eight

MinHo y JiSung no se habían dignado a decir ni una palabra en todo el camino a casa de MinHo. JiSung resopló buscando palabras para decir y intentar formular. Debía encontrar un tema de conversación porque personalmente aquel silencio no le gustaba para nada.

Su vista bajó y notó que la mano derecha de Lee temblaba levemente, como si de una extraña especie de tic se trarase. Realizó un leve puchero sobre sus labios y su mano izquierda viajó lentamente por el espacio hasta encontrarse con la mano del mayor. La tomó con suavidad y MinHo le miró, haciendo que sus corazones latiesen con fuerza y sincronía cuando sus miradas se unieron en un punto.

—Te quiero mucho —susurró Lee y le regaló una suave sonrisa, atreviéndose a entrelazar sus dedos con los dedos de Han. —¿Lo sabías?

Han negó levemente con su cabeza y le devolvió la sonrisa, acercandose un poco al cuerpo contrario.

—No lo sabía, pero... —sus ojos viajaron hasta los ojos contrarios nuevamente y cuando halló el valor continuó hablando. —Yo a usted lo quiero más, mucho mucho más. No sabe cuanto.

Ambos sonrieron con ternura y continuaron su camino hasta llegar a la casa de MinHo. Ambos pasaron y saludaron a la madre del dueño de casa. Pasaron una tarde bastante agradable, sin interrupciones de los amigos imaginarios de MinHo, quienes la mayoría de las tardes no le dejaban en paz.

La noche cayó como un velo de bodas sobre la novia, solo que la novia en esta ocasión era la ciudad. JiSung y MinHo tenían ambos puestos ya sus pijamas dispuestos a irse a dormir, Lee fue más rápido y tomó suavemente de la muñeca de Han para guiarlo hasta su habitación.

Ambos dejaron sus cuerpos sobre el colchón y se cubrieron mutuamente con las cálidas mantas de la cama. Han suspiró suavemente y se acercó al rostro del mayor para dejar un casto beso en la punta de la nariz del otro.

—¿Puedo preguntar algo? —Han habló de manera baja, aprovechando aquella situación para salir de sus dudas.

—Ya lo has hecho —bromeó Lee, quien recibió un leve golpe del más bajo. —Yah, solo era una broma —se quejó y sobó su hombro –,la parte golpeada por el menor–.

—¿Qué hablaron con Felix? —Han alzó su vista hasta el de cabellos castaños y aprovechó el momento en el que Lee pensó que responder, cruzando delicadamente sus brazos por el cuerpo del otro, uniendo a ambos en un cálido y afectuoso abrazo.

—Él te pidió que te fueras porque pensó que.. Bueno, no sabías de ellos. Entonces, me preguntó cómo seguía con mi “enfermedad” y demás, cosas así. —Lee le sonrió nuevamente.

—Uhm..., vale —el de rasgos faciales similares al de una linda y tierna ardilla –a los ojos de MinHo,– le sonrió nuevamente y sintió como sus celos salían de su ser. Al fin no sentía aquella presión en su estómago y podía respirar el aire nocturno con mayor facilidad. —¿Sólo eso?

MinHo asintió con su cabeza en respuesta al menor y éste se sintió claramente más tranquilo. La mano de Lee se dirigió a la mejilla del otro y comenzó a acariciarla con suavidad y cariño, el que recibía los mimos en su mejilla se dejó hacer y cerró sus ojos para aprovechar aquella cercanía.

—Sunggie —susurró Lee. —Sinceramente, uhm... Pensaba en decirte esto en una carta, como las que me escribiste, pero...

—E-Espere —Han sintió sus mejillas claramente más tibias y se alejó un poco del otro. —¿Leyó las cartas..?

Lee asintió con su cabeza y soltó una suave risa al notar el nerviosismo del menor. Se atrevió a dejar un casto beso en la frente de Han y éste sólo se limitó a suspirar avergonzado, dispuesto a seguir escuchando lo que el mayor decía con vergüenza.

—La cosa es que... Siento exactamente lo mismo, no lo comprendo. Pero cada vez que te veo, yo... Siento que algo en mi corazón está mal, late muy rápido y no lo entiendo. No me gusta que mis amigos te vean como su ellos fueran un perro hambriento y tú fueras un filete, realmente no me gusta...

El corazón de Han no podía estar más inquieto que en ese momento, ¿en serio lo que estaba escuchando era real? Era increíble, sus mejillas habían tomado color y sus labios temblaron un poco sin saber que hacer o decir.

—Entonces —continuó Lee. —Te amo, te amo mucho. Odio que cuando estás tú todo cambia, pero a la vez no lo odio. Odio no saber qué haces con mi cabeza o mi corazón, porque cuando tú estás conmigo todo se vuelve más claro...

JiSung sonrió y sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas. MinHo notó esto y amó lo hermoso que se veía el brillo en los hermosos ojos que tenía Han en su rostro. Ambos suspiraron al unísono y se acercaron a sus rostros como si de telepatía se tratase. Sus labios se unieron en el mismo punto y ambos disfrutaron se todas aquellas sensaciones y sentimientos que los labios contrarios les brindaban.

Lee fue más rápido y comenzó a mover sus rosados labios sobre los labios de JiSung, haciendo suaves sonidos que resonaban a lo largo de las cuatro paredes que los mantenían dentro. Sus bocas comenzaron a jugar de manera lenta y afectiva, quizá ambos estuvieron esperando aquel momento desde hace mucho tiempo.

Ambos juraban que podían oír los latidos del corazón del otro mientras sus labios danzaban al ritmo de una canción que solo ellos podían escuchar, porque solo ellos sabían qué era amar a su propia manera.

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