Samuel Y Frank
«¿Enserio aceptaste? ¿No era que "no ibas a enseñar a unos artistas a hacer algo tan complicado"?» Decía Samuel, sonriendo irònico.
«Ya. Pero no iba quedarme sin pareja para el trabajo y suspender. O peor, tener que recurrir a hacerlo con... No sé, con los frikis de ese tal Perxa y Raúl.» Sentenció con desdén Frank.
Y ahí estában, Samuel tumbado en su cama, comiendo una manzana, y Frank rodando en una de las sillas del escritorio.
«¿Y tú con quién lo haces?» Preguntó Frank a su amigo nadador.
Samuel rió. «Yo voy a un curso superior, ¿recuerdas? Yo soy de los que escogen en la segunda etapa.»
«Segunda etapa...»
«Si. Esa enla que escogen a otro deportista, y se enseñan mutuamente.»
«Oh, cierto.» Murmuró Frank haciendo una mueca de asco.
«¿Cómo has entrenado?» Preguntó distraídamente el más alto.
«¿Cómo crees? Si me he idoa medio entrenamiento para hablar con ese par de lo del proyecto... ¿Y tu?»
«Bien. Hemos hecho 200m.»
Una vez dicho esto, llamaron a la puerta.
«¡TE TOCA A TI!» Gritáron al unísono, refieréndose a levantarse a abrir.
Ellos tenían una norma; si sonaba el teléfono fijo de la habitación, o llamaban a la puerta, iban una vez cada uno. Si la última vez había habierto Samuel, pues ahora le tocaba a Frank, y viceversa.
Pero en situaciones cómo esta, que no se aclaraban, y/o no se acordaban, pues se levantaba el que no estaba haciendo nada, o el que estaba más cerca.
«¡Yo abrí la puerta la última vez!» Replicó Samuel.
«¡Pero yo atendí al teléfono!» Dijo de igual forma Frank.
«¡No es cierto!» Acudó Samuel, señalándolo con el dedo índice.
Volvieron a llamar a puerta.
«Va... Frankie porfavor...»
«¡No! ¡Tú no estás haciendo nada!»
«¡Tú tampoco!»
«Pero...»
«¡Tú estás más cerca!» Le interrumpió Samuel.
Frank sólo atinó a levantarse murmurando un "hijo de puta" que hizo sonreír triunfante a su compañero.
Al abrir se encontró a un chico de su altura, con pelo oscuro, una pequeña cresta y ojos achinados.
«H-hola...» Dijo al ver a Frank intimidante.
«¿Y tú quién eres? ¿Que quiéres?» Miró fríamente al chico que tenía enfrente.
«Y-yo soy Guillermo, de la unidad de ciencias. Samuel me dijo que esta era su habitación...»
«¡Hombre Guillermo!» Se levantó Samuel, tirando su manzana. «Venga, vamos a la biblioteca. Frank, vuelvo luego, que me va a ayudar con los deberes.»
«Me daun poco de miedo tu compañero.» Susurró Guillermo cuándo ya se iban pasillo abajo.
«Es un poco frío, pero cuando coje confianza puede ser de lo más divertido.» Dijo Samuel, pasándole un brazo por los ombros al matemático.
«¡Te he oído, Einstein chino!» Exclamó Frank, no sabiendo si sentirse orgulloso o enfadado por el hecho de que le tubieran miedo.
Y sus deberes... Bueno, ya los copiaría mientras desayunaban.
Y ahí se encontraban, cumpliendo lo dicho. Un Samuel cabreado, destrozándo sin querer la tostada a la que pretendía untar mermelada, y un Frank, bebiendo zumo y copiando los deberes de su compañero a toda prisa.
Tenían suerte de llevarse tan bien.
A ser de lo contrario, ya se habrían rebentado a hostias.
Pero en realidad, yo sólo narro...
Esta es su historia.
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Hola de nuevo.
No tengo nada que decir, así que...
Espero que les guste.
Un saludo^^
-Anteyra
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