28. Yo te gusto

Carum, 2019

Isla

Francia abrió la puerta. Su mirada se deslizó de mí a Gaspar, luego a Gabriel en mi cama, y sus ojos se abrieron e incluso ahogó un grito cuando posó su mirada sobre mis bragas sobre el pecho del bello durmiente.

-¡Isla! -susurró, apenas pudiendo hablar.

-No es lo que crees -dije, corriendo hacia Gabriel y sacando las bragas que tenía encima. La metí en un cajón cercano. Fran trató de relajar su expresión de horror.

-Así que aquí estás -murmuró a Gaspar, cruzándose de brazos y con la mejor cara de confusión. Me miró-. Me dijo que estaba buscando a Gabriel y me giré para buscar mi teléfono a llamarte y ya se había ido.

-Y lo encontré. Mira -dijo, Gaspar señalando mi cama-. ¿Quién lo esperaría? Yo me voy. Buena charla -agregó, guiñándome el ojo. Y Fran lo acompañó a la salida.

Suspiré con la mirada perdida en Gabriel.

-Me debes una, gusano -murmuré, antes de buscar mi pijama e ir a dormir a la habitación de Fran.

Me acosté junto a Fran con demasiados pensamientos para conciliar el sueño. Sobre todo cuando un mensaje llegó.

Gasparín: Sé que no te gusta Gastón...porque te gusto yo, y nadie más.

Se me cayó el celular en la cara, despertando a Fran.

Creído.

-¡¿Qué diablos?! ¿Estás bien? -preguntó, sentándose de golpe.

-Sí, me apareció un video feo en Instagram y me asusté. -Se acostó de nuevo.

-Tienes la cara de haber visto un fantasma, duérmete.

Suspiré, y decidí no responderle. Iba a guardar el celular pero me llegó otro mensaje.

Aarón: ¿Podemos no hablar del tema hasta que me sienta preparado?

Gastón: No puedo dormir. Estoy ebrio y me di cuenta de algo, ¿por qué en cada fiesta arrancas? Haces que te extrañe, y eso no está bien. Porque nosotros no debemos extrañarnos.

-¡Ay, no!

-¿Qué? ¿Qué? -Fran se sentó de golpe de nuevo en la cama. No podía hablar-. Isla, o te duermes o te vas a dormir cucharita con Gabriel.

-Nada, perdón.

A la mañana siguiente, Gabriel no se encontraba en mi habitación. Sentí un poco de desilusión porque había soñado con darle un puñetazo en la cara, así que con un poco de rabia le mandé un mensaje.

Isla: Buscaré la forma para que me pagues lo que pasó.

Gabriel: :( está bien, lo acepto.

Gastón: Me siento terrible, olvida los mensajes de ayer por favor.

No me puedo enfrentar a este problema en este momento.

***

Una semana después le presentamos a Sofía nuestro plan.

-¿Es una broma? -preguntó, quitando la vista de su celular. Sofía parecía que por primera vez en su vida quedaba sin palabras. Presidente de la clase desde siempre, tenía más personalidad que todos mis amigos y yo juntos, y siempre la veías hablando.

-No. Esa es nuestra propuesta para juntar dinero. Una subasta de citas -repliqué, con una sonrisa triunfal.

Se cruzó de brazos, aún sorprendida.

-¿Y crees que resultará? ¿lo harían durante la fiesta de bienvenida?

Negué con la cabeza, todavía no preparábamos nada.

-Resultará. Haremos publicidad, y pensaremos una forma para realizar la subasta y que todas puedan participar. Tenemos a Aarón Bennet, Lucas Ange, y Justin Schell...

-No sé si las chicas se atreverían -dijo, arrugando la frente-. Son muy guapos, es verdad. Y no dudo que quizás algunas participen, ¿pero cuánto pretenden ganar?

Mia soltó una carcajada.

-Oh, se atreverán. Si la subasta la hacemos de forma presencial, te aseguro que todas las jóvenes de Carum irán. Me incluyo. -Al ver que la miré con los ojos entrecerrados, pegó un saltito-. ¡Ay! ¿Qué?

Me había enojado un poco con Mia luego de la fiesta, porque le había contado lo de Gustavo en secreto en alguna de nuestras idas a tomar café con Fran, pero me pidió perdón al otro día diciendo que no pudo controlarse. Y hablando seriamente...¿quién era yo para hablar de control con algo respecto al amor?

-No entiendo -Sofía negó con la cabeza.

Mia pegó un salto de emoción.

-Dios mío, Mia parece que fueras a tener un orgasmo aquí mismo. -Rio Fran-. Contrólate.

-No puedo, es lo que pide.

-¿Quién lo pide? -pregunté, tratando de reprimir la risa.

-Mi cuerpo -dijo, encogiéndose de hombros-. Pide a uno de esos. No a tu novio por supuesto, a otro. Sacrificaría a todos los chicos de Carum por una noche con uno de ellos. Lo confieso. -Levantó los brazos-. ¡Lo confiesoooooo! -Un grupo de chicos que pasaba cerca se giró y alzaron las cejas-. No a ustedes, lo siento.

Me giré hacia Sofía quien ya se había distraído con su celular.

-Gastón y Gaspar Fonseca. Ellos son la propuesta estrella -dije, pestañeando rápidamente. Sofía levantó la cabeza lentamente.

-No escuché bien.

-Sí, lo hiciste. -Fran le pasó una mano por el hombro, y la giró hacia la ventana. Con su mano señaló el horizonte-. Imagínate un mundo donde se pueda pagar por una cita con no solo un Fonseca, sino dos.

Sofía pareció que se fue a otro plano. Se quedó unos segundos con la boca abierta y la mirada perdida.

-Tierra llamando a Sofía. -Mia, le tocó el hombro. Y la giró hacia mí-. Ella es la mente maestra. Ahora le rezamos a ella, Isla Ferrer es la diosa de OV.

-¿Cómo...cómo lo hiciste? ¿Gastón? ¿Gaspar? No, eso es imposible. No te creo. Sería una oportunidad única para intentar...

-Conquistar a uno de ellos -dijo Mia.

-¿Pero cómo lo hiciste?

-Es la puta ama, ya te lo dije. -Mia chasqueó la lengua, y me besó la mejilla-. Si fuera lesbiana, serías mi primera opción. Esa es mi segunda confesión del día.

-Si me rompen el corazón una vez más iré por ti. -Alcé las cejas.

-¡Hey! Isla es mi opción lésbica, búscate otra -gruñó Fran, haciéndose la ofendida.

-Vendí mi alma al diablo. Y eso no es todo -dije, ansiosa. Le había ocultado también a Francia y a Mia una pequeña adición-. ¿Están preparadas?

-Ay, no -dijo Mia, llevándose las manos a la boca-, ¿me quieres matar? Ay dios, perdón. Llevo demasiado tiempo soltera al parecer, cualquier noticia con chicos guapos me afecta.

-Gustavo Fonseca -solté, como si estuviese diciendo la mejor noticia del año. ¿La verdad? Me sentía orgullosa de mis poderes de negociación.

Cada una me dio su mejor expresión de sorpresa. Había lanzado una bomba caliente entre medio de chicas con las hormonas alborotadas.

-¿Qué? -preguntaron Fran y Sofía al mismo tiempo, confundidas.

Asentí con la cabeza. Mia se apoyó en la pared.

-¿Sigues teniendo dudas de que va a funcionar? -pregunté a Sofía.

-Madre mía, ¿cómo has logrado algo así? Yo escuché algunos rumores...de que él está enamorado de ti.

-Es mentira.

Sofía agitó las manos.

-Está bien, está bien. Si esto se hace público generará demasiada emoción. Aunque tienen que poner chicas también, o habrá problemas con los hombres. Igualdad y todo eso, así que supongo que ustedes tres serán las primeras en postularse para su misma subasta.

A Fran le dio un ataque de tos y a mí de risa. Me imaginé de inmediato al señor Alonso enterándose de que su hija estaba vendiendo una cita de ella.

-Lo haremos -dije, sin preguntarle a mis amigas-. Pero no digas nada, lanzaremos el aviso en un par de días. Aunque yo no creo que sea útil...después de todo, los chicos se me alejan como si fuera una cucaracha. -Hice un puchero, pasaban los días y a pesar de que se me acercaban algunas personas y cada vez con mayor regularidad, la verdad es que la mayoría de los chicos me seguía evitando por Gustavo.

Sofía hizo como que se cerró la boca con un cierre.

-No le diré a nadie, todavía. Y... -agregó, pensativa-, el colegio se divide en dos. Personas que le tienen miedo a Gustavo, y personas que se lo quieren tirar. Si alguien cree que tienes algún problema con él se alejarán de inmediato. Pero cuando presenten esto, creo que el resto se dará cuenta de que no tienes problemas con él y que incluso son amigos. -Extendió la sonrisa más grande que había visto en ella.

Mia volvió a la tierra.

-¿Cómo lo has hecho? ¿Lo de Gustavo? Tendré que sacrificar la compra del nuevo teléfono, no puedo con esto. -Mia se llevó las manos a la cara-. Gustavo ha sido mi amor platónico desde que lo vi hace años. Creo -agregó, bajando la voz- que cuando lo vi por primera vez, supe qué significaban las mariposas en el estómago.

Y yo me acosté con él.

-Digamos que tengo un poder de negociación increíble.

Sofía se sobresaltó al ver la hora.

-Bueno chicas, tengo una reunión con el comité de la fiesta. Ya saben que se ha atrasado demasiado pero ha sido un culo organizarse desde que nuevos chicos llegaron. Ellos quieren una feria con diversos stands en vez de fiesta. Así que la famosa fiesta o lo que sea de bienvenida llegará casi dos meses tarde después de entrar a clases.

-Al menos así hemos tenido más tiempo de desarrollar nuestras ideas -dijo Fran, encogiéndose de hombros.

-Sí. Creo que será mejor -Resopló-. Como será en algunas semanas, necesito que en una me envíen los participantes, cómo se hará la subasta, cómo serás las citas, etc. No queremos que una chica o chico pague por algo y después sea un desastre.

-Hecho -repliqué. Y Sofía se me acercó y me dio un abrazo.

-Será espectacular. ¡Nos vemos!

-Isla -comenzó a decir Mia, viendo como Sofía se alejaba.

-¿Qué?

-¿Qué se siente haber besado a dos Fonsecas?

Fran reprimió una carcajada.

He besado a tres. A Gaspar también. Dios mío, ¿en qué me he convertido?

Dos pies en el infierno. ¿Qué diría mi madre?

Luego de lo de Gustavo no le iba a contar a Mia ni a nadie por el momento lo de Gaspar, solo Fran que sabía todo de mi vida.

-¡Qué perra! ¡Me encanta! -Se llevó las manos a la boca-. No lo puedo evitar, Gustavo me gusta...

-¡Ay! No te preocupes. Entre él y yo ya no hay nada.

No nada, simplemente a veces se aparece en mi habitación. O en mi casa. Nada.

Llegamos al comedor donde Aarón nos esperaba.

-Lo siento, te ofrecí como parte de nuestro proyecto. -Le pellizqué la mejilla, a la vez que me sentaba-. Estás muy guapo como para no ponerte en la lista de citas.

Aarón frunció el ceño, claramente diciéndome: ¿no te acuerdas que soy gay?

-¿Crees que diciéndome que soy guapo obviaré que lo hiciste sin preguntarme?

-Sí.

-Que bien me conoces en tan poco tiempo Isla Ferrer.

-Y también nos ofreció a nosotras -murmuró Mia. Y de alguna forma a Gustavo Fonseca. -Aarón esbozó una sonrisa y rodó los ojos.

-¿Ya nos vas a confesar que entre tú y él...?

Ups, el único que no sabía.

-Shhhh, ¿cómo sabes eso?

-Porque te mira como si fueras de él -replicó-, ¿y Gabriel? ¿no lo pudiste convencer para ser parte de tus citas?

¿Celoso?

-He cruzado pocas palabras con él -respondí-, ¿por qué lo preguntas? -inquirí, tratando de reprimir una risa.

-Es que, ya que vas a tener a tres, ¿por qué no a los cuatro? -Batió las pestañas, y cuando lo miré con cara sospechosa, se encogió de hombros-. ¿Entonces cómo lo haremos?

Fran tanteó la mesa con los dedos.

-Debería ser online, ¿alguno sabe programar?

-Yo lo podría intentar, dame un par de semanas -dijo Aarón-. He estado estudiando programación el último tiempo.

Ah, sí...¿con quién?

Y en ese instante se me ocurrió una idea.

-¡Creo que ya sé como hacerlo! Les diré esta noche si me resultó. -Ninguno de mis amigos me respondió. Es más, el comedor se encontraba por completo observándome.

Y antes de preguntar, sentí una mano en mi hombro. Exhalé y saqué la mano sin girarme, sabía a quien pertenecía.

-¿Qué quieres? -pregunté. Su perfume. ¡Ay su olor!

Mia ahogó un sonido de impresión que hizo que esbozara una sonrisa. La silla vacía junto a mí se corrió lentamente y Gustavo se sentó a mi lado. Apoyó el codo en la mesa, y su cabeza en su mano. Se quedó mirándome, con sus labios formando una fina línea.

-¿No puedo hablar con la novia de mi hermanito?

Todos los ojos seguían sobre nosotros, así que le sonreí.

-Claro, ¿de qué quieres hablar? El colegio entero está perdiendo sus bragas en este momento. ¿Gustavo siendo amable con una chica?

Sonrió de forma que sentí un estremecimiento general en el comedor. Podría haber apostado que pocos de los que estaban presentes conocían esa sonrisa perfecta, y esos ojos celestes mirando agradablemente a algún ser viviente.

-No a una chica cualquiera. -Su cara, conocía mucho esa expresión de estar planeando algo, de una de sus travesuras, y a la vez, sus ojos no indicaban más que ganas de abalanzarse sobre mí.

-Le conté a mis amigas que participarás de nuestra propuesta para juntar dinero.

Rio. Y miró a mis amigos, que se quedaron sin hablar.

Ah, sí. Porque Gustavo no le dirigía la palabra a casi nadie.

-¿No les parece que es la peor cuñada? Lleva un par de semanas con mi hermano y ya me ofreció. -preguntó a Mia, quien parecía estar a punto de salir corriendo-, ¿te pasa algo?

Ella carraspeó.

-No, nada -respondió, mejor de lo que esperé-. Creo que habrá muchas apuestas para ti.

-¿Tú crees? He estado pensando en una cita romántica bajo las estrellas -susurró, como si le estuviese contando un secreto que quería que todos los de la mesa escucháramos. Se dirigió a mí-. ¿Y les contaste cómo es que conseguiste algo así?

Entrecerré los ojos.

Oh, no lo harías.

-Eres un idiota -murmuré tan bajito que nadie escuchó.

-Isli, ¿y te sigue sorprendiendo? -respondió él, con la misma voz. Se levantó, y se inclinó en mi dirección. Para que el resto de la mesa -y los que pasaban cerca- escucharan, subió un poco la voz-: Qué extraño, habría jurado que aquí te vi una herida -dijo, pasando su dedo pulgar por mis labios, corriendo mi labial y exponiendo una pequeña marca en mi labio inferior.

-¡Auch!

-Lo siento, no lo puedo evitar. -Subió los brazos, y riendo me dio la espalda para irse. Cuando volví a reaccionar, totalmente enrojecida, mis tres amigos me observaban con enormes ojos. Para qué decir el resto de los alumnos.

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