♣Acto VIII:"Stolas"

Un abrazo no siempre es suficiente. Por eso Stolas decidió romper el silencio.

¿Cómo pudo hablarle así? Seguía molesto sin duda, con ese amargo y frío sentimiento de decepción y traición, algo ácido recorrer su garganta de tan sólo recordar lo sucedido. Pero no tendría sentido pedirle alguna explicación a un Blitzo que ni siquiera recuerda haberlo querido matar para cobrar un buen dinero. De hecho, Stolas quería ilusionarse con la idea de que, tal vez Blitzo al final se enamoró de él y ya no quiso acabar con su vida, después de todo hubieron grandes oportunidades de asesinarlo y nunca lo hizo. Quería creer que al Omega se dio cuenta que es feliz a su lado.

“—¿Tú también lo sentiste?— me habías preguntado con una sonrisa coqueta.

Apenas ayer nos presentaron oficialmente y no llevabas mucho tiempo de haber empezado a trabajar para mí como un asistente personal. Aunque hayas iniciado aquí como ayudante del jardinero, no evite verte a través de la ventana de mi oficina o la biblioteca. Me llamaste la atención por varias cosas. Luego descubrí que podías ser me útil para algo más que ayudar arreglar mi abundante jardín. Pero debo admitir, que nunca creí que las cosas terminarán de una forma distinta a la planeada.

Yo te mire sin emoción alguna, no entendía bien a qué te referías. O quizás si pero no quería hacerme alguna idea equivocada.

—¿De que exactamente, Omega?— te pregunté y tú te reíste incrédulo.

No tenía ganas de llamarte por tu apellido, sería demasiado formal. Y menos por tu nombre, sería muy intimo y apenas te estaba conociendo.

—Oh vamos, no me hagas quedar en ridículo aquí. — mencionaste, te cruzaste de brazos indignado y yo sólo te dedique una mirada confusa. — Ya sabes, esa conexión cuando nos miramos a los ojos fijamente y lo demás deja de existir.

Entonces yo fuí quién se rió, había pasado años desde que reí a carcajadas. Específicamente desde la muerte de mi esposa e hija. Me habías parecido alguien gracioso, y más cuando hacías mucho drama. No sabía si lo hacías para tener mi agrado o de manera intencional.

—¿Qué dices? ¿Te refieres a eso de los destinados? ¿Almas gemelas?— tu asentiste a lo que decía. — Quizás la mía se fue. — dije afligido.

—O quizás todavía no la habías conocido hasta ahora. Es mejor tarde que nunca, ¿No?— me dedicaste una mirada de coqueteó pero aún así guardabas distancia. — Entonces, ¿Cómo me dirijo a usted? ¿Señor Owl? ¿Jefe? ¿Príncipe Alpha?— hiciste una reverencia.

Stolas. Cómo Stolas está bien. — sonreí.

Había escuchado cosas de ti en el poco tiempo que llevabas aquí como trabajador. Cómo que eras muy bajito, engreído pero carismático. En ese momento, sólo me parecías interesante y algo diferente a lo habitual. O quizás eras porque me dabas tanta gracia de una manera extraña. Te creías el mejor en todo, sin embargo no actuaba como un cretino. Lo hacías de una forma que no muchos te tomaban enserio. Pero eso no significaba que eras menos que los demás. Eres bajito, pero tienes una agradable actitud que lleva a las personas hasta lo alto.

Y cuando menos me lo espere, ya te tenía sentado encima mío y dando saltitos en mi regazo mientras repartía besos en tu cuello y pecho. Eso fue el final de un comienzo.”

Stolas recordó una de las primeras conversaciones que tuvo con Blitzo hace seis meses, cinco si no contamos el mes entero que estuvo en coma, más los tres días hospitalizado luego de despertar. Se seguía negando (difícilmente) a creer que enserio su Blitzo había fingido sus sentimientos hacia él.

Uno no puede fingir su olor. Y el olor son las emociones que uno siente. Es cosa de Alphas y Omegas. Stolas sabía lo misterioso que podría llegar a ser Blitzo, y realmente cree que tiene un pasado oscuro en los Ángeles. Pero, ¿Qué quisiera asesinarlo?

Por otro lado, Blitzo no tenía las ganas o el ánimo de verle a la cara. Sólo quería estar en algún lugar mucho más cómodo. Le estaba doliendo horriblemente la cabeza a pesar de haber dejado de llorar, sus ojos ahora estaban inchados y vidriosos. Y no hablar de que se sentía mal. No solamente por las cosas feas y fuertes que le dijo Stolas a él y que aparte, tenga parte de razón.

Si no también, por el simple hecho de haber llorado enfrente de él. De la persona que menos quería que lo viera en ese estado débil y sollozante. Hubiese preferido incluso alguno de sus tantos sirvientes. Pero al sentir como el más alto lo abrazaba pensando que quizás lo hacía por pena o lástima, sólo le enojaba.

Ya no quería llorar más. O quizás si pero no enfrente de Stolas. No sabía todavía las intenciones del Alpha y por eso no se fiaba de su acto de abrazarle después de todas las cosas crueles que le escupió en la cara, el sujeto parecía que iba a destruir todo a su paso, incluyéndolo.

—Blitzy. — mencionó su nombre. Sonó menos enojado. Parecía quizás cansado, aunque lo que sí le sorprendió es que volviera a llamarlo con su apodo.—Perdón Omega, lo siento. Me pase, esto no.. . . No pude controlarme.

A ambos les duele la cabeza. Uno por haber llorado y otro por estar llorando del enojo.

Blitzo no podía creer que Stolas acabará de disculparse. Realmente pensó que él tenía que ser el primero en serlo. Por qué de alguna forma había herido su orgullo de Omega no sumiso y no llorón.

No respondió, pero para Stolas fue suficiente para entender que sería mejor llevarlo a su recámara para que descansará. Realmente se sentía culpable por haberle escupido con tanta crueldad las cosas a Blitzo. Sean ciertas o no. No pudo evitar descontrolarse y sacar toda su furia con el primero que cruzará esa puerta.

Aún tenía en su mente las lágrimas de Blitzo empapando toda su carita y como esté intentaba cubrirse la. Jamás se había sentido tan mal.

El Alpha lo cargo, pasando sus brazos por alrededor de su espalda y piernas hasta atraerlo a su pecho. Dónde Blitzo sin vergüenza se permitió ocultarse en su pecho e inhalar sin querer, su aroma. El Omega pudo percibir que Stolas extrañamente ya no seguía tan molesto como hace unos pocos minutos, pero seguía habiendo algo de resentimiento y tristeza en su interior. Una que sería difícil de desaparecer.

—¿Señor Owl?— Blitzo no necesito mirar, reconoció la voz del hombre. Era Jacobo. Él único nombre del servicio que podía recordar.

—Podrías acomodar mi despacho y cerrarlo cuando termines. — más que un pedido, sonó casi a una orden.

—Por supuesto. Que pasen buena noche. — deseó al anciano hombre sin interponerse en el camino de ambos. De Stolas para ser más exactos.

Stolas lo llevaba a la habitación de ambos, su dormitorio junto al balcón. Quizás la habitación con la mejor vista de toda la mansión. El Omega seguía cohibido, solo se aferraba al pecho del mayor quién lo cargó como  doncella durante todo el trayecto.

Algunos pocos sirvientes se toparon con él (ellos), y sólo les deseaban las buenas noches y se retiraban cordialmente. Creyendo que tienen un momento romántico de pareja al ver cómo el Alpha cargaba al Omega quién estaba oculto en su pecho.

Lástima que no sea precisamente aquello algo romántico.

Hubo un largo silencio, el Alpha apenas entró a la habitación depósito con cuidado a Blitzo quién deseaba que la Tierra se lo tragara. Se sentía horrible y lleno de vergüenza. Incómodo por todo lo sucedido. Aún podía percibir algo tensión en ambos.

—Mandare a qué te traigan el almuerzo o la cena. No sé si ya comiste.

—. . . ¿A dónde irás?— preguntó después de un silencio. Sin mirarlo y oculto entre algunas almohadas. Había pesadez en el ambiente.

—Estare fuera. Ocupado en el trabajo. Te daré tu espacio, mientras pensamos que hacer. . .

—Esta bien. — respondió. No vio cuando se marchó, sólo escuchó la puerta cerrarse.

Ahora mismo, no sabía si llorar. No sabía si enojarse. No sabía si escabullirse y reunirse con su familia para planear en largarse de allí.

Entonces recordó el asunto del libro. Y sabía que no podía tener alternativa alguna, no podía solo huir de todo. Necesitaba un buen dinero para empezar otra vida lejos de Stolas.

"Por eso no tenías Alpha." Recordó que le dijo Stolas durante la discusión. Y se sintió tan pequeño otra vez.

Mierda, había pasado más de una década desde que se deprimió y se sintió menos a tal punto de llorar con tanta fuerza como en esa vez.

Aún no se ha ocultado el sol, pero tenía ganas de dormir apenas comiera algo.

— Quizás Stolas tenga razón.— se dijo así mismo, recordando su vida de adolescente y no evitó volver a llorar.

Quizás había encontrado a alguien por fin que lo amará, y él la cagó toda. Porque es lo único que sabe hacer, después de todo.

X


Las cosas no mejoraron ni empeoran el día siguiente, ni el siguiente ni el que le siguió.

Sólo veía una vez a Stolas en todo el día, y era en la noche cuando dormían, así fue durante toda una semana. Y casi no se dirigían palabra alguna. Se les hacía difícil (más a Blitzo) mantener contacto visual con el Alpha quién se veía perdido entre sus cosas por no decir también con esa tristeza muy extraña de ver en él. Tanto así que hasta los mismos que le servían se les hacía raro. Y también se sumergía demasiado en el trabajo y comía en horarios diferentes que los demás, incluso la mayoría de las  veces en su oficina.

Blitzo junto a Loona habían indagado un poco. Y descubrieron con ayuda del mayordomo que también es a veces el chófer de Stolas cuando esté no tenía ganas de conducir por si solo, que él no se había portado así de distante y amargado desde hace meses. ¿Por qué y cómo? Le preguntó Blitzo.

—Desde que lo conoció a usted señor Boss. — le dijo directamente que le sorprendió.— Por eso a muchos del personal no les sorprendió tanto cuando tiempo después se dio la noticia de su boda. — aclaró mirando al Omega comprensivo. — Disculpe el atrevimiento, pero puedo preguntarle algo.

—Adelante.— respondió Blitzo sin rodeos y lleno de curiosidad.

—¿Usted y el señor Owl se han peleado?

Blitzo sonrió con amargura.

—Discutimos muy fuerte aquella tarde en la que usted limpió su oficina. — le recordó y el hombre de la tercera edad hizo un gesto sorpresivo. — Hasta el momento no nos hemos reconciliado. — aclaró.

—Bueno, realmente espero que vuelvan a estar bien. A ambos se les veía muy felices.

¿Felices? Blitzo no sabía si dice la verdad. Él no podía recordar algún momento feliz con Stolas.

Para suerte del Omega, la cama matrimonial es espaciosa y tiene un bonito pabellón. Así que ambos dormían con su debido espacio. Apenas intercambiaban dos palabras para desearse las buenas noches.

Cuando despertaba, Stolas ya no descansaba a lado suyo.

Si retrocedemos un poco a días atrás; cuando apenas se recuperó de la discusión de esa noche la mañana siguiente. Y obviamente fue hablar con su grupo, lo necesitaba. Y no pudo omitir cosas, necesitaba desahogarse. Incluso aunque le avergonzaba admitir la forma en cómo se comportó al final. Sumiso y llorón.

—No te creo.— dijo Moxxie en un gesto incrédulo. Creyendo que su jefe le volvía hacer una de sus bromas.

—Yo tampoco me creía. Pero, ¿Por qué estaría mintiendo?

—¿Se nos jodió todo entonces ya que Stolas sabe?— dijo el albino con sorpresa en su voz.

—¿Qué tanto sabe?— preguntó está vez Millie.

Blitzo se le había olvidado que ella está embarazada, y no sabía si sería correcto estresarla un poco con ese tema. De hecho, ahora que se ponía a pensarlo seriamente, no quería ponerla en un verdadero peligro. Ni a ella ni a su pareja. No quería dejar al bebé de ambos sin alguno de sus padres.

—Lo suficiente. — respondió y suspiró con pesadez.—No sé si sabe que ustedes también son parte de mi equipo de asesinos.

—¿Qué le dijiste sobre nosotros?

—No me preguntó. Ha estado frío y distante conmigo, o con todo en general.— contestó intentando aparentar que no le importaba demasiado. También quería aparentar que no olía la tristeza de Stolas en su estado de ánimo o mejor dicho, el resentimiento.

Él al ser su compañero, podía notar más que nadie en toda la mansión (castillo) su verdadero estado de ánimo, sus emociones.  

¿Quién no estaría triste en su situación?

—Seguramente sigue procesando que descubrió todo.— comentó su hija con obviedad.

—Pero no ha hecho nada contra Blitzo o contra nosotros. No sabemos que planea.— se interpuso Moxxie.

—Quizás este arrepentido de haber cambiado su testamento. Y de casarse conmigo. — dijo como si nada, cruzado de brazos. Odiaba sentir culpa. Él no debería sentir culpa por algo. Seguramente en su misión o plan original para asesinar a Stolas, nunca estuvo casarse con él y enamorarse. Y realmente odiaba el accidente. Ese puto accidente inició toda la problemática, su confusión y desconfianza.

—¿Deberíamos preocuparnos?— preguntó la embarazada con inocencia.

Ella y su pareja habían dormido en uno de los sofas de Loona. Pero no un sofá pequeño, si no muy grande y cómodo que incluso parecía casi una cama individual.

—Dijo que nos tomáramos nuestro tiempo.— recordó el azabache las palabras del Alpha.

—¿Mientras esperamos, qué?

—Buscar el libro. ¿No?— sugirió a la vez que sonreía despreocupado. No podía seguir estancado en una tristeza indefinida, ni en un vacío que dejó en el pasado ni en un Alpha que dice ser su esposo.

Blitzo debía continuar con un plan, sea el que sea no podía confiarse en qué Stolas quiera seguir casado con él, pedir el divorcio y cada quien se va por su lado o, en el peor de los casos, él y su familia en algún calabozo siendo torturados.

Y si conoce a Stolas (no lo conoce), seguramente su castigo personal será ser su esclavo sexual.

X

Stolas había seguido con su actitud indiferente por toda una semana más y seguía ausentando se durante gran parte del día. Y Blitzo no sabía si le resultaba mejor que guardara su distancia, o estresante. Porque no sabrá si el Alpha al final decidió matarlo a él por lo que estuvo apunto de hacerle y que sólo le tenía cierta compasión por su estado de amnesia.

Además también se estresaba por no poder recordar más. Y aunque ahora ya sabía el porque de su accidente, aún seguía sintiéndose inquieto. Y tampoco habían avanzado en la búsqueda del libro en estos días.

—¿Cómo dices que se llama?— preguntó el Omega a sus acompañantes Betas. Que más que ayudarlo a buscar el libro sin que Stolas sospechará algo, habían estado dando mimos entre sí y pensando en el nombre de su futuro hijo o hija.

Extrañamente Stolas tampoco le preguntó algo como: "¿Y cuánto tiempo más piensan quedarse tus invitados?", El sujeto si que quería tomarse su tiempo y no meterse más en su vida.

—Es el Libro de Salomón. — respondió Millie luego de pensarlo un momento. —
Es de un morado oscuro con algunos detalles dorados. Si no mal recuerdo. — agregó mientras se ponía a leer un libro.

Ahora mismo los cuatros estaban en la biblioteca personal de Stolas. Parecía una librería grande ese lugar. 

—El comprador también dijo que el libro es bastante grande.


—Eso me será de gran ayuda, seguramente.— dijo con sarcasmo mientras seguía revisando los libreros con aquella descripción y título.

Dos semanas y seguía sin arreglar las cosas con Stolas. Tampoco había encontrado pista alguna del libro y no tenía nuevos recuerdos de lo sucedido antes del accidente.

—Es increíble que ustedes ya vayan a tener su primer hijo. Apenas tienen veintiséis años.— aclaró Blitzo alzando la voz para que los dos los escucharán desde el otro lado.

No había nadie en la biblioteca más que ellos cuatro, así que podían hablar casi con total libertad siempre y cuando estén precavidos.

—¿Celos?— dijo burlón Moxxie. Blitzo le dedicó desde lejos una mirada entre enojada y confusa.

—¿Celos de qué, exactamente?

—De que tengamos un hijo antes que tú.

—Yo tengo una hija.

—Pero no es biológica. Sin ofender. — miró a Loona que le alzó el dedo de Enmedio mientras seguía buscando en otra parte de los libreros.

—Boss, ¿No le gustaría tener un bebé?— le preguntó Millie mientras le sonreía acercándose a él. Blitzo media lo mismo que la chica. Ambos son tan bajitos.

—Es mucha responsabilidad. — respondió seco, después se dio un momento para pensarlo ante la atenta e insistente mirada de la Beta. — Si quiero tener un bebé. — suspiró. — Aún estoy a tiempo pero, en mi situación es algo complicado.

—Boss, ¿Por qué no le pide el favor a Stolas?— sonrió con picardía. Blitzo la miró poniendo los ojos en blanco. — Oh vamos, es normal siendo casados. Incluso aunque estén dándose su tiempo. . . Sería un bebé de Blitzo.

—Y de Stolas. — agregó con desagrado. — Ése cabron seguramente me lo quitará sólo para molestarme. Y yo no podría ganarle un caso, con tanto dinero fácilmente conseguirá buenos abogados o comprará al juez. — suspiró con pena.— No tendría oportunidad.

¿Stolas como el padre de sus cachorros? Tendría que estar loco para permitir algo como eso.

Al no encontrar nada, ni una puesta llegó la hora de cenar. Y después cada quien se fue a dormir. Blitzo prefería que la joven pareja durmiera en la misma habitación que su hija en vez del cuarto de invitados.

Últimamente, se llegaba a dormir cada ves más temprano con tal de no toparse con Stolas.

X

Debo admitir, que si hay algo que me gusta mucho de ti. Quizás sea lo atento que eres conmigo, a pesar de que a veces me irrita que no me des mi espacio.

Y justo ahora, espacio es lo que menos tenemos. Con nuestros cuerpos rozando se entre sí, desgarrando me por completo la lencería que traía puesta para ti. Me habías dicho lo lindo y erótico que me vería usando lencería femenina. Y yo como todo un bobo quice complacerte.

La noche de bodas es, bastante informal. Ambos excitados, yo más por estar en mi celo. Y lo único que podía pensar era en qué me anudaras.

Pero, no se si realmente era lo que yo buscaba...

Seguramente si hubiera estado en mis cinco sentidos y no controlado por completo por mi parte Omega, seguramente hubiera puesto más límites.

No me marqués.

No me anudes.

No se te ocurra embarazarme.

Quizás estaba siendo muy exigente contigo, pero al final hiciste todo eso, a excepción de lo último.

Tenía mis razones para no querer que me mordieras y formarás un lazo permanente. No quería sentir todas tus emociones. No quería sentirme atado a ti. Me arrepentí de no haberme puesto alguno de esos molestosos collares de Omega. Bien un conocido mío me dijo hace mucho tiempo "No aceptes mierda de las demás personas".

Sin embargo, nunca me arrepentí de haber follado contigo en la noche de bodas. Era nuestra noche de bodas. Aunque para que suene tan romántico y cliché como telenovela, le diremos "hacer el amor".

Hicimos el amor Stolas, y me gustó.

Creo que... Perdí algo importante en ese momento. Y no, no estoy hablando de la virginidad. Más bien de algo más importante para mí.

Libertad.

Incluso el nudo tan doloroso que hiciste dentro de mí, terminó por gustarme.

Mi celo duro muy poco, tres días. Quizás con la edad duran menos, no lo sé. Quizás debería tomar enserio tu palabra de tener un bebé. Realmente no quiero llegar a los cuarenta años y seguir sin tener un bebé que salga de mi interior. Cada día me hago más viejo, y tú también pero sigues viéndote muy joven. Un joven adulto maduro. Un Alpha egocéntrico. Tienes una maldita estatua de ti mismo en el jardín, por los Dioeses.

Pero hiciste más que una marca aquellos días en que estuvimos solos en la casa en la playa.

Me tenías sumiso, debajo tuyo o en cualquier otra posición. Con tu polla llenándome que a veces ni sentía mis piernas o caderas.

Incluso había perdido la cuenta de cuántas veces me llenaste con tu esencia. Solo podía escuchar el sonido de nuestras respiraciones agitadas, nuestros jadeos y gemidos mezclados.

También me gustaba la sensación de nuestras lenguas jugando entre sí, como nuestros labios fundidos y tú aroma impregnado en mi piel tan fuerte. Sabía que, cualquiera podría confundirme con un Alpha gracias a ti. Querías poseerme de todas las formas posibles, mi Stolas.

—Stolas. — dije mientras me acostaba encima de tu pecho.

—¿Si, Blitzy?

—¿Por qué te gusto tanto?— te pregunté. Tú me regalaste una sonrisa y sentí una de tus manos en mi cintura, debajo de las sábanas.

—Me gusta como me haces sentir. — respondiste tranquilo.

—¿Y cómo te hago sentir?

—Amado y libre. Odio que discutamos.— declaraste mientras depositaste un beso en mi frente. Sabía a qué te referías.

Discutir no es lindo, pero a veces es muy necesario.

Y entonces me dormí sin importarme que, a la mañana siguiente que culmine mi celo, estaría enojado contigo por haberme mordido. Cuando te advertí que no lo hicieras.

Porque al final, harás siempre lo que tú quieres. ¿No es así, Stolas?

Palabras: 3,560
Fecha de publicación: domingo 16 de febrero del 2020
Escritor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse-Humans
Fandom: Helluva Boss
Historia: "Essencia"
Nota del escritor:

¡Buenas noches rebaño de estrellas! Esta vez no me quedé dormido para actualizar justo a media noche del domingo. (Ayer fui a ver la película de Sonic osi osi). Ah y las imágenes no son de mi pertenecía, pero como no encuentro el nombre del autor pues(?

Ahora, quiero aclarar puntos MUY importantes:

•La siguiente actualización me temo que, probablemente me tarde más de una semana. Debido a que los siguientes días tengo que preinscribirme a la UNI, y aparte tengo encima dos proyectos de Historia (exposición) sin mencionar los exámenes. Así que puede que regrese hasta el 29 de febrero.

•Por si aún no se han dado cuenta, cuando más de un párrafo está en letra cursiva es porque es un recuerdo de Blitzo. Aunque en éste caso, al principio del capítulo vimos un poco de la perspectiva de Stolas.

•El siguiente capítulo tendrá lemon/Yaoi hard/ +18.

•El único otro recuerdo que tengo planeado que tenga Blitzo es sobre el libro de Salomón. 

También sobre minutos antes de su accidente, pero eso quizás sea hasta muy adelante.

Ahora con éste capítulo quizás se confunden y crean que Blitzo se amó a Stolas.

Yo solo diré que no responderé sus dudas porque prefiero que ustedes lo descubran hasta al final. Además que tengo planeado muchas cosas.

Blitzo no será siempre el que lo arruine todo...

Hasta la próxima mis amadas estrellas del infierno!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top