Capítulo 1 Familia.
Capítulo I
-Entonces... ¿Estás de acuerdo en quedarte a vivir con nosotros?
Después de haber sido llevada de la mano por aquel niño peliblanco, ahora estaba en frente del que parecia ser su padre. Era un hombre alto y guapo, su cabello era negro y un poco largo, el iris de sus ojos era tan similar a un rubí.
Junto a él, estaba una mujer sentada en una silla de ruedas. Era hermosa y delgada, su piel era tan blanca como la nieve virgen, su cabello era de un color similar. Su par de ojos eran azules.
-No tengo ningún otro lugar a donde ir... Y si no les molesta entonces...
El hombre y la mujer se vieron por un instante. Tal y como pensaba, ellos tampoco...
Agache mi cabeza, mientras podía sentir mi corazón ser apuñalado. El miedo y la vergüenza me invadió hasta la medula.
-De acuerdo, entonces de ahora en adelante nosotros te cuidaremos.
- ¿Eh?
Inmediatamente después de escuchar esas palabras, levante la cabeza. Esos sentimientos habían desaparecido y fue reemplazado por alivio.
Pude sentir como si una enorme carga se quitara de mis hombros.
-He dicho que aceptamos tu estadía aquí. Bienvenida a casa.
Tanto el hombre como la mujer sonrieron amablemente.
- ¿Por qué... Aceptaron?
- ¿Qué ser humano dejaría a una pobre niña fuera en un día llovioso? Sin protección o algo. Por supuesto que aceptaríamos ayudarte.
Mis ojos ardieron un poco.
Podía sentir como mis labios temblaban.
Las lágrimas fueron saliendo lentamente.
Habia tanto que quería decir en ese momento, pero no podía. Sentía como si una soga rodeara mi garganta e impidiera que hablara.
Lo que no pude expresar con palabras, lo expresé de otra manera.
Cuando menos me di cuenta, mi visión estaba borrosa y las lágrimas salían sin cesar, mientras trataba de limpiarlo con mis mano.
Pude escuchar un extraño sonido chirriante viniendo hacia mí, luego de eso...
Toma, pequeña.
Cuando aparte mis manos, pude ver a la mujer ofreciéndome un bonito pañuelo. Entre sollozos tome el pañuelo limpie mis lágrimas.
La mujer me abrazo cálidamente, con una de sus manos acaricio cuidadosamente mi cabello mientras repetía.
-Todo estará bien, querida.
No puedo describir lo que siento.
Estoy llorando... Pero no es por tristeza. Es por felicidad.
Creí que estaría sola y moriría de frio bajo la lluvia, pero no fue así... Ese niño amable me extendió su mano y ofreció ayudarme.
No me arrepiento de haberlo seguido, porque si me hubiera negado... No hubiera sentido esa felicidad de recibir un abrazo reconfortante.
No podía ocultar más estas lágrimas.
Con mis pequeños brazos, extendí mis manos hacia adelante y rodeé el cuerpo de la mujer.
- ¡Muchas gracias~! ¡Muchas gracias~! ¡Muchas gracias~!
Mientras sollozaba, repetí esas palabras una y otra vez.
Aquella mujer amable siguió abrazándome, hasta que mi corazón estuviera reconfortado.
Toda esa tristeza... Ese dolor... Esa soledad desapareció.
- ¿Ya te sientes mejor, pequeña?
En respuesta asentí la cabeza.
-Me alegro, así que dime... ¿Cuál es tu nombre?
-Airmid... Airmid Teasanare.
-Que lindo nombre tienes, Airmid. Mi nombre es Meteria Cranel, encantada de conocerte.
El hombre a su lado también se presentó.
Yo soy su esposo, León Cranel.
-Y yo...
Al escuchar la voz a mi lado, inmediatamente mire hacia esa dirección.
-Soy su hijo, Bell Cranel.
Sus pequeños, pero lindos labios se curvaron en una sonrisa de oreja a oreja.
Desde aquel día, quede a vivirme en el hogar de la familia Cranel.
Fui asignada a dormir junto a Bell, ya que no había habitaciones disponibles.
Cada día en la que despertaba, estaba en una cómoda cama.
Comía deliciosa comida.
Y jugaba junto a Bell todos los días.
Meteria nos leía cuentos heroicos a Bell y a mí.
León salía todos los días a trabajar fuera, y cuando regresaba se unía a nosotros a jugar.
Quisiera que fuera así para siempre...
Fin del capítulo.
Como ven, he dejado todo igual, ya en el cap 2, escribiré yo.
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