Fue impactante para Aoi que Akane, el misterio número 1, todavía siguiera a su lado. A pesar de casi matarlo, él seguía ahí.

A pesar de haber jugado cruelmente con sus sentimientos, besándolo, seguía ahí.

(¿Por qué? ¿Acaso era él un masoquista entre masoquistas?)

No lo entendía.

Tampoco el que él, siguiera llamándola de forma dulce, cariñosa. Con amor en cada «Ao-chan».

No lo comprendía.

Por ello, cuando él tambaleó y cayeron ambos en el agua, dentro del territorio del misterio número 6. Él se disculpó por ello, sonriéndole.

(Importándole tan poco el dolor de las heridas)

Y cuando ella dio un paso —para verificar el lugar, que no fuera riesgoso para ambos—, él tomó el borde de su manga, haciendo que lo mirase.

Sorprendiéndola la forma en que la miraba: Con miedo, con desesperación, con dolor.

Rogándole, que no se fuese.

Y entonces, ella lo miró, culpable, arrepentida. No pudiendo sonreír como siempre solía hacerlo.

Y es que...

Ya no iba a huir más (de sus sentimientos, de Akane). Ya no más.

Fue lo que pensó por un instante antes de decir —: ... Descansemos un momento Akane-kun, no me iré a ninguna parte por ahora.

(Está bien, me quedaré aquí contigo)

-Traumada Taisho

Yo solamente debo decir, que extrañaba a mis tóxicos favoritos.