Capítulo 3.

Capítulo III.

Estaba en la casa con mamá, papá y Bell, que tenía solo un poco de fiebre, pero estaba bien.

Estaba preocupada por él, no debió hacer algo así, por mi culpa, salió lastimado.

Creo que soy un peligro o un problema para los demás, creo que debería ale...

*toc* *toc*

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta tocando, donde mamá y papá abrieron la puerta.

Parados ahí, estaba un señor de avanzada edad, cabello blanco, barba blanca, alto y una túnica blanca que le llegaba hasta los pies.

Con anillos de oro en sus dedos y una gran sonrisa en su rostro, no sabía quién era, ni mis padres tampoco, se les podía notar en sus rostros de confusión.

-Disculpe señor, ¿quien es usted?- Pregunto el padre, Leon Cranel.

-Oh, vaya, donde están mis modales, soy el dios Dian Cecht, y su hija, esa chica de ahi- Señalo a la peli Plateada parada viendo y escuchando todo - Es un verdadero milagro-

-Lo siento, no comprendo- Respondió aún más confundido pero a la vez un poco asombrado que hubiera un dios aquí en el pueblo.

-Esa chica, es una bendición caída del cielo, con esa magia que tiene puede salvar muchas vidas y sanar a heridos- Respondió el dios al padre.

-Vi lo que hizo con ese niño peli blanco, y me preguntaba si os gustaría hablar del futuro de su hija en una ciudad donde tendrá todo y no le hará falta nada- Agrego la deidad.

Papá y mamá me miraron, luego se miraron como si ya tuvieran la respuesta y la decisión a lo que sucedería.

El señor de edad avanzada entro y papa me ordenó quedarme a cuidar a Bell en su habitación, ellos estaban en la sala sentados frente a Dian para hablar.

-Permitan me llevarme a su hija a Orario, la convertiré en una gran doctora, la mejor de Orario, le daré los mejores estudios y será muy bien cuidada- Proponía el dios a los padres.

-No podemos, ¿que le diremos a Bell si ve que ya no está con nosotros?, ¿que pensara de nosotros?- Se preguntaba la madre, Metería.

-Dígale la verdad, que ira a salvar muchas vidas allá en Orario y estará sano y salva, esta es una gran oportunidad, piénselo- Intentaba persuadir el dios a los padres.

El padre puso su mano en la de su esposa, mirando a su esposa le dijo.

-Creo... Creo que es lo mejor para ella... - Dijo Leon que estaba convencido.

-... Pe-pero y Be... - Interrumpida por su esposo.

-Es lo mejor Metería, aquí ella solo vivirá siendo acosada, allá tendrá una oportunidad de que la vean como alguien normal- Dijo Leon a su esposa.

El silencio estuve presente durante unos minutos, Meteria meditaba las palabras de su esposo.

-Bien... Creo que... tienes razón... - Respondió en un tono un poco triste la mujer.

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Empecé a escuchar pasos de afuera de la habitación, papá abrió la puerta, y mamá dejaba caer lagrimas.

-Sabes que te amamos Airmid, y te queremos con todo nuestro corazón- Decía mamá entre lagrimas mientras me abrazaba.

Estaba confundida, no entendía que pasaba, ¿de que hablaron?, ¿de que hablaba mamá?.

-Mamá... Papá... ¿Que sucede?- Pregunto la peli plata confundida.

-Hija, Airmid, iras con ese señor a una ciudad, donde tendrás una mejor vida... Donde te van a querer por como eres... Serás una gran enfermera que salvaras vidas- Decía Metería entre llantos.

Airmid no pudo contener sus lágrimas, estaba llorando, al fin tenía una familia y ahora tenía que ir a un lugar que desconocia, con un dios que no conoce y salvar personas.

Ella sabía que su magia era milagrosa y una bendición que tuviera para sanar, había pensado ser doctora alguna vez, pero... ¿Irse lejos de su familia?.

El solo pensar en ello, le desgarraba el corazón, ¿que pasaría con ella?, ¿que pasaría con su familia? O ¿que pasaría con Bell?.

-Pu-puedo despedirme d-de... Bell- Pregunto la peli plata.

Metería y Leon le asintieron con la cabeza, dandole unos minutos para despedirse, en lo que su madre preparaba su ropa y cosas.

La peli plata se sentó al lado de Bell, que estaba dormido, acarició su mejilla y con lágrimas en sus ojos y un nudo en la garganta, intento despedirse de lo que saliera.

-Bell... Lo siento, Bell... Bell, te prometo que nos reencontraremos, te vendré a buscar cuando pueda, y... Y... - No pudo terminar en llanto sin poder acomodar las palabras pero también llamada por su madre para la hora se irsen.

Airmid se levantó antes de cerrar la puerta, hecho una ojeada a Bell, para luego cerrar la puerta.

Llegando a la sala, estaba el dios con su mochila que contenía sus cosas, parados ahora en la entrada de la casa.

Papá y mamá la abrazaron una última vez y con un beso se despidió Metería, mientras veía como se alejaba su hija adoptiva.

Hasta aquí el capítulo.
Espero que les haya gustado.

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