seventeen.

La madre de TaeHyung había vuelto de Malasia, pero su pequeño hijo no se veía muy contento con ello. La mujer notaba la sonrisa forzada que su hijo le daba y no entendía por qué, si cuando tuvo que dejarlo por temas de trabajo había llorado noches enteras, lo sabía porque cada vez que lo llamaba su voz se quebraba y le decía que la extrañaba un montón.

TaeHyung no sabía cómo decirle que tenía un novio, y que además de todo era esquizofrénico.

¿Por qué se estaba sintiendo mal de la nada por decir ello? No es que se avergonzara de la enfermedad de JiMin o algo... O quizá un poco, solo con su madre, no era para nada fácil.

¡Ella ni siquiera sabía que le gustaban los hombres! Y ahí por qué tanta felicidad fingida, sentía que temblaba como chihuahua con frío.

—¿TaeHyungie, bebé? —la mujer se acercó a la puerta de la habitación del nombrado y dio pequeños golpecitos en esta—. ¿Estás? Podríamos salir a la ciudad, como lo hacíamos antes.

La mujer extrañaba en demasía a su hijo, pero últimamente se había estado comenzando a comportar de una manera inusual. Quizá fueron los cambios hormonales, pero nunca recordó que su hijo se encerrara en su habitación para evitarla, ¿estará enojado por haberlo abandonado en Corea sin habérselo llevado consigo? Sí, quizá era eso.

Kim por otra parte estaba hecho bolita en su habitación pensando en qué hacer o cómo actuar en esas situaciones. Por mensajes le había rechazado una cita a JiMin sin explicación y si salía junto a su madre se sentiría bastante mal, ¡más si llega a verlo por las calles! Encima JiMin ni siquiera sabía cómo lucía su mamá, era bastante joven y podría confundirse perfectamente.

La puerta del departamento fue tocada un par de veces y Tae escuchó pasos que se alejaban de la puerta de su habitación. Recién ahí fue cuando TaeHyung se sintió un poco menos observado (porque sí, era tan infantil y nervioso que pensaba que quizá su madre podía verlo incluso si la puerta de su habitación estaba cerrada), a lo cual tomó su celular y vió como cien mensajes de JiMin.

Diablos, no le había dado explicación alguna.

Pudo leer el último mensaje “iré a ver cómo estás, me preocupas TaeTae”, y eso bastó para que una alarma sonara en su cabeza y saliera rápidamente de su habitación.

Tropezó con una de sus hojas de estudio que había dejado tiradas debido al estrés escolar y llegó hasta donde su madre, casi cayéndose en frente de esta.

—¡Yo abro! —dijo rápidamente TaeHyung y su madre asintió brevemente con su cabeza, dándole espacio a su hijo para que pudiera abrir la puerta y se alejó del lugar, yendo hasta la cocina. Ahí podría preparar la comida, ya que era algo tarde y su hijo no había salido desde ayer en la noche de su cuarto—. JiMinie... —murmuró cuando abrió la puerta.

—¿Estás bien? ¿Estás enfermo? Luces algo cansado… —el castaño ladeó su cabeza al notar sus mejillas algo rojas y como soltaba un que otro jadeo por lo bajo.

Kim intentaba hacerle señas para que supiera que no estaba solo en casa, pero JiMin pareció no comprender esas señales y se acercó para poder dejar un corto besito en los labios de su novio, pero Tae se alejó rápidamente, logrando que sus labios no hicieran más que un simple roce.

—P-pasa.. —el de mejillas abultadas se hizo a un lado para que JiMin pasara, pero este solo le miró haciendo una muequita algo triste por haber rechazado su beso.

Perdón Hyung... pensó.

Park se adentró al hogar del menor y notó como en la cocina había una mujer... O la sombra de ella, no la veía muy bien, ¿sería otra alucinación o TaeHyung también podía verla?

—Má —llamó Kim a la fémina, haciendo que esta asomara su cabeza, viendo a su hijo junto a otro chico—. Él es JiMin... Un amigo —dijo rápidamente, no le gustaba mentir ni mucho menos mentir con ese tipo de cosas. Perdón de nuevo, Hyung, pensó. —JiMinie, ella es mi mamá.

Park miró algo extrañado a Tae, ¿amigo? Ahora estaba más confundido. Pero cuando escuchó que aquella señora era prácticamente su suegra supo entender un poco lo que pasaba… TaeHyung no quería presentarlo como su novio. Haría como que no le dolía, pero quizá tenía sus razones para no hacerlo, tampoco iba a apresurarlo. Debía ser comprensivo con ese tipo de situaciones.

—Hola, JiMin —la mujer sonrió—. TaeHyung, podrías llevarlo a tu habitación para que hablen un rato, pronto tendré lista la comida

Kim asintió obedientemente con su cabeza y tomó la muñeca del mayor para guiarlo a su habitación, más cuando salieron de la vista de su madre, bajó su mano para unirla junto con la de JiMin y entrelazar sus dedos con los suyos.

Tae con su mano libre abrió la puerta de su habitación y pasó junto a su pareja para poder cerrar con seguro después. Se acercó al mayor y unió sus labios con los del adverso con deseo, saboreando el dulce natural que Park tenía en sus labios. Sus manos ahora viajaron hasta las mejillas de este mientras que JiMin llevó sus manos hasta la cintura del menor.

—Lo siento —susurró por lo bajo, separándose de los labios del mayor para poder unir la punta de sus narices con cariño, derrochando amor con su mirada unida en la mirada de JiMin.

El castaño sonrió suavemente y robó un casto beso de los labios del menor. No le importaba que le dijera amigo en frente de su madre -bueno, en realidad sí le importaba, le dolía un poco por el hecho de que él nunca lo había negado en frente de su madre-.

Te niega porque se avergüenza de nos-

—Maldita sea, olvidé mis pastillas.

Kim hizo un leve puchero y abrazó el cuerpo del mayor, quien correspondió el abrazo algo molesto consigo mismo por olvidarse de algo tan importante. Al menos no podía verlos ya, solo a veces, pero al haber seguido su tratamiento al pie de letra solo podía oírlos, estaba mejorando. Una vez más, gracias a TaeHyung.

Los minutos pasaron y ahora los tres estaban sentados en la mesa de aquel comedor con sus platos servidos. La única que comía era la madre, porque los otros dos chicos estaban algo nerviosos, más Tae.

—¿Les comió la lengua el gato? —preguntó la señora, y las mejillas de TaeHyung se prendieron en rojo cuando miró hacia JiMin.

—Solo no tengo tema de que hablar —respondió JiMin con tranquilidad, sonriendo al ver la vergüenza que irradiaba Tae.

La señora Kim notó la vergüenza de su hijo y las miradas que se lanzaba con JiMin, ¿se había perdido de algo...? No, no podía ser, su hijo no era homosexual… ¿o sí?

—¿Y tienes novia, JiMin? Eres bonito, seguro tienes una linda chica a tu lado —ella sonrió, pero JiMin solo sonrió de manera ladina demostrando un poco de su disgusto ante aquella pregunta; ¿por el hecho de ser bonito tenía que tener pareja? Encima, ¿por el hecho de ser hombre debía tener una chica?

—La verdad yo-

—¡Ah sí! Es muy bonita su novia —Tae sonrió ampliamente—. ¿No, Hyung?

—Sí... Es hermosa.

Pasaron aproximadamente un par de horas, JiMin estaba a punto de irse de la casa de Kim, pero de todo el tiempo que estuvo junto a él no pudo ni siquiera abrazarlo o mirarlo, necesitaba darle aunque sea un pequeño besito de despedida, pero no podía, porque la madre de TaeHyung vivía apegada a ellos y debía retener sus ganas de amarlo.

—Hasta luego, TaeTae —JiMin se despidió del menor. Estaba ya fuera de la casa, Tae estaba del otro lado del marco de la puerta, se notaban sus ganas de querer darle aunque sea un corto besito en sus labios.

—Hasta luego, JiMinie...

Y no lo soportó más, TaeHyung se lanzó a los brazos del mayor y dejó un casto beso en sus labios del mayor, quien correspondió sin pensarlo dos veces.

Pero ninguno se dio cuenta de que la madre de Tae veía todo desde la puerta de la cocina.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top