi eso es muy fuerte—no se quejaba, pero no esperaba que fuera tan feroz.

—Ahora eres mío—le susurró tras dejar que sus colmillos se alejaran de esa piel.

«¿Es mío? Ya no puedo volver, es mío y de nadie más...»

Esa sensación dejó a Sukuna emocionado, su sueño se hizo realidad, pero no acabó ahí.

—Lo siento, no pude contenerme—le susurro al oído, besando su mejilla tiernamente.

—Me encanta, no importa—el Omega un poco sonrojado ante la caricia de su Alfa.

«Si, se siente tan bien...Megumi espere tanto esto...te escogí como mi Alfa y el deseo se ha consumado, ahora nadie va a separarnos...»

Sin quedar satisfechos, volvieron a hacer hasta que el celo de Sukuna terminara o hasta que Megumi se quedara satisfecho, siendo noches largas.

. . .

En un bar de la ciudad, Choso parecía estar bebiendo una tras otra copa, no le gustaba beber por su trabajo como médico, pero en esos momentos lo necesitaba.

—Una más.

—¿Seguro?

—Dije una más—la mirada penetrante del Alfa dejó al pobre Beta temblando, sirviendo otra más para irse a atender a los demás.

El hermano mayor de Yuji lucía completamente perdido, bebió hasta el fondo mirando el vaso pues era insuficiente.

—¿Por qué estás tan pensativo, amigo?

La voz de una mujer llamó su atención, al mirar se trataba de una rubia alta y con un cuerpo bien tonificado, se notaba que se trataba de una Alfa, pero para Choso en ese instante le importaba menos.

—Déjame en paz.

—¡Ja, ja, ja! No estoy coqueteando contigo si eso crees, solo que apenas regrese a mi país de origen después de tanto tiempo que me pareció interesante solo platicar con un amigo.

—No somos amigos.

—Lo sé, pero a veces en los extraños encontramos alivio a las penas, solo por curiosidad ¿No te gustaría decirme lo que atormenta, Doctor Itadori?

Cuando escuchó su nombre lo hizo reaccionar, se levantó de la barra mirándola desconfiadamente.

—¿Quién eres? ¿Por qué sabes mi nombre?

—Solo alguien que puede ser tu amiga, vamos, si me dices lo que te aflige, te diré ¿El por qué se tu nombre?

Una gran sonrisa de esa mujer no podía traerle menos motivación, pero algo le decía que debía ser algo muy importante.

—Una copa más, y...—pidió al bartender, viéndola, ella sonrió levantó la mano.

—Una cerveza, se me antoja algo bien frío.

—Vaya una cerveza para la dama ¡Ja! ¿Una cerveza?

—Oye, lo común es bueno, como dije hace mucho que no venía a mi país, extrañaba muchas cosas entre ellas su cerveza.

Tras servirles sus bebidas, ella simplemente se quedó callada, Choso bajo la mirada hacia su copa, en realidad hablar con alguien sería algo que nunca haría, pero de alguna manera esa mujer parecía alguien que te daba ganas hablar.

—Soy el hermano mayor tengo dos hermanos menores, son gemelos, pero no hay lazo de sangre, mis padres me adoptaron cuando tenía 3 años, venia de una casa hogar fuera del país, aun así, me siento tan unido que haría lo que fuera por su felicidad, solo que en un momento lo perdí de vista, cuando nuestros padres murieron, nuestro abuelo me alejo de ellos, soy un Alfa y ellos Omegas, creo que haría eso si tuvieras un Alfa en la familia que no fuese de tu sangre, ¿no?—Choso suspiro y apretó el vaso, la mujer se le quedó mirando a su mano—.No me odiaba, eso lo sé, el abuelo me envió a vivir a Tokio a estudiar, por eso no estuve con ellos cuando un Alfa trato de abusar, me culpe por eso..

Hace 15 años...

El incidente en la escuela primaria fue todo un suceso en la comunidad, pero no había pruebas que dictaran la culpabilidad del Alfa, en especial tras sufrir una conmoción provocada por uno de los niños.

—Los dos pequeños están en observación, le dimos el tratamiento anti-feromonas al mayor, pero estamos seguros de que funcionara, no estaba en celo y no hubo más daño, señor Itadori no debe preocuparse.

—Gracias, doctor—el abuelo respiró aliviado, viendo a través del cristal a los dos niños en las camas. Cuando de pronto entró corriendo Choso de 19 años al hospital que al ver a su abuelo fue hacia él.

—¡Abuelo!

—Llegaste, me alegro—el anciano con las manos sostuvo al joven.

—¿Cómo están? ¿Ya detuvieron a ese desgraciado?

—Tranquilo, ya todo está bien, bueno...—miró hacia la ventana y Choso igual, Yuji dormía mientras que Ryuji tenía una línea de suero puesta, Choso al ver la etiqueta se asustó.

—Eso es anti-feromonas, abuelo, dígame ¿Qué pasó exactamente? ¿Por qué todo está bien si lo que veo?

—Choso, dije que todo está bien, vamos—el anciano lo arrastró hasta la cafetería y le explicó todo lo que pasó, el joven Alfa bajó la cabeza y apretó los puños.

—Debía estar aquí, protegiéndolos.

—Creo que tienes razón, fue mi culpa—el abuelo mostrando frustración, algo que Choso noto y se calmó un poco.

—No se culpe, entiendo porque me alejo de ellos, son un Alfa y no tengo su misma sangre, temía por ellos.

—Pero eres mi familia, fui un egoísta, perdóname Choso.

—No hay nada que perdonar, ellos estarán bien, son fuertes. Por ahora me quedaré un tiempo, tomaré un año sabático en la universidad.

—Pero, tus estudios...

—Mis hermanos importan más.

Cuando Yuji despertó vio a su hermano mayor sentado a su lado, rápidamente al verlo comenzó a llorar.

—Yuji.

—Niisan—salto para abrazarlo, por otro lado, Ryuji seguía dándoles la espalda pero tenía rato que se había despertado.

—Ya vas a llorar otra vez—se quejó.

Yuji se limpió las lágrimas, Choso se levantó y fue hasta la cama de Ryuji, tocando su cabeza, el niño arisco le tiró un golpe para retirar su mano, pero Choso volvió a colocarla, luego este comenzó a llorar pero sin mirarlo, podía sentir su cuerpo temblar.

Los dos eran tan diferentes, Yuji era más abierto con sus sentimientos a diferencia de Ryuji, y como era el mayor siempre cuidaba de este, y solo hasta que Ryuji huyó de casa fue que su carácter cambió un poco.

Regresando a su presente, la mujer a quien le contaba su historia seguía bebiendo cerveza, Choso tomó otra copa.

—Pese a que me decían que no me culpara, soy su hermano mayor y no me di cuenta de lo que ellos sufrían.

—¿Cómo podrías saberlo? Eres un Alfa no puedes leer la mente o corazón de los demás—lo consoló ella.

—Aun así, después de que Ryuji huyó de casa, lo busqué por un largo tiempo, pero nada, hasta hace poco se presentó para salvarme—Choso volteo a ver a la mujer y esta seguía atenta a su historia—.Ya no era el mismo, francamente no pude reconocerlo y sigue esquivando a Yuji, ahora dice que tratará de hacer un mundo nuevo y si alguien trata de interferir, sería capaz de...—Choso sujeto la camisa de su pecho, arrugándola—.No puedo dejar que eso pase, soy su hermano mayor, pero no quiero herirlos ¿Cómo se supone que deba decidir? Salvar a uno condena a otro, es como partir mi corazón, si tan solo hubiera estado ahí cuando me necesitaban, yo ya no podría ni siquiera considerarme un ser humano...

Una lágrima se derramó de sus ojos, limpiándolos de inmediato, bebiendo a fondo la copa. Tras hablar libremente, la mujer rubia suspiró y bebió un gran sorbo.

—¿Salvar a un hermano y dejar morir al otro? ¿Eso dices? Es una difícil decisión, pero ¿Podrías salvar a ambos?—le dijo ella, Choso volteo a mirarla.

—¿Crees que no lo pensé? Pero es imposible.

—¿Lo es? Ni siquiera lo has intentado, no creo que debas dejarte ganar tan fácilmente.

—Yo...

El Alfa se quedó quieto, tratando de visualizar lo que acababa de escuchar y recordando las palabras de él.

"Soy un criminal, he asesinado, he estafado, he robado y estoy a punto de ser el mayor genocida de todos, voy a matar a todos los inferiores, solo vivirán los que merezcan hacerlo, pero si eso significa que deba matar a Yuji lo haré, así que Niichan, no interfieras..."

—¿Salvarlos?

Ella sonrió cuando lo vio plantearse la idea que había desestimado, luego levantó la mano.

—¡Otra ronda! Por cierto, no me presente, mi nombre es Tsukumo Yuki.

Choso la vio con una pequeña sonrisa, de alguna manera ella le había traído algo de esperanza.

. . .

Para ser mitad de la semana había mucho ajetreo en la estación, aunque eran casos pequeños, entre hurtos de bolsos a acusaciones de exhibicionismo en vía pública, acoso, etc.

—Le digo que se desviste en plena calle, está mal de la cabeza.

—Si, enviaremos a unos agentes, pero no tiene que traer esas fotos—el pobre oficial tratando de no ver su móvil.

—Dice que es un vampiro y nadie lo puede ver.

—En ese caso ese hombre necesita ayuda, nos comunicaremos con el centro de atención mental, por favor evite enfrentarlo.

—Pero...

De pronto, en medio de todo eso, algo llamó la atención de los oficiales que contestaban teléfonos y los que atendían al público en el lobby, y era Gojo Satoru quien venía al lado de Itadori Yuji abrazándolo por el cuello.

—¡Buenos días a todos!—saludo el Alfa con una enorme sonrisa.

Nadie podía creer lo que veía, en especial porque parecía que todo su ser despedía pétalos de flores.

Así que los oficiales pusieron cara de incredulidad ante ese Gojo. Por su parte, Yuji vio aquel espectáculo y le dio un golpe en la pierna además de pellizcar su mano para que lo soltara.

—Gojo-san evite hacer eso, es vergonzoso.

—¿Ah? Pero ahora tú y...—Gojo no terminó de hablar porque Yuji le cubrió la boca, arrastrándolo hasta el área de casilleros.

—No puede decir nada de nosotros.

—¿Por qué?

—Porque técnicamente estamos trabajando juntos, aunque por ahora Nanami sea mi superior, usted es mi compañero, ¿lo entiende?

Gojo en realidad no había pensado en eso, estaba feliz por demostrar su enamoramiento por Yuji y que este le correspondía, así que se quitó las gafas de sol e hizo un puchero.

—Está bien, si Yuji-kun lo dice, yo no diré nada, pero tengo una condición.

—Sin condiciones.

—Bueno, míralo como una petición entonces—Gojo alzó el dedo y cubrió los labios de Yuji quien se sonrojo un poco—.No olvides que soy tu novio, trátame de esa manera.

Yuji alejo su mano y se puso a pensar, su rostro cambiaba cada que una idea trataba de formularse en su cabeza, eso provocó que Gojo se preocupara creciendo una gota de sudor en su frente, pero cuando estaba por decir algo, finalmente el Omega habló.

—La verdad es que nunca he tenido novio así que no sé qué debo hacer—sonrió el chico algo avergonzado, Gojo casi se cae ante esa respuesta pero también se dio cuenta que tampoco ha tenido una pareja formal.

—Sabes yo tampoco, ya se, nos hablamos para saber dónde estamos al menos 3 veces al día y tratamos de comer juntos cada que podamos, y mándame textos seguido, yo haré lo mismo.

—Suena bien, puedo hacer eso, bueno volvamos a trabajar.

Los dos tontos llegaron a un acuerdo incluso chocaron las manos tras eso, cualquiera diría que estaban hechos el uno para el otro. Al subir al elevador, y antes de cerrarse las puertas del elevador, a Yuji le pareció ver a alguien conocido entrar a la estación, pero fue solo una fracción de segundo, pensando que tal vez eran figuraciones suyas. Tras bajar en su piso, Gojo también le siguió.

—¿Pasa algo?

—Ah, solo vine a hablar con Nanami de algo.

—Ya veo, más le vale no decir nada de eso.

—Lo sé, lo sé.

Los dos llegaron lado a lado a los escritorios con Nanami que ya se encontraba en el lugar revisando unas cosas en su monitor cuando vio a Itadori, el chico le saludo.

—Buenos días Nanami, lamento lo de ayer—se inclinó ante él.

—Descuida, fueron órdenes de los de arriba, además no hubo nada nuevo, esperemos que sea un caso aislado, ayer obtuve información valiosa que me gustaría...—Nanami se detuvo puesto que Gojo seguía ahí con una enorme sonrisa, hasta para el detective de primera clase eso era extraño, se ajustó las gafas—.Imagino que arreglaron las cosas.

—Si, Yuji y yo estamos bien, más que bien, nosotros...¡Ouch!—el Alfa recibió un pisotón del Omega.

—Si Gojo-san no tiene nada más que hacer aquí, debería irse a su piso.

—Eso me dolió, ¿sabes?—pero Gojo recupero su compostura—.Ayer los testimonios de Megumi, Choso y de Maki dejaron en claro los cargos de secuestro y confabulación de asesinato, Naoya está acabado, solo falta un par de testigos más y Ougi será sentenciado por lo que nos los veremos en mucho tiempo.

—Eso es bueno, aunque me hubiera gustado atrapar a Naoya por las varias violaciones que cometió.

—Pues míralo por el lado amable Nanami, esas mujeres no tendrán que atestiguar y él pasará al menos 50 años de cárcel.

—Tienes razón, lo peor para una víctima de violación es enfrentar a su violador y revivir lo que le hicieron—suspiro Nanami.

—No logro pensar en eso—comentó el Omega.

—Yuji si bien soy el mejor detective de la estación, Nanami tiene algo que no puedo superar, su experiencia en tratar con víctimas especiales aprende mucho de él—acarició su cabeza para luego irse.

Al estar solos Nanami se le quedó viendo a Yuji, el chico estaba sonrojado y lo delató, ahora sabía que algo había ocurrido.

—Veo que ya se llevan bien de nuevo.

—Si, pasaron cosas ayer.

—Bueno, supongo que es bueno, volvamos al trabajo.

—Claro que sí—Yuji asintió revisando lo que Nanami encontró el día anterior.

Mientras tanto en el siguiente piso donde trabaja Gojo al llegar se topó con un tipo de gabardina café sentado en su lugar y leyendo el periódico con un café en la mano.

«¿Y este quién es? ¿Qué hace en mi lugar?...» pensó Gojo.

—¿Y tú quién eres?—le cuestiono el Alfa.

El sujeto se levantó y extendió la mano hacia Gojo.

—Tu debes ser Gojo, mi nombre es Kusakabe Atsuya de la unidad de casos mayores de Kioto, me transfirieron a esta estación a partir de hoy.

—¿Ah?

Gojo ni siquiera contestó el saludo y fue directo hacia la oficina de Yaga, quien no tuvo que voltear para ver que quien entró sin anunciarse era el excéntrico detective de grado especial.

—Se toca, ¿sabías Gojo?

—Me puede decir ¿Por qué ese vejestorio en mi unidad?

Señaló al hombre por la ventana que volvió a su lectura y beber café.

—No recuerdo haber dicho que fuera tu unidad, no eres como Nanami, yo asignó a los detectives y él es un experimentado detective de Kioto que acaba de ser transferido.

—Pues regrésalo, bien sabes lo que pienso de ellos, los de Kioto apestan y todos son Betas, como ese sujeto—señaló Gojo por la ventana, Kusakabe lo vio y se dio cuenta que no era bienvenido.

—No lo haré, ahora que Itadori está con Nanami tu debes aceptar un nuevo compañero temporalmente, eso es todo, deje un caso en su escritorio, revísenlo.

—Yo...

—Dije que no.

Luego Gojo recordó lo que Yuji le dijo, si eran pareja no podrían ser compañeros, no había una regla establecida, pero era normal no trabajar con la persona que amas.

—Bien, lo haré, pero quisiera decirle algo—Gojo tomó el valor y habló.

Diez minutos después estaba saliendo de la oficina del director y fue hasta Kusakabe.

—Gojo Satoru—extendió la mano hacia este, el otro oficial se levantó y la estrechó.

—Kusakabe Atsuya ¿Y bien? ¿Qué caso tenemos?—bostezo el hombre.

Gojo miro el expediente que Yaga dejó en su escritorio, al leerlo su rostro cambió completamente, era como si hubiera visto al mismo demonio, exaltado se lo colocó en el pecho a Kusakabe y salió de ahí.

—Tengo que hacer una llamada.

—¿Ah? ¿Qué hago con esto?—Kusakabe abrió el expediente y leyó en voz alta—.Fushiguro Toji prófugo de la cárcel de máxima seguridad de Corea del Sur, ¿ese tipo no es?

. . .

Megumi despertó con un terrible dolor de cabeza, se sentó en la cama y vio lo desordenada que estaba, incluso había un poco de sangre en ella.

—¿Qué pasó?—no recordaba nada, se revisó el cuerpo para ver de dónde venía, había marcas en el pecho, mordeduras en los hombros y su espalda ardía, se levantó y al mirarse en el espejo eran rasguños pero ninguna herida visible, solo estaba en su ropa interior. Tiro de las sábanas blancas y el rastro de sangre estaba en una de las almohadas y en medio de la cama—¿De dónde vino?

—Despertaste, ¿eh?

La voz de Sukuna llamó su atención, al mirarlo se dio cuenta de donde venía. El Omega olía diferente, por alguna razón sentía su propio aroma en él.

—Traje café—este dejó una taza en una mesa cerca de la ventana, al fijar su mirada en la espalda de Sukuna vio la sangre, tenía una gran mordida en su nuca consiste con la marca en la almohada, fue cuando algo vino a su mente y se llevó la mano a su boca, sentía un sabor en ella—.Bebe, yo mismo muelo los granos, los traigo del extranjero—Sukuna miró hacia afuera y abrió la ventana, la brisa marina fue refrescante—.Me gusta este aroma, ¿a ti no?

—¡Basta! ¿Qué pasó anoche?

—¿De qué hablas? ¿Esto?—Sukuna le mostró su cuello—.Entre en celo y me marcaste.

Fushiguro observó de nuevo el desastre en la cama, Sukuna comenzó a reírse.

—Vaya, dicen que los callados son salvajes en la cama, veo que es cierto—el Omega se acercó al Alfa, pasando sus manos por el cuello de este, abrazándolo, para luego susurrarle al oído—¿Ves esa marca de sangre? Eso pasa cuando lo haces por primera vez a veces, ¿no te da gusto? Fuiste mi primera vez.

Los ojos de Fushiguro se ensancharon, no recordaba nada pero algo le decía que esa marca era real, se sentía satisfecho en todo sentido, su pecho latía rápido y su atracción hacia Sukuna se multiplicaba ya eran pareja, un lazo.

—¿Qué hice?—Fushiguro se llevó las manos a la cabeza, pero el roce de su piel con la de Sukuna le agradaba mucho. El Omega vio la hora en el reloj de la pared y tras un largo suspiro, se alejó para ir hacia la cómoda, tomó las llaves de antes y se las dio a Fushiguro.

—Lo siento, pero debes irte.

—¿Qué? Pero debemos hablar de esto, yo no...

—Solo vete, no tengo tiempo para tus negaciones.

Su actitud cambió por completo, Fushiguro pudo sentir algo en el tono de su voz, tomó las llaves y se vistió, para irse, el Omega se quedó en la alcoba y solo vio cómo se fue en el auto.

Unos minutos después otro vehículo llegó, en el venia dos personas, una era de sus hombres y la otra parecía una mujer, ambos subieron hasta el segundo piso, para eso ya se había vestido y estaba sentado en el sofá.

—Señor, llegamos.

—Justo a tiempo, Uraume—le hablo a la persona que tenía un cabello liso y corto que se extendía un poco más por debajo de su mentón, además de tener un flequillo recto, sus cejas finas y ojos claros le daban una apariencia andrógina por lo que es difícil determinar su primer género a simple vista.

Esta persona traía consigo un bolso blanco, del cual sacó instrumentos médicos, Sukuna intentó levantarse para moverse de lugar, pero algo provocó que se debilitará, Uraume de inmediato lo ayudó a apoyarse.

—Señor, no debería forzar su cuerpo—le dijo, su voz a diferencia de su aspecto era masculina, le dijo al otro acompañante que lo ayudara para llevarlo a la cama.

Una vez en cama, introdujo una intravenosa y colocó el suero, Sukuna cerró los ojos y esperó que este colocará la aguja para inyectar un líquido rojo.

—Se lo he dicho varias veces, este tratamiento solo es temporal.

—Eso no me importa, solo necesito tiempo, además esta vez—se llevó la mano al vientre—.Dejo en mi toda su semilla, será interesante.

—Sabe que estoy en contra, como su médico personal.

—Uraume es mi capricho.

—Lo sé—suspiró el otro, sentándose a esperar que el líquido diseminara por todo su torrente sanguíneo.

—¿Qué hay de Kenjaku?—preguntó a su guardaespaldas.

—Lo mantenemos vigilado, pero me preocupa más ese demente.

—Mahito—Sukuna sabía que este tipo le podría traer problemas—.Uraume, ¿lo revisaste?

—Si, su investigación es prometedora, solo si encontráramos el catalizador correcto, sería una cura.

—En ese caso, solo sigan vigilándolo—ordenó Sukuna para quedarse dormido.

Tanto el guardaespaldas como Uraume se quedaron a su lado.

. . .

En la estación de policía, Yuji tuvo un ligero escalofrío, Nanami se dio cuenta de ello.

—¿Estás bien?

—Si, solo es...

En ese momento entró un agente con una persona conocida, se trataba de la famosa modelo Saori acompañada de una de sus maquillistas.

—Ahí está, detective Itadori—señaló el agente.

Este se dio la vuelta y las vio, reconociéndolas de inmediato.

—Saori-san, Fumi-chan.

—Yuji por fin, necesitamos tu ayuda.

—¿Qué pasó?

Nanami noto que ellas eran conocidas del Omega, por lo que solo escucho.

La mayor lo abrazó fuerte, a punto de llorar, eso impresionó a varios, puesto que la reconocieron como la famosa modelo de varias revistas de Japón e incluso había participado en pasarelas en Italia y Estados Unidos.

—No podemos localizarla, Nobara, ella desapareció.

Las palabras de la mujer dejaron a Itadori sin habla, su mejor amiga había desaparecido.

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