Un empujón... Y cartas....
Cartas.
Todo comenzó de nuevo con una carta. Un poema.
El peliverde, algo dudoso, levantó la carta de su escritorio. La observó por unos segundos y la abrió aún no muy convencido.
"Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
Pues sé que no vendrás.
Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
Quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
Y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento sólo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.
Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.
Mi aire se acaba como agua en el desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tu,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no solo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo solo así?
¿Por qué no solo...."
Debajo de este poema estaba la firma de Ochako.
De la misma forma, otra carta apareció en la mesa de Ochako.
"Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo."
Debajo de este, estaba la firma de Izuku. Los dos sabían que no había sido el otro quien había escrito esos poemas, pero se quisieron engañar a sí mismos y lo tomaron como iniciativa.
(A quien le interese, los poemas son "Espero" de Mario Benedetti, y "Poema 20" de Pablo Neruda.)
....
Ambos sabían que cada carta que aparecía, era una carta dirigida a ellos.
Tenían miedo.
Miedo por verse de nuevo.
Miedo por salir lastimados....
Miedo por volver a sufrir.
Miedo por lastimar de nuevo.
Miedo por intentar arreglar algo que quizás no tenga reparación....
Pero aún así aquí estaban ambos.
Cara
A
Cara.
-Hola- Dijeron ambos un poco incómodos, no podían ni siquiera verse a los ojos.
-Lo siento- Dijo Ochako, luego de un silencio relativamente largo.
-¿Lo sientes? ¿Qué?- Preguntó no muy convencido Izuku.
-Yo.... Siento.... Haberte hecho sufrir tanto.... Siento haber jugado así contigo, siento haberte tratado así de horrible.... Siento haberte lastimado por mis caprichos egoístas....
Traté de esconder mis verdaderos sentimientos jactándome de algo que nunca fue verdad, traté de huir de mis propios sentimientos por miedo y terminé lastimándote, no sabes como me arrepiento de esto. Me sentí estúpida, una completa mierda por hacerte eso....-
-Yo quiero creerte, pero no creo poder. Después de todo lo que hiciste, ¿Por qué querrías regresar? ¿Para volver a usarme?-
-No Izuku.... Yo nunca quise hacerte daño, esa nunca fue mi intención.... E-Entiendo que tengas problemas a la hora de creerme, no te pido que lo hagas; entiendo que tengas miedo de salir lastimado de nuevo, no te pido que me perdones por lo que hice, solo quiero acabar esto. Si tú decides perdonarme está bien, si decides no hacerlo está bien igual, no tengo problema con aceptar eso, terminaré pagando de alguna forma u otra por todo lo que te hice si es necesario.-
Ambos se vieron a los ojos, no quería bajar la guardia ninguno de los dos. Estaban tan cansados de esta situación que solo querían terminar con todo, dejarlo por la paz o por el olvido....
- .... - Un pequeño silencio se formó.
-Yo....- Rompió el silencio Izuku.
-Yo te perdono Uraraka, pero no creo que podamos tener algo de nuevo.- La castaña se vio claramente desilusionada por esta respuesta. -No por un rato.- Dijo tomando por sorpresa a Ochako.
A sus ojos volvió el brillo.
-No quiero que me esperes, no quiero ilusionarte falsamente, pero sí quisiera algo de tiempo para reflexionar y dejar que las cosas se calmen.-
Ochako le dio un pequeño beso en la mejilla.
-Yo voy a esperar todo lo que quieras.-
Ambos se despidieron y tomaron diferentes caminos bajo la brillante luna iluminando las oscuras calles.
Por fin tendrían un poco de paz, por fin sus demonios dejarían de atormentarlos al menos por un momento. ¿Quién diría que todo esto se originó por la inmadurez de dos chicos de preparatoria?
.
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Por fin algo de paz.
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Mientras ellos dos estaban teniendo su corta charla, a no muchos metros se encontraba un pequeño grupo de personas familiares escondidos.
-Necesito el contexto.- Dijo una confundida y algo decepcionada Mina Ashido.
-Te la tragas sin pretexto.- Respondió Bakugo.
-Eso es algo privado de ellos Mina, es delicado.- Le dio su valioso contexto Tsuyu.
-Ash, ¡¿Así qué chiste?!- Se quejó la de cabello rosado.
-Todavía no me convencen del todo.- Veía Todoroki la escena.
-Ambos se la pasaban sufriendo, necesitaban volver a estar juntos, pero esta vez de una forma buena.- Replicó Tsuyu.
-Odio decirlo Dominó, pero la rana tiene razón.- Bufó molesto Bakugo.
-¡¿A quién le dices rana? Niño explosivo!-
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