Capítulo 7.- Estos celos me hacen daño.



Capítulo 7.- Estos celos me hacen daño.

Hatsume Mei estaba muy emocionada por poder celebrar su boda en una de las estaciones de tren más bonitas del país. La estación de trenes de Kyoto era el sitio perfecto para una amante de la tecnología como ella, y afortunadamente Izuku poseía el dinero suficiente para pagar la renta del lugar y complacerla en su deseo enfermizo. La estación de trenes era un edificio de varios pisos con ventanales a un estilo futurista, las estructuras redondas y blancas, además de cromado de sus paredes, te hacía sentir en un viaje en el tiempo.

En esta ocasión Hatsume fue la primera en llegar al evento, haciendo que Katsuki se sintiera levemente aliviado y molesto en partes iguales. En primer lugar porque ahora sí parecía que el nerd verdoso se casaría, pero no le agradaba que fuese precisamente esa rarita quien se quedara con él.

Tenía que comenzar a vivir con ello, tarde o temprano Izuku Midoriya estaría con alguien más, independientemente de que fuese Hatsume o no, era un hecho que ese cabeza de pasto bañado de rocío jamás iba a ser para él. No se trataba de un pensamiento fatalista, era la pura y absoluta verdad.

Comenzó a hacer un ejercicio de respiración que según Camie estaba diseñado para calmar su estrés. Un día de estos moriría de un derrame cerebral, sus malditos dolores de cabeza no eran más que una prueba de eso, puto estrés aunado a su humor de mierda. Inhaló, exhaló y contempló en su tabla los pendientes por realizar.

Las flores de esta ocasión eran tulipanes de color rosa, los cuales significaban un amor lleno de cuidado y felicidad. No era como si les deseara ambas cosas a sus futuros esposos, pero era un profesional en su trabajo y él se esmeraba siempre en elegir las flores que mejor se adecuaran a la pareja.

Aún si en esta ocasión la pareja fuese un par de enfermos que no conoce el verdadero significado del compromiso.

Las mesas estaban cubiertas por un mantel de encaje con detalles en rosa y un centro de mesa con luces rosadas. En el centro del recinto, una pequeña tarima armada con maderas laminadas de cedro, en donde el juez por fin llevaría a cabo la ceremonia. En ocasiones como esa, se preguntaba si el juez con el que siempre se veía para las bodas del nerd estaba al tanto de su mala suerte en el amor.

Aizawa Shota era el juez más desinteresado que había conocido en su puñetera vida, desde las épocas de gloria de su madre, el hombre era uno de los jueces predilectos para celebrar las bodas de la gran Reina Mitsuki, por lo que ahora, era casi imposible que se negara a hacer los enlaces matrimoniales que Bakugou organizaba.

Sin embargo, hasta Aizawa Shota tenía su límite de paciencia al intentar casar al mismo tipo una y otra vez.

Negó con ganas contemplando como el juez picoteaba los bocadillos de su gran boda y sin poder hacer algo al respecto. Volvió a mirar su tabla de pendientes y con un nuevo tipo de suspiro marcó todo, dando por finalizada su parte de la organización. Ahora era el turno de Deku de aparecer para colocarse en el altar, la jodida novia ya estaba ahí junto a todos los invitados y eso era nuevo en muchos aspectos.

Hatsume lucía linda, no lo iba a negar, su vestido era de un color rosa pálido que combinaba perfectamente con su cabello, su estilizada y sumamente bien formada figura lucía el vestido a más no poder. No tenía dama de honor, ya que Itsuka Kendo era un tema tabú en el evento y nadie tenía deseo alguno de sacarlo a colación, por lo que todos estuvieron de acuerdo con que fuese una boda sin dama, pero no era como si la necesitara, ciertamente. Era una novia preciosa, lista para llevar a cabo su boda y sin intención alguna de dejar plantado al novio.

Quien ya llevaba varios minutos de retraso.

Comenzó a gruñir mientras chasqueaba la lengua y obtuvo del bolsillo de su saco, el teléfono celular. En otros momentos habría llamado a Camie para que ella se encargara de buscar al novio y madrearlo por su tardanza, pero ahora hablábamos de Deku, el diente de león verde que nunca llegaba tarde a ninguna de sus bodas.

—¿Dónde mierda te metiste?—siseó para sí mismo y la deslumbrante novia, quien estaba a su lado, escuchó sus palabras, respondiendo sus preguntas.

—Izu-chan está en los vestidores, se le hizo un poco tarde porque hoy tuvo sesión de fotos, pero ya está aquí—hizo una sonrisa traviesa y agregó—. No me va a dejar plantada, te lo aseguro.

Giró los ojos ante su seguridad, hubiese deseado que esa boda no se celebrara, lo cierto era que Mei no le agradaba ni un poco, quizá porque de todas las novias de Izuku, ella era la más apegada que le había conocido. Por una mierda, ni siquiera se conocen desde hace mucho, qué demonios pasa por sus cerebros.

—Pues le quedan dos minutos, los invitados ya están aquí y ahora él está siendo impuntual. O llega o te vuelvo viuda.

Ella torció la boca ante la amenaza y justo a tiempo se apareció el nerd, caminando en medio del pasillo nupcial, ignorando la tradición milenaria en la que era la novia quien caminaba y él esperaba en el altar. Llegó corriendo, con su espantoso traje rosa mexicano, brillitos en las solapas y sus siempre molestas botas rojas.

Ya nada me sorprende, pensó Bakugou en su interior ante el horrible traje de bodas.

—Siento mucho la tardanza, se me complicó un poco, pero ya estoy aquí, podemos comenzar—declaró el intento de alebrije con pelos.

Ante sus palabras, Katsuki únicamente asintió antes de darle el visto bueno al juez, quien dejó los bocadillos y se colocó en su lugar para comenzar. Izuku y Mei hicieron exactamente lo mismo, poniéndole toda su atención. El rubio planeador de bodas no podía creerlo, al fin estaba sucediendo, era el día en que Deku dejaría de ser un hombre libre y le pertenecería a una mujer, como se suponía que debía ser.

Se alejó del altar y trató de mezclarse entre la gente para que nadie notara el semblante de su rostro. No tenía idea de qué clase de gesto estaba haciendo pero prefería evitar murmullos en la boda del nerd. Mientras Aizawa Shota hablaba sobre la importancia del matrimonio y la seriedad con la que debían tomárselo, Bakugou no pudo evitar pensar que las cosas serían muy distintas si Deku se hubiese casado con Uraraka hacía ya tanto tiempo.

De haber celebrado dicha boda, seguramente no sabría nada de él, mucho menos le habría conocido a fondo y por la puta madre, jamás se habría interesado en él como ahora lo hacía. Deku sería el problema de esa cara redonda y sus malditas infidelidades, y él andaría por ahí, organizando bodas normales que no acababan en banquetes con un novio plantado en el altar.

Sí, su vida sería más sencilla, pero menos interesante.

Con todo y la mierda de ansiedad que sufría cada vez que le planeaba una boda a Deku, estaba seguro de que no lo cambiaría por nada. Quería este futuro, aún con las consecuencias de sentir por primera vez un amor no correspondido por alguien.

Supongo que hay una primera vez para todo.

—Ahora que han comprendido el valor de unir sus vidas ante la ley, es momento de que continúe esta ceremonia—el juez Aizawa carraspeó un poco y continuó—. Por esa razón, frente a todos ustedes, pido que si hay alguien que conozca algún impedimento para que Izuku Midoriya y Hatsume Mei contraigan matrimonio, lo hable ahora o calle para siempre.

Los novios miraron a su alrededor esperando que alguien dijera o no algo, Katsuki simplemente hizo una mirada cansada antes de chasquear la lengua ante lo ridículo de la situación. No era como si milagrosamente alguien se fuese a aparecer alegando que la boda de ese par era imposible, agregando más mala suerte al "pelos de lirio acuático".

¿Verdad?

Al no haber respuesta de nadie, Aizawa dio un suspiro listo para continuar con el matrimonio.

Y justo entonces, alguien irrumpió en la boda.

De complexión casi tan baja como Deku, cabellos naranjas y una contrariada sonrisa, un hombre que en su puta vida había visto, llegó corriendo al altar gritando con todo el jodido estilo de un cliché de película de comedia romántica barata.

—¡Yo me opongo!—continuó corriendo ante el jadeo de sorpresa de los invitados y del propio Izuku.

Hatsume por su parte simplemente lo miró como si se tratara de un viejo amigo al que tenía años sin ver. No había sorpresa o culpa en su mirada, simplemente curiosidad, una genuina curiosidad por saber qué estaba haciendo ahí.

O al menos, eso aparentaba.

—¿Maijima-san? Han pasado más de cinco años. ¿Qué haces aquí? —cuestionó la novia como si nada.

El aludido hizo una reverencia mientras intentaba recuperar el aliento ante su gran "maratón" y todos los presentes le miraban expectantes a su explicación para detener la boda. Si se hablaba tan apaciblemente con la novia, seguramente era un conocido suyo.

—Siento muchísimo interrumpir tu boda Hatsume-san, pero considero que es lo correcto, no quiero que te veas en problemas y mucho menos tu actual pareja—explicó el hombre que lucía fácilmente unos 15 años mayor.

Katsuki olvidó todo el puto anonimato y se colocó al lado de Deku, quien parecía aún en shock sin comprender nada de lo que estaba sucediendo. ¿Por qué un hombre salido de la nada interrumpía su boda?

—Ve al grano maldito frikie—exigió Bakugou de forma escueta y Maijima Higari se encogió en su lugar ante la exigencia.

Temblando ante la mirada del planeador de bodas más tétrico que había visto en su vida, lo dijo.

—Es que... Hatsume-san y yo... nos casamos hace varios años y... nosotros... bueno... nunca nos divorciamos... por lo que... la boda no puede ser...

El sitio quedó en silencio, nadie se atrevió a proferir ni una sola palabra, era como si un fantasma hubiese plasmado su esencia en el recinto y los presentes dudaran de mostrar que estaban ahí, importunando como siempre.

Únicamente Hatsume inclinó la cabeza como si no comprendiera y chasqueó los dedos con fingida inocencia.

—¿Era necesario divorciarnos?

Hija de puta, vociferó en su mente Bakugou y lo demás sucedió muy rápido.

El rubio dueño de Rose Velvet se lanzó al cuello de la novia dispuesto a asfixiarla, Maijima tuvo que intervenir para evitarlo, Camie se alarmó llamando a seguridad para detener el relajo y el resto de los empleados del Servicio de Banquetes intentó auxiliar distrayendo a los involuntarios espectadores.

Sólo Izuku Midoriya estaba en blanco, como si le hubiesen dado la bofetada más grande de su vida. Ni la carta de Uraraka, o el plantón de Melissa, ni siquiera la llamada de Itsuka, eran tan apabullantes como esto. Cuando Todoroki Shoto bromeó con él semanas atrás acerca de la poligamia, nunca se imaginó que sería una víctima de ésta.

Trágame tierra, trágame ahora.

****

La historia era muy sencilla en realidad. Cuando Hatsume Mei era una joven recién ingresada a la universidad, tuvo una especie de crush con su profesor de ciencias. Éste por su parte, quedó encantado con su talento, por lo que después de algunos contratiempos, se casaron en secreto con un toque de delirios de juventud. Aunque claro, una cosa son los amores platónicos y otra muy distinta la realidad. Cuando se dieron cuenta que no eran compatibles, decidieron alejarse y rehacer sus vidas.

El problema fue que olvidaron una cosita muy esencial: divorciarse.

Después de tranquilizar el ataque de histeria de Bakugou, reanimar a Izuku de su catatonia y tratar de poner un poco de orden, Camie no encontró algún modo de volver el evento menos penoso más que iniciando el banquete, como usualmente sucedía cuando Izuku decidía continuar a pesar de los plantones. Incluso Mei y su "esposo" se quedaron en el sitio y después de varias horas de incomodidad, miradas asesinas por parte del dueño del Rose Velvet y un mutismo para nada usual en Deku, la fiesta tuvo su punto y pudo celebrarse a pesar de los "contratiempos".

Por esa razón, cuando Shoto Todoroki y su amigo Inasa Yoarashi se presentaron para dar sus felicitaciones, la mecha de una bomba que ya había sido apagada renació con más fuerza.

El joven pintor y el cocinero llegaron tarde por no poder encontrar un regalo que fuese del agrado de los novios. Además del latente miedo que tenía Inasa por la vida de su mejor amigo, pues sabía que Bakugou no lo querría ahí, sin embargo, todo apuntaba a que Todoroki no conocía los límites al creerse inmortal. Y así, entre múltiples intentos por evitar su asistencia y las ganas del otro por ir, se les hizo demasiado tarde.

Y por lo mismo, se perdieron todo el espectáculo que hacía de las bodas de Izuku Midoriya un gran show.

Claramente Izuku no los vio llegar, en un momento de la fiesta se desapareció con su madre, quizá para aliviar sus penas o el incordio que le hacía pasar a la mujer que le había dado la vida. Katsuki tampoco pudo notarlos, pues se largó a una de las habitaciones para bajar su puto dolor de cabeza y enterrar en lo más profundo sus instintos asesinos junto a una agobiada Camie Utsushimi.

Razón de más para creer que era una mala idea presentarse a una boda donde el novio no estaba y el planeador trataba de contener su ira, pero no les importó y una vez que Shoto e Inasa llegaron a la zona reservada de la estación de trenes, buscaron a la novia para entregarle su presente y agradecer la invitación.

Hatsume recibió el regalo con una sonrisa y sin saber cómo explicarle a los recién llegados que la boda no se había llevado a cabo, por lo que simplemente fue directa.

Demasiado.

—Muchísimas gracias por el detalle Todoroki-kun, no debieron molestarse, en serio—entrecerró los ojos y señaló a Maijima, quien devoraba una pieza de carne del festín—. Les presento a mi esposo, Higari Maijima.

La sonrisa cordial de Inasa desapareció y Shoto simplemente ensanchó sus ojos sin comprender nada.

—¿Nos equivocamos de boda?—cuestionó en verdad confundido y miró a Inasa antes de continuar—. Excelente, ahora debemos comprar otro regalo para Midoriya. Vamos Inasa, aún podemos comprar algo.

El mencionado negó sin creer la forma en la que Shoto se estaba tomando la presentación del "esposo" de la joven. ¿Y entonces qué había sido de Midoriya? Ya se sabía la trágica historia del joven modelo como para agregar una novia más. ¿Es que de verdad estaba salado en el amor? Tal vez era el karma castigándolo por no estar en una relación con Bakugou. Sí, creía más posible lo segundo.

—Nada de otro regalo, aquí lo que hacen falta son respuestas—se dirigió a la novia de manera directa—. ¿Por qué este hombre es tu esposo? ¿Ya no te casaste con Midoriya?

Ella dio un gran suspiro con cierto hastío ante el hecho de tener que explicar la situación una vez más y valiéndole un reverendo infierno si su mesa estaba apartada para alguien más, invitó a los chicos a tomar asiento con ellos para así ir de lleno al meollo del asunto.

Una vez al tanto de la delicada situación, Shoto no pudo comprender por qué Midoriya se complicaba tanto. Si quería casarse con alguien que le complementara en todos los aspectos... ¿Por qué no escoger a Bakugou? Si bien no era de su completo agrado, podía decir con seguridad que el hombre era el único que seguía ahí, a su lado. Si él fuese su planeador de bodas, se hubiese negado a continuar con el teatro desde la segunda novia. Sólo Bakugou le tenía tanta paciencia y su lógica era muy simple, si lo aceptaba era porque se sentía atraído a él.

Lo cual no estaba muy alejado de la realidad.

Inasa por su parte, tuvo cierto temor por primera vez en semanas. Shoto siempre hablaba de Midoriya, de su mala suerte en las bodas, lo agradable que era y las psicodélicas ropas que usaba. Nunca lo había visto tan abierto con alguien, pues generalmente Shoto era muy selectivo con sus amigos, pero a ese chico lo había dejado entrar con suma facilidad. Los celos eran algo irracional, lo sabía perfectamente y más cuando estaba tratando de alejarse de él, enfriar su relación y volverla lo que debía ser: una simple y genuina amistad.

Pero con un desafortunado jovencito que no podía casarse por más que lo intentaba rondando a Shoto, era imposible no dudar.

Deseó darse más de mil azotes y en lugar de ello comenzó a pedir los platillos, considerando que esa podría ser una buena oportunidad para conocer la sazón del chef Hanta, el hombre glorioso que cocinaba para Bakugou Katsuki.

Y así, mientras Inasa se atiborraba de comida al estilo de un degustador de alimentos y Shoto trataba de informarse a detalle de todo el relajo de las bodas, las horas transcurrieron sin que el dueño del servicio de banquetes y el botado novio aparecieran.

Fue... como dirían por ahí... una paz momentánea.

Pero no duraría mucho, eso era un hecho.

****

Gracias a un pequeño curso de primeros auxilios que había tomado en la universidad, Camie sabía medir la presión arterial con el Baumanómetro para poder dar un leve diagnóstico. Después del ataque de rabia de Bakugou, creyó que con unos cuantos calmantes, todo podría ir un poco más relajado, pero su socio no dejaba de quejarse de su cabeza, la cual llevaba semanas atareándole, por lo que consideró necesario darle una pequeña atención.

Colocó la cinta en su brazo y después de apretar la parte de goma que inflaba la funda para medir la presión, pudo sentirse sumamente orgullosa y tranquila. El dolor de cabeza de Bakugou simplemente era su mal humor haciendo estragos. Como siempre.

—No tienes la presión alta, así que sólo eres tú, hipocondriaco como siempre.

—Cierra la boca—reclamó ligeramente aliviado pero sin admitirlo—. Es Deku quien me enferma, ahora sí que se voló la puta barda.

Ella asintió de acuerdo en que no se esperaba algo así, pero también debía dejar de culpar a Midoriya por la situación, si se analizaba a detalle, el joven novio era el más afectado, pues nuevamente había sufrido la humillación de no casarse y peor aún, presenciar como el esposo se aparecía para acabar con sus anhelos.

—Él tampoco la está pasando muy bien. Quizá debas ir a platicar con él, animarlo un poco.

Bakugou chasqueó la lengua consciente de que las palabras de Camie eran ciertas, su nerd era el receptor de todas las burlas y los murmullos de la gente que asistía a sus bodas. Sí, el organizaba los putos eventos, hacía a su gente trabajar a toda prisa y siempre se presionaba para tener todo perfecto, pero no era como si Deku pidiera algo gratuitamente. No, él recibía un pago por cada boda organizada, sus empleados tenían muy buenas compensaciones y propinas en cada una de las fiestas y su popularidad como organizador de bodas mejoraba cada vez más.

Pero Deku no, él simplemente se quedaba con la mala fama.

—Odio decirlo, pero tienes razón, debe sentirse mierda.

Camie hizo una sonrisa traviesa y pegó con su codo en las costillas del más alto a modo de broma socarrona.

—Es tu momento galán, ve con él y dale consuelo.

Katsuki le mostró el dedo de en medio ante su tono y ella sacó su lengua, rompiendo a reír sin poderlo evitar. Bakugou Katsuki enamorado era una faceta encantadora, el hombre no perdía su toque grosero y prepotente, pero sabía reconocer que el responsable de sus sentimientos era su mayor debilidad.

Y aquello era muy divertido.

—Vete a la mierda enferma mental.

Ella se carcajeó con más ganas y sin poderlo evitar, Bakugou terminó uniéndose a las mismas con cierta burla. Estaba tan jodido que era gracioso hasta cierto punto y no podía creerlo, pero él tenía toda la culpa y ahora debía afrontarlo a como diera lugar.

Sus risas llamaron la atención de un jovencito que regresaba de hablar con su madre. Llevaba una gran sonrisa en su rostro, como si lo recién ocurrido sólo fuese un espejismo y nada pudiese entorpecer su buen ánimo. Izuku y su madre tuvieron curiosidad al escuchar las risas de la habitación y sutilmente se asomaron para conocer el chiste y, de ser prudente, unirse.

Pero encontrar a su planeador de bodas riendo con todo junto a Camie Utsushimie no le pareció para nada agradable como cualquiera hubiese creído. Estaba a punto de entrar e interrumpir lo que fuera que estuviese sucediendo cuando Inko, de manera tierna puso su dedo índice sobre sus labios para pedir silencio y negó.

—Creo que debemos irnos, podríamos importunar.

—Pero mamá...—trató de debatir Izuku y ella volvió a negar con más fuerza de manera silenciosa.

Sin otra opción más que obedecer, se alejó de la puerta para ya no seguir mirando la forma en la que Bakugou Katsuki regalaba una sonrisa que a él nunca le había dado. No podía con la desazón en su pecho, pero tampoco podía contradecir a su madre, así que simplemente miró al piso mientras se alejaba.

Inko, que era mucho más lista de lo que aparentaba, pudo entender perfectamente los sentimientos que aquejaban a su niño y consideró que era el momento de ser un poco cruel. Después de todo, su hijo estaba arruinando su vida y la buena convivencia con el hijo de Mitsuki ante tantas novias fallidas.

Era hora de un pequeño contragolpe.

—¿Sabes Izuku? Estoy un poco emocionada, creo que ha llegado el momento en el que Bakugou sea quien busque una esposa, tal vez debas darle un respiro con tantas bodas.

Las palabras de su madre le supieron amargas sin poderlo comprender del todo, prácticamente estaba insinuando que por su culpa, Kacchan no podía ser feliz y aquello no era verdad, él buscaba su bienestar, a su parecer, Kacchan era alguien increíble más allá de toda clase de emociones. Por supuesto que quería verlo casarse con alguien que amara.

¿Y entonces por qué le molestaba tanto la idea?

—Pero él nunca me ha dicho que yo sea una molestia. Me gusta el trabajo de Kacchan, quiero que estemos juntos siempre, planeando bodas.

La mujer entrecerró los ojos ante las sandeces de su hijo y consideró que la sutileza ya no era suficiente.

Perdóname cariño, pero lo necesitas.

—Izuku, Bakugou no es tu casamentero personal, no van a estar juntos por siempre. Algún día él también hará su vida. Es hora de que lo afrontes.

Fue como si le abrieran un panorama que no había visto, su mente viajó más allá y las imágenes le hicieron sentir enfermo. Kacchan tomando la mano de Camie-san, mirándola de forma amable, sonriendo como había notado que podía hacerlo y tal vez haciendo más. Se imaginó a Kacchan el día de su propia boda, vestido con un elegante traje que le quedaría perfectamente, porque él era malditamente apuesto.

No. No quiero que pase, pero no puedo ser tan egoísta.

—Tienes toda la razón, ya es su turno de ser feliz.

Murmuró lleno de celos y sentimientos negativos que ennegrecieron de más su corazón.

****

Cuando Todoroki divisó a Midoriya llegando a la explanada del banquete, supo que algo raro estaba pasando, pues el chico traía una cara de muerto que no se aguantaba. Se imaginó que era por la situación con Hatsume Mei, pero decidió averiguarlo por completo, después de todo, se había quedado solo en la mesa, pues la novia y su esposo se pusieron a bailar cuando una canción movida sonó en la pista e Inasa, simplemente terminó apoderándose de la cocina del chef Hanta, planeando juntos varias recetas para servir al momento.

Así que, solo y sin nadie con quien hablar, se acercó al abatido Izuku para saludar y tratar de entretenerse en una boda que parecía de todo, menos eso. Una vez que Izuku vio a Todoroki pudo estar más tranquilo, pues hablando con el callado colega de Kacchan, podía olvidar un poco sus desavenencias.

—¡Todoroki-kun! ¡Me alegra verte!

Se dieron un efusivo abrazo de grandes amigos, pues a pesar del poco tiempo de convivencia, ambos podían decir que se habían convertido en grandes confidentes.

—Agradezco nuevamente tu invitación y lamento lo sucedido con tu boda.

—Descuida, todo está bien—el novio le restó importancia con su mano mientras se sentaba a su lado en la mesa de Mei.

Comenzaron a platicar de tonterías, cosas ajenas a la boda y los eventos que modificaban sus rutinas. Shoto no habló de su tensa y sumamente cambiante relación con Inasa e Izuku evitó el tema de ver a Kacchan con Camie-san y lo que le provocaba el hecho. Eran esa clase de amigos que podían hablar por horas de boberías y no comprometerse a decir algo más personal.

Desafortunadamente, la buena vibra se desvaneció cuando Bakugou volvió a la fiesta y se dio cuenta con quién estaba hablando su Deku. Toda la tranquilidad y risas se fueron al caño, pues valiéndole mierda si provocaba un escándalo, se encaminó hacia donde estaban sentados y se encargó de dejar muy en claro su desagrado.

—¡Qué putas estás haciendo aquí maldito bastardo mitad-mitad!

Mientras hacía su reclamo, levantó al joven pintor desde las solapas de su camisa mirándole con hostilidad. Misma que le fue devuelta, pues Todoroki estaba ahí por Midoriya, no por Bakugou, por lo que sus opiniones se las podía meter por donde mejor le cupiesen.

—Vine a la boda, Midoriya me invitó.

Soltó al infeliz simplemente por el shock que le provocó dicha respuesta. ¿Acaso sus oídos le engañaban? ¿Deku era el traidor? ¿Realmente le había clavado semejante daga en la espalda? ¿Desde cuando ese infeliz y su cabeza de pelusa eran amigos? ¿Por qué no lo sabía? ¿Por qué no lo pudo evitar?

—¡Aparte de cabrón eres un puto mentiroso! ¡No te quiero aquí! ¡Largo!

Inasa salió corriendo de la cocina al ver el tenso momento, los invitados únicamente miraban sin saber qué hacer, Camie se quiso dar un zape ante la gota que derramó el vaso y únicamente Izuku fue quien decidido actuar.

Se interpuso entre ambos defendiendo a su amigo sin poder encontrar lógica al enfado de Kacchan.

—Por favor detente Kacchan, Todoroki-kun no miente, yo lo invité a la boda.

Fue el tiro de gracia, definitivamente no creyó que escucharlo de los labios de Deku sería tan fatal como lo fue. Se molestó más de lo racional y ahora el que estuvo en el aire sostenido por sus ropas, sintiendo todo el coraje en su mirada, fue el oji-verde, pues Bakugou no pudo frenar sus ganas de hacer estallar todo.

—Lo esperé de cualquiera menos de ti maldito nerd. ¿Cómo pudiste?

—Pero... ¿De qué hablas Kacchan? Yo no entiendo...—trató de defenderse el más bajo y Katsuki le interrumpió de manera mordaz.

Con una voz completamente sepulcral y gélida, dijo lo que pensaba sin medir el daño.

—He llegado a mi límite, no más, me tienes harto con tus malditas bodas fallidas, eres tan lamentable que siempre te enamoras de la primera tipa bonita que te sonríe, me das lástima—le soltó y miró a otro lado con el coraje en la garganta y dio el golpe final—. Si tan buena relación tienes con este bastardo, no me necesitas más, él puede seguirte aguantando, porque yo ya no lo haré, así que no te atrevas a volverme a buscar. ¿Está claro?

Las palabras duras y sin ningún tipo de consideración le dolieron, pero tenía orgullo y muchísimo, por lo que si Kacchan ya no quería verlo nunca más, no le suplicaría. Todo lo contrario, no entendía qué había hecho mal y por qué le fastidiaba tanto su buena relación con Todoroki-kun, pero no iba a quedarse callado.

—Como el agua, Bakugou-kun. Sólo quiero aclarar algo, podré ser muy lamentable si así te parece, pero creo que no eres el único en el mundo capaz de organizar una boda. No te necesito.

No queriendo arruinar más todo, salió del banquete expidiendo un aura tan negra que nadie se atrevió a seguirlo, ni siquiera Todoroki, quien estaba en silencio ante todo lo dicho. Bakugou no era de su agrado, Midoriya era un buen amigo, pero hasta él sabía que las palabras que ambos se acababan de dirigir no eran del todo ciertas, sin embargo no era nadie para entrometerse, por lo que mirando de reojo a Inasa, consideró que ya era hora de marcharse.

No era como si hubiese algo más que destruir.

Sin decir palabra alguna, se retiró del sitio y el joven cocinero estaba dispuesto a seguirle cuando él sí creyó prudente decir algo. Detuvo sus pasos frente a Bakugou y fue directo, conciso y sumamente sincero.

—¿Sabes? Creo que en esta ocasión sí te pasaste y lo explicare antes de que comiences a gritar. Tienes todo el derecho de no querernos aquí, pero esta no es tu boda, es la suya y debes tomar en cuenta que él no tiene la más remota idea de lo mal que es su relación. Fuiste sumamente cruel, aunque también ya era necesario, cuatro novias fallidas ya es demasiado. Yo sólo espero que después de esto puedan recuperar su amistad.

Dio una sonrisa alegre confiado en que aquello sí sucedería y entonces se marchó dejando al planeador en medio de un grupo de gente chismosa, arreglos florales sumamente bonitos, un desagradable sentimiento de culpa y unas inmensas ganas de salir corriendo y pedir perdón.

Pero no lo haría, dijo cosas terribles, por lo que no había marcha atrás.

Se había terminado.

&&&&

Quiero dejar en claro algunas cosas antes de que me linchen a mí o a los personajes, es cierto que Kacchan tiene razón al molestarse por tanta boda fallida, pero no creo que Deku mereciera aquello, como bien dijo Inasa, él no sabe nada acerca de sus peleas con Todoroki y Kacchan no explicó, simplemente lanzó el golpe sin preguntar.

También lo digo, aquí no hay TodoDeku, por si se tiene la impresión, Todoroki y Deku son buenos amigos, en serio y hay más de una razón por la que lo son que ya se verá en el futuro.

Ustedes no teman, todo se resolverá ;)

Por cierto, he de anunciar a la ganadora de la mini trivia, aunque fueron bastantes las que atinaron, yo prometí la viñeta a la primera persona en dar la cifra, y esa persona fue FernandaAlamina.

FernandaAlamina

Así que felicidades!!!! Tu viñeta la subiré en la semana. Muchas gracias por participar a todos. Antes de que lo pregunten sí, nos hacen falta tres novias, solo 3, y ustedes se preguntan cómo coño si se acaban de mandar a la mierda este par... bueno... ya lo verán.

Mil gracias por leer, espero que el capítulo haya sido de su agrado y nos vemos la siguiente semana!! :D

Los quiero!!! Besos!!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top