Capítulo I: Alise Lovell
Capítulo I: Alise Lovell
Nací y fui criada en una aldea no muy lejos de Orario, bastaría con caminar quince minutos sin parar para llegar a las enormes murallas.
Lo que más me gustaba de ese lugar era la gran torre que parecia perforar el cielo... Como si fuera un intento de visitar el mundo de los dioses, pero eso ya no era necesario, pues, desde mucho antes de que yo naciera los dioses habían descendido desde el cielo al mundo de los mortales.
Incluso los elfos que tenían una esperanza de vida más extensa que un humano morirían tarde o temprano, pero ese no era el caso para las dioses: Porque ellos eran seres inmortales, vivirán por toda la eternidad hasta el final de los tiempo e incluso más allá de eso.
Como decía, ya que me gustan los lugares altos y con una gran vista panorámica, mi mayor sueño es estar en lo mas alto de aquella torre. Me habían dicho que su nombre era "Babel".
Siguiendo mi rutina diaria, después de despertarme salía de mi hogar y escalé uno de los árboles, me mantuve de pie en una de las ramas gruesas mientras me sujetaba del tronco.
Desde esa altura... Como si fuera la primera vez observe con admiración la ciudad de Orario, pero principalmente su centro donde se hallaba aquella enorme torre.
Pude sentir como mis labios se curvaron de orejas a oreja, mi corazón palpitaba de la emoción y no pude evitar dar pequeños brincos mientras reía levemente. Era como una mujer enamorada... Bueno, estaba enamorada de los lugares altos con vistas espectaculares.
Y mientras mi mirada estaba centrada en aquel lugar...
– ¡Oye, Alise! ¡Ya baja de ahí, es muy peligroso!
En aquel instante miré por debajo de mis pies y vi a mi padre gritándome desde el suelo.
–¡Desde aquí pareces una hormiga, padre!
–¡Tu, mocosa grosera!
Grito enfadado mientras se alejaba, esto no era bueno.
De hecho, aunque bajara y pidiera disculpas no habría ninguna diferencia... Porque él era cruel.
Quiero decir, desde que nací habia sido muy sobreprotector conmigo, pero cuando era hora de entrenar o cuando lo hacía enojar... Tenía mucho miedo de él.
El antes era un aventurero de nivel tres, y mi madre era una civil que vivía en Orario, aun así decidieron mudarse lejos de la ciudad en este pequeño poblado. Donde años después nacería.
Me perdí en mis pensamientos hasta que fui devuelta a la realidad cuando sentí como el árbol se tambaleaba obligándome a sujetarme del tronco para evitar caerme.
- ¡Papa, detente! ¡Solo estaba bromeando!
- ¡Siempre es lo mismo contigo, haciendo cosas peligrosas!
Pude verlo balancear una hacha a una velocidad abrumadora, cortando el tronco con cada golpe.
Tras golpearlo diez veces el árbol comenzó a caer, antes de verme afectada por el golpe directo, me moví ágilmente entre las ramas y las hojas.
Antes de que el tronco entrara en contacto con la tierra di un brinco y di un giro al instante en que toque el suelo.
Después, pude escuchar el estruendo del tronco al colisionar con el suelo.
Suspiré y vi en dirección a mi padre.
El poso el mango en su hombro derecho y me miro devuelta.
- ¡Ese fue el quinto de esta semana!
- ¡Entonces deja de subirte en cada árbol que encuentres si quieres evitar que tale todos los árboles de la zona!
- ¡Me estas pidiendo que deje de ser Alise Lovell! ¡Una mujer valiente y perfecta que le gusta escalar a lo más alto!
-Sigo pensando que sigue siendo peligroso.
-Yo no lo creo así, hasta cierto punto es divertido.
-Tú no tienes remedio, ¿verdad?
-Lamento decirte que no.
Posicione mis manos alrededor de mi cintura, levante el mentón mientras lo miraba fijamente a los ojos.
Mi padre dejo el hacha en el suelo y me devolvió la mirada, sus ojos se afilaron.
Repetí lo mismo, dando a entender que no retrocedería tan fácilmente.
Supongo que herede esa tenacidad, una fuerte voluntad y confianza de él, de lo contrario hubiera terminado cediendo a su mirada aterradora.
Nos seguimos mirando por unos instantes.
Al igual que el color de mis ojos, los suyos eran verdes. Un hombre alto, guapo y musculoso, de cabello negro.
Y mientras nuestro duelo de miradas continuaba, pude escuchar unas pisadas acercándose lentamente, pero no le preste atención... Porque ya sabía quién era.
-Ambos, ¿Pueden calmarse? Ahora mismo sus ojos son espeluznantes.
-Pero ella...
-Cariño, he dicho que se calmen.
-Está bien...
No pude evitar reírme, incluso un hombre tan duro como mi padre se doblegaba fácilmente a mi madre.
-Tú también, Alise. Para de reírte.
-Lo lamento.
Mi madre siempre paraba las discusiones entre mi padre y yo de alguna manera.
Vi en su dirección, percatándome de que su ceño estaba levemente fruncido.
Ella era una mujer hermosa, de cabello escarlata y ojos carmesís.
Suspiro con pesades y llevo su mano a su frente mientras cerraba sus ojos.
-Bueno, vayamos a desayunar.
Dio media y vuelta, camino lentamente al hogar de la familia Lovell. Una casa de dos pisos, cuyas paredes eran lisas y estaban pintadas de blanco, si tuviera que decirlo era un lugar acogedor y agradable.
Entramos dentro y fuimos directamente a la cocina, nos sentamos en una mesa donde podían alrededor podían sentarse catorce personas.
Todo ya estaba preparado y servido, así que simplemente nos sentamos a comer.
El desayuno en un principio fue silencioso, hasta que mi madre comenzó a hablar de temas triviales. Con ellos mi padre y yo nos unimos a la conversación, continuando y terminando cuando terminamos nuestra comida.
-Alise, toma tu estoque y tu espada, seguiremos tu entrenamiento.
-Bien...
Aunque de pequeña al observar a papa entrenar con un estoque y una espada quede maravillada, fue entonces que le pedí entrenarme.
A los seis años a actualmente, que tengo trece años he estado entrenando con una espada y un estoque.
Afortunadamente para mí, estaba en la recta final, sin embargo, no sería fácil... Lo único que tenía que hacer para terminar de una vez por toda con ese infernal entrenamiento era derrotar a su padre.
Para mí, me parecia imposible... Después de todo luchaba contra un nivel tres, y ella ni siquiera tenía el falna de un dios. La brecha entre ambos era muy amplia.
No habia manera en que lo lograra... Pero, habia una razon por la que sigo persistiendo. Pretendía que, al derrotarlo viajaría a Orario y me convertiría en un gran aventurero como él y a la vez... Buscaba algo que pensaba desde pequeña: ¿Qué era la justicia? Después de saber que el mundo era injusto para algunos, quería saber que era la justicia. Quería proteger y luchar a favor de los más débiles, por eso sigo entrenando.
Por eso sigo persistiendo.
Me puse de pie y corrí rápidamente a mi habitación subiendo rápidamente las escaleras.
Entre y tome una espada, y un estoque que estaba apoyada sobre la pared. Bajé y salí de la casa.
Afuera estaba mi padre de espaldas, al parecer estaba esperándome.
El giro su cabeza y me pregunto.
- ¿Estas lista?
-Completamente.
-Bien.
Se dio media vuelta, tomo la funda y desenvaino una larga espada.
Deje el estoque en el suelo y desenvaine mi espada. Tomé la empuñadura con una mano y dije.
-Cuando quieras.
-Esa es la actitud.
El sonrió por un breve tiempo antes de lanzarse hacia mi mientras levantaba los brazos.
La distancia entre ambos se cerro en un instante, rápidamente su espada descendió a una gran velocidad y yo con mi espada bloquee su ataque.
Las chispas del metal al chocar volaron por el aire, y a la vez se produjo el sonido de ambas espadas colisionando.
Ese fue el comienzo de mi entrenamiento diario por los últimos tres años.
Fin del capitulo
Créditos a memo-sanMX
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