Ella No Es Tú

El tiempo fue corriendo muy lento para ambos, aún tratando de procesar la noticia, milo seguía sin creer lo que pasaría dentro de pocas horas.

Se casaría, se uniría con la, que se supone, chica de sus sueños, pero por alguna extraña razón no estaba del todo contento. Ahorita mismo  debería estar saltando de alegría al ver los buenos frutos de su plan, pero no, no estaba feliz. Por extraño que sonara para él, no lo estaba.

Los minutos pasaban muy lento y no lograba caer dormido, la luz de la luna y del hotel filtraba sutilmente en su habitación, sumado con el cuarto  de al lado, en donde shoko buscaba un vestido adecuado para su pronta boda, solo ella sonreía de felicidad.

Era la única que estaba feliz.

Pero no sabía por qué ¿por qué? ¿Qué pasó realmente? Sabía que ella era la indicada pero, aún así, algo en su pecho le decía que no contunuara con aquella farsa, si daba ese paso tan grande solo significaría que camus se iría, definitivamente de su vida. El doncel le había hablado de una oportunidad laboral en Estados Unidos, pero obviamente no había aceptado porque quería seguir trabajando para él, aún. Pero si milo llegara a casarse sería un golpe fuerte, no soportaria no encontrar a aquel hermoso hombre esperándolo en su consultorio, con esa sonrisa que alegraba su día, aquellos malos chistes que sólo ellos lograban entender. Pensar en que ya no lo vería le oprimia el corazón.

Camus... Aun no lograba quitarse de la mente aquel rostro desilusionado por su pronta boda, se sentía culpable, no sabía la razón pero lo sentía. Seguía pensando en él, en los buenos momentos que compartieron en esas pocas vacaciones, siendose sincero disfrutaba la compañía de padre e hijos, aquellos diablillos que le sacaron varias carcajadas por sus locuras... Pero sobre todo, no lograba borrar la hermosa sonrisa del peli agua.

Era inevitable sonreír con una sola palabra que camus formulara. 

Se había dado cuenta que lo hacía cada que cruzaba palabras con él, ver sus gestos, y los consejos que siempre le daba para no ilusionar a muchas de sus citas de una noche. Siempre estuvo para él. Hasta de cubrir sus estupideces.

Y él también lo estuvo en sus momentos difíciles como padre soltero.

¿Pero por qué pensaba tan seguido en él? Ya se había recriminado por varios años, sabía de los sentimientos de camus hacia él, pero él tenía en claro su orientación. Sin embargo los años que pasaron conviviendo fortaleció más el sentir de camus y, sin darse cuanta, las de él mismo.

Pero aún seguía dudando. No quería equivocarse otra vez.

El que no pasaba una buena noche también, era camus. Aun asimilando que en pocas horas el hombre que amaba se casaría con alguien más, alguien que no era él. Debía de aceptarlo.

Sabía perfectamente que solo fue un extra para las mentiras de milo, según él sus sentimientos por éste habían desaparecido, pero claro que el amor vuelve, no importada el tiempo o la situación; esas vacaciones habían sido de ayuda para que aquel sentimiento creciera más.

Pero su realidad era otra, sabía que a milo no le gustaba los hombres, pero entonces... ¿Cómo explicaría lo que pasó en el pasillo? O tal vez y al final si era mutuo el sentimiento, aun así no quería hacerse falsas ilusiones, no quería lastimar a shoko diciéndole que aún amaba a milo.

Trató de dormir, más no lo logró. Su insomnio despertó al mayor de sus hijos. Tanto isaac y hyoga sabían de los sentimientos de su madre hacia el Doc. Antares. Por esa misma razón trataron de comportarse para que el moreno logre corresponder a su madre, pero claro que al final fue en vano.

No le tenían resentimiento, claro que no, Milo había demostrado ser un buen amigo adulto. Y apoyarían a su madre en las decisiones que tome.

Así que ambos hermanos abrazaron a camus, brindándole su apoyo, el francés sonrió y besó a sus dos hijos, no importaba la decisión de milo, de todas formas, hyoga e isaac siempre serían su prioridad, por ellos era feliz.

Sin embargo esa noche milo reaccionó a sus sentimientos, lo sabía, ya sabía su respuesta, o eso quería hacerse creer, pero sabía que dañaría a uno: no importaba a quien eligiera, uno saldría lastimado.

Y éso era lo que menos quería.













El sol salió a relucir en poco tiempo, tanto los turistas y los empleados empezaron con su rutina diaria, pero claro que algunos preparaban las cosas que shoko les había pedido.

Era casi medio día cuando camus decidió salir para dar una vuelta, lo malo que en recepción estaba shoko, hablando con aquel encargado. No quería toparse con ella y trató de evitarla, su mala suerte era su fiel amiga, pues shoko sintió su presencia y rápidamente fue con él.

—— de verdad quedaste... Totalmente hermosa. —— Sonrió con sinceridad, era verdad, milo sería feliz con tan bella chica, lo sabía y no quería arruinar la felicidad de su amigo.

—— ¿tú crees? Gracias. —— pero la sonrisa de la chica desapareció, estando ahora un poco nerviosa. —— ¿puedo hacerte una pregunta?

—— claro.

——... ¿Tú aun estas enamorado de milo? —— aquello tomó por sorpresa al chico, y claro que trato de negarlo y reír para no delatarse. Lo siguiente que shoko le dijo lo dejó más atontado. —— porque yo creo que él... Él aun... Podría estar enamorado de ti.

Mentiría si dijera que no se sintió un poco feliz por aquello, sus ojos se habían iluminado y un ligero rosa adornó sus pálidas mejillas.

—— ¿en serio?... ¿Por qué estas diciendo eso?

—— él es sonriente cuando tú estas cerca. Y se ríe de tus chistes, nunca de los míos.

—— shoko... Créeme. No hay nada entre milo y yo. Sólo es... No sé... Somos familia. —— concluyó con dolor, pero oculto. Señalando ahora a la chica. —— tú eres la chica indicada... Incluso me lo dijo anoche.

La pelirroja extendió su sonrisa y abrazó a camus, agradeciéndole y aliviada de que milo en verdad la ame. —— gracias, es un gran alivio, enserio, porque jamás podría ganar si compitiera contra ti.

Sus propias palabras le dolieron, era definitivo, debía de soltar a milo y que sea feliz, con eso cerraba su lucha por él, ya no quería seguir, debía dejar que milo cumpliera su sueño de casarse con su chica ideal, su corazón su oprimio al ver al responsable a una tienda de distancia, estaba con sus hijos, comprándoles ropa para la dichosa boda, la que se celebraria a medio día, en poco tiempo.

Sonrió y le deseó buena suerte en sus pensamientos, después de todo, estaba feliz por él. Su amigo y único amor platónico.

Momentos después estaba en la playa, más específico en el pequeño bar de esta. Tratando de que el tiempo pase rápido e ir por sus hijos y pasar todo el día con ellos.

Concentrado en sus planes mientras bebía un coco, tranquilo y con paz.

—— ¡camil~! ¡Camil~!

Maldijo su mala suerte por enésima vez, saori estaba radiante como siempre. Ambos se saludaron con un abrazo.

—— que divertido estuvo anoche. Aun no entiendo que trampa hiciste. ——Bromeó la chica, rio en respuesta por su juego, en parte lo agradecía, puede que sus tonterías lo alivie un poco. —— oye ¿dónde esta milo?

O talvez empeoraría su estado.

Ya no podía seguir mintiendo, mientras más lo hacía, más daño se causaba.

—— saori, milo... Milo esta en su boda.

La joven millonaria por poco y se atragantaba con su piña. —— ¿Cómo dices?

—— jamás fui su esposo... Fue una mentira que yo inventé.

—— ¡¿Por qué?! —— jadeó la chica sorprendida.

—— esque... No tolere la idea de que tú supieras la verdad. —— saori se ofendió un poco a su respuesta, pero al chico ya no le importaba, le diría todo para desahogarse. —— y si: Soy padre soltero, tengo dos hijos a los que amo más que a nadie en el mundo, conduzco un Honda, aun tengo Internet telefónico, saque un promedio de 7.8 en la universidad y no de 9.2. Y ya que te estoy diciendo la verdad... Le decimos tu nombre al excremento.

Saori ya estaba más que fregada con toda la información, pero en parte quería reír por lo irónico que sonaba.

—— y trabajo para milo como asistente, es todo. —— concluyó más aliviado.

—— ¿en serio? Jamás... Jamás había creído eso, camus... si tienen una gran conexión.

La pelilila estaba más que confundida, varios claro que no creerían la historia del chico, porque a leguas se veía una conexión especial en ellos... Hasta los pequeños niños que conocieron lo notaron.

—— es grandioso. —— suspiró camus—— es un gran sujeto... Y tal vez estoy enamorado de él pero, eso ya no importa en este momento porque el está desposando a otra persona... Justo ahora.

Saori quedo en silencio por varios segundos, entendiendo a su amigo, y sabiendo que era sincero en sus palabras.

—— lo de saga y yo se acabó. —— soltó de golpe. Sorprendiendo a camus.

—— ¿Qué? ¿Qué fue lo que pasó?

La chica suspiró cansada. —— pues de entrada, es gay.

—— ¿es gay?

—— Mhm miralo nada más. —— señaló al mencionado y ambos voltearon.

Ahí estaba saga, a una poca distancia de ellos, y adivinen, estaba coqueteando con, nada mas y nada menos, que aquel apuesto conductor de la noche anterior. Ambos hombres sentados en una pequeña mesa, mientras que saga jugueteaba con los mechones castaños de Aioros, y éste claro que disfrutaba de su tacto. Los dos sumergidos en su mundo.

—— saori ¿te digo algo? —— dijo camus, aun observando a la acaramelada pareja. —— anoche cuando levanto el coco con el trasero debió darte algún indicio.

La chica rio, contagiando a su amigo, ambos divertidos por la situación. —— lo he visto hacer eso con el jabón.

Por primera vez, en ése día, camus había logrado sacar una verdadera sonrisa, aunque fue curioso ver de nuevo a aquel par, les causaba gracia pues saga se comportaba de manera diferente con aquel moreno.

—— que raro es ser franca. —— reconoció saori al parar de reír con su amigo, por la rara situación que estaban pasando.

—— si. Por qué no intenté decirte toda la verdad desde el principio.

—— no lo sé. —— ambos se sonrieron, esta vez sin la hipocresía de por medio, una sonrisa reconfortante que ambos necesitaban.

Aun sonrientes ambos se abrazaron, saori quedó enternecida al ver a camus así, hacia mucho que no recordaba el cariño que ambos compartían en la preparatoria.

Antes eran los típicos amigos que vivían del chisme, criticando por diversión a sus compañeros y compartiendo sus tiempos libres.

—— Awww~ que lindos. Es lindo decir la verdad ¿no creen? —— camus quedó paralizado al reconocer aquella voz... Milo estaba junto a ellos. —— ¿estabas diciendo la verdad de estar enamorado de mí?

—— ¡uy! Los voy a dejar solos.

Saori corrió para dejar a ambos tortolos, en ese corto tiempo milo observó a la nueva pareja, en parte no le sorprendió. Ya lo veía venir.

—— ¿y am... Dónde, dónde están mis hijos?

—— con shoko, los llevó por un helado.

Camus entonces se quedó más nervioso, no por su presencia, sino porque el moreno había escuchado su plática con saori.

—— ¿y-y qué tal la boda? —— preguntó tratando de desviar aquel tema.

Fue entonces que milo se removió en su asiento. —— escucha. Estando en la cima de aquel hermoso acantilado... Comencé a ver de reojo hacia el pacífico, y entonces me dije; wow... Estoy apunto de iniciar mi vida con la persona que amo. —— camus escuchaba todo, atento y tratando de no desvordarse por las palabras que el contrario decía, sin embargo, a cada palabra, milo lo veía con un gran brillo en sus ojos, algo en lo que no quería ilusionarse y confundir las cosas. —— y el único problema era... Que la persona que amo no estaba conmigo.

Los ojos del peli agua brillaron inconscientemente. —— ¿no estaba?

—— no estaba ahí... —— respondió con suavidad.

—— ¿y... No te casaste? —— otra negación en respuesta. —— ¿no lo hiciste?

—— dime, ¿no te parece que algo lindo está pasandonos? ——Sonrió, tratando de dar a notar su punto, pero camus trataba de negar.

—— milo, yo... ¿Qué pasará cuando no sea un cuento de hadas, y te despiertes y veas que esto es real?

—— tú eres lo único real que he tenido siempre en mi vida.

——Ayy, milo por favor... —— se avergonzó por un momento, pero sentía que no era suficiente, pues él ya era alguien mayor. —— ella es hermosa y yo no tengo veintitrés años... Soy muy distinto...

Sin que se diera cuenta, cada palabra que decía más aumentaba el acercamiento que milo tenía en él, más quedaba en claro su sentir.

—— es linda, de verdad lo es. Sólo hay un problema... Ella no es tú... No es tú.

—— tengo dos hijos... —— trató de excusarse, no quería perderlos por su causa. —— y no los arrojare a un barranco, ¿si entiendes?

—— adoro a esos niños más que a nada en el mundo, macho. —— ambos rieron al recordar el acento que isaac usaba para tratar de aligerar el ambiente. Milo sonrió al ver la relajación del doncel. —— quiero estar con esos niños veintitrés horas al día.

—— ¿que hay de la hora restante? —— preguntó curioso.

El moreno sonrio pícaro, haciendo obvia su respuesta, camus igual imitó su acción, tímido al imaginarse estando con él.

Segundos pasaron de solo verse, hasta que milo acortó la poca distancia que los separaba... Besando al hermoso chico.

Ambos suspiraron al separarse, juntando sus frentes y riendo de alegría al saciar su deseo de probar sus labios, pero ahora sabían que ya no debían esconder su emociones frente al otro. Ahora ya estaba claro.

Al final ambos cumplieron sus sueños; milo de casarse con la persona ideal, y camus de formar su familia soñada.

Pues todo salió bastante bien para todo el mundo, el enano nado con los delfines, y claro que no sólo eso; Camus se llevó la gran sorpresa al ver a su pequeño hijo de la mano con un pequeño peli verde, demasiado tierno para su gusto, y la causa de su desmayo fue cuando hyoga dijo que era su novio.

Shoko conoció a un apuesto chico de su edad al regreso.

Es isaac estaba por comenzar un curso de tres semanas, junto a Surt.

Y de milo... Al fin usaba un verdadero anillo de bodas, claro que más de una mujer aún se le insinuaba o preguntaban por su esposo. Claro que ahora no incluiría las mentiras del pasado: porque tiene un esposo que no lo golpea, no lo engaña, no bebe... O, bueno, que no bebe tanto. Y con la que pasará el resto de su vida... Un hermoso doncel llamado Camus.

Sin duda estaba más que feliz de elegir al correcto.

—— ¿le gustaría bailar con su esposo, Dr. Antares?

Camus estaba radiante, era su fiesta de bodas, en donde milo disfrutaba ver a toda su familia y amigos, felices de verlo formar su más anhelado sueño. Y él, como un loco enamorado, observando al hermoso ser que tenía por esposo, estaba más que feliz.

Aquel smoking blanco y las pequeñas flores en su cabello lo hacían sonreír por su suerte, el estar enamorado de aquel hermoso chico, simplemente no podía creerlo aún.

Recibió gustoso el beso que le brindó su, ahora si, esposo.

—— claro que si, Sr. Antares.

Por muy increíble que sonara, saori había sido invitada a la boda, y no sólo ella, también la actual pareja; Saga y Aioros. Pero claro que saori no odiaría al moreno, hasta a ella le había gustado.

Por su parte, la popularidad de Surt aumento, cuando alguien había grabado su "hazaña" al salvar a la obeja, y claro que la palabra 'popularidad' sumado a 'heroe', o al menos éso creen, aumentaba el interés de las chicas, siendo revoltosas que un enjambre de abejas.

Karótou, o más bien, Surt, estaba más que feliz al tener a varias peleando por él, y eso nos enseña algo: los sueños is llegan a cumplirse.

Pero claro que los más felices eran la pequeña familia. Ambos hermanos contentos al ver a su madre sonriente y en parte entusiasmados, porque ahora no había preocupación en sacarle dinero a su nuevo Papá.

Pero eso no importaba, milo sabía que ambos eran posesivos con camus, mientras le cumplía los caprichos, él disfrutaba más tiempo con su amado.

Y si. Al final fueron una hermosa y feliz familia. Y claro que aquello trajo a un nuevo integrante.

Al final sólo serían los pequeños hermanos que cuidarían de la pequeña rubia, Natassa.

Claro, claro, cada mañana, día, año o siglo, era una bendición para milo al tener a su familia soñada. Por supuesto que si todo fuera un sueño, no le importaría buscar a camus, sin importar si éste estuviera del otro lado del mundo. Incluso lo esperaría en otra vida.

—— ¿Te imaginas que en un pasado fuimos caballeros de athena y nos enamoramos?

—— ¿otra vez con tus fantasías, milo?

—— lo siento, pero no puedo evitarlo.

Después de dormir a su pequeña, camus se acomodó en el pecho de su esposo. Suspirando y siguiéndole su juego.

—— ¿Quién sería Athena en tu perspectiva?

—— diría que saori. —— aquella respuesta desconcertó al francés. —— esque es demasiado amargada y con gran poder, y en parte nadie la quiere.

Camus rodó los ojos divertido. —— si el amor estaría prohibido entre caballeros ¿tú aun así seguirías conmigo?

—— si perdiéramos la cabeza por aquel pecado, yo daría mi vida por ti.

Aunque ya fuera tiempo en que se casaron, sus palabras siempre lograban sonrojarlo, sin saber que milo lo hacía a propósito para molestarlo después. Pero si lo decía en verdad.

—— mejor duerme, que mañana tenemos una crujía.

Milo suspiró, negando con la cabeza algo cansado.

—— no sé cuál es la maña de Surt al querer aumentar su tamaño.

—— claro que para sus acostones, me sorprende los malos gustos de las chicas.

Ambos asintieron en estar de acuerdo, pobre Surt, no sabía que las chicas solo lo buscaban por su gran tamaño, y aun andaba de necio en recurrir a la cirugía para la perspectiva de las demás.

—— te amo, cubito.

—— te amo... Bichito.

Milo Sonrió con ternura, eran pocas las veces en que camus le decía aquel apodo, por eso mismo apreciaba cada momento que pasaba con su familia.

Cada día era una nueva aventura. Y lo disfrutaría al máximo.

Así fue como, gracias al anillo matrimonial, milo cumplió su sueño de tener a un verdadero amor.

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