♠Acto II:"Olvido"

Cuando despertó en el hospital, sentía dolor en su cabeza, soportable pero seguía siendo algo molestoso. Tenía vendas en sus piernas, y un yeso en su brazo. El cuál según él doctor iba a ser quitado en unos días más. Y también pudo notar, poco visible un moretón en su rodilla.

Cuando le informaron a él y a su supuesto esposo sobre su caso de perdida de memoria, dijeron que debía quedarse unos días más para sus sesiones de práctica para recobrar la memoria. Como juegos de memoria —repetir dicha palabra tan seguido ya le causa estrés—  y que Stolas le trajera algún álbum de fotos para que le relatara ciertas cosas, en especial lo más reciente.

Sólo se quedó tres días más y le adelantaron un poco que le quitarán su yeso —estaba seguro que su esposo hizo algo para que se quedará tan poco tiempo considerando su estado—, más le recomendaron que por lo menos usará mulatas o algún bastón para apoyarse, ya que aún le podría costar o doler bajar o subir a autos y escaleras. El doctor también le sugirió que evitará caminar rápido, y mucho menos podía correr. Que cualquier cosa que necesitará y estuviese fuera de su alcance, le pidiera ayuda a su esposo.

Blitzo sólo asintió a las indicaciones, siempre intentando calmarse y no ponerse tan paranoico como realmente se sentía. Lo cuál extrañaba a los médicos. Por lo regular, alguien en su situación entraría en pánico, desesperación o por lo menos se aislaria mientras se ponía a pensar profundamente que hacer. Él tan sólo aceptó su estado de la manera más tranquila que algún paciente pudo haber echo.

Durante esos días, su aparente esposo siempre estuvo ahí. Para alentarlo y ayudarlo a comer o en sus juegos de memoria. Blitzo realmente nunca le dirigió la palabra, sólo lo miraba en silencio o asentía para afirmar algo. O respondía muy cortante, con frases de tan sólo dos o tres palabras a lo máximo.

Su garganta la sintió seca, y no tenía ganas de hablar. Al menos no con ése Alpha que le causa una sensación de extrañeza. De vez en cuando lo miraba incrédulo por ser tan alto. Sabe que es naturaleza de los Alphas ser muy altos, pero realmente detestaba que se notará demasiado la diferencia de estatura de los dos.

Siendo profesional, intentaba no decir algo sospechoso, aprovechando en parte su estado de amnesia para ser más callado y tímido. Lo único en que pensaba e importaba— ya que no puede recordar los hechos que lo llevaron a como está ahora—, es en su familia.

Aunque Millie y Moxxie sólo sean parte de su equipo y lo vean a él como el líder del grupo, los ve como una familia.

Por eso, ver ahora a su querida hija casi lo hizo llorar de emoción. Días sin entender bien que sucedía a su alrededor, y por fin ver a alguien conocido y de confianza le hizo sentir más seguro pero inevitablemente confundido. Alguien de su original familia. Su pequeña Loona, la cuál ya no es una niña, él la seguirá viendo así.

¿Loona forma parte de todo esto?  Pensó intrigado.

Si eso era una misión, entonces ella lo está ayudando. ¿Cierto? Sea lo que sea, debía mantenerse discreto por el momento.

Mientras cenaban, con la mirada le decía a su hija que luego hablaría con ella. En un lugar más privado, o por lo menos que no estén los sirvientes ni el mismo Stolas ahí. Tenía que preguntarle sobre Moxxie y Millie. Porque se casó con un Alpha como lo es el propio Stolas y más importante, si tiene alguna idea de que le ocurrió en su accidente. Los médicos no quisieron entrar en más detalle respecto a ese asunto para no asustarlo o algo parecido.

Los doctores le dijeron poco, y no confía en ellos. Según, fue un choque automovilístico. Las heridas externas sanaron más rápido. Obviamente sabe que debió haber algo más ahí. Incluso desconfía de su supuesto marido.

Loona es su hija adoptiva. Una Alpha con bipolaridad en prácticamente todo el día que no puede estar más al pendiente que con su celular. Apenas sabe que maneja las redes sociales, se comunica con varios de sus socios y en su tiempo libre aparte de ver videos en el  Internet, también escribe historia de sabrá solo Dios de que tipo.

Sus padres murieron en un incendio hace siete años. Eran sus vecinos. En ese entonces Blitzo tenía veintiséis años cuando decidió cuidar de la pequeña de tan sólo once años.

Desde entonces, no sólo ha formado parte de su vida personal, también se unió a su trabajo secreto.

Blitzo trabajaba para el gobierno. Pero haciendo lo más sucio y a veces ilegal del oscuro mundo. Cosas que la sociedad no debe saber, o lo que el gobierno en realidad hace. Los aristócratas y presidentes de todo el mundo en varias ocasiones. El se encarga, poniéndolo en palabras más sencillas, de eliminar toda evidencia que incrimine a sus más altos, a sus "socios". O al menos la mayoría de las veces suele ser así.

El pez más gordo, quién paga más se Gana su atención y su fidelidad.

Gana muy bien y descansa casi siempre cuando él quiere. Además nunca resulta en riesgo su identidad o la de sus amigos. Identidades falsas, encubierto, etcétera. Su hija es buena hackeando sistemas operativos. Desde lo que es un enorme y complicado sistema al que no pueden tener acceso, hasta algo básico como un celular o algo intermedio como la contraseña de una caja fuerte. Además también sabe kunfu y sus patadas son del diablo.

No sólo lo dice él, también las pobres víctimas que se han metido en su camino o han visto de lo que ella es capaz. Pobres almas en desgracia cuando están en sus días donde ella tiene el estrés más acumulado.

Por eso y aunque varias veces dudó de meterla a ese oscuro y a veces muy peligroso mundo, trabaja junto a él. A sus apenas diecisiete años.

—Stolas, me gustaría hablar con mi hija a solas, en su cuarto.— dijo intentando que sus prisas no se noten, terminando de comer.

Debía admitir que el dorado pollo, pure de papa bañado en salsa con ensalada de vegetales había sido una muy buen ¿Almuerzo? ¿Cena?.

—De acuerdo, te esperaré en el baño.— respondió, él ya había terminado hace poco pero tan sólo quería esperarlo.

El Alpha de acercó y le depósito un beso en la comisura de sus labios, dejando atónito al más bajito quien no supo cómo reaccionar en ese instante.

—Espera, ¿Dónde queda nuestra habitación?— preguntó ignorando lo anterior. Debía hacerse a la idea que eso fue algo «normal» de lo que debe acostumbrarse.

—Mandare a alguien para que te indique cuando termines de hablar con nuestra hija, no te preocupes.— respondió calmando lo más. Despidiéndose de Loona con una caricia en su cabeza. Sorprendiendo de sobre manera a Boss. No porque lo haya echo, si no porque Loona no viró lo ojos o gruñó por lo menos. Cómo si ya estuviese no sólo acostumbrada, si no a tal punto que le agrada se el contacto de él o le diese tan igual para no gruñirle.

«Nuestra hija» pensó detenidamente, realmente Stolas hace el rol del padre. Y pensar eso le causa escalofríos, sin duda tiene mucho que recordar y aprender.

Blitzo no dudo en ir detrás de su hija hasta su habitación apenas fue sacado de sus propios pensamientos, sin dejar de mirar el interior de la gran casa donde él Alpha vive. Tantas pinturas colgadas en la pared, artefactos que parecían ser de gran valor y hasta la alfombra se ve tan suave y elegante. Por no decir también carísima.

También se topo por lo menos una vez durante el recorrido, a un sirviente haciéndole una reverencia apenas ellos pasaron. Se preguntó si habían costumbres japonesas entonces.

X

Se permitió dar un gran salto —algo quizás un poco infantil de su parte— al ver la espaciosa cama de su hija, incluso parecía trampolín y las sábanas de seda eran tan cómodas. Todo el lugar olía a flores y manzanas. A pesar de ser lujoso y grande, se notaba el toque de su hija en las paredes y otros pequeños decorativos.

—Hija, mierda no sabes cuánto alivio sentí al verte. Con tus pies sobre las mesas.— habló primero el Omega tomándola de su cintura y atrayendo la hacia él para envolverla en una clase de abrazo de oso. Esparciendo sus suaves feromonas por el lugar, señal de lo feliz que está. Su modo protector, cariñoso y "maternal" se notaba desde lejos.

Aunque solo eran ellos dos ahora.

—Que bueno que no te moriste. ¿Qué iba hacer sin ti?— dijo soltando un suspiro u correspondiendo a medias el abrazo de su padre.

Todavía recuerda cuando le dieron la noticia hace días, había sentido un nudo en la garganta y aunque se hiciera la fuerte, volvió a temer al pensar que podía perder a alguien muy importante para ella, un padre, otra vez.

—Escucha. O bueno, mejor dicho respóndeme. ¿Qué mierda te dijo Stolas?— frunció el ceño y la miró con determinación y seriedad. Realmente quería saber que chingados sucedía.

—¿Te refieres a dónde estuviste estas semanas?— arqueó su ceja curiosa.

Ambos se separaron y recostaron en la cama para más comodidad, mirando hacia el techo.

—Si.

—Blitzo, se sobre tu accidente.— comenzó a decir. Soltó un ligero suspiro.—Estuviste días en el hospital, él me llamó y me avisaba por cualquier cosa de tu estado. Que despertaste hace tres días pero aún debías seguir un poco más ahí hasta que te dieran de alta.

—¿Por qué no fuiste a verme?— dijo fingiendo dolor.

—Necesitaba hacer algo urgente, créeme que quice. — contestó mirando de reojo a su padre quién se veía perdido en algún punto fijo del pecho, pensando demasiado en sus palabras.—Aproveché que ese sujeto estaba afuera para ir rápido con Moxxie y Millie. — hizo una breve pausa.— Él siempre se la paso contigo en el hospital.

—¿Ellos están...?— ignorando lo último, quiso saber más de sus chicos favoritos.

—Fuera de la Isla. Están bien si es lo que te preocupa. — escuchó el sonido de suspiro de alivio que soltó entonces.— Regresé apenas hoy en la madrugada.

—¿Te dijo lo de mi memoria?

—Si, aunque no entendí del todo bien. Sólo se que no recuerdas nada lo que ha ocurrido estos meses.

—¿Sabes cómo fue mi accidente?— dijo lleno de intriga, cambiando de posición y ahora poniéndose boca abajo.

—¿Un choque? Según me dijeron saliste volando y chocaste contra un árbol. No sé a dónde te hayas dirigido con tanta prisa. Y también escuché que habías ingerido alcohol momentos antes.— respondió con total seguridad. Aún podía recordar ése día, horas antes de que Blitzo se fuera.

Quién se supone, estaba en una clase de vacaciones por la luna de miel con su Alpha. Todo fue extraño y tan de repente, que se le hace increíble que ahora su padre ya esté fuera del coma que estuvo por aquel horrible accidente del que apenas salió vivo.

Ese hombre, Stolas, de verdad que puede e llegar a dar miedo. Siempre consigue lo que quiere, de una manera u otra. Y no sabe cómo lo hace.

Quizás nunca lo sepamos. Pensó Loona con sus manos en su vientre, oliendo el aroma de su padre que la tranquilizaba de sobre manera, debía admitir de que lo extrañaba más de lo que le gustaría aceptar.

—Explícame, ¿Por qué carajo estoy casado con un sujeto como él?— exigió saber, levantando se un poco mirando fijamente hacia a ella.

La Alpha lo medito un poco, asombrada internamente por como hablaba otra vez así de su esposo. Y sin duda le gustaría saber la reacción que tomará cuando se lo diga.

— Porqué lo amas.— le sonrió sin ninguna mala intención, tan sólo una sonrisa nostálgica pero a la vez, risueña. Quizás un poco burlesca. Una respuesta breve, sencilla pero a la vez tan profunda.

Realmente, ella no parecía mentir o decirlo solo para joderlo.

Blitzo comenzó a asustarse de que lo que ella acabase de decir, fuese verdad.

¿Él amando alguien de esa forma? Debe ser una jodida mierda. ¡Se niega a creerlo! Pero. . . ¿Qué pasó para que de verdad se haya enamorado? Suponiendo que de verdad sucedió.

Ahora también comenzaba a dudar de que su accidente fuese sólo eso, un accidente, sin nadie de por medio o que lo haya planeado con fines para matarlo.

Pero eso es algo que solo el Blitzo que recuerda todo lo sabe, pero ahora mismo se niega a salir para ayudarle.

Realmente, ¿Olvidó amar?

X

—¿Esta seguro señor?— cuestionó su abogado del otro lado de la línea.

Su esposo tardaba más de lo que creyó. Por lo que quería hacer una llamada para terminar de arreglar algo que estuvo pensando seriamente días antes de casarse con aquel testarudo Omega.

—Si, quiero cambiar mi testamento.— dijo divertido, más no mentía.

Había empezado a llenar el Jacuzzi con agua caliente y burbujas como a su Omega le encanta. Además de llenarlo con algunos pétalos para perfumar más la habitación, aunque está seguro que el aroma de Blitzo sería más que suficiente si tan sólo lo emanara más fuerte y con cariño.

—Se que se acaba de casar y ya me imagino que cambiará en él. Pero está seguro, y perdone si lo ofendo... — se escuchó una breve pausa. — ¿Qué su Omega no se casó con usted por el dinero? Intenté investigarlo como me lo pidió hace semanas, y la verdad hay huecos en lo que él le contó de su trabajo y su supuesta vida en Los Ángeles. — se apresuró a decir, ciertamente nervioso.

—Mi Omega no es esa clase de persona, — dijo ciertamente molesto. ¿Cómo no estarlo si hablan mal de su pareja?— y aunque así lo fuera no me importaría por qué lo enamoraría, nadie se ha resistido a mí jamás. Él tendrá a mis cachorros, ¿Entendiste? Y más vale que no sugieras otras cosas sobre él de esa manera, si no quieres estar en un grave problema conmigo.— dijo amenazante, y sólo escucho varias disculpas y súplicas para que lo perdone.  Suspiró pesadamente. — Ven mañana al medio día. — dijo para finalizar la llamada sin esperar respuesta de uno de sus tantos abogados que tiene.

Todavía recuerda con nostalgia cuando contrato a un detective privado para investigarlo cuándo comenzó a sospechar de él, cuando apareció en su vida de forma extraña pero agradable al fin y al cabo.

—Necesito que estés aquí. — se dijo para si mismo saliendo de su baño.


Palabras: 2, 444
Fecha de publicación: martes 14 de enero del 2020.
Escritor: JaquiiAleWorld
Au: Omegaverse - Human
Historia: "Essencia"
Nota del escritor:

Debería estar durmiendo, apenas ha pasado una hora desde que actualice "Polvo de Ángel". Y me puse a editar está parte, llevo semanas sin actualizar ahre.

En fin, ojalá les guste.

(La imagen que puse me da miedo el Blitzo por qué parece no tener rostro)

Aún así, ¿Qué les pareció?

¿Cuando vendrá los cachorros?

Nos vemos la próxima!

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