Capítulo 6.-Novia científica.


Capítulo 6.-Novia científica.

Dentro de los baños del increíble restaurante en donde cocinaba el gran Chef Hanta, se miró al espejo nuevamente tratando de acomodar su cabello de una forma que fuese presentable. Era rubio y desordenado, nada lo aplacaba, ni siquiera los productos de belleza convencionales. No era como si los hubiese comprado para poder adquirir un corte de cabello más maduro y así demostrar a ese par de "imbéciles" que sí podía ser un adulto. Claro que no.

Estaba enfadado y ni siquiera podía explicarse el por qué, eran muchas cosas taladrando su cabeza, el compromiso de Kirishima con una actriz reconocida del ámbito, su Katsubro espiando a cada momento todos sus actos y después esa conversación entre su primo y su amigo. No alcanzó a escuchar todo, pero sí al menos lo más importante. Kirishima lo veía como un niño ingenuo que no sabía nada de la vida y el mundo. Aquello le hizo enfurecer más de lo que admitiría, pero por las razones distintas.

Le fastidiaba que lo viera como alguien inmaduro, él no era así, muchas cosas le habían sucedido a lo largo de sus 18 años como para creer que a él le daba igual todo lo que ocurría. Sus padres no lo quisieron, perdió a Mitsuki al igual que Bakugou y tenía un amor platónico con un tipo 8 años mayor que se iba a casar con una mujer que era perfecta.

Eso era lo más doloroso de todo, siempre creyó con firmeza que cuando fuese mayor iba a dar de todo de sí para llamar la atención del pelirrojo con el que se veía a escondidas para jugar, contarle de su día en la escuela y sonreír, porque Kirishima le había flechado desde que era un crío adolescente, pero a diferencia de cualquier chico de su edad, él se había jurado que al convertirse en un adulto, volvería a ese hombre suyo. Nunca pasó por su mente que éste conseguiría una prometida después de dos años de distancia en el extranjero.

Kiri era para mí y ahora me lo han arrebatado justo en mis narices y no puedo hacer nada.

Pero él mismo tenía la culpa, ahora podía comprender el motivo. Si ese actor idiota quería a alguien que se comportara como un adulto responsable y con la mente enfocada, entonces eso le daría. Definitivamente no iba a rendirse con el hombre que llevaba amando casi 5 años, primero lo encerraban en una torre.

Aunque su resolución no significaba que no estuviese cabreado con él.

Dejó de verse en el espejo y su celular volvió a sonar por enésima vez, mostrando una llamada de Kirishima. Hablando del rey de Roma, murmuró en su interior y giró los ojos antes de intentar acomodar su cabello una vez más para después salir de los baños del restaurante.

Ignoró las llamadas y mensajes la primera vez porque no supo lidiar con la desazón en su pecho ante el compromiso de Kirishima, pero ahora lo hacía a propósito, para castigarle por creerlo tan poca cosa.

—Soy mejor que cualquier persona que hayas visto, idiota—expresó en voz alta al más puro estilo "Bakugou Katsuki" y una risita atrás de él interrumpió su discurso.

Cuando supo de quien se trataba, deseó con su corazón haberse ahogado en uno de los retretes del baño y no volver a ver la luz del sol.

La flamante prometida de Kirishima y él mismo estaban ahí, mirando como se automotivaba con palabras más vacías que su propio cerebro. Mina Ashido era hermosa, en ocasiones como esas se preguntaba cómo podía si quiera competir con alguien tan perfecto como ella. Su cabello era corto y rizado, perfectamente acomodado para lucir como una super estrella. Vestía de forma elegante, resaltando las curvas que él claramente no tenía y siempre tenía una sonrisa en su rostro.

Ese era el problema, Mina Ashido le agradaba demasiado como para odiarla por quitarle al amor de su vida.

—Es bueno ver que estás de buen humor—comentó Kirishima con un poco de temor y la encantadora Mina le animó con una sonrisa.

Mierda, Denki casi nunca decía malas palabras, pero ahora no había podido evitarlo. Se veían tan bien juntos. ¿Con qué derecho se sentía de querer separarles si estaban hechos a molde?

—Así es, tengo mucho trabajo, por lo que debo animarme todos los días—explicó recordando que debía ser un adulto frente a él.

Mina ladeó su cabeza y como si no comprendiera nada acerca de la tensión entre ambos, se acercó a Kaminari para darle un gran abrazo.

—¡Me agrada tanto verte! ¿Cómo has estado? Kiri bebé dice que no contestas las llamadas. ¿Sucede algo?—la chica le miró a los ojos mientras se aguantaba las ganas de reír descontroladamente ante el apodo a Kirishima que se acababa de inventar.

Pero que había funcionado de maravilla, pues la pose seria y casi indiferente de Kaminari flaqueó al momento. La indignación era palpable en su rostro y ella estaba maravillada ante el descubrimiento. A diferencia de Kirishima, Mina era demasiado lista y perceptiva, por lo que no fuese necesario un escrutinio tan profundo para comprender que los sentimientos de su colega eran correspondidos.

Par de idiotas, se burló asumiendo su rol como cupido.

—Nada pasa—respondió el rubio sin ser grosero, en verdad Mina le caía tan bien, tenía muchas ganas de salir con ella a conocer sitios geniales, estaba seguro de que sabía mucho de ese tipo de cosas.

—En ese caso me alegro Denki-chan—pellizcó sus mejillas de forma adorable y Kirishima Eijirou casi la asesina con la mirada.

¿Qué eran esas confianzas con su Kaminari?

—Mina. ¿Nos podrás dejar solos? Kaminari y yo tenemos cosas de qué hablar—pidió seriamente y ella trató de ocultar sus ganas de burlarse por sus celos.

—Cosas varoniles, supongo—dijo a modo de puya y encogió los hombros.

Sin poderlo evitar, Kaminari se rio por la broma de Mina, quien devolvió la risa y se alejó de ambos murmurando que iría a ver al chef para preguntarle qué clase de platillos podría hacer en su boda. Nadie dijo nada al respecto de su comentario y una vez que estuvieron solos, Kaminari recordó la razón por la que estaba molesto y se irguió de manera digna sin mirar a Kirishima.

Aún si tuviese muchas ganas de correr a sus brazos por lo mucho que le había extrañado, no lo haría, debía sentir todo el peso de su coraje por menospreciarle.

—Kaminari, dime si me equivoco, pero tengo la leve sospecha de que estás enfadado conmigo. ¿Es así?

—Para nada—no mostró emoción alguna y comenzó a alejarse—. Ahora, si me disculpas, tengo muchas cosas que hacer. Soy un residente sumamente ocupado, todo lo que un gran adulto como yo debe ser.

La mayor parte del tiempo Kirishima Eijirou era un idiota, no negaba que su sentido común no estaba nada desarrollado. Pero en esta ocasión, milagrosamente pudo atar cabos con una sencilla frase. Kaminari había escuchado su conversación con Bakugou, pero la verdadera pregunta aquí era simple. ¿Qué tanto había escuchado? ¿Ahora sabía de sus sentimientos? ¿Y si le detestaba y evadía por esa razón?

No soportaría perder su compañía, eso sí que no, mataría por estar a su lado aún si éste no lo quisiera. Así que no tuvo más opción que luchar con lo poco que le quedaba, tomando del brazo a Kaminari y envolviéndolo en sus brazos sin oportunidad de dejarlo ir.

Atónito con ello, las defensas y el coraje de Denki menguaron, así de fácil era hacerle feliz y aliviar todas sus inseguridades, con un torpe abrazo que salía de lo más profundo de su corazón. No negándose a tal regalo, también le abrazó, a pesar de seguir dolido por lo que había escuchado, no había forma de que dijera "no" a un abrazo suyo.

—Perdóname si dije algo tan extraño, juro que mi intención nunca ha sido incordiarte—se disculpó Kirishima sin dejar de abrazarle, temeroso del odio de Kaminari ante lo repulsivo de sus sentimientos.

Se sentía aterrado pero extrañamente feliz, porque si aun sabiendo lo que le despertaba, le correspondía el abrazo, quizá todavía tenía una esperanza de estar a su lado como su amigo. Kaminari negó ante las palabras del otro, no entendía lo que trataba de decir, sus pensamientos no le hacían sentir incómodo, él era quien tenía un problema, no ser suficiente.

—No me siento así, me dolió descubrir que piensas eso de mí. ¿En serio crees que no soy lo suficientemente maduro a tus ojos? Eso es cruel Kirishima, yo puedo tomar las cosas en serio si me lo propongo.

Ante el reclamo de Denki, el mencionado no pudo evitar sorprenderse. ¿Estaba afectado por esa razón? ¿Pues exactamente qué tanto de la conversación sabía? Aterrado de arruinarlo todo y agradecido a la vez con la oportunidad de mantener su amistad con él, indagó siendo sumamente cuidadoso.

—¿Qué tanto oíste?

—La parte en la que mencionas que soy como un niño—se alejó un poco sin perder del todo el contacto entre sus brazos para mirarle de manera escrutadora—. ¿Acaso hay algo más que deba saber?

Eijirou casi dio un suspiro de alivio profundo y en su cabeza lo dejó ir.

Sí, que te amo como si fueses mi vida y yo un simple cuerpo vacío que deambula por ahí.

—No, nada—Kaminari dudó un poco y Kirishima no se negó a calmar sus miedos—. No quiero que me malinterpretes, lo que dije no fue en un modo despectivo. Adoro que seas así, tan libre y despreocupado, pero sé muy bien que tienes la capacidad de afrontar el mundo. Es sólo mi deseo de verte libre de toda adversidad.

Un poco aliviado con esa explicación, Kaminari decidió que no le daría más vueltas al asunto. Si realmente Kirishima le quería así como era, lo demás le tenía sin cuidado. Sus prioridades eran otras, sacar adelante sus residencias y encontrar un modo de recuperar su atención, porque era un hecho que no cambiaba a pesar de encontrar simpática a Mina Ashido.

Aún si le caía bien, le arrebataría a Kirishima a como diera lugar.

—De acuerdo, te creo, pero de todas formas te demostraré que soy un adulto sumamente capaz de conseguir lo que quiero—declaró en todos los sentidos, firme en su decisión.

Decidí que serías mío desde el instante en que te vi a mis trece años y voy a cumplirlo, así que prepárate porque voy con todo.

****

Siendo un edificio circular, con piso laminado y paredes negras para resaltar lo expuesto, el Museo de Arte de la ciudad tenía varias exposiciones simultaneas. Una consistía en varios cuadros creados por artistas nuevos que apenas comenzaban a darse a conocer en el ámbito artístico. Otra de sus múltiples exposiciones, era la de la fotógrafa profesional Yaoyorozu Momo, una chica hermosa y con demasiado talento que no sólo se dedicaba a tomar fotos de bonitos modelos del Stars Blue.

Para nada, su nombre anunciando su trabajo lucía demasiado épico en dicho museo y era algo que Izuku Midoriya no se habría perdido por nada del mundo. Aunque era natural que el jovencito visitara los eventos de su mejor amiga y confidente Momo, lo cierto era que nunca había llevado semejante compañía.

Y sí, refiriéndose al planeador de bodas más cotizado en todo el país, Bakugou Katsuki.

El rubio seguía sorprendido de que al nerd le gustaran esas cosas, pero no negaba su agrado ante tal descubrimiento. Básicamente toda su convivencia con el pino mal podado se había reducido a planes de bodas, visitas a florerías, degustaciones de platillos y tiendas de ropa para los vestidos de las novias. Casi nunca hablaban sobre sí mismos y lo que les gustaba, cosa que le parecía una reverenda estupidez, pues se hallaba atraído por un idiota sin saber casi nada de él.

Por eso no replicó absolutamente nada ante el hecho de que lo llevara a la exposición de esa fotógrafa cola de caballo que, ahora sabía bien, era su mejor amiga.

—Si son tan unidos, no comprendo por qué nunca la has invitado a alguna de tus tres bodas—comentó al aire Bakugou mientras entregaba el boleto que Deku le había dado para poder entrar a la exhibición.

El jovencito dio una sonrisa mientras entregaba también su boleto y una vez que estuvieron en los pasillos del museo, se dedicó a explicarlo. Momo era algo así como una hermana mayor, la adoraba por muchísimas razones, pero la principal estaba ahí, en ese museo y todo el trabajo que ella hacía. La admiraba intensamente y muy dentro de su ser, oculto en lo más profundo, le tenía un poco de envidia.

Ella sí tenía el don para cumplir su sueño.

—Obviamente la invité, incluso me he cansado de pedirle que sea mi dama de honor, pero desafortunadamente siempre tiene alguna sesión por cubrir ese día y se niega—torció la boca sabiendo que Kacchan estaría completamente de acuerdo con lo que estaba por decir y aceptando la derrota—. Además, dice que no piensa ser mi dama de honor hasta que me vea casándome por amor de verdad.

Ante lo dicho, Katsuki dio una gran risotada que llenó cada uno de los rincones del recinto. Algunas personas le miraron pidiendo que guardara silencio y estuvo tentado a mostrarles el dedo de en medio para cerrarles el hocico, pero se contuvo únicamente porque la gracia que le causaban las palabras de la amiga de Deku, era mayor.

—Y hace bien—dijo aún entre carcajadas—. Ella sí que se niega a perder su tiempo como yo, me agrada tu fotógrafa.

El eterno novio en el altar hizo un puchero con un ligero enfado. De verdad que no aguantaba cuando Momo se burlaba de sus acciones de esa forma, pero Kacchan y Momo juntos riéndose de sus malas decisiones sí que era intolerable.

—Ya te he dicho muchas veces que si no puedes hacerlo, me lo digas, comprenderé. Incluso he pensado que para aligerarte la carga, mi próxima boda podría encargársela a tu amigo, el de los cabellos combinados. Él también tiene un Servicio de Banquetes... ¿Cierto?

La risa se desvaneció de su cuerpo tan pronto como escuchó aquello. Primero muerto antes de permitir que el bastardo mitad-mitad planeara una sola de las bodas de su idiota furby verdoso.

—Ni se te ocurra, yo me haré cargo de cada una de tus bodas y fin de la discusión.

La mala mirada de Deku no pasó desapercibida y no le importó realmente, más que una orden era un deseo, lo consideraría alta traición y jamás podría perdonárselo.

—Estás insinuando que tendré más bodas fallidas y eso es muy cruel Kacchan.

—Sólo digo la verdad, tu gusto al elegir parejas es un asco.

Usualmente Izuku se habría ofendido aún más con sus palabras, pero en esta ocasión simplemente bajó la mirada, sin responder a la puya lanzada. Aquello pintaba mal, cuando tenía esos bajones de espíritu significaba que algo estaba pasándole a su nerd y él sólo quería verlo sonreír como el tarado que era.

—Supongo que tienes razón, tal vez debería rendirme en esto y aceptar que no hay nadie para mí en el mundo.

Girando los ojos ante lo irónico de la situación, Bakugou tomó de los hombros al oji-verde para obligarlo a levantar la mirada. Tenía ganas de volver a reír y a la vez de darse un puñetazo ante lo ridículo que era todo. Ahí estaba Deku, lamentándose por no tener a nadie que le quisiera y él mismo, rogando con todo su ser ocupar ese lugar.

Qué tontería.

—Lo hay maldito cabeza de fresno. Definitivamente hay alguien en el mundo capaz de quererte así de imbécil como estás, con tus espantosas ropas, tu actitud sacrificada y tu mala suerte en los matrimonios, así que deja de ser tan depresivo y no te rindas, quizá... está más cerca de lo que piensas.

Los ojos verdes de Izuku le contemplaron con demasiadas emociones, como si quisiera decirle algo, agradecer sus ánimos y atraparlo en su mirada para siempre, como en las fotografías, cuando capturas un instante y no quieres perderlo en la bruma de la memoria. Así quería retener ese momento en el que, como siempre, Kacchan lo hacía creer una vez más en el amor y su existencia.

—Tienes razón, está más cerca de lo que pienso—susurró con un nuevo tipo de sonrisa, más brillante y colorida, la cual remarcaba sus pecas dándole un aspecto adorable, inspirador y único.

Bakugou también deseó capturar para siempre esa sonrisa.

El sonido de un clic rompió la magia creada y ambos miraron a la persona responsable. Yaoyorozu Momo sostenía su cámara fotográfica y su rostro estaba adornado con una enternecedora sonrisa, como la de una madre que ve a su pequeño con cariño.

—Me la voy a quedar para la próxima exposición—declaró la chica dulcemente y aún con la vergüenza en el rostro de Izuku, continuó—. Se llamará "Miradas entre amantes".

El título dado a la fotografía le recordó al casamentero que la fotógrafa del Stars Blue creía que Deku y él eran una pareja, pues nunca la sacó de su error después de esa infernal sesión ocurrida hacía ya tanto tiempo. Tampoco lo creía necesario, le gustaba la manera en la que todos a su alrededor los emparejaban a pesar de ser imposible, en primer lugar porque al erizo verdoso le interesaban únicamente las mujeres y en segundo, porque jamás iba a voltear a ver a un tipo que todo el tiempo le ponía apodos horribles y se burlaba a cada rato de su modo de vestir.

Pensándolo bien... ¿Por qué seguía molestando a Deku a pesar de gustarle tanto? La respuesta vino sola sin ni siquiera pensarlo. Era jodidamente divertido ver al nerd cabreado con él. Menudo enfermo que soy.

—Yaoyorozu, debes dejar de decir eso, Kacchan es sólo mi planeador de bodas y mi amigo—carraspeó temiendo un poco por su vida—. Además... ya estoy saliendo con alguien.

Momo giró los ojos ante lo último y Katsuki se atragantó con su propio oxígeno. ¿De qué mierda hablaba ese cabezón esponjado? ¿Con quién estaba saliendo? ¿Y por qué razón no sabía nada? Peor aún, tales palabras significaban una futura boda que planear. ¿Tanto lo odiaba la vida? Empezaba a creer que sí, no hallaba otra explicación a que Deku consiguiera una nueva novia tan pronto la anterior lo botaba en el altar.

—Así que sales con alguien, estúpido Deku—dijo entre dientes mientras fingía una sonrisa de felicitación—. ¿Y quién es la afortunada ahora?

El aludido modelo ensanchó la mirada ante la actitud de su casamentero, considerando por primera vez que debía dejar de jugar así con la estabilidad de Kacchan o un día de estos su cadáver amanecería en uno de los ríos de la ciudad.

Estoy jugando con fuego, tarde o temprano me quemaré, se dijo buscando un modo de lucir como si nada pasara frente al hombre que parecía a punto de reventar.

—Ya la conoces, es Hatsume-san. El otro día me invitó un café y platicamos de muchas cosas. Me agrada, por lo que la invité a salir—se acarició la barbilla mientras Momo y Katsuki le miraban sin poder creer que así de fácil consiguiera una novia—. Aunque ahora mismo ella es la que está más ansiosa, dice que quiere casarse lo más pronto posible.

Para Bakugou, tuvo lógica que Hatsume Mei fuese la nueva novia del bastardo, la tipa le traía ganas desde la boda con Itsuka Kendo, pero nunca creyó que se lanzaría tan pronto al ataque. Deku sí que era un estúpido blanco fácil.

—Define "pronto"—reclamó sabiendo que la respuesta le provocaría un derrame.

Izuku se rascó el cabello y lo dijo antes de que todo se fuese al desagüe.

—En un mes.

Y no se equivocó, a Bakugou Katsuki le dio un derrame, aunque no de manera literal, pero faltó muy poco para que hiciera estallar la exposición de Yaoyorozu y de paso el museo completo con sus gritos.

Váyanse a la mierda par de enfermos mentales.

****

El tiempo suele ser relativo o al menos eso es lo que siempre le decían. Para él valía lo mismo una semana o un día si estabas desanimado, y así se sentía, con las emociones hechas un lío y más confundido que nunca. Todoroki Shoto era un joven muy estoico, siempre directo en lo que pensaba y decía, por lo que para él no tenía congruencia alguna el estar "peleado" con Inasa. Peor aún, sentirse desesperadamente mal por dicha situación, como si fuese su culpa, aunque en realidad, si debía dar la batuta a una persona, ese era su amigo de la infancia.

Yoarashi Inasa estaba comportándose peor que un crío fastidioso, llevaban dos semanas sin dirigirse la palabra después de su "altercado" en el museo donde su pintura había sido mostrada a los demás. No planeaba quitarla incluso si el otro se sentía ofendido, independientemente de que le dolía en lo más profundo su indiferencia, lo correcto era sentirse furioso con ese tipo que se portaba peor que un imbécil. Ni siquiera Bakugou era tan cretino y aquella era una comparación muy ruda, considerando que el hijo de la Reina de las Bodas le odiaba a muerte.

Normalmente cuando ellos peleaban, no se hablaban por un par de horas y al final todo quedaba resuelto con un postre preparado con mucha dedicación por parte de Inasa y con el propio Shoto agradeciendo el gesto con una sencilla sonrisa. No había necesidad de ahondar en heridas, porque para ambos, el pelear y alejarse era un estado desconocido. Motivo por el cual, la situación se le estaba escapando de las manos y no sabía qué hacer. ¿Acercarse e intentar arreglar todo para que fuese como antes? ¿O esperar una disculpa por esa forma tan cruel de cortarle las ilusiones con respecto a su amistad?

El problema radicaba en que no entendía muy bien qué había hecho mal, sólo sabía que estaba dolido por sus palabras y quería que todo volviera a la normalidad. Estar juntos siempre, comer a las mismas horas, entretenerse con los ridículos programas de televisión que se transmitían y en ocasiones salir juntos a dar alguna vuelta por cualquier sitio emblemático de la ciudad.

Era lo único que deseaba, volver a ser los mejores amigos sin tantos cuestionamientos. ¿Acaso pedía demasiado?

Dio un suspiro contemplando el cielo que estaba a punto de venirse encima, pues la temporada de lluvias recién iniciaba y las personas siempre se preparaban para los momentos como esos. Él no, nunca había tenido la necesidad de hacerlo, pues Inasa siempre llevaba una sombrilla consigo y ambos la compartían. Para él, caminar en la lluvia bajo la misma sombrilla era lo más natural del mundo.

—Sera mejor que me apresure o terminaré empapado—dijo en voz alta con cierta nostalgia y continuó su camino.

Antes de llegar al departamento que compartía con el flamante chef de talle internacional, tenía por hábito pasar a la pequeña cafetería que estaba a un par de cuadras. "The Rikido's" era sumamente pequeña y no ofrecía grandes bocadillos para su clientela, pero su buen café y los pasteles que preparaba su dueño, Rikido Satou, eran suficientes para volverla el lugar favorito de muchas personas. A él personalmente le gustaba comprar un vaso de café con leche cargado y con poca azúcar, para acompañar los postres de Inasa, aunque quizá en ese momento no tendría posibilidad alguna de recibir dicho premio, pues llevaba días sin hacerlo, pero nunca estaba de más la costumbre.

Por esa razón entró como si nada al establecimiento, pidió su café con el mismo sabor de siempre y una vez que lo recibió, comenzó a darle unos cuantos sorbos sin importarle lo caliente que pudiese estar. A él no le inmutaba la temperatura, siempre podía disfrutar las cosas aún si estuviesen ardiendo o congeladas, no había problema.

Aunque claro, su mutismo habitual se fue a la basura cuando escupió todo lo que estaba bebiendo al descubrir quien más estaba en esa cafetería.

En una de las esquinas, compartiendo un panqué de chocolate con nueces en el centro y un par de malteadas, se encontraba el novio de Bakugou Katsuki con una exuberante chica que parecía prima cercana de un científico loco, pues su mirada te analizaba al estilo de un experimento de ciencias.

Su escándalo con el café llamó la atención de ambos e Izuku Midoriya, como recordaba que se llamaba el chico, le saludó a la distancia agitando su mano como si fuesen viejos amigos y no un par de desconocidos que sólo se habían visto una vez.

—¡Por aquí! ¡Siéntate con nosotros!

Movido más por la curiosidad que un genuino deseo de sentarse con ambos, Todoroki accedió a la petición mientras se disculpaba con el dependiente por el desastre que había hecho al escupir el café. Rikido negó con amabilidad y una vez aceptada la disculpa, se acercó a la mesa de su "conocido" para tratar de comprender por qué razón Bakugou no estaba ahí, con su novio.

—Gracias por invitarme—tomó asiento junto a Midoriya y fue sumamente directo con sus dudas—. Me extraña que Bakugou no esté contigo. ¿Pelearon o algo así?

El pecoso, sin borrar la cándida sonrisa que le caracterizaba, negó rápidamente ante la mirada atenta de su "novia".

—Para nada, Kacchan y yo nos llevamos muy bien.

—Está un poco enfadado con nosotros ahora, pero es natural, después de todo, le quedan un par de semanas para planear a la perfección nuestra boda—Mei Hatsume ensanchó sus mejillas al estilo de un hámster.

Por primera vez en años, Todoroki Shoto abrió de más los ojos, definitivamente no se esperó algo así de una persona como Midoriya, con tantas ropas extravagantes y esa mirada tímida que le caracterizaba. Confundido a más no poder y sin poder evitar su asombro, expresó lo que la situación le provocaba de una forma para nada sutil.

—Estoy en shock Midoriya, no sabía que practicabas la poligamia. ¿Bakugou está de acuerdo con ello?

Ahora fue el turno de Izuku de quedarse estupefacto ante las palabras de Todoroki-kun. ¿Qué estaba pasando exactamente por su cabeza?

—¿Po... poligamia? ¿De qué hablas?

—Bueno, me refiero a que si vas a casarte con esta señorita y estás en una relación con Bakugou, estás llevando a cabo la poligamia, el tener más de una esposa a la vez.

La manera en la que Shoto había explicado el concepto era tan seria que en definitiva no se trataba de una broma de mal gusto de su parte, al contrario, el chico creía de verdad que él tenía más de una relación simultánea. Sin poderlo evitar, su rostro se volvió rojo ante la mención de Kacchan y la posibilidad de estar juntos como pareja, pero para Hatsume fue sumamente hilarante, así que sin frenarse, comenzó a reír con ganas, tratando de cubrir su boca para no hacer tanto ruido y fallando terriblemente.

Oh por Dios, Izuku tenía ganas de morirse en un pozo de la vergüenza que sentía.

—Creo que lo has malpensado, pero Kacchan y yo no estamos saliendo, él es un gran amigo y me está haciendo el favor de ser mi planeador de bodas.

Recuperando su rostro indiferente ante la explicación, pero sin poder creerlo por completo, Todoroki preguntó algo que le hizo clic en la declaración de Midoriya.

—¿Por qué hablas en plural? ¿Cuántas bodas te ha organizado Bakugou?

La risa de Hatsume fue aún mayor con la pregunta e Izuku le miró mal por ser tan obvia. Dando un suspiro resignado, procedió a dar su explicación a aquel que era considerado el mayor enemigo de Kacchan.

—Es una larga historia Todoroki-kun.

—Tengo tiempo—replicó al instante el otro y Mei recuperó la compostura.

El chico de los cabellos rizados no sabía por dónde comenzar y pidiendo un nuevo café para su invitado, comenzó a narrar su trágica suerte en el amor.

Y Mei Hatsume escuchó todo atentamente sin borrar la sonrisa divertida en su rostro.

****

Tenía muchas ganas de preparar un Parfait de naranja para la cena de esa noche, el problema radicaba en que normalmente hacía los postres únicamente para compartirlos con Shoto. Ahora que estaban "distanciados", no sabía qué hacer con tantas ideas de postres para él. Aunque no era como si el dejar de ser tan unidos significara que debiera dejar de prepararlos, sin embargo, a su punto de vista, era más probable que una futura novia hiciera esas cosas para su mejor amigo que él mismo, pues no era algo que le correspondiera.

Sus pensamientos depresivos y para nada sanos no estaban ayudando a sobrellevar su relación con él. Todos los días desde esa discusión eran una rutina tortuosa, usualmente se levantaban turnándose para ocupar el baño y preparar el almuerzo, pero ahora, con ese alejamiento, hacía lo posible por ser el primero en despertar, salir a correr un poco para mantener la condición física y después de darse un duchazo, salir para evitar verle.

Sabía que la estaba regando, sabía que el cambio no debía ser tan brusco, pero lo conocía lo suficiente como para entender que era la única forma, pues Todoroki Shoto podía llegar a ser irracionalmente necio si se lo proponía y lo que estaba haciendo era para bien de ambos. Ahora quizá le odiara y le doliera un poco, pero en el futuro se lo agradecería, cuando lo viera de la mano de una hermosa joven contrayendo matrimonio, sonriendo con ese cálido brillo que sólo él tenía, sabría que todo estaba bien.

Aún si su corazón era el que se hacía pedazos con esa visión del futuro.

Escuchó las llaves del departamento en la cerradura y maldijo por lo bajo, se había entretenido demasiado en sus pensamientos y ahora no podía salir corriendo a su habitación o sería demasiado obvio. Estaba bien que su papel de apatía fuese natural, pero tampoco debía arruinarlo con sus desesperados anhelos de hablar con él.

Así que fingió demencia en la cocina y comenzó a preparar el Parfait, total, si ya estaba enterrándose en el abismo, por lo menos que valiera la pena.

Shoto llevaba un nuevo vaso de café y uno de más por si a Inasa se le llegaba a antojar, ambos habían corrido por cuenta de Midoriya y su novia, pues después de la muy bien elaborada explicación acerca de la manera en la que Izuku había sido plantado por sus novias anteriores, realmente necesitaba una dosis mayor.

Se sorprendió muchísimo cuando pudo ver a Inasa en la cocina, generalmente al llegar ya le encontraba encerrado en su habitación, quizá una semana no se contaba como mucho tiempo, pero para él, esos catorce días se le habían hecho los más largos de su vida.

Por ello, no pudo evitar comenzar una conversación a pesar de no saber qué esperar.

—Pensé... que ya estabas dormido...—colocó su vaso de café en la mesa del comedor y lo señaló—. Planeaba guardar tu café en el refrigerador. ¿Vas a cenar?

¿Podemos cenar juntos hoy? Preguntó en su mente sin saber si estaba listo para la respuesta negativa.

Inasa pudo leer perfectamente a Shoto y otro poco tira todo a la mierda. Sus ojos miraban con recelo, pero su tono de voz había sido temeroso, como si esperara un rechazo, cosa que debió dar ciertamente, pero que no fue capaz, al menos no esta vez.

—Iba a preparar un Parfait de naranja. Si traes café quiere decir que ya merendaste, pero acepto el tuyo no hay problema y puedo guardarte una copa del postre para que desayunes mañana.

Ciertamente, había bebido mucho café y comido un poco del panqué de Midoriya, pero si tenía la oportunidad de pasar un momento con Inasa, era capaz de vomitar ahí mismo lo que tenía en el estómago con tal de cumplir su deseo. De acuerdo, quizá lo que acababa de imaginar era asqueroso y completamente innecesario, pues aún tenía espacio para un postre más.

Siempre habría lugar para Inasa dentro de él, en todos los aspectos.

—No he cenado, así que dale con el Parfait.

Sin poderlo evitar Inasa sonrió ante las palabras del otro, quien al verlo reír después de tantos días de seriedad, se sintió al fin libre y tranquilo, como si le hubiesen dado un soplo de aire fresco a su corazón.

—En ese caso, espera un poco, apenas voy a comenzar—indicó y entonces sí se concentró en la preparación del postre.

Todoroki le miró atentamente sin perder ni un solo detalle, no era que estuviese muy interesado en ser repostero, simplemente le gustaba estar así, tan cerca y sin ser alejado. Como antes, cuando hacían todo juntos y no estaba mal para ninguno de los dos. Estuvo tentado a dar un suspiro pero se reprimió y consideró que era mejor iniciar un nuevo tema de conversación.

Y vaya que tenía uno, Inasa se iba a caer de espaldas cuando se lo contara.

—Por cierto, me han invitado a una boda y me dijeron que podía llevar a una persona. ¿Te gustaría ir conmigo?

Más que el deseo de ir a la boda de Midoriya para ser testigo de cómo al fin obtenía su sueño de ser un hombre casado, Shoto buscaba la oportunidad de limar asperezas con Inasa, después de todo, iban a ser los únicos intrusos extraños en dicha fiesta, por lo que no les quedaría otra opción más que pasar tiempo juntos.

Era un plan perfecto y lleno de malicia.

Sin embargo, Shoto no contaba con la firme resolución de su amigo de la infancia, quien al escuchar la propuesta, no pudo evitar pensar que él no era la persona indicada para acompañarle. Él y sus demonios, claro estaba.

—Generalmente llevas a tu pareja a esa clase de eventos. ¿Por qué no invitas a alguna chica linda para que te acompañe?

Y dale con las mujeres, reclamó en su interior el heterocromático haciendo mala cara y tratando de lucir sereno. No debía perder la paciencia, habían logrado mucho al hablar ahora y estar a punto de compartir la cena. Quería su Parfait de naranja y nadie, ni siquiera Inasa, iba a quitarle ese placer.

Así que fue más inteligente y preparó instantáneamente un contrataque.

—No conozco a ninguna y me avergüenza ir solo—entrecerró los ojos e Inasa le prestó toda su atención—. ¿Irás conmigo o no? Será tu responsabilidad si me seco del aburrimiento.

Sin más remedio, el joven chef asintió pensando que quizá, con mucha mala suerte, Shoto conocía a alguien en esa boda, aunque seguía sin saber de quién era y por qué el otro aseguraba que se iba a aburrir mucho en el evento.

—Ya que me has obligado a ir, merezco por lo menos saber quienes son los afortunados contrayentes—mencionó con una sonrisa juguetona y Shoto, encantado con la misma, respondió como si nada.

—Por supuesto, le conoces, es la boda de Izuku Midoriya.

Los cubiertos de Inasa se cayeron de sus manos y de no ser por sus buenos reflejos, habrían ido a dar al suelo, hechos pedazos. La impresión era demasiada y sin frenarse la expresó con toda efusividad.

—¿Bakugou se va a casar? ¡Dios, jamás creí que ese día llegaría! ¡Te va a asesinar cuando te vea en su boda!

La risa de Shoto se pronunció aún más con el comentario y por una fracción de segundos, Inasa quedó embobado con ella, lo suficiente para perder el hilo de la conversación y no cuestionar el por qué se reía en primer lugar.

—Eso es lo más impresionante de todo Inasa, Midoriya y Bakugou no son pareja. Izuku se casa con una jovencita de extraño comportamiento cabe mencionar. Katsuki es su planeador de bodas.

Nada pudo detener el grito de indignación que Inasa lanzó al escuchar aquello, era una tontería, Bakugou y Midoriya se comportaban como una pareja. ¿En qué universo ellos no estaban juntos y el pecoso extravagante se casaba con una mujer?

—Me tienes que estar haciendo una broma—reclamó sin poderlo procesar y Todoroki negó.

—Tuve la misma reacción—le llamó con sus manos para que dejara por un momento el Parfait y se sentara a su lado—. Ven aquí, la historia es larga y bastante interesante.

Olvidándose por completo de su pose de "indiferencia" que se había inventado con Shoto, obedeció su petición y después de lavarse las manos, tomó asiento a su lado listo para escuchar. Debía existir alguna explicación para que estuviesen invitados a una de las bodas de Bakugou Katsuki y aún más importante, era necesario que alguien le explicara por qué ese par de chicos no estaban juntos.

Pues en su mente no tenía lógica alguna que ellos no estuviesen enamorados y a punto de casarse.

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Siempre he tenido el deseo oculto de que Momo y Deku sean mejores amigos. ¿Por qué? No tengo ni puta idea, pero decidí cumplir mi anhelo en este fic, así que con ello despejo sus dudas, Momo no será una de las novias de Izuku.

Regalaré otra viñeta KatsuDeku o DekuKatsu lo que gusten, a la primera persona que me adivine cuántas novias nos quedan (sin contar a Hatsume, ella ya está del otro lado), son poquitas, lo prometo ;) (Ahí vas con tus sorteos otra vez)

Creo que es todo, agradezco como siempre su apoyo por darle una oportunidad a mi fic y ansío que de verdad les haya agradado el capítulo de hoy.

Muchas gracias por leer!!! Los quiero!!

Besos!!! <3

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