Capítulo 3 * Ser Tu Esposo*
-- te dije que eso del matrimonio falso iba a ser contraproducente. ¿por qué, no solo le dijiste la verdad?.
Horas después de aquel suceso milo regresó al consultorio donde le contó todo a camus, como siempre ha ido haciendo en todas sus conquista, el pelirrojo conoce toda la historia y la farsa del matrimonio.
-- ¿querías que le dijera la verdad? ¡Oh! -- pregunto viendo a su amigo acomodar su cabello el cual bufo a su pregunta. -- dejame practicar. Tú vas a ser ella un segundo. - le dijo.
-- ah! Claro, un segundo - fue moviendo su cabello de forma exagerada, el típico movimiento que hacian todas las chicas lindas.
--oye, no es así pero, pero, en fin. Solo uso ese falso anillo de bodas aveces...
-- eres un puerco - le interrumpio el pelirrojo volviendo a su escritorio.
-- ahg ayyy si - se frustró milo camino un tanto lento al sillón del consultorio.
Camus solo rio ante su respuesta pero el ver el caminar de su amigo pregunto. -- milo ¿Qué tienes? Caminas muy raro.
-- es mi espalda. Dormí en la playa anoche. - respondió adolorido sentándose en el mueble. -- enserio, duele.
-- ¿cuándo piensas hacer algo por tu columna? - le reprochó acercándose a él. - te debes de ejercitar más de una vez al mes. - finalizó entregándole una bolsa con hielo.
Siguieron discutiendo por unos segundos hasta que la puerta del consultorio fue abierta. Entrando en esta dos pequeños, el más grande era peli verde mientras que el pequeño era rubio.
-- papá camus, dame dinero. - le dijo el pequeño rubio.
-- hola, que gusto verlos, hijos -- pregunto sarcástico pero sus pequeños solo sonrieron. - por favor sean educados y saluden al doctor Antares.
-- ¿Qué tal, doctor Milo? ¿Cómo está usted hoy? - se presentó burlón el mayor con un acento un tanto extraño.
-- ¿y por qué ese acento? - pregunto divertido al pelirrojo.
-- esta practicando algunos acentos.
-- voy a entrar a un curso de actuación este verano, en realidad - le siguió el pequeño peli verde - seré el siguiente Zac Efron, doctor.
-- tú qué me dices amigo - se dirigió esta vez al pequeño rubio. -- ¿te gusta high school musical?
--no, me gusta californication.
-- ¿cuándo, en tu corta vida, has visto californication? - le pregunto serio el papá de los pequeños.
-- mime nos deja ver lo que queramos cuando llama a su novio -- respondió el peli verde defendiendo a su hermano. Ante tal respuesta todos voltean al mensionado el cual estaba hablando por teléfono con una gran sonrisa.
-- ¿novio? Se ve que eres muy estricto en casa. - le molestó milo a camus el cual solo regreso a su trabajo.
El pequeño rubio tomo aciento al lado de milo. -- Doctor milo. ¿Podría llevarme a Hawai para nadar con delfines?
-- ¿llevarte a Hawai? - pregunto devuelta - nah.
-- vi un reportaje en Discovery Channel. Dijeron que en Hawai puedes nadar con delfines si pagas - relato y milo asintio para continuar. - yo no puedo pagarlo y mamá dice que eres rico.
-- ¡Hyoga! - regaño el pelirrojo.
-- no, esta bien- le resto importancia milo --. Deberías buscar como ganar dinero talvez repartiendo diarios, o algo como eso porque la gente rica no le paga viajes a los demás, es por eso que se vuelven ricos. ¿Esta claro?
Trato de convencer al niño pero éste le siguió insistiendo, que terco eres hyoga.
-- pero mamá dice que haces colectas para niños todo el tiempo.
-- lo que hago de caridad solo es... Arreglar labios leporinos, niños deformes. No los llevo a Hawai. -- ese niño si que era un necio, y milo no sabía cómo zafarse de él. -- sería arrestado por eso.
-- ¿Qué tal si yo fuera deforme? -- siguió insistiendo el pequeño. -- ¿así me llevaría a Hawai?
-- así si podría llevarte, pero te dejaría allá porque no querría verte...
Y mucho antes de que el pequeño siguiera, su madre ya estaba devuelta en la habitación. -- muy bien, quiero el cambio de éste billete. Y quiero que me digan si en realidad comiste los alimentos que le compró.
Aquella última frase lo dirigió a su hijo peli verde mayor, el cual solo rodeo los ojos fastidiado.
-- papá camus, antes de irnos ¿podría hacer deblin?
-- claro, esta al fondo. -- hyoga se levantó y camus señaló nuevamente a su hijo mayor. -- ¿puedes acompañarlo? Estamos por abrir en cinco minutos, y no puede estar ahí siempre.
-- ¡por supuesto que si, tía!
-- ¡Ah ése fue acento de gallega! -- exclamó milo divertido, volteando hacia su amigo ante la curiosa palabra que usó el menor. -- ¿dijo que quería hacer del deblin? ¿Qué es eso?
-- Ah! Había una amiga en la fraternidad en la universidad, llamada Saori Deblin... -- contesto con fastidio el pelirrojo. -- ¡Bueno no era mi amiga, era mi nemesis!
-- ¿así que era rival amiga? -- cuestionó divertido levantándose del sillón.
-- si. Tú la amarias. Todo en ella era falsa. -- milo respondió con un gemidlño divertido queriendo escuchar más, y claro, camus siguió. -- siempre tenía ropa de moda, los chicos sexys. Todo.
-- no te agrada nada... -- concluyó y camus se lo confirmó.
-- una noche estaba tomando una copa de vino...
-- botella. -- le corrigió divertido al saber el visio de su amigo.
Camus, aunque sin querer, admitió aquello para no desviarse del tema. -- botella. Y ya estaba harto de que los niños dijeran a diario; tengo que defecar! Tengo que hacer popo. -- milo se rio al ver los gestos del pelirrojo. -- así que les dije que se decía, hacer del deblin. -- esta vez acomodó sus lentes en un gesto orgulloso. -- y les gustó, y se quedó
-- yo le digo columpiar el tamarindo...
Lo unico que gano de aquello fue, una gran golpisa del pelirrojo. Milo aun seguía desesperado por hablar con shoko y explicarle su "situación matrimonial" le pedía consejos a su amigo, pero este solo le decía de lo feo que era la idea del matrimonio.
Camus debía de cuidar a sus hijos, ya que su ex-esposo ni se preocupaba por ellos. Aunque aquello a ambos les dio una idea.
Horas después milo fue a la escuela donde shoko trabajaba, al verlo, ella no dudo en evitarlo, no solo logrando que milo pierda la dignidad al botar las flores que le costó mucho dinero, sino también, el buicillo y burlas de los jóvenes estudiantes.
Shoko solo lo llevó a su salón para que pueda explicarse bien.
-- bien, si estoy casado, pero es un horrible matrimonio. ¡ni siquiera quiere hablarme!
-- ¡es lo que todos los hombres casados dicen! Si es tan malo por qué no te divorcias.
-- lo haré... -- aquello dejo sorprendida a la pelirosa. --. Se acabó todo.
-- ay no... Destruí un matrimonio!
No era la reacción que esperaba, aun así continuo para no alterarla. -- no es por ti, esto lo decidí desde hace mucho, mucho tiempo. Firmaremos los documentos en un par de días... Y así, estará enterrada para mí.
Aquel último comentario la hizo dudar si era verdad, regresando a su postura desafiante le preguntó -- ¿Cómo se llama?
Aquella pregunta lo tomo mucho más nervioso, lo único que se le vino a la mente fue camus. Y por estupidez ya lo había mencionado. --... Señor de Antares... ¿Nombre de pila? Ammm... Deblin.
-- ¿se llama Deblin y es un él?
-- ¿no es asqueroso ese nombre? -- rio milo por los nervios, y por idiota había dicho que era un "él" y de paso, el nombre tan ridículo.
Y por un acto de más estupidez siguió relatando para que su "historia" fuera creíble. -- Debli y yo nos separaremos, porque lo encontré engañando me con otro sujeto.
-- ¿hay otro hombre?
-- si... -- asintio milo, pensando en un nombre que también fuera creíble y no tan común. -- Karóto.
-- ¿Karóto?
-- tríches Karótou.
-- ¡eso es pelos de zanahoria en griego!.
Ese estúpido nombre había cabreado más a la mujer que no dudo en gritar a los cuatro vientos de su gran y tontas mentiras. El cirujano le afirmaba la existencia de su dichosa pareja.
Muy bien, si para confirmar si aquella pareja existía, debía de jugar su última carta. -- quiero conocerlo.
-- ¿q-quieres que te envié un texto...?
-- no. Quiero verlo.
Ahora si no sabía que hacer. Eso le iba costar su vida si imvolucraba a su amigo en su problema.
Pero él enserio quería a la chica, así que aceptó.
Esa misma tarde caminaba con un camus, más que cabreado, por ser llevado, sin su permiso, a ser parte de aquel circo.
-- ¿quieres que finja ser tu esposo? ¡¿Y no pensaste en otro nombre qué no sea Deblin?!
-- casi me hago Deblin en el pantalón! -- se defendió milo tratando de convencer al pelirrojo. -- ¡me puse nervioso! ¡Enserio!
-- tú que inventas esposas falsas y me sales con esto? ¿Qué pasará cuando entre a tu consultorio y vea que en realidad soy tu asistente y recepcionista?!
-- sencillo! Soy cirujano plástico -- respondió milo, en el centro comercial caminaban pasando por diferentes tiendas para un "cambio de look" en camus. ¿Por qué? Ahí milo dará las razones. -- tienes que parecer el esposo de un cirujano plástico, quiero crear la ilusión de que tuve un esposo hermoso.
-- eres un idiota. -- aunque no quería admitir que si le sacaría provecho a aquella oferta. -- okey. ¡Vamos!
Todo aquello fue una divertida aventura para ambos. Pasaban por cada tienda, eligiendo zapatos, ropa, trajes, hasta bolsos. Camus si que cumplió con su palabra.
Toda ropa, zapatos, perfumes que le gustó, se lo llevaba directo a la caja, aunque también pedía la opinión de milo, éste siempre admitía que camus tenía muy buena elección a la moda. No dudo en cumplirle su capricho de comprarle unas joyas también, con el pretexto de; ser el esposo de un cirujano y ser consentido por realitos como las joyas.
Llegaron a su última parada. Un salón de belleza, puede que camus de ver sea una chulada, pero milo no iba a quedarse tranquilo si no le arreglaran su cabello pelirrojo.
El chico que les atendía solo veía, con una cara de espanto, su cabello.
-- ¿a qué te refieres con no? ¿No qué? - pregunto confundido el pelirrojo al ver que el chico negaba y golpeaba la pared desesperado.
-- que no hay esperanza ¿okey? Solo hay una palabra para esto. -- dramatizo señalandolo -- descuido. -- milo solo se reía de tal escena, esta vez el chico le hablo. -- ¿eres su esposo?
-- soy, solamente, su futuro ex-esposo.
-- nos divorciaremos.
-- pues no se divorcia de ti, se divorcia de tu corte. -- milo nuevamente rio dándole la razón. -- tu cabello esta tan dañado qué te haré una lista; esta seco, esterioso, esta opaco...
-- ¡No olvides apestoso!
-- apes...no, no esta apestoso, Eres malo. -- rio divertido igual el peliceleste. -- eres muy malo.
Ambos se carcajearon y camus harto se retiro los lentes. -- oigan ya basta, es encerio, afrodita haz algo para que me pueda ir a casa.
El peliceleste giro su silla al espejo y trato de calmarlo. -- no te preocupes, yo voy a hacer algo trascendente... ¡MISTY! ¡JUNE! ¡SEÑORITA HILDA! ¡Aquí hay una emergencia!
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