eleven.

Ambos llegaron finalmente a la casa de Park. Estaban bastante exhaustos como para hacer cualquier cosa, pero TaeHyung se sentía extrañamente nervioso y ansioso ante los recuerdos de lo que acababa de suceder. Los labios de JiMin se sentían aún sobre los suyos, podía sentir su dulzura y calor, pero Park estaba abriendo la puerta. Era extraño.

—Pasa —el mayor hizo un ademán con su mano para que el menor se adentrará en el hogar y finalmente pasó detrás de él. Cerró la puerta detrás suya y encendió las luces del lugar para finalmente encaminarse hasta su habitación.

Se dieron cuenta que la madre de Park no estaba en casa, así que supusieron que era mejor así, sin su madre yendo a cada segundo a tocar la puerta para preguntar si necesitaban algo. No era que no la apreciaran, solo que a veces llegaba a ser bastante insistente.

Tae cayó rendido en la cama del mayor aún sintiendo sus mejillas calientes y alzó su mirada cuando sintió un cuerpo a su lado, sabiendo enseguida que se trataba de JiMin acomodándose también en la cama. Estuvieron en silencio un largo rato hasta que Kim se armó de valor y se acercó al rostro del mayor, uniendo sus labios con delicadeza y deseo.

Park no hizo nada más que corresponder en calma y poner ambas manos sobre la pequeña cintura del más alto. Después de unos minutos compartiendo besos, rozando sus labios y unir sus miradas, el menor se sentó sobre el regazo de JiMin, continuando con aquellos besos.

La habitación poco a poco se fue llenando de los sonidos de los rosados labios de ambos uniéndose y separándose. Ambos sentían un montón de emociones desbordando sus corazones, inundando sus pechos con amor.

JiMin decidió tomar la iniciativa a algo nuevo, girándose para poder quedar encima del menor, apoyando su cuerpo con sus piernas y una de sus manos, mientras que la otra acariciaba la mandíbula del más alto, mordiendo sus labios con suma suavidad.

Ujum...

JiMin se separó con rapidez, asustado, mirando hacia todos lados de la habitación con confusión. Su mirada topó con la de una figura alta y negra, la cual estaba apoyada en el marco de su puerta con indiferencia.

—¿Hyung? —el menor se sentó en la cama, girando su mirada hacia la puerta—. Ahí no hay nada, Hyung.

¿Qué hacían?

—N-Nada —el mayor se dignó a soltar una palabra y tomó la mano del menor, buscando calmar su corazón.

—JiMin hyung, realmente no está ahí —Tae entrelazó sus dedos con los deditos del mayor, obteniendo un leve asentimiento de su cabeza—. Creo que será mejor dormir, ¿no cree?

Park le miró finalmente y asintió con su cabeza, recibido de la hermosa sonrisa del de mejillas abultadas.

Pero él seguía ahí.

Las horas pasaron y TaeHyung estaba completamente dormido a su lado, abrazándolo casi sin fuerza debido a que su consciencia estaba simplemente descansando. Sus pastillas estaban en el living/comedor de la casa, no quería levantarse por miedo a aquel amigo que estaba mirándolos con una sonrisa plantada en su rostro, además de ello no quería levantarse y despertar a Tae. Sabía que este tenía sueño ligero y podía despertarse en cualquier momento.

Sabía que nos abandonarías por él —una leve risa apareció y el corazón de JiMin tembló, doliendo en su pecho. ¿Por qué no podía simplemente irse y dejarlo solo?

—Él me trata mejor que ustedes —JiMin susurró y la sombra colosal solo miró hacia el pasillo de la casa. Ahí estaban los demás, Park podía sentirlo.

Aunque no lo merezcas.

Tragó en seco y bajó su mirada hacia el rostro del menor, quien estaba plácidamente dormido a su lado. Podía notar sus pestañas caer con gracia sobre sus mejillas, su naricita, sus cejas... TaeHyung era perfecto, pero él estaba enfermo y quizá ellos tenían razón. No lo merecía.

Alzó su mirada nuevamente y se espantó al verlo aún más cerca, justo detrás de TaeHyung, viéndole de una manera petrificante.

—Aléjate —el de ojos almendrados habló y su ilusión no hizo más que ignorarlo.

¿Por qué debería de alejarme? No eres capaz de levantarte para buscar tu medicamento y serías capaz de enfrentarme —JiMin bajó su mirada un poco—. Deja de ser patético. Admite que no puedes protegerlo, después de todo ni siquiera puedes protegerte a ti. Maricón.

Ya harto de sus palabras, JiMin se levantó de la cama y fue rápidamente hasta el living del lugar. Se tropezó con uno de los muebles que su madre tenía y cayó al piso, sintiéndose la persona más inútil del mundo. Sus ganas de salir corriendo incrementaron en él cuando los cinco de sus supuestos 'amigos' se acercaban a su cuerpo tendido en el suelo y lo rodearon, observándolo fijamente con gracia. Todos comenzaron reír y JiMin se sentó en el suelo, sintiéndose avergonzado de sí mismo.

—Ni correr puedes hacerlo bien.

—Anda, mira. ¿Encontraste lo que se te cayó?

Comentarios así no faltaban, realmente estaba odiando su falta de capacidad para hacer algunas cosas que necesitaba hacer, porque siempre fracasaba en sea lo que sea que se propusiera.

El más grande de sus amigos se agachó ante él y le extendió una mano, sonriéndole de lado. Cuando JiMin inocentemente iba a tomarla, la sombra alejó su mano y rió en alto, burlándose de lo ingenuo que había sido.

—Los odio —JiMin se levantó por su propia cuenta y sus piernas flaquearon al ver que los ojos de sus amigos cambiaban de un brillante color blanco a un color opaco rojizo—. ¿Q-qué? ¿se ofendieron acaso?

Te dejaremos tranquilo y seremos amigos como antes si te alejas del chico.

Park tragó en seco y miró en dirección a su habitación, lugar donde TaeHyung se suponía debía estar dormido en su cama, acurrucado en las sábanas.

Es lo mejor para todos. Para TaeHyung, porque no tiene que hacerse cargo de un enfermo como tú y para nosotros, porque volverás a confiar en nosotros. Valga la redundancia.

JiMin lo pensó y asintió con su cabeza bastante suave, un movimiento que casi ni se notó por la oscuridad. Pero sus amigos, al ser parte de él supieron que había aceptado el trato.

¿Qué estaba haciendo?

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