Capítulo 20.-Hacerte feliz las veces que quieras.
Capítulo 20.-Hacerte feliz las veces que quieras.
Kirishima Eijirou y Kaminari Denki insistieron en ser un par de idiotas cursis acompañándole hasta el aeropuerto. Llevaba una sola maleta porque en realidad para el resto de sus cosas ya había mandado a pedir por ellas con su padre. No pudo ver a Deku por última vez y en parte agradeció que tuviese su estúpida sesión fotográfica, no se creía con los huevos para despedirse de él sin terminar cantando todo lo que sentía. Era un puto cobarde maricón que se vanagloriaba de ser invencible, pero cuando se trataba de su luciérnaga verdosa, todo cambiaba convirtiéndolo en un idiota.
—De verdad te vamos a echar de menos—comentó Kaminari con una sonrisa muy triste.
Después de todo su Katsubro era toda la figura paterna que le quedaba, Masaru-chan tenía bastante rato que no se aparecía y conociéndolo, seguramente lo vería hasta que el hombre se sintiera listo. Él en su lugar por lo menos habría hecho lo mismo.
Bakugou en señal de afecto revolvió sus cabellos con sus manos y Kirishima no se resistió lanzándose a darle un gran abrazo. No lo rechazó, principalmente porque a pesar de todos los desastres, Eijirou era su mejor amigo y ahora todo estaba sanado entre ambos. Sí, salía con su Denki y aún conservaba su vena sobreprotectora con él, pero afortunadamente comprendía que estaba en buenas manos.
Kirishima amaba y respetaba a Denki, no podía pedir más.
El abrazo continuó unos minutos más y para cuando fue momento de separarse, Eijirou le susurró algo que le heló la sangre.
"Ahora que te marchas, Kaminari y yo cogeremos todos los días".
—¡Qué dijiste hijo de puta!
Obviamente la rabia amenazaba por invadir sus sentidos, pero al darse cuenta de que el pelirrojo parecía completamente ajeno a su rabia, trató de controlarse. Lo cual fue justo a tiempo, pues Kirishima repitió su verdadero enunciado.
—Estaba diciendo que ahora que te marchas, Kaminari y yo te llamaremos todos los días—Bakugou entrecerró los ojos creyendo que al fin empezaba a enloquecer y ajeno a ello, su amigo continuó—. Por favor cuídate mucho y recuérdanos.
No lo dudes, pensó con cautela, aún si había sido producto de su imaginación, no bajaría la guardia fácilmente, él no lo sabía, pero tenía prohibido tocar a Kaminari hasta que se graduara o de lo contrario su cadáver amanecería en el vertedero de un río. Y no bromeaba, fue imposible separarlos como enamorados, pero daría todo de sí para mantener la castidad de su Denki.
—Te queremos Katsubro—finalmente se despidió Denki a punto de empezar a llorar.
Y yo a ustedes par de imbéciles, sus pensamientos fueron sinceros, todo lo que en voz alta no se atrevía.
—Sí, como sea. Denki, asegúrate de no reprobar ninguna puta materia o te va a pesar—señaló a su amigo empezando a alejarse con su maleta en mano—. Y tú, ni siquiera se te ocurra meterle mano. ¿Está claro?
Ambos enamorados se miraron sin entender a qué se refería su Katsubro. ¿Mano? ¿Cuál mano? ¿De qué estaba hablando? Temerosos de despertar su ira, Kirishima simplemente asintió mientras se despedía con una señal a la distancia.
Y así, creyendo en un 50% que Kirishima cumpliría su promesa, Katsuki perdió de vista a su par de bastardos idiotas favoritos, dirigiéndose a la sala de abordaje. Le habían dicho que llegara con 3 putas horas de anticipación y ahí estaba. Se acercó a la recepción entregando su boleto y cuando las chicas encargadas notaron el vuelo que le correspondía, casi les dio un infarto de la sorpresa. Él, sin entender qué mierda pasaba con dicha reacción se quedó ahí plantado hasta tener explicaciones.
—No es nada grave joven, lo que sucede es que de última hora el vuelo se adelantó, ya no sale en 3 horas como le indicaron, de hecho llegó casi a tiempo, partiremos en una hora—la chica sonrió de manera profesional cambiando el horario del boleto con un crayón—. Tome asiento en nuestra sala de espera y le avisaremos.
Obedeciendo sin más, el príncipe de las bodas empezó a escribir mensajes para su padre, explicando lo sucedido con su vuelo y pensando por última vez en Deku. Era oficial, se marchaba y desaparecía de su vida, era hora de empezar un nuevo tipo de camino, quizá con mucha suerte se le quitaba lo homosexual en América, encerrado y ocupado con su nuevo Servicio de Banquetes, ya que obviamente en Los Ángeles no había un Izuku Midoriya de ropas coloridas y asquerosamente combinadas que le asediara.
Mierda, incluso marchándome no dejo de ser tan vomitivamente cursi. Sácatelo de la jodida cabeza por una puta vez.
Pero no podía, el nerd estaba arraigado, como bien había hecho en comparar, Deku era como la maleza, prensada a la tierra, sin utilidad alguna a las plantas, pero con una capacidad para permanecer que daba mucho miedo.
Deku en su pensamiento se aferraba dejando claro que era su absoluto dueño.
****
Cuando despertó se dio cuenta que sólo habían transcurrido un par de horas desde que se quedó dormido en los brazos de Inasa, al cual comenzó a buscar en las sábanas sin encontrarlo. Talló sus ojos para levantarse por completo y una punzada en su espalda baja le recordó todo lo que habían hecho llenándolo de vergüenza. Él nunca había tenido esa clase de relación con nadie, Inasa fue su primera vez y ahora que todo era claro en su cabeza y corazón, no podía imaginarse a sí mismo haciendo el amor con alguien más.
Y a Inasa en los brazos de otra persona, eso tampoco podía ser.
El motivo de sus pensamientos se apareció en la habitación llevando una repisa con comida recién preparada. Estaba vestido y recién bañado, lo que significaba que llevaba un buen rato despierto. Darse cuenta de la forma en que sus ojos viajaban por su cuerpo recordando la manera en que se habían acariciado horas atrás no fue tan bochornoso como el notar que él, aún en la cama, seguía completamente desnudo. Se cubrió por acto reflejo hasta el pecho y la risita burlona de su anfitrión fue como música para sus oídos.
—Preparé algo para ti, estoy seguro de que no has probado bocado alguno.
Extendió la bandeja sentándose a su lado en la cama para que probara el platillo. Era de nueva creación, se había sentido lo suficientemente inspirado para preparar algo totalmente distinto de lo habitual en su experiencia. Mientras Shoto dormía, salió del hotel directo al supermercado para comprar los ingredientes necesarios para su nueva idea.
Orgulloso y satisfecho de su platillo creado, no podía esperar a que Shoto lo probara. Éste, intrigado ante la nueva receta y sin poderse resistir del todo a la cocina de Inasa, contempló la estética del platillo preguntando de qué se trataba.
—Luce increíble. ¿De verdad nunca lo habías preparado?
—Para nada, se me ocurrió apenas. Te explico Shoto, se trata de una comida balanceada y nutritiva pero con una presentación deliciosa, estos rollitos gratinados de espinaca y queso ricota se derriten en tu lengua cuando los pruebas—tomó su tenedor y le ofreció uno al más bajo ansioso de su opinión—. ¿Cómo ves? ¿Te gustan?
Todoroki probó la comida y asintió encantado con el sabor, ciertamente la combinación de queso con verdura y las especias utilizadas le daban una consistencia suave que se volvía agradable al paladar. Sin duda su Inasa estaba de vuelta, más talentoso que nunca. Aquello le hizo demasiado feliz como para ocultarlo.
—Te quedó delicioso, eres un genio Inasa, definitivamente Bakugou se sacó la lotería contigo.
Su declaración les recordó que aún no habían hablado de ese tema por completo, pero tarde o temprano tendrían que hacerlo, además de definir exactamente la forma en que ahora se verían. Él no planeaba abandonar Sakura's Bottom, su vida estaba en Japón, así que toda la responsabilidad recaía en Inasa y lo que él le pidiera a Bakugou Katsuki. Así que mientras comían y se miraban de vez en cuando, ambos empezaron a crear sus propios acuerdos.
—Escucha Shoto, la realidad es que la propuesta de Bakugou es muy buena, me agrada la idea de trabajar para él y desenvolverme en ese ámbito. Pero tampoco quiero dejarte, amo Sakura's Bottom, amo todo lo que tú haces. Si tú me pides que vuelva, ahora mismo le renuncio a Bakugou y nos regresamos a Japón.
Sintiendo mariposas en su estómago ante la manera en que Inasa ponía en primer lugar su restaurante, Todoroki tuvo que ser racional a pesar de la emoción. Claro que quería a Inasa en Sakura's Bottom, soñaba con poder estar a su lado todos los días, pero también quería su felicidad, su triunfo y desarrollo profesional. Su restaurante no le daría el gran renombre que Rose Velvet sí podía y le quería demasiado, lo suficiente para no menguarle su éxito.
Con una sonrisa demasiado dulce para el corazón de Inasa, el joven pintor negó expresando lo único que anhelaba de todo esto.
—Tus palabras suenan bellísimas, es muy lindo lo que me dices, pero no sería justo. No me interesa si trabajas para Bakugou o trabajas para mí, todo lo que quiero es que estemos juntos, que seas mi... pareja... es lo único que deseo...
Arrebolado con tan tierna declaración, Inasa hizo a un lado el plato de comida sólo para abrazarle con efusividad antes de darle un gran beso. Shoto encantado con tantas muestras de cariño, correspondió el mismo enredando sus dedos detrás de su nuca. Debían detenerse en sus besos o terminarían haciendo más y se suponía que estaban hablando seriamente.
Así que muy en contra de sus voluntades, se separaron para continuar conversando, aunque no perdieron del todo el contacto, dándose ligeros piquitos entre palabras y risitas cargadas de nerviosismo.
—Ahora todo lo que pienso es en el infarto que le dará a Bakugou cuando te encuentre aquí—bromeó Inasa besando su nariz también.
—Eso suena bien, seguimos siendo rivales después de todo.
Ambos rieron ante la idea de Bakugou Katsuki dando maldiciones por el hecho de que su cocinero y su némesis estuviesen saliendo, pero no era como si no estuviera acostumbrado, después de todo, su primo y su mejor amigo también eran pareja, cosa que no provocó una tercera guerra mundial. O al menos eso era lo que ellos creían.
—En el fondo te agrada, lo sé—se atrevió a especular el cocinero y Todoroki le miró mal.
Claro que Bakugou le agradaba, pero nunca lo admitiría en voz alta porque sería doblegar su orgullo ante el tipo más exagerado e histérico del mundo. Ya le debía lo suficiente, no lo dejaría ganar con tanta facilidad.
—Mejor cierra la boca y bésame de nuevo—hizo berrinche cruzando sus brazos e Inasa lo encontró demasiado adorable.
Una faceta nueva de su Shoto, como cada cosa que descubría de él todos los días. Eso era lo hermoso de amar a una persona, encontrar rasgos nuevos y nunca dejar de enamorarse de los mismos.
—Como ordenes amor.
Y volvió besarle, considerando quitar el plato de comida y guardarlo para después, porque ahora que estaban besándose nuevamente, le iba a costar demasiado trabajo no llegar al final. Aunque a juzgar por la forma en que Todoroki le aferraba, quizá no habría tanto problema en dejarse llevar. Estaban juntos ahora, sus más grandes sueños se habían hecho realidad y les esperaba un nuevo tipo de camino, cosas por reinventar, al igual que sus recetas, al igual que los dones que les caracterizaban.
Volver a ser los de antes, pero a la vez completamente distintos.
****
Llegaron casi patinando al aeropuerto, con Izuku respirando como si se le fuera la vida, Momo sonrojada a más no poder por la larga carrera que había hecho y Camie hecha una fiera al no poder localizar a Katsuki. Por más llamadas que le hizo durante el camino, el muy infeliz se atrevió a no contestarle. ¿Y ahora qué hacían? ¿Dónde lo localizaban?
Izuku, siendo menos impulsivo que las otras dos, consideró que lo primero por hacer era preguntar sobre el vuelo. Después de todo, las tres horas que tenían de colchón les servían para poder investigar a fondo en dónde estaba Kacchan. Aún no tenía idea de qué le diría cuando lo tuviese enfrente, quizá en el fondo sí era un poquito impulsivo porque se lanzó así como si nada a confesarse.
Camie le dijo que Kacchan estaba enamorado de él, el hecho le tenía a punto del colapso, pero no sabía cómo abordarlo cuando por fin le dijera que era correspondido, que él le amaba como nunca creyó y definitivamente movería cielo, mar y tierra por demostrárselo todos los días de su vida, siempre y cuando él se lo permitiera. Pero para ello, debían alcanzarlo, esa era la prioridad.
Así que llegó con la recepcionista preguntando el próximo vuelo hacia Los Ángeles y ésta, sumamente servicial y para nada grosera, investigó en su base de datos hasta tener la información.
—Ya lo encontré joven, tuvimos algunas complicaciones con ese vuelo y se tuvo que adelantar, por lo que seguramente ahora ya se encuentra en abordaje—ensanchó su sonrisa como si no le acabara de romper el corazón al pecoso de ropas brillantes—. Espero le haya podido ayudar.
—Sí... claro... gracias...—susurró sintiendo que el mundo se le iba encima.
¿Y ahora qué hacía? Kacchan ya estaba abordando, sería demasiado raro que le detuviera en plena pista de despegue del avión. No estaban en las típicas películas de comedia romántica, no podía ir por ahí gritando su amor y lamentarse al fallar en alcanzarlo.
En verdad desanimado con el hecho, se alejó de la recepcionista y comunicó que Kacchan ya se había marchado a ambas chicas que le hicieron el favor de acompañarle en su odisea. Momo trató de consolarle pensando en un plan para detener el avión y Camie, sintiendo que estaba al borde de la crisis nerviosa, intentó llamar por última vez a su colega.
Cuando el teléfono dio el tono, casi da un brinco de la emoción, mostrándole a los otros dos a través de señas, que había logrado localizarle.
—¿Camie? ¿Qué mierda? ¿Por qué tengo tantas putas llamadas perdidas de tu parte?
Pudo haberse detenido en darle un gran sermón por no contestar cuando le llamaban, pero ya sería después, ahora debía ir al grano. Si su escena romántica estaba arruinada, por lo menos haría las cosas con mayor eficiencia.
—Cierra la boca y escúchame. Estoy aquí en el aeropuerto con Izuku-kun y antes de que me cambies el tema como el cobarde quejica que eres, debes saberlo. Te estamos buscando como idiotas desesperados...—Bakugou resopló a punto de interrumpir y ella se le adelantó conociéndolo a la perfección—. Izuku inventó las últimas 5 bodas porque está enamorado de ti, fue su excusa para pasar tiempo contigo. ¿Lo escuchas bien? Te ama... ¡Demonios, él te ama!
El pecoso se tapó el rostro sin ocultar el gritito de vergüenza. ¿Era necesario gritarlo en casi todo el recinto? Media población de turistas y recién llegados le acababan de escuchar. Momo empezó a reír con ganas ante la humillación y vergüenza de su amigo, Camie esperó a que Bakugou dijera algo y finalmente éste, reaccionó.
—¡Puta madre! ¡No me jodas Camie! ¡Por qué mierda me lo dices hasta ahora! ¡El avión está a punto de despegar! ¡No me puedo bajar!
—¡Pues inténtalo! ¡Es tu culpa! ¡Traté de decírtelo muchas veces y siempre me cambiabas el tema! ¡Te toca pagar por las consecuencias de tus...!
Ya no pudo seguir hablando porque la línea se cortó y por primera vez en ese periodo corto conociéndole, se dieron cuenta por qué razón Camie Utsushimi soportaba a un histérico como Bakugou Katsuki.
—¿Qué sucede Utsushimi-san?—cuestionó temerosa Momo y la rubia estalló.
—¡Hijo de puta! ¡Me colgó!—se dio un zape al entender lo que había dicho y se disculpó mirando al cielo—. Perdón Mitsuki-san, no fue con esa intención.
Deku empezó a darse pequeños golpes en la frente mientras Camie intentaba volver a comunicarse con Katsuki, sin lograrlo. Era el fin, no pudieron alcanzarlo y aunque ahora el casamentero estaba al tanto de los sentimientos del novio eternamente plantado en el altar, ya era tarde.
Se había marchado.
Sin embargo, aún no podían rendirse. Las lágrimas que amenazaron con salir de sus ojos fueron erradicadas y con un nuevo tipo de determinación, Izuku apretó sus puños caminando directamente hacia el área donde compraban los boletos. Sin entender qué planeaba, Momo y Camie le siguieron y sólo cuando estuvieron en la fila de compra, ambas reaccionaron.
¿No pensará...?
—Señorita, deme el próximo vuelo que tenga hacia Los Ángeles—declaró con convicción el modelo pecoso y las chicas jadearon de sorpresa.
El hombre era impulsivo, sin duda alguna, pero esto estaba rayando los límites. Tratando de detenerlo y convencerle de los obstáculos a los que se enfrentaría al viajar a una ciudad que estaba al otro lado del mundo y de la cual no tenía idea de cómo andar, las chicas armaron un escándalo que la despachadora de boletos no soportó.
—Lo siento caballero, no tendré vuelos hasta el lunes, en caso de que no quiera comprarlo, le ruego que se retire, me retrasa la fila.
Generalmente Izuku Midoriya era muy gentil y aceptaba cuando alguien le daba una indicación, pero en ese momento no podía tomarse tal lujo. Hablábamos de su Kacchan y lo importante que era alcanzarlo ahora, no el lunes, no la siguiente semana. Ahora.
Así que, enloqueciendo, comenzó a ser un cliente fastidioso con todas las de la ley.
—Por favor señorita, necesito un vuelo más pronto, no puedo esperar tanto.
—Ya le dije que no tengo más, si va a comprar el boleto a Los Ángeles para el lunes, apresúrese, que también se llenan.
Se jaló los cabellos, Momo y Camie intentaron convencerlo de que aceptara el boleto del lunes y él se empeñó.
—El amor de mi vida se acaba de ir en su último vuelo, si espero hasta el lunes, lo perderé. Haga algo, lo que sea, si es por dinero, le daré un cheque en blanco, pero se lo pido...
—Deku...
Una nueva voz se inmiscuyó en la conversación e Izuku la ignoró necio en obtener su boleto. Camie y Momo se sorprendieron y empezaron a contener sus grititos al comprender lo que se avecinaba. El modelo tampoco les prestó atención y la vendedora, ajena a la situación, tuvo que ser más grosera.
—Pues lo lamento mucho joven, pero no puedo inventarme un vuelo sólo por cuestiones triviales, así que se retira o llamaré a seguridad.
—Pero...
—Deku...—volvió a señalar y esta vez Izuku sí se giró, completamente determinado a conseguir su boleto.
De manera cómica y completamente despistada, se dio cuenta de quién era y siguió con la necedad.
—Ahora no Kacchan, estoy tratando de comprar un boleto para alcanzarte en Los Ángeles y poder decirte...
Entonces sí se dio cuenta de qué era lo que ocurría por lo que cubriendo su boca, se giró nuevamente para verlo y la sonrisa petulante de Bakugou Katsuki arruinó todo su semblante. Tratando de parecer un chico fuerte, mordió sus labios para evitar el llanto. El rubio negando ante lo idiota que podía llegar a ser su cabeza de tentáculos peludos, simplemente tomó su brazo para quitarlo de la fila y llevarlo a otra parte.
Él se dejó llevar y sus espectadoras favoritas suspiraron casi al mismo tiempo. Sólo la despachadora tuvo la seriedad de realizar su trabajo y preguntó una última vez.
—¿Entonces van a comprar el boleto o no?
Momo giró los ojos negando y Camie simplemente le dio por su lado, tenía cosas más importantes en las cuales pensar ahora.
—Ya siéntese señora.
Y así, las mejores amigas de ese par de bobos enamorados los vieron partir con una sonrisa cómplice. Lo habían logrado, contra todo pronóstico, tuvieron razón.
El amor vencía todo y a todos.
****
Izuku le miraba con cierta vergüenza por el sitio en el que estaban, pues se trataba de los baños del aeropuerto y Katsuki hacía lo posible por contenerse. Debían hablar civilizadamente, pero en su cabeza eran demasiadas emociones las que pugnaban por salir de su boca. Indignación, ante todo el rollo de las bodas falsas, coraje por el hecho de ser un cobarde que, de haberse atrevido a confesarse al nerd, hubiesen estado juntos desde hacía meses, pena, pues tuvo que armar un puto lío en el avión para que le dejaran bajar y algo le decía que no volverían a dejarlo comprar un boleto nunca más.
Y entusiasmo, un profundo entusiasmo porque ahora que sabía de los sentimientos de Deku, su perspectiva cambiaba.
—Y bien, nerd conspirador... ¿Me piensas explicar por qué tantas jodidas bodas? Porque en caso de que no lo recuerdes, me hiciste planear siete putas bodas para nada.
Con la necesidad de explicarse, Izuku levantó el dedo índice para poder dejar en claro cómo sucedieron las cosas. Sí, el método no fue el más adecuado, pero él sabía por qué lo había hecho, su intención nunca fue menospreciar o insultar el trabajo de Kacchan. Él lo amaba... ¿Cómo podría imaginar siquiera faltándole al respeto de esa forma a Rose Velvet"
—En realidad, sólo fueron cinco bodas Kacchan, pero entiendo que no estuvo bien. Aunque ponte en mi lugar, me gustabas desde el principio y me rechazaste. ¿Cómo iba yo a saber que cambiaste de opinión?
—¡Uraraka y Melissa también cuentan imbécil!—reclamó el otro a punto de perder los estribos y continuó—. Pero aún más importante... ¿Cuándo mierda te rechacé?
Si en sus manos hubiese estado, ya habría cogido con él desde su primera sesión de fotos. Le traía unas ganas impresionantes y lo amaba, quería su sonrisa todos los días de su asquerosa vida. ¿En qué puto momento renunció a todo eso?
—En la boda de Hagakure-chan, dijiste que no sería tu siguiente fracaso nupcial. Yo lo entendí como un rechazo.
Ante semejante explicación, al príncipe de las bodas le dio un derrame y sin importarle que Deku se enfadara, desquitó su enojo dándole un pequeño zape en la cabeza. El modelo se quejó del golpe, pero tampoco fue como si le hubiese dado tan fuerte.
—No me jodas Deku, no te conocía. ¿Cómo diablos iba a aceptar que me ligaras tan fácilmente? Además genio... ¿No se te ocurrió pensar que pude haberme enamorado de ti en el maldito proceso de tus jodidas bodas?
Era lo más cercano a una declaración que pudo haber recibido y lejos de decepcionarse o buscar algo más romántico, Izuku suspiró perdiendo la compostura. Camie se lo dijo por teléfono, pero una cosa era suponerlo gracias a la confesión de un tercero y la otra comprobarlo de su propia boca.
Me ama... Dios mío... realmente me ama... creo que explotaré...
—¿Lo dices en serio? ¿Estás enamorado de mí?
Un poco más exasperado porque acababa de exponer sus sentimientos y aun así el bastardo no se la creía, gruñó lleno de histeria. ¿Es que no se daba cuenta de todo lo que había hecho por él? Prácticamente se desvivía para hacerle feliz con cualquier capricho, sin mencionar que soportaba los horrorosos atuendos. Ahora mismo tan solo, llevaba un pants rojo, con sus botas de mierda, playera amarilla brillante y su puto cabello verde. Realmente parecía un semáforo y ahí estaba, hablándole de sus sentimientos sin armar un escándalo.
Si eso no era amor, entonces no tenía ni puta idea de qué sí lo era.
—¡Argh! Me sacas de quicio Deku, en serio. Estoy que me lleva el diablo y no es porque me moleste haberte planeado siete bodas. No. Lo que me enerva son todas esas veces en las que me rompiste el puto corazón al hacerme creer que amabas a alguien más. ¿Qué piensas hacer al respecto jodido cabrón?
Mirando al suelo con nerviosismo, comprendió que su mentira fue más allá y no debió ser tan torpe. Sí, se enamoró de Kacchan y aun si él no hablaba en serio, realmente se creyó rechazado. Pero él tenía la responsabilidad de seguirlo intentando, hasta que lograra conquistarle. No con mentiras, no con juegos y mucho menos con bodas falsas.
Simplemente siendo sincero, diciendo la verdad como era.
—Lo entiendo, sé perfectamente que lo arruiné—dio un suspiro y le miró a los ojos con tanto amor, aquel que nunca se atrevió a expresar en sus actos, cosa que conmovió demasiado a Bakugou, bajando su coraje. Izuku continuó—. Kacchan... ¿Crees que puedas perdonar a este idiota que todo lo que quería era estar a tu lado aún si no lo amabas?
Haciendo una mueca de obviedad, Katsuki se relajó esbozando una juguetona sonrisa que daba muy buen augurio. Él era realmente perverso en ocasiones, pero así lo amaba, con esa forma de ser tan calculadora y precisa. Porque a pesar de todo, Kacchan también era amabilidad, gallardía y devoción. Se merecía el mundo entero, reciprocidad y mucho más.
—Por supuesto, con una simple condición nerd de mierda. Que me dejes planear tu próxima boda.
Al principio no comprendió a qué se refería, pero la mirada cálida de Kacchan le dio las respuestas y con un nuevo tipo de sonrisa, asintió contraatacando.
—Sólo si es contigo.
La complicidad en sus palabras fue mucho más que un coqueteo y Bakugou, extasiado con aquello, ya no pudo seguirse controlando. Era una jodida declaración de amor y una maldita propuesta de matrimonio a su manera.
—Excelente, eso era exactamente lo que quería escuchar.
Y sin demorarse más, tomó la mano de Deku y lo atrajo hacia sus brazos justo antes de darle su tan ansiado beso. El pecoso lo abrazó por completo colgándose de su nuca y Katsuki aprovechó la cercanía para saciar todo ese tiempo de amor "no correspondido" que había cargado en su ser. Sus labios eran suaves, todo lo que se imaginó y siempre quiso probar; su aliento era dulce, su boca era exquisita de verdad; su cuerpo era tibio, lleno de latidos desenfrenados y caricias tímidas que tuvo la osadía de disfrutar. Besar a Deku fue hacer realidad todas sus fantasías, pero definitivamente la realidad superaba con ganas a la ficción.
Dejaron de besarse por un momento sólo para contemplarse, hacía tan poco tiempo estaban resignados a perderse y ahora estaban ahí, en brazos de la persona que amaban y siendo plenamente correspondidos. Sonrieron casi a la vez y sin demora alguna volvieron a besarse con más ganas en esta ocasión. Deku abrió su boca, Katsuki aferró sus caderas a las propias y sus labios se movieron al unísono mientras empezaban a calentarse más y más.
Porque no era sólo el hecho de estar enamorados, también se deseaban, con absoluta locura.
Fácilmente estuvieron como 10 minutos besándose, alternando entre respiraciones, miradas de anhelo y ligeras caricias. Entrelazaban sus manos en una que otra ocasión y a veces se abrazaban al grado de no querer soltarse nunca. Sin embargo alguien debía volver a la realidad, así que sin quererlo realmente, Izuku besó una última vez a su planeador de bodas favorito antes de sonreírle en señal de que debían detenerse.
Por ahora.
—Me siento en las nubes Kacchan, cada vez que me besas pierdo el juicio.
Mientras declaraba semejantes cursiladas, no se había alejado por completo y con una de sus manos acarició su rostro enredando los dedos en su rubio cabello. Aquello Katsuki lo interpretó como una insinuación y ya no pudo más, Deku y su amor eran reales, debía tomarlo todo de él ahora que podía.
—Al diablo la boda jodido plancton, quiero la puta luna de miel ahora mismo.
Y sin darle tiempo de preguntar a qué se refería, entrelazó sus manos una vez más y lo arrastró fuera de los baños del aeropuerto. Sí, le tenía muchas ganas al bastardo cabezón, pero no por ello perdería el estilo. Él era Bakugou Katsuki, follarse al nerd en unos simples baños iba en contra de toda su elegancia y superioridad. Le haría el amor tantas veces que se moriría de lo lleno que iba quedar, pero sería de una forma puñeteramente preciosa y especial.
Como todo lo que Deku era, como él se lo merecía.
****
Bakugou Katsuki era una persona sumamente radical cuando se lo proponía y según su opinión el mejor lugar para una luna de miel perfecta era la Isla de Bali. Con sus paisajes naturales de acantilados y playas, además de sus milenarios templos, el sitio era demasiado extraordinario para cualquiera. Al príncipe de las bodas no le importó mucho el tiempo que se demoraron en llegar, ni el haber casi secuestrado al nerd cabezón, mucho menos el ya no llegar a Los Ángeles como le había prometido a su padre. No, para él todo fue demasiado sencillo de resolver, le mandó a su viejo un mensaje explicando que llegaría varios días después y le encargó a Camie que justificara los días de ausencia de Deku en su trabajo, cosa que no fue difícil, pues Momo ayudó con la tarea.
Y ahí estaban, con el impresionante calor que hacía en Bali y que provocaba en Deku ganas de incendiarse, pues sus ropas en verdad no estaban para la ocasión. Hicieron una parada en una tienda para comprarse algo más fresco y después de probarse como mil estilos, el pecoso de colores se apareció con una camisa de manta con asquerosos estampados y unos pantalones cortos del color de su cabello que no le combinaban para nada.
El modelo estaba fascinado con cada rincón del sitio y no paraba de alabarlo tomando fotografías con su celular como un poseso. A Katsuki casi le dan ganas de vomitar cuando vio el atuendo, el frondoso de su nerd no cambiaba sin importar la latitud. Pero estaba bien, de todas formas no era como si esa jodida ropa del infierno fuese a durar mucho.
—¡Dios santo Kacchan! ¡Esto en verdad es hermoso!—exclamó cuando por fin llegaron al hotel y los llevaron a su exclusiva habitación.
La cual en realidad se trataba de un pequeño bungalow de madera en medio de la naturaleza, con ventanales amplios, techos de carrizo y cortinas blancas que le daban un aspecto sumamente encantador, algo así como una cabaña del amor con velas en los pasillos que tenían la tarea de iluminar el camino de entrada y la estancia.
—Me alegra que te guste, el día de mañana te llevaré a un tour por toda la isla, visitaremos los templos y las playas, además de cierto senderismo que es muy recomendado aquí.
—¿Mañana?—preguntó inocentemente Izuku sin comprender por qué no hacerlo desde ese momento.
Pues debido a las horas que tardaron en los vuelos, en realidad habían llegado con muy buen tiempo para pasear. Sin embargo, a Katsuki no le importó ser brutalmente honesto y tomando la mano de su nerd, cerró todos los ventanales y cortinas antes de arrinconarlo en una de las paredes de madera.
—Sí, mañana, hoy no te pienso dejar salir de aquí.
Comprendiendo al fin a qué se refería, su cara empezó a colorearse paulatinamente. Claro, era bastante obvio si se analizaba en retrospectiva, cuando Kacchan había mencionado querer la luna de miel, no se refería a los lugares paradisíacos ni a las expediciones.
No, él quería hacerle el amor.
Generalmente, siendo el mojigato usual, habría comenzado a tartamudear lleno de vergüenza con semejante insinuación, pero dentro de su ser, Izuku también deseaba a Kacchan. A él no le habría importado el lugar siempre y cuando sucediera, pero era un hermoso detalle que su casamentero quisiera darle un sitio especial.
Por lo que sonriendo, simplemente asintió antes de enredar sus manos detrás de su cuello, listo para darle un beso. El rubio comprendió la señal afirmativa y comenzó a devorar su boca, pegándolo más a la pared y sosteniendo con ganas su cintura y espalda baja. Sus besos empezaron siendo lentos, con la finalidad de disfrutarse a cada movimiento, pero la urgencia en ambos poco a poco empezaba a cobrar factura, cambiando el frenesí de sus labios.
Abrieron de más sus bocas y comenzaron un juego con sus lenguas, cosa que provocó un ligero temblor en Izuku. Kacchan era tan acelerado a la hora de besarle, que empezaba a tener una idea más o menos clara de cómo sería en el sexo y aquello, lejos de preocuparle, le excitaba.
Dejando sus labios, Bakugou comenzó a besar sus mejillas sin dejar de acariciar su espalda, después su vientre y finalmente su pecho, haciendo un camino con sus dedos por debajo de la asquerosa camisa. Su boca poco a poco fue viajando desde las pecas hasta su cuello, alternando de vez en cuando el lóbulo de su oreja.
Las caricias hacían temblar al menor, quien se mordía los labios con cada beso o jugueteo con la lengua del otro. Mientras sucumbía ante los toques de Kacchan, Deku poco a poco empezó a desabrochar su propia camisa, importándole bien poco la vergüenza, después de todo, Kacchan ya lo había visto desnudo, no era como si fuese a odiar su cuerpo. No se consideraba vanidoso, pero sabía que no tenía tan mal aspecto, por algo era un modelo.
Cuando quedó sin ropa en la parte superior de su cuerpo, Katsuki aprovechó para mirarle un buen rato, relamiéndose los labios en varias ocasiones y encendiendo de más al nerd, el cual estaba lleno de pecas, cosa que ya sabía y había visto, pero de lejos, sin la posibilidad de tocar. Ahora podía, cada diminuto punto en el cuerpo de Deku era completamente suyo, para su deleite.
—Date la vuelta—pidió con voz ronca e Izuku obedeció quedando de espaldas a Kacchan.
Quien no perdió el tiempo y levantó el poco cabello que tenía en su nuca, ahí, donde estaba el tatuaje de la cámara con la frase "smile". Besó dicho dibujo y el pecoso suspiró con tal acción mientras luchaba con contener los sonidos de su boca, pues mientras era besado en su tatuaje con tanta devoción, las manos de Bakugou subían desde su vientre hasta sus tetillas, masajeándolas en una que otra ocasión y pegando su miembro a su trasero, para que notara lo excitado que estaba.
Un poco sonrojado y un poco loco con tanto placer, Izuku intentó quitarse su pantalón corto pero Katsuki le detuvo, con una mirada juguetona que lo decía todo. Ese es mi trabajo nerd, desvestirte. Respirando más rápido de lo normal, asintió esperándolo y el mencionado obedeció con sus manos deslizando la tela hasta dejarlo completamente desnudo.
—No es justo, Kacchan tiene toda su ropa y yo nada—hizo un puchero tratando de seducirle y Bakugou ensanchó su sonrisa satisfecha antes de arrastrarlo directo a la cama.
—Ya te tocará nerd, ahora es mi momento de disfrutarte.
Se sentaron en la cama, con Deku encima de Katsuki y aún de espaldas a él. Con esa vista, tenía su trasero directamente sentado sobre su entrepierna, cosa que quería, pues a cada movimiento del nerd, él se excitaría, una clase de auto estímulo. Sin darle la oportunidad de replicar o quejarse, tomó su cabeza para recostarla en su hombro y así poderle besar mientras sus manos disfrutaban todo a su paso. Desde las tetillas, hasta la piel de sus piernas, rozando de vez en cuando su pene para aumentar la expectativa.
Deku se retorcía ante cada roce, frotándose contra Katsuki sin dejar sus labios, con sus besos y lengua, las respiraciones de ambos y los involuntarios jadeos que ya no podía seguir callando. Maldoso como siempre había sido, el príncipe de las bodas aprovechó su entrega total para por fin tocarle en su parte baja provocando que Izuku dejara el beso y gimiera sin pudor alguno. Su mano subió y bajó en diferentes ritmos, todo para cambiar las notas de su voz y gozar como enloquecía en sus brazos, besándolo en ocasiones en sus hombros o su tatuaje, que se había convertido en un nuevo tipo de adicción.
Cuando Izuku estaba a punto de correrse, Bakugou detuvo sus caricias obligándolo a moverse de esa posición. Al principio no comprendió por qué hizo aquello, pero cuando le recostó en la cama y se colocó encima de él, lo supo sin ni siquiera usar palabras. Le tocaba a él. Con una brillante sonrisa ante el hecho, volvió a besarle desabrochando ahora él los botones de su camisa, con un Katsuki Bakugou dejándose hacer completamente listo para él. La ansiedad fue tanta que, un poco desesperado, rompió los últimos botones y en el momento en que lo tuvo descubierto, no pudo evitar mirarle con profundo deseo.
Hambre de besarlo, hambre de acariciarlo por completo.
Kacchan tenía un buen cuerpo, él también lo había visto, en aquella ocasión en la que se hizo su tatuaje. Sus bajos instintos le ganaron y no le importó estar fingiendo una boda con Jiro o tener varios testigos, se dejó llevar y acarició a Kacchan embobado con su silueta. Pero ahora ya no debía preocuparse por eso, estaban en su "luna de miel adelantada", podía tocarle las veces que él deseara y lo cumplió.
Irguiéndose para quedar frente a frente, acarició a Kacchan desde el inicio de su espalda, donde estaban los omóplatos hasta sus pectorales, los cuales estaba tan bien formados que le hacían babear en ocasiones, imaginándose abrazado por ese cuerpo, rozando su piel con la propia. Sus besos en su cuello y sus manos en sus abdominales, delineando de vez en cuando su propio tatuaje, la granada con "Little bastard" como título, marcando cada sitio como suyo, porque amaba a Kacchan en todos los aspectos. El cómo era su personalidad, cómo se comportaba con él y los que quería, cómo se estresaba por el trabajo y su cuerpo, su rostro, su cabello rubio, sus rasgos bien definidos y sus labios.
Lo amaba todo, Kacchan entero le enloquecía.
Disfrutando las caricias, Bakugou aprovechó la devoción del nerd para tocar su trasero, paseando sus dedos cerca de su entrada. Antes de hacer cualquier movimiento, los lamió para lubricarlos lo suficiente y mientras Deku temblaba completamente absorto en su tarea, él empezó a prepararle. Introdujo uno y el pecoso gimió un poco ávido a cada movimiento de éste, el dedo entraba y salía acostumbrando sus paredes a la intromisión.
Para vengarse por tomarle desprevenido, Izuku dejó atrás todo rastro de vergüenza y comenzó a desabrochar el pantalón del más alto, quitándolo por completo y exponiendo su virilidad. Kacchan era grande y estaba completamente erecto, lo que le hizo sentir orgulloso, pues él había provocado eso, sólo él y nadie más. Sin pensarlo demasiado y aún afectado por la forma en que el rubio movía su dedo dentro de sí, abrió la boca y comenzó a chupar el pene de su pareja.
—Deku... tú... hijo de...—reclamó Katsuki sin podérselo creer.
Muchas veces fantaseó con una felación, anheló que los labios de su nerd estuviesen llenos de él y le tomara ahogándose por completo. Pero no creyó que pasaría tan pronto, en su mente, Deku debía ser tratado con suma delicadeza, el sexo sucio y descarriado que tantas ocasiones tenía ganas de hacerle sería para cuando su relación estuviese más avanzada. Pero nuevamente comprendió que Deku era mucho más que un rostro bonito de pecas y ojos enormes cargados de brillo, no, él también era pasión y ansia, Deku también tenía ganas de tocarle más allá de besos castos.
Y aquello fue maravilloso, porque ya no habría necesidad de contenerse en lo absoluto.
Metió el segundo dedo y disfrutó como nunca el verlo gemir ante la invasión, pero siendo sumamente enfocado en lo suyo. Su lengua viajó por el largo de su pene y con sus manos también le masturbó, besando, succionando y luciendo como alguien que gozaba hacerle sexo oral, seguramente porque así era. Para Deku no era asqueroso ni raro, era su Kacchan, le haría eso y más si lo pidiera.
De manera que cuando Katsuki estaba a punto del orgasmo por la asombrosa mamada que estaba recibiendo, no tuvo otra opción que agregar un tercer dedo a la estimulación, logrando que el modelo de pecas ya no pudiese más. Abandonó el miembro de Katsuki y se recostó en la cama gimiendo y suspirando ante lo delicioso que era, Kacchan había encontrado su punto, no podía evitar el dejarse llevar.
Con una sonrisa de suficiencia, continuó torturando al más bajo, jugando con los tres dedos, moviéndolos de diferentes formas y expandiendo su interior más y más para que estuviese listo. Pero el otro ya no podía soportarlo, no quería sus dedos, no quería más juegos, lo quería a él, ya.
—Kacchan... ah... hazlo... de una buena vez... yo quiero... quiero...
—¿Qué quieres?—preguntó siendo un poco ruin con su Deku mientras se colocaba el condón que había guardado en el bolsillo de su pantalón.—Si no me lo dices claramente, no entenderé.
Mirándole mal por una breve fracción de segundos, Izuku se retorció nuevamente ante un nuevo espasmo de placer y dejando que su cuerpo hablara por él por completo.
—Te quiero... dentro...
Y sin torturarlo más, el rubio obedeció quitando sus dedos y enterrándose de lleno en él. El jadeo de excitación por parte de ambos llenó la habitación y realmente les importó muy poco que los ventanales estuviesen al aire libre, que posiblemente varios turistas pudiesen escucharlos y que al día siguiente la vergüenza sería mucha. Katsuki empezó a moverse en su interior, inicialmente despacio para que su cuerpo se acostumbrara y finalmente rudo, porque ya no pudo más.
Izuku abrió sus piernas para sentirlo más profundo y no paró de gemir su nombre entre suspiros a cada estocada, porque se sentía demasiado bien, a pesar del dolor, a pesar del hecho de ser la primera vez que lo hacía con alguien, a pesar de que la rudeza de Kacchan pudiera llegar a ser contraproducente al otro día. En ese momento no le importaba, en ese momento quería ser devorado por Kacchan y que lo estuviese follando así, con todo su desenfreno, le hizo sentir tan a gusto, tan feliz y amado.
Por esa razón extendió sus brazos para que lo alzara y estuviesen más cerca, cosa que Bakugou entendió, pues lo hizo y cuando sus rostros quedaron frente a frente, volvieron a besarse con más ganas en esta ocasión. Mientras Deku subía y bajaba sobre su miembro y él movía sus caderas para enterrarse más y más en él.
Quería enloquecerlo, quería que le quedara sumamente claro lo mucho que lo había deseado todo este tiempo, lo muerto que lo traía y cómo algo tan simple como besarle siempre sería para él la pauta para hacerle el amor. Porque ahora que lo tenía sabía muy bien que no iba a cansarse, siempre querría más de él, de su piel pecosa, de sus labios hinchados durante el sexo y de sus cabellos rizados que se empapaban en sudor provocado por la excitación, aunados a esos ojos verdes nublados por la lujuria.
Extasiado ante lo mucho que estaba disfrutando a Deku, no pudo detenerse y aceleró las envestidas, pegándolo contra la cabecera de la cama, cargándolo con sus brazos y provocando que el otro se aferrara con lágrimas de gozo a cada estocada. Habría sido verdaderamente inhumano no correrse ante semejante vaivén y después de suplicar, gemir y susurrar su nombre, Izuku ya no soportó más.
Eyaculó entre ambos con los ojos cerrados y rostro de placer absoluto, dejando a Katsuki embobado con tal expresión y motivándolo a seguirse moviendo hasta alcanzar él mismo su propio orgasmo. Suspirando y sin recuperarse del todo, Izuku se dejó ir en sus brazos, enredando sus dedos en su cabello para tener algo real a lo cual aferrarse.
Satisfecho ante el glorioso sexo que acababan de tener, salió de su interior, bajándolo de sus brazos y acomodándolo en la cama para que pudiese relajarse. Estaban sucios, pegajosos y seguramente sudorosos, pero en ese momento nada de eso importaba, porque por fin habían estado juntos, se amaban y podrían volver a hacerlo una y otra vez para reafirmarlo.
Con una sonrisa soñadora, Izuku acarició la mejilla de su príncipe de las bodas y le miró completamente enamorado por varios minutos. El aludido correspondió la mirada tomando su mano libre y besándola en el acto de una manera sumamente tierna.
—Te amo Kacchan. Nunca en mi vida he sido tan feliz como ahora.
En lugar de responder con un "yo también" y dejarle ver lo conmovido que estaba por su declaración, Katsuki optó por sonreírle con suficiencia y antes de lanzarse a besarlo con más ganas, simplemente replicó de forma arrogante, como él era siempre.
—Será mejor que te vayas acostumbrando. Voy a hacerte "feliz" todas las veces que quieras.
Girando los ojos ante el hecho de que su confesión acababa de ser "arruinada", Deku correspondió sus besos con una sonrisa satisfecha y ambos se dejaron llevar en caricias, porque ambos sabían perfectamente que una vez no había sido suficiente.
Querían más y más del otro para siempre.
&&&&
Ahí está su lodo puercas!!! Atásquense!!! Muajajaja
Ok no, debo dejar de decir cosas así.
La verdad estuve tentada a terminar el capítulo hasta la parte de los besos en el aeropuerto, pero algo en mi interior me dijo que me la iban a mentar, así que por esa razón es un poco más largo de lo usual. :D
Espero que no lo hayan odiado, aunque no lo crean, me rompo la madre y el cráneo para escribir lemons, porque me cuesta mucho trabajo, pero si lo odian, me disculpo por adelantado.
Finalmente, las votaciones para el próximo fic continuarán esta semana, en verdad estoy muy agradecida por el apoyo y el entusiasmo con las mismas. Sin embargo, me dijeron algo que es muy cierto, hace falta la sinopsis para entender un poco y por eso hice mi tarea y se las traigo, para que se decidan de una buena vez.
Aquí les van:
*Maldito bastardo.Bakugou Katsuki es un bastardo que siempre se sale con la suya.Manipula con un amor no correspondido a su amiga de la infancia.Utiliza a las personas para lograr lo que él desea.Ignora a sus amigos a pesar de que éstos se preocupan por él.Le vale una mierda lastimar a otros mientras funcionen sus planes.No valora el talento de los demás, sólo importa él.Él siempre tiene la razón.O al menos así fue hasta que Izuku Midoriya se cruzó en su camino.¿Cómo era posible que un nerd cabezón y enano le hiciera morder el polvo en todo lo que planeaba?Era inaceptable, completamente inverosímil. Y por esa razón iba a dedicar el resto de su vida a escolar a hacerlo pedazos en todos los aspectos.Era una pena que Katsuki no fuese el único bastardo ahí.La vida también lo era."No sabía que las lágrimas que derramaste tarde o temprano serían las mías"
Suena súper canon y cliché, lo sé, pero denle una oportunidad. :')
*Acorde a ti. (Yei!!! Ya tiene título)Le dijeron que él no era capaz de crear buena música...Le dijeron que no podía ser parte de un grupo de rock...Le dijeron que no tenía la habilidad de conmover a otros por su forma de ser...Le dijeron que sería imposible ganar un concurso de bandas...Le dijeron que jamás conseguiría encajar en algún lugar...Le dijeron "no" a todo lo que quería...Y a él nadie le decía que no.Nadie... ni siquiera ese pecoso con cara de idiota de Deku.
Y pues ya, es todo, ya hice esta nota de autor súper larga, así que sin más me despido, anhelando que el capítulo haya sido de su agrado.
Como siempre, les amo con todo mi <3
Besos!!! Y muchas gracias!!!
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