21. Infancia
🎶Banda sonora: Dancing after death - Matt Maeson 🎶
—¿A qué debo tu visita, hijo? —preguntó el hombre sentado en el sofá blanco ante él junto a un muchacho joven que no reconoció.
Se le revolvió el estómago al escuchar el apelativo de esa boca. Ese anciano se merecía una muerte lenta y miserable no solo por como le había despreciado durante años, sino por haber tratado a su propio hijo como lo hizo. No quería que le llamase así, no quería tener que dirigirse a él de ninguna forma.
—Samchon Dongsong me envía para hablar sobre la información que dejó Yang Jeongin, samchon Sooman.
—¿Qué información? —cuestionó el más joven de los tres.
Lo miró durante unos segundos. Parecía todo un aristócrata, con ese pelo negro perfectamente peinado y esa piel pálida.
—Al parecer, Yang Jeongin guardaba una copia de todo en algún sitio y les ha sido imposible encontrarla. No está en línea, ni en los sistemas de... su hijo, samchon.
—Ese hombre no es mi hijo —replicó el anciano cabrón cruzando los brazos sobre su pecho. Se sintió asqueado y quiso golpearle por despreciar a su único heredero.
En realidad, también golpearía a su hijo. Para ser honestos, todas aquellas personas a su alrededor se merecían la más dolorosa de las torturas. Lo que hizo con Eunji y I.N no era nada comparado con lo que en ese momento quería hacerle a Park Dongsong y todo ese grupo de cabrones despreciables.
—¿Crees que Bang Chan tiene la información? —preguntó el chico joven interrumpiendo el hilo de sus pensamientos.
—No lo sé. Si la tiene, está en algún dispositivo que no está conectado a ninguna red. Samchon Dongsong quiere saber si en la Fiscalía hay algo que él no sepa. —Puso especial énfasis en la palabra porque quería causar un efecto directo en los corruptos cabrones sentados en el sofá frente a él.
Quería que sintieran terror recorriendo cada parte de su cuerpos.
Calculaba que de los 33 años de su vida, había pasado 23 perfeccionando las formas de infringir dolor en los demás. Y era malditamente bueno en eso, tan bueno que Eunji estaba realmente orgullosa de sus habilidades. Una pena que no pueda ver el resultado de la obra que ella misma empezó.
La mejor forma de torturar a alguien era apretar donde más dolía. Podía ser en las uñas de los pies, en los dientes, en los pezones o en los genitales. O podía ser en el orgullo desmedido y en la posibilidad de que su fachada de vida perfecta se derrumbase completamente.
Bang Sooman era basura. Había maltratado a su hijo durante toda su infancia convirtiéndolo en un cobarde. Él había sido, más veces de las que recordaba, el brazo ejecutor de la pervertida mente colectiva que compartían esas familias a las que nunca perteneció.
Había muchas cosas que no comprendía de los seres humanos. Por ejemplo, como los Bang y los Park llevaban caminando juntos más años que los que él tenía. O cómo era posible que nadie hubiese tratado de erradicar aquella enfermedad de raíz mucho antes.
Era consciente de que esa extremidad necrótica tenía que ser amputada. Por eso se deshizo primero de Dongyoon. I.N hizo un buen trabajo entonces, pensó. Por supuesto que sí, conocía perfectamente las malditas habilidades de Yang Jeongin. De hecho, podría haber matado a su hermano mucho antes.
La realidad era que I.N tenía una especie de ansia patológica de encajar, de aceptación, que le convirtió en un títere de Park Dongyoon. Y Eunji creyó que podría hacer lo mismo con él. Qué equivocada estabas.
Siempre había pensado que el dinero y el poder emponzoñaban el cerebro de las personas que los tenían. La gente que no se preocupaba por llegar a fin de mes tendía a dejarse llevar por los excesos. Los Park y los Bang habían sobrepasado todos los límites de la decencia demasiado tiempo atrás.
La primera vez que se encontró con Bang Sooman tenía 12 años y Eunji ya se había encargado de convertirlo en una máquina de matar calibrada y obediente. Ese día también conoció a Bang Chan, el único hijo de Khun Prin y también su mayor vergüenza.
Era mayor que él por unos cuantos años, y tan malditamente débil que rehusó golpearle hasta llorar arrodillado. Él no lloró, él sí golpeó. Sus puños reventaron la cara adolescente de Bang hasta que cayó inconsciente en el suelo. Eunji le felicitó y le exhibió con una sonrisa orgullosa. Unos sirvientes se llevaron el cuerpo de Chan a rastras. Eunji le llevó a él de vuelta al orfanato llenándole los oídos de buenas palabras.
Durante los siguientes meses sus entrenamientos se redoblaron. Durante los siguientes años, se encontró con Bang muchas otras veces y todas tuvieron el mismo final.
Con Dongyoon había sido diferente y sabía por qué. Samchon nunca permitiría que su joya de la corona fuera humillada públicamente. Pero Eunji estaba mal de la cabeza y no sentía el mismo fulguroso amor por el mayor de los Park. Fue él quien llegó hasta el orfanato. La mujer les encerró en el gimnasio y se marchó.
Aquel chico era más grande que él, pero también lo era Bang. Y era un hijo de puta sin ningún sentido de la ética, pero él también lo era.
Dongyoon costó más, pero cayó como lo habían hecho todos los demás. Eunji tuvo que separarlo del cuerpo que asfixiaba con su rodilla. Le dislocó el hombro antes de levantarse de su pecho. El cabrón gritó como un cerdo en la matanza.
—Puedo ocuparme de comprobar si hay algo —afirmó el joven, creyendo de verdad que era alguien. El chico le molestaba. Tan chaebol como Han Jisung.
Ladeó la cabeza y sonrió pensando que Han y ese chico se parecían demasiado el uno al otro. Todos los niños ricos tienen la misma cara.
—¿Qué es tan gracioso? —preguntó levantando una ceja.
Una mujer de servicio se acercó y se inclinó en la oreja de Soonman. El anciano se disculpó y salió del salón rápidamente. Mantuvo esa amplia sonrisa escrutando al chico ante él. Sus ojos se entrecerraron con desconfianza. Lo entendió.
—Solo pensaba en que eres un chico bastante guapo. Mírate, toda esa piel brillante y perfecta... ¿Cuántas cicatrices tienes? —cuestionó cruzando las piernas.
No contestó, solo le miró fijamente en silencio.
—No te enfades, dongsaeng, simplemente me recordaste a alguien —dijo con sinceridad inusual —. Debo irme, me gustaría que tuvieras en cuenta la gravedad de todo esto. Esa información podría ser catastrófica para los Park... Y también para los Bang.
—¿Crees que samchon Sooman aparece en esos documentos de los que hablas?
—Nadie se salvará si llega a las manos incorrectas —Excepto él, porque no tenía un nombre que pudiera aparecer allí. Se levantó e hizo una reverencia—. Despídete de tu tío de mi parte.
—Dale saludos a samchon Dongsong de la mía. Y dile que siento no poder ir a verle, pero que le llamaré —Hizo una pausa que se sintió dramática y se levantó arreglando la chaqueta del traje negro que llevaba—. Trataré de encontrar algo. Pero no puedo prometer nada.
Asintió y salió de la casa con la mirada baja. Caminó con calma hasta el coche que había dejado a un kilómetro. Ese niño sabía más de lo que decía, nadie era tan imprudente como para exhibir esa soberbia tranquilamente ante él sabiendo quien le respaldaba.
Tendría que tener un ojo sobre él. Igual que lo tenía sobre todos los demás.
PACIENTE: Bang Chan
HISTORIAL:
El Paciente es abogado. Dirige su propio despacho con un resultado óptimo teniendo en cuenta el tiempo que lleva en el país. Trabajó antes en Estados Unidos en una firma internacional de Los Ángeles especializada en clientes de alto perfil. Está acostumbrado a la presión, es eficiente en su trabajo.
Aparente normalidad en su desempeño laboral. No reporta el mismo tipo de conducta en sus relaciones personales. Estuvo prometido con su pareja, una mujer, que fue su novia durante cinco años.
Se siente emocionalmente atado a una persona que no es su ex prometida y parece el desencadenante de una buena cantidad de conductas obsesivas.
Se crio en un entorno que se sospecha abusivo. Pocos detalles sobre su infancia.
SESIÓN NÚMERO 8
—Cuéntame, Chan, ¿cómo ha ido tu semana?,
—No muy bien.
Es la tercera vez que coloca la corbata sobre la línea de los botones de la camisa.
—¿Quieres contarme por qué?
—Bueno... He dormido en el despacho tres veces esta semana.
—¿Tenías mucho trabajo?
—No. Pero cuando llego a casa, le pongo la comida a Soonie y entonces empiezo a limpiar. Cuando no queda nada por limpiar me voy de vuelta a la oficina.
Saca el gel hidroalcohólico del maletín y se lava las manos.
—¿Por qué has forzado esta sesión hoy? Teníamos cita en dos días.
Sus manos están temblando. Vuelve a lavarse las manos.
—Yo... He visto a alguien.
Coloca la corbata.
—¿A quién has visto, Chan?
—A... Le he visto... a esa persona.
Habla de esa persona pronunciando de forma extraña la palabra "persona". Está incómodo. Hace una mueca con los labios.
Tira de las mangas de la camisa.
—¿Es la persona con la que te veías hace diez años?
—Sí. También hace unos meses... Nos acostamos en la boda de ese conocido que tenemos en común... Es esa persona.
—Entiendo. ¿Has hablado con esa persona hoy?
Niega con la cabeza mirando a su regazo. Tira de las mangas de la camisa.
Está callado, pero sus manos se mueven por la chaqueta del traje para evitar las arrugas. Hablar de la persona activa todos los tics al mismo tiempo. Ocurre en cada sesión.
Hay un nuevo movimiento involuntario: mueve la boca apretándola.
—Estaba con un chico que ambos conocemos, uno de nuestros amigos en común. Los vi en el aparcamiento del cementerio, pero ellos no me vieron. Ese chico tenía una mano sobre las de... Esa persona.
—¿Cómo te sentiste?
—Primero quería limpiar cada hoja del cementerio. Después quería matar a ese amigo. Sin embargo, arranqué el coche y vine aquí.
Se lava las manos. Coloca la corbata. Tira de las mangas.
—Sin concertar una cita.
—Era una urgencia, dijiste que podía llamarte cuando tuviera una urgencia.
—¿Estás dispuesto a describirme a esa persona?
Aprieta la boca. Tensa la postura, poniéndose recto. Probablemente está pensando en mentir. Nunca describe a "esa persona". Sí da detalles sobre sus relaciones sexuales, pero no sobre aspectos más emocionales de su relación.
Coloca la corbata.
—Esa persona es un poco más alta que yo. Tiene los ojos oscuros y rasgados, muy asiáticos. Tiene la nariz pequeña, pero le queda bien en la cara. Su boca es rosada, el labio inferior es carnoso y tiene los dientes perfectamente colocados y blancos. Creo que llevó ortodoncia, es algo por como coloca la boca a veces... Y tiene el pelo negro y liso, y suave. Su pelo es muy suave. Tiene un lunar en la mejilla, cerca de la mandíbula.
»Tiende a la delgadez, aunque ahora parece tener un poco más de carne... Es normal, tenía 18 años entonces... Pero no me molesta, me gustan las curvas que tiene su cuerpo, se siente bien. Su piel es toda blanca y brillante. Se siente bien en mis manos. Se siente bien tener... a esa persona... en mis brazos. Parece que encaja, ¿sabes a lo que me refiero?
Habla durante tres minutos y medio sobre esa persona. No se ha lavado las manos ni una vez. No ha colocado la corbata ni una vez. Es la primera vez que da tantos detalles .
—Sí, creo que te entiendo.
—Esa persona es explosiva. Tiene mal carácter y es beligerante. Y se ríe en voz muy alta. Su risa es de esas que se pega y también de esas que resuena en todas partes cuando está cerca. Tiene un acento muy suave, sale más cuando se enfada.
»Hace todo el tiempo bromas crueles a la gente, también se ríe mucho de sí mismo. Tiene un sentido del humor contagioso, es fácil estar a su alrededor. Tiene muchos amigos, la gente lo quiere mucho, es un chico extraordinaria. Y debería verlo con los animales, es tan malditamente bueno con eso que es hipnótico...
La persona es un hombre. Es la primera vez que utiliza el género masculino para hablar de él.
—¿Has vuelto a llevar a Soonie a la clínica?
—No, Soonie está bien, no le toca ninguna revisión. Pero no puedo esperar un año para verle, no puedo esperar hasta que Soonie se enferme para verlo otra vez.
Se lava las manos.
Coloca la corbata.
—¿Cómo se comporta Soonie con... esa persona?
—Bien, Soonie se comporta bien con todo el mundo y además él tiene mucha mano... Se nota que le encanta, que disfruta. Cuando estuve en la clínica podría haberme quedado mirándolo toda la vida. La forma en la que le hablaba a Soonie... Sentí celos, siento celos al pensar que cualquiera puede estar cerca menos yo. Pienso mucho en eso.
Sigue utilizando el género masculino para referirse a "esa persona". Aprieta la boca
Coloca la corbata.
—Chan, ¿qué haces cuando tienes esos pensamientos?
—Limpio la casa. Limpio la cocina, el baño, aspiro el suelo, lo que sea.
—¿Qué pasaría si no lo hicieras?
—¿Si no hiciera qué?
—¿Qué pasaría si no te lavas las manos cuando hablas de ese chico?
—No es un chico. ¡Esa persona no es un chico!
Nos hemos quedado en silencio. El estallido ha sido agresivo. Respira rápidamente. Puede estar gestando un ataque de pánico. Aprieta ambas manos en sus rodillas. Posible conflicto con su sexualidad.
—De acuerdo... Pero no pasaría nada si lo fuese.
—He dicho que no lo es.
Miente. Se lava las manos.
Coloca la corbata y tira de las mangas. Respira hondo.
—Está bien. ¿Qué pasaría si no colocas la corbata?
—No puedo llevar la ropa desarreglada, es horroroso. Odio a la gente desaliñada.
—¿Esa persona es elegante?
No habla durante un minuto. Tira de las mangas.
—No, es un caos. Esa persona es caótica, su ropa, su pelo, su comportamiento. Todo es un caos.
—¿Te gusta que lo sea?
—Sí... pero siento que no debería gustarme. Es sucio.
—¿Es una persona sucia?
—No... que me guste... Eso es sucio.
Habla en susurros.
Se lava las manos. Aprieta la boca.
—¿Por qué lo es?
—Lo es. Simplemente lo es. Es sucio y caótico.
—¿Quién lo dice?
—Todo el mundo.
Coloca la corbata. Aprieta las manos en las rodillas.
—¿Tus amigos te han dicho que es sucio que te guste una persona porque es caótica?
—No... Mis amigos nunca dirían algo así de él. Lo quieren.
¿Está enamorado de alguien con pareja?
—¿Esa persona es la pareja de alguno de tus amigos, Chan?
—No, no, pero ha resultado ser el mejor amigo del novio de mi mejor amigo... Es un poco loco...
Sonríe. Hablar de su amigo lo relaja en algún punto.
—¿Tu amigo es homosexual?
—Sí, lleva muchos años con su novio, es una cosa adorable, aunque tiene carácter... Siempre se portan muy bien conmigo, fueron ellos los que me recomendaron venir.
No tiene conficto con la homosexualidad de su amigo. El conflicto es consigo mismo
—Ah, sí, ya lo recuerdo... Entonces, ¿quién dice que es sucio?
—La gente... Siempre lo ha sido, es algo sucio, no está bien.
—¿Por qué? ¿Por qué está mal que te guste esa persona? Sobre gustos no hay nada escrito, Chan.
—Es complicado.
—¿Podrías ayudarme a entenderlo? Quizá podría ayudarte a reconducir esos pensamientos violentos. Y a que mejoren los tics.
—Yo... Mi padre lo decía, decía que era sucio y que no estaba bien.
Conflicto familiar. Es la primera vez que personaliza el foco de sus posibles traumas. Ha nombrado a su familia en ocasiones anteriores, pero no a su padre particularmente.
Coloca la corbata. Se lava las manos. Coloca la corbata.
—¿Tu padre te dijo que esa persona no era buena para ti?
Silencio. Tira de las mangas. Aprieta la boca.
Su padre podría ser el origen del conflicto con su sexualidad.
—No, pero sí lo decía de otros chicos a los que les gustan... ese tipo de personas... Como la que me gusta a mí. Creo que debemos terminar. Se acaba la hora. Y debo irme.
Su padre probablemente rechaza a los homosexuales abiertamente. No quiere seguir hablando aunque quedan 12 minutos de sesión. Cuando se siente acorralado, termina las consultas.
—Sabes que voy a mandarte deberes, ¿verdad? Bien, necesito que hables de esa persona con tu amigo y pienses en qué pasa cuando no te lavas las manos o te arreglas la ropa. Trata de evitarlo una vez o dos, ¿de acuerdo? Y, si puedes, sigue anotando las veces que necesitas limpiar tu entorno.
—Lo intentaré. Hasta la próxima.
—Hasta la próxima, Chan.
Paciente: Bang Chan.
ACTUALIZACIÓN DE EVALUACIÓN
Muestra ansiedad, nerviosismo y conductas evasivas.
El paciente parece tener interés amoroso por un hombre y eso entra en conflicto con creencias y roles arraigados.
Los movimientos se detienen cuando habla de él y muestra interés genuino en el individuo que es objeto de deseo. No manifiesta conductas obsesivas con respecto a la persona en concreto. Se contuvo cuando lo vio con otro hombre y acudió a consulta directamente.
Durante la sesión se ha colocado la corbata 12 veces. Se ha lavado las manos 7 veces. Ha tirado de las mangas 6 veces. Ha desarrollado un nuevo movimiento de control de la ansiedad involuntario con la boca. Hay un empeoramiento en la cantidad de veces que se ha manifestado algún tic, pero aún así, parece tener una notable mejora con respecto a las primeras cinco sesiones.
Ha hablado de su padre, pero ha detenido la sesión cuando se ha tratado de indagar.
¿Posible TEPT? ¿Abuso infantil?
Próxima sesión en 2 días.
***
4/4
Aquí terminamos por hoy, navegantes.
La segunda parte de este capítulo fue un poco reto, no soy terapeuta, así que pregunté a personas que sí lo son para tratar de hacerlo más o menos realistas (dentro de que esto es, claramente, una ficción). Por supuesto, no he tratado de ofender a nadie, ni a la profesión, respeto mucho la psicología porque me salvó cuando estaba en el pozo. Pero esto, al final, es un fic. No sean muy crueles conmigo.
¡Nos vemos en el infierno!
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