Capítulo 18.-Mi príncipe de las bodas.


Capítulo 18.-Mi príncipe de las bodas


Cuando lo conoció le dio pavor.

No pudo evitarlo, el hombre vociferó y maldijo sin parar peor que una bestia salvaje, era natural que quedara espantado de por vida. Y así debió ser, pero la curiosidad era más grande que el miedo. A pesar de causarle escalofríos y un ferviente deseo de empezar a suplicar por su vida, sabía muy bien que no debía juzgarse un libro por su portada, por lo que cuando tuvo el aspecto deseado por el gruñón planeador de bodas, trató de ser amable y encantador. Su madre le había dicho que él tenía la capacidad de encandilar hasta al ser más duro de corazón y aunque consideraba que estaba exagerando, lo cierto era que bastó un intercambio de palabras burlonas para darse cuenta de que en efecto, todos tienen un lado amable en el mundo.

Bakugou Katsuki no era la excepción.

Cuando Uraraka le dejó plantado, el hombre fue sumamente comprensivo a su manera y aquello le agradó demasiado, provocando un extraño cosquilleo en su vientre en cada una de las ocasiones en que Bakugou sonreía de manera ladina para burlarse de su terrible suerte. Pensándolo bien, era bastante increíble a sus ojos que un tipo como ese, exitoso, apuesto y seguro de sí mismo no estuviese ocupado, pero yendo un poco más allá, Bakugou era una persona que no le daba su confianza a cualquiera.

Y se sentía honrado de ser parte de ese selecto grupo.

Después de eso no lo volvió a ver y creyó que su vida seguiría un nuevo curso. Con Momo salía a los club y bares para entretenerse, bailar y tratar de conocer a una chica linda. Bakugou lo había dicho, esa "tarada", en palabras suyas, existía, sólo no debía rendirse. Sin embargo, cada vez que conocía a alguien, ésta resultaba no ser de su completo agrado. Vergonzosamente debía confesar que a excepción de Momo y Uraraka, no tenía muchas amigas mujeres y mucho menos experiencia romántica con ellas.

Por lo que cansado de sus fallos y como parte de una broma, siguió el consejo de Momo de intentar ligar con hombres. El resultado: un fiasco total, pero un descubrimiento. Le gustaba más pasar su tiempo con chicos, la forma en que hablaban, la manera de sonreír y cómo su cuerpo reaccionaba cuando veía a un hombre verdaderamente atractivo, se lo dijo todo.

Era homosexual.

Aclarado en ese punto, dejó de intentar salir con hombres, pues por alguna razón que no entendía del todo al principio, su perfil de búsqueda siempre se asemejaba a chicos como Bakugou Katsuki: rubios, facciones definidas, prepotencia a más no poder y con un porte elegante que era capaz de poner de rodillas a cualquier mujer.

¿Y por qué no? A él también, en todos sus significados.

Decidido a no quedarse de brazos cruzados, trató de volver a ver al planeador y la primera persona que le dio información fue, precisamente su madre. Inko adoraba Rose Velvet y él estaba de acuerdo, las decoraciones de su boda fueron gloriosas. Sintiéndose emocionada y llena de cálidos recuerdos, su madre le actualizó sobre toda la biografía del flamante príncipe de las bodas. La fallecida reina Mitsuki, el importante Masaru, su mejor amiga y socia Camie Utsushimi y la gran popularidad que había conseguido después de heredar el Servicio de Banquetes más reconocido del país.

Una vez al tanto de todo sobre el hombre que le gustaba, pensó en un modo de volvérselo a topar sin parecer un acosador. No podía llegar de repente a su oficina y saludarle como si fuesen amigos, sólo habían hablado un poco. Afortunadamente para él, Hagakure-chan le invitó a su boda y cuando se dio cuenta que Rose Velvet era la agencia organizadora, el corazón casi se le salió del pecho.

Preparó sus mejores ropas, las más coloridas y desentonadas que había usado en su vida y asistió a la boda de su colega fingiendo sorpresa cuando lo volvió a ver. Y vaya que le costó, en esa ocasión Bakugou portaba un refinado traje azul oscuro que resaltaba el tono de su piel y sus ojos borgoña que le parecían sacados de otro mundo. Dio gracias al cielo por su autocontrol o de lo contrario habría comenzado a babear.

El resto de la fiesta fue asombrosa, pues pudo estar a su lado como un asistente, llevándose todos los regaños e importándole un bledo en realidad. Al contrario, le agradaba mucho más verlo trabajar duro y poner todo de sí en un evento, aquello hablaba muy bien de él y su pasión por las bodas.

Finalmente, a la hora del baile, tuvo unas impresionantes ganas de bailar con él y aún con todos los gruñidos de perro rabioso, Bakugou accedió, incluso lo escuchó reír y divertirse, cosa que confirmó todo lo que venía pensando desde semanas atrás.

Le gustaba Bakugou Katsuki, le gustaba mucho, quería conocerlo más y más.

Pero oh sorpresa, todos sus deseos y fantasías se fueron al caño cuando intentó coquetear haciendo un cumplido sencillo pero honesto. La respuesta le destruyó al instante, arruinando para siempre toda posibilidad.

—No coquetees conmigo, no seré tu siguiente fracaso nupcial.

Una frase sencilla en la que tuvo que improvisar para no dejarle ver lo desolado que quedó con ese rechazo tan definitivo. Alegó tonterías sobre ser tímido y aguantó lo más que pudo el resto de la fiesta, con la garganta seca ante sus ganas de llorar y salir corriendo. Dios santo, todavía ni lo intentaba y ya le habían rechazado. ¿Qué tan patético debía ser como para que le cortaran las alas sin haber podido volar siquiera?

Después de aquello pasó sus días siendo un zombie, vistiendo adecuadamente como la etiqueta lo marcaba y fastidiando a Momo por ser tan depresivo. Para animarse, salió a beber con ella a uno de sus habituales bares y terminó con una borrachera digna de los Dioses.

Ahí fue donde conoció a Melissa.

La rubia australiana se volvió su compañera de copas y después de varias bromas sobre corazones rotos, chistes sobre sus países, todo esto aunado a un exceso de alcohol por ambos, su amistad nació después de terminar los dos vetados del bar y abandonados en un parque, hablando tonterías en el mismo idioma, pues hay una verdad universal en el mundo de los ebrios: el alcohol te vuelve bilingüe.

Momo tuvo que ser la voz de la razón en todo eso, pues cuando la chica dio con ellos, los regañó duramente por arriesgarse de esa forma. Izuku nunca lo olvidaría, porque Momo indirectamente, fue la responsable de que todo ese rollo de las bodas empezara.

—¡Mírate nada más! ¡Parecen un par de indigentes! ¡Dios santo!—sobó su cien como si le doliera su cabeza en demasía—. Pero si ahora mismo nos vamos a mi casa para que se den un baño, apestan a alcohol y miseria.

—Discúlpanos, de verdad se nos pasó el tiempo.

—Lo lamentamos mucho, señorita—declaró Melissa en su idioma y Momo giró los ojos al darse cuenta de que la chica no hablaba para nada japonés.

Pero ambos hicieron una reverencia porque seriamente les apenaba haber preocupado de esa forma a la fotógrafa estrella del Stars Blue. Por lo menos había servido para que Izuku olvidara un poco su tristeza, aunque no era la forma correcta.

—Me agrada Melissa, casi no entiende lo que digo, pero la mímica lo vuelve todo más divertido, además gracias a ella me siento un poco mejor por el rechazo de Bakugou-kun.

Los ojos de Izuku se volvieron a entristecer al recordarlo, sin saber qué hacer ahora. Le gustaba el tipo, no era algo que se iba nada más porque sí, aunque admitía que obsesionarse con un hombre que le había bateado de esa forma sin dejarle intentar nada no era algo sano. ¿Y ahora qué? ¿Dejaba atrás su gusto por el casamentero y retomaba su rutina? ¿O buscaba una forma de volverse un amigo suyo sin morir en el intento?

Momo refunfuñó con exasperación y Melissa únicamente sonrió sin entender nada. Para ella, Izuku era un buen amigo con el que había pasado la noche más divertida y extraña de sus vacaciones en Japón.

—Ya te lo dije Izuku, esa frase de Bakugou no significa un rechazo. Quizá solo bromeaba, me has dicho de su particular sentido del humor. ¿Cierto? Además, señor exagerado, si de verdad te gusta tanto porque no te consigues una novia ficticia y lo contratas para casarte, de ese modo podrás pasar todo el tiempo del mundo con él, al estilo de una colegiala enamorada.

Fue como si un rayo de luz se asomara al túnel de su tragedia, Momo tenía toda la razón, era una idea prosaica y llena de huecos, pero no era mala, podía comenzar con ello. Así que con una resaca fastidiosa que nublaba sus sentidos y una nula capacidad de razonar en ese momento, tomó las manos de Melissa entre las propias soltando las palabras que volverían a Momo Yaoyorozu una loca desesperada por tener un amigo tan impulsivo y cabezota.

—Melissa... ¿Te casarías conmigo?

****

Las cosas fallaron estrepitosamente, como debía ser, era lógico en realidad, aunque no era como si en serio planeara casarse con Melissa. Estaba despechado, esa era la razón, seguía sin poder procesar que le hubiesen rechazado de esa forma, pero él se caracterizaba por ser una persona alegre y llena de buena vibra, por lo que para cuando se dio cuenta de que la idea de Momo funcionaba, ya se encontraba más colado que nunca por Bakugou Katsuki, al que ahora llamaba Kacchan.

Kacchan esto, Kacchan lo otro, así estaba su mente, se divertían visitando sitios para su futura boda, probando comidas para banquetes y burlándose de sus malas decisiones. Siempre se esforzaba en vestir colorido para él, porque tenía en la cabeza la equivocada idea de que, entre más llamativo luciera, Kacchan se divertiría burlándose de sus ropas.

Por supuesto, cuando fue el día de la boda, Melissa fue la voz de la razón en todo eso. La chica al inicio aceptó la propuesta de matrimonio porque creía que era una broma por parte del pecoso de ojos bonitos, pero cuando se percató de que todo iba en serio, tuvo que ser franca, cancelando el compromiso. Izuku lo aceptó por supuesto, pues sería una locura obligarla a casarse y para cuando se despidieron deseándose buena suerte en sus caminos, Melissa le dio un último consejo.

—Si te gusta tanto, deberías intentarlo, lucen hermosos juntos.

Y las palabras fueron muy bellas, deseó con su corazón aferrarse a las mismas, por lo que después de ser plantado, visitó un par de veces a Bakugou en su despacho, asistiéndolo cuando necesitaba un colega en sus eventos y tratándolo como lo que él quería ser después del rechazo: un amigo.

Fue así como tomó la decisión de conseguir más novias para bodas ficticias, se le acababan las excusas para visitar a Kacchan y éste en cualquier momento se daría cuenta de que le gustaba. Ya se lo imaginaba mandándolo a la mierda y negándole su compañía para siempre, después todo, Bakugou era heterosexual y la prueba de ello era la forma en que le enfadaban las relaciones homosexuales, un ejemplo específico: Kirishima Eijirou y su primo Kaminari Denki. No los quería juntos a pesar de que expedían esa aura de estar enamorados, aún con una novia tan agradable como Mina Ashido.

Era descorazonador por donde se viera, pero era la única alternativa. Momo no estaba de acuerdo con su plan, ella no se cansaba de recalcarle que había bromeado con anterioridad, pero Izuku era necio con ganas y ahora necesitaba su ayuda, por lo que sin más remedio, le consiguió una reunión con una amiga suya, la cual trajo más.

Sentados en el café "The Rikido's", la escena era bastante curiosa. Un pecoso de colores extravagantes, junto a una pelinegra y frente a éstos 5 chicas con personalidades distintas que estaban expectantes a lo que fuese decir el chico.

—Me alegra mucho que aceptaran venir. Mi nombre es Izuku Midoriya.

Momo sonrió y una de las chicas no le quitó la mirada de encima, provocando que se pusiera un poco nerviosa antes de hacer las debidas presentaciones.

—De verdad esto es una locura, pero gracias por ayudar chicas—señaló a la joven de cabellos naranja—. Ella es Itsuka Kendo, una amiga de la escuela media, ella trajo a Mei Hatsume, su mejor amiga.

Izuku hizo una reverencia y ambas chicas la correspondieron con una sonrisa.

—Un gusto chicas.

Mei Hatsume continuó con las presentaciones, pues Momo no conocía a las otras tres chicas, ellas habían llegado por parte de la chica científica.

—Excelente Midoriya-kun, invité a mis amigas de la universidad Jiro Kyoka y Tsuyu Asui—entrecerró los ojos señalando a la última—. A ella sí que no la conozco.

Antes de que Momo cuestionara de donde había salido la adolescente que se encontraba sentada al lado de Tsuyu-san, su amigo fue quien dio las respuestas al hacer un suspiro cansino, como si la menor fuese conocida suya.

—Ella es Himiko Toga, la conocí hace poco y no ha parado de seguirme.

La mencionada sonrió de forma traviesa y todas las demás se sintieron un poco perturbadas.

—Soy Himi-chan para los amigos, no es que tenga muchos, pero ustedes pueden llamarme así—se levantó de su asiento para colgarse del brazo de Izuku, quien quiso darse un tiro—. No quiero acosarte Izuku-kun, pero necesito que vayas al baile conmigo.

—Ve con alguien de tu edad Himiko-chan, no es políticamente correcto que un hombre mayor como yo te lleve.

Toga negó con ganas aferrándose más e Izuku tuvo demasiados sentimientos encontrados. Conoció a Himiko Toga llorando en un parque porque no tenía amigas con las cuales salir y siempre estaba sola. A él le dio ternura y prometió ser su mejor amigo, aún si ahora se arrepentía enormemente por crear a un monstruo.

Interrumpiendo su teatro con Toga, Momo carraspeó para que todos volvieran al punto de la reunión, no estaban ahí nada más para platicar. Además, no sabía qué hacer con las miradas que la chica Jiro Kyoka le lanzaba a más no poder.

—¿Nos podemos concentrar?

Todos asintieron e Izuku volvió a tomar la palabra sintiéndose un poco patético ante lo que estaba por pedir a esas chicas que no tenían por qué pasar las vergüenzas que siempre le tocaban. Por lo que nervioso como nunca creyó, intentó explicarse.

—Chicas, el motivo por el que están aquí es porque me gusta un chico pero yo no le gusto, sin embargo quiero pasar tiempo a su lado, volverme su amigo. Quien sabe, quizá si lo conozco más a profundidad descubra cosas que me desagraden de él y pueda olvidar esos sentimientos.

—Eso o terminas completamente enamorado—replicó Tsuyu sin nada de tacto.

Tanto Izuku como Momo la miraron mal, era una terrible posibilidad, pero Izuku quería convencerse de lo contrario.

—Esperemos que no—desestimó el comentario Momo y continuó explicando el plan—. La idea es sencilla, necesitamos que ustedes sean las novias de Izuku. Una por una se comprometerá con él, dejarán que todo avance hasta el día de la boda y cuando eso suceda, lo dejarán plantado.

A ojos externos, era un plan descabellado sin fundamento alguno, pero el modelo no planeaba pedir semejante favor sin dar nada a cambio. Todo se trataba de un ganar-ganar, así que tomó la palabra para dejarlo en claro.

—Su participación no será gratis, si acceden, yo les pagaré con lo que ustedes quieran.

Y para reforzar su discurso, sacó de su bolsillo una chequera y bolígrafo, listo para escribir cualquier cantidad que se le sugiriera. Las cinco novias se miraron entre sí meditándolo por un momento, de verdad el chico iba a darles cualquier cosa, lo debían pensar con claridad. Así que después de deliberar entre ellas, haciendo un círculo como los jugadores de fútbol, todas asintieron comenzando a pedir sus "recompensas".

Itsuka Kendo pidió una membresía de por vida en un ring de box para poder practicar todos los días. Izuku asintió extendiéndole un cheque para poder pagar la inscripción y el primer año de cuotas mensuales, para cuando necesitara el siguiente año, sólo debía llamarle y él le daría otro cheque. Mei por su parte, demandó su propio laboratorio para poder crear sus inventos y trabajar en sus patentes. El excéntrico muchacho dio su visto bueno dándole un cheque con una exorbitante cantidad de dinero y así iniciar la compra del sitio y el mobiliario. Tsuyu Asui, decidida y directa como siempre, únicamente pidió un nuevo entrenador y patrocinios, todo con el afán de poder participar en las próximas olimpiadas de gimnasia.

El jovencito ya estaba habituándose a extender cheques a diestra y siniestra, pero cuando fue el turno de Jiro Kyoka, ella hizo una petición un poco "distinta".

—Yo no quiero dinero ni nada de eso Midoriya-kun.

—¿Y entonces?—Izuku le miró un poco confundido y ella sonrió de forma astuta.

Adquiriendo una pose decidida para no mostrar los nervios que le mataban, lo dijo.

—Una cita con tu amiga la pelinegra, esa es mi demanda.

Momo enrojeció como jamás en su vida lo había hecho. Con anterioridad le habían cortejado múltiples caballeros, pero nunca una chica y, lejos de molestarle, realmente le hacía sentir... extraña.

Para Izuku Midoriya no representó problema alguno y guardando su chequera asintió.

—Hecho.

—¡Oye! ¡No me vendas tan fácilmente!

Él encogió los hombros como si nada y la sonrisa triunfante de Jiro denotó que el trato estaba realizado. Mirando a Toga y esperándose una locura como acompañarla al baile de su escuela o algo así, la instó a que hiciera su petición. Sin embargo, en esta ocasión Himiko se portó de forma seria, pensando sin parar hasta que se sintió lista.

—Quiero que me pagues la mejor universidad de criminología que haya en el país—tronó sus dedos y por primera vez pareció una niña de 14 años normal y no una loca acosadora—. Tenko-chan ya tiene demasiadas responsabilidades al ser mi tutor legal, me gustaría aligerarle la carga un poco.

Aquello le pareció muy noble al modelo del Stars Blue y, enternecido al igual que las chicas, felicitó a Himiko por pensar en su futuro y en su hermano. Su historia era triste en cierto modo, huérfana de padres y con un hermanastro que se había quedado cargo suyo desde muy joven. Era normal que no fuese una chica común, pero le parecía una injusticia el que estuviese tan sola, despertaba su lado paternal.

—Con todo gusto Himiko-chan—sonrió de forma dulce pero puntual—. Sólo con la condición de que ya no me sigas a todos lados, te meterás en problemas.

Ella hizo un puchero pero aceptó de manera escueta.

—Haré todo lo posible, al menos hasta que sea mi turno de ser la "novia".

Al joven no le quedó otro remedio y únicamente puso los ojos en blanco. De esa forma, se realizaron los acuerdos necesarios, planearon con qué excusas le dejarían plantado. Itsuka con una pelea, Jiro obviamente por su sexualidad, Toga por supuesto al ser menor de edad no se casaría con ella en serio, después de todo, si su hermanastro se llegaba a enterar, terminaría muerto o preso.

Tsuyu decidió ser cruel, alegando que diría no en el último momento y después saldría corriendo y Mei... bueno... ella dijo que ya se le ocurriría algo.

Y así, con la chequera un poco vacía, su locura de las bodas comenzó.

****

—¡Momo! ¡Momo! ¡Necesito ayuda! ¡Kacchan me inscribió a una red de citas en internet! ¡Todo se irá al traste! ¡No quiero salir con ninguna mujer! ¡Sólo me gusta él!

El modelo de 25 años se quejaba y hacía berrinche peor que una niña de 5 años por un caramelo. A Momo le parecía divertido en ocasiones, pero en ese momento consideraba que Izuku se estaba ahogando en un vaso de agua. Y era todo por su culpa claramente. ¿Quién en su sano juicio les paga a cinco mujeres para fingir bodas? Sólo él y sus desesperados intentos por estar al lado de un casamentero que obviamente también le traía ganas.

Era un secreto por supuesto, no podía ir por ahí contándole al mundo o a Izuku que Bakugou le pedía fotografías de su amigo casi todo el tiempo. ¿Qué significaba aquello? Sencillo, que al príncipe de las bodas también le gustaba su amigo. ¿Debía hacer algo al respecto? Quizá no, confiaba plenamente en el curso natural de las cosas, si ese par estaba enamorado, tarde o temprano estarían juntos. ¿Verdad?

No podían llegar a ser tan idiotas... ¿O sí?

Subestimó muchísimo la estupidez en ambos, por eso cuando Izuku llegó quejándose de los planes del casamentero, estuvo tentada a darse un zape y de paso golpear a ese par. A este paso la que morirá de un derrame de bilis seré yo.

—Izuku cálmate por favor.

—No me pidas eso, estoy muy preocupado, Kacchan ya no me odia, por fin hicimos las paces, pero ahora quiere casarme a como de lugar con alguna mujer. ¿Cómo lo detengo?

—Bueno, eso tú te lo buscaste, si desde el principio hubieses sido sincero con tus intenciones hacia él, nada de esto estaría pasando.

Las palabras de Momo eran sumamente ciertas, se había portado como un cobarde en todo este tiempo, pero creyó fervientemente que sólo era un gusto pasajero y poco a poco lo olvidaría. Grave error, se enamoró absolutamente de él. Amaba su sonrisa prepotente, sus ojos llenos de decisión, amaba la forma en la que, indirectamente se preocupaba por él, amaba incluso los insultos hacia su ropa. Dios santo, lo amaba entero, se enamoró como un tarado y cuando estuvieron peleados, realmente sintió que el mundo se le venía encima.

Ahora todo estaba bien, pero su corazón seguía en aprietos, porque Kacchan claramente no se sentía igual, a Kacchan le gustaban las mujeres, Kacchan tarde o temprano se casaría con alguien como Camie Utsushimi, incluso le tenía unos celos impresionantes cada vez que estaban juntos, aún sabiendo que sólo eran colegas y buenos amigos.

Estoy tan arruinado y soy tan patético.

—Ya lo sé, pero ahora más que nunca sé que es imposible, quiero decir, date cuenta. Él quiere casarme con alguien a como de lugar, eso significa que no me ve de esa forma—suspiró sintiendo la desazón en su pecho y las ganas de llorar ante lo jodido de la situación—. Si yo le gustara aunque fuera un poco, conociéndolo, ya me lo habría dicho. Él es un hombre que actúa, no espera a que alguien más lo haga.

—Tal vez sólo quiere que seas feliz y piensa que tú eres el heterosexual.

Y lo decía en serio, esa era su hipótesis del asunto, porque de otro modo no se explicaba cómo alguien podía ser tan estúpido para casar al amor de su vida con otra persona cuando claramente estaba muriendo por él.

—Eso es ridículo, le he dado señales absolutas de mi homosexualidad—se señaló a sí mismo, con sus pantalones ajustados color fosforescente y su playera blanca con plumas de colores incrustadas—. ¡Tan sólo ve como me visto!

Ella no pudo evitarlo y comenzó a reír con ganas, en eso Izuku tenía toda la razón, sólo alguien muy obtuso no se daría cuenta de su gusto por los hombres, específicamente, su gusto por "Kacchan".

—Entonces no lo sé, es un idiota supongo— el oji-verde hizo una mueca ante el insulto y ella corrigió—. Los dos lo son pero da igual. Con respecto a tu problema en la red de citas, deja de atormentarte, simplemente pídele a Jiro y Tsuyu que se inscriban en la misma. Cuando te toque elegir, las seleccionas a ellas y listo.

En momento así, Izuku se preguntaba si su amiga no era un estratega nato, siempre tenía los mejores planes del mundo. Él podría ser muy inteligente, pero al lado de ella y su sagacidad, se sentía como un retrasado.

Un tonto que seguía envolviéndose más y más en esa espiral sin fin de bodas sin sentido.

****

Lo peor que le pudo suceder no fue el hecho de que le vomitara encima, para nada. Sí, había anhelado como nunca que Kacchan lo besara, se habría muerto en sus brazos de suceder, pero recibir en cambio semejante "declaración" fue un leve recordatorio de que las cosas no saldrían como él esperaba, nunca lo hicieron en realidad.

Desde que Mei Hatsume le hizo pasar ese ridículo para nada planeado con la "poligamia", su pelea con Tsuyu-san por hablar mal de Kacchan y finalmente el hermanastro de Himiko enviándolo a prisión. Era su castigo por supuesto, no podía procesar de otro modo que le pasaran aquellas cosas más que un karma por fingir bodas a lo loco por amor, estúpido amor.

Por amor se atrevió a mostrarle su frustrado sueño, por amor tomó todas esas fotografías de cada una de las decoraciones de sus bodas, por amor tenía una carpeta personal con fotografías del rubio sacadas de incógnito, por amor le defendió de cualquiera que quisiera juzgar sus actos, por amor se entusiasmaba como idiota cada vez que se veían después de sus clases de fotografía, esmerándose en su arreglo personal e inventando cualquier tontería para que el objeto de su afecto no lo notara, por amor se encerraba en los baños de la cafetería y lloraba a mares al entender que Kacchan planeaba casarlo a toda costa con alguien más.

Sí, por amor había decidido sacrificarse.

Pero con lo de Himiko Toga tocó fondo, las cosas se le habían salido de control y estuvo a punto de perjudicar a Kacchan y el Rose Velvet. Al final todo fue un plan de su amado casamentero, pero de no serlo, jamás se habría perdonado llegar a ese punto. Por esa razón decidió rendirse con las bodas falsas, decidió ser un amigo común de Kacchan y alejarse, porque se conocía lo suficiente para entender que, entre más tiempo pasara a su lado, más lo amaría y era doloroso, profundamente doloroso.

Yo no soy tan fuerte, se dijo recordando cómo Kacchan había afirmado con completa seguridad que el amor no era para él, haciendo pedazos la poca esperanza que le quedaba. Ya le había rechazado una vez... ¿Por qué sería distinto ahora? Además, con toda la red de mentiras que se había inventado y conociendo a Kacchan, era consciente de que si se llegaba a revelar todo, él nunca le perdonaría.

Y aquello sí que no podría sobrellevarlo, perderlo para siempre.

Suspiró por millonésima vez en su habitación, con las fotografías de Kacchan esparcidas en su cama que siempre hacía bien en esconder para que, cualquiera que le visitara, jamás notara su exagerada obsesión con el casamentero número 1 del país. Contempló la última que tenía, aquella en el granero con la luz del sol cayendo y dándole el look brillante que a sus ojos siempre tenía, él en verdad era completamente inalcanzable en demasiados aspectos, como un príncipe.

Su príncipe de las bodas.

Su teléfono celular sonó y algo en su corazón le hizo desear que fuese Kacchan, aún si él se había contenido en pasar tiempo a su lado o incluso había frenado sus llamadas, de verdad anhelaba con todo su ser que Kacchan lo echara de menos aunque fuese un poco. Por esa razón, cuando en el remitente pudo leer su nombre, dio un grito de emoción que se evaporó ante el nerviosismo.

Kacchan le estaba llamando... ¿Para qué sería?

Sin poder del todo controlar su euforia y mariposas en su estómago, carraspeó para contestar la llamada fingiendo que todo estaba bien y no se moría de ganas de salir a buscarle, dispuesto a declarar su amor a pesar de conocer la respuesta. No, nada de eso, debes ser un buen actor Izuku, si él supiera tus sentimientos, te odiaría por completo.

—¿Hola? ¿Kacchan?

—¿Cómo estás nerd de mierda?—la voz de su Katsuki le derritió el corazón por completo y tuvo que morderse los labios para no suspirar.

Era tan grave la forma con la que una palabra suya iluminaba todo a su alrededor, mandando a la mierda, como Kacchan solía decir, cualquier problema o dificultad que se le presentara. Adquiriendo una pose de enamorado peor que una colegiala, tomó la fotografía de su príncipe de las bodas y fingió estar normal mientras idolatraba dicha imagen.

—Bastante bien, he tenido algo de trabajo y por eso no he podido verte, pero me hace feliz que llames—muchísimo, como no tienes idea.

—Y te haré más feliz cilantro de mercadillo, necesitamos vernos, hay algo que debo decirte—su tono de voz se ensombreció un poco y Deku, sumido en la nebulosa de poder verse con Kacchan, no se percató del mismo—. Paso por ti en una hora.

Mierda, pensó el pecoso notando las fachas en las que estaba y justo antes de darle un beso a su fotografía de Kacchan, asintió sabiendo que no podía verle mientras se levantaba de forma apresurada de la cama.

—De acuerdo, aquí te esperaré.

Sin más explicaciones y con unas cuantas bromas acerca de sus apodos, ambos colgaron la llamada con un Izuku poniendo de cabeza su habitación para encontrar un atuendo adecuado para su "salida" con Kacchan. No sabía decidir entre los pantalones con lentejuelas doradas o la camisa con piedras de fantasía incrustadas. Incluso por un momento creyó adecuado ponerse ambas, pero lo reconsideró creyendo que era demasiado.

Al final optó por una holgada camisa bordada con chaquiras que formaban un armadillo, ocupando toda la parte de su pecho y estómago, pantalón negro ajustadísimo a más no poder, el cual también llevaba ciertos bordados de colores brillantes, sus siempre fieles botas rojas y una boina que hacía lo posible para sobrevivir en su enredado y rebelde cabello.

Para cuando se sintió satisfecho con su ropa, guardó todo su álbum de fotografías de Kacchan, dando un último beso a su favorita. Y fue justo a tiempo, pues escuchó el pitido del auto del planeador. Mirándose al espejo una última vez, salió de su departamento echando llave y bajando las escaleras para poder disimular sus ganas de brincar y su entusiasmo.

Una vez plantado frente a su amor de verdad, disfrutó mucho su reacción típica a su ropa.

—¡Joder Deku! ¡Pareces una puta artesanía extranjera!

El reclamo de Kacchan lo tomó como un cumplido y aquello fue suficiente para brillar por el resto del día. De cualquier forma, con ese hombre siempre se sentía en una montaña rusa de emociones, viajando de la alegría, el enfado y la tristeza.

Y aunque todos los días se juraba que se alejaría para dejar de enamorarse de él, lo cierto era que, cuando lo veía, toda resolución se hacía añicos, creyéndose dispuesto a estar así el resto de su vida, vivir en la popular friendzone, todo con estar a su lado. Sí, su amor a los ojos de cualquiera podría parecer masoquista, él sólo creía que le quería demasiado como para soportarlo todo.

Pero había cosas que él no podía controlar.

****

Cuando se lo dijo tuvo ganas de pellizcarse hasta que alguien le dijera que todo era un sueño, un horrible sueño, porque de otra forma debía soportarlo y no estaba seguro de poder. No, dime por favor que no es verdad, dime que no te irás, suplicó en su interior y sintiendo por primera vez coraje contra sí mismo por su cobardía. Sí, porque le faltaban pantalones para suplicarle a Kacchan que no se fuera sin exponer sus propios sentimientos, por lo que al final, sólo pudo fingir sorpresa y preguntar los detalles.

—Ya veo... y... ¿Cuándo te vas?

—Este fin de semana—Bakugou sonrió de forma presuntuosa, como se le daba todo el tiempo y en esa ocasión a Izuku no le pareció tan hermosa su sonrisa—. Mi vuelo sale el sábado por la noche, es una putada, tengo que estar casi tres horas antes por las cuestiones del equipaje.

El modelo pecoso mordió sus labios y no probó bocado alguno a pesar de tener enfrente su panqué favorito y el chocolate con menta que siempre pedía. Katsuki no pudo comprender por qué de repente estaba tan callado, pero tampoco quiso preguntar, era bueno que el nerd se lo hubiese tomado a bien.

—Me alegra mucho que tu negocio esté creciendo Kacchan, te mereces todo el éxito del mundo.

Y sus palabras eran sinceras, quería todo lo bueno para Kacchan, aun si significaba perderlo, después de todo sus sentimientos eran imposibles... ¿Qué cambiaría con el rubio al otro lado del mundo? Nada, absolutamente nada.

—Por supuesto y a pesar de que pareces haberte tranquilizado con tu impulsividad en las bodas, no me fiaré tanto, así que Camie va a quedarse encargada del Rose Velvet, por lo que ella puede planearte todas las que quieras.

El modelo negó con una sonrisa triste que ocultaba lo mucho que le estaba doliendo esta despedida, porque definitivamente eso era, Kacchan le había invitado para decirle que se marchaba y pasar sus últimos momentos juntos como los amigos que eran.

—No es mi intención ofender a la señorita Utsushimi, pero no creo que sea lo mismo sin ti, tu talento es único.

Bakugou dio una gran carcajada ante el berrinche del nerd, quien atesoró cada momento sabiendo ahora que ya no tendría más.

—No jodas nerd, a veces me das un poco de miedo. ¿Serías capaz de atravesar el mundo con tal de perseguirme?

Obviamente sus palabras iban en sentido de su afán por tener bodas organizadas por él, pero Izuku no le dio el mismo significado y siendo sumamente sincero respondió a su pregunta con todo su corazón.

—Sí lo haría.

Y fue entonces cuando ya no pudieron seguir con la farsa, al menos no por completo. Katsuki extendió su mano para acariciar una de sus mejillas e Izuku la sostuvo bajando la mirada y dejando que su tristeza dominara todo su semblante. Para el príncipe de las bodas fue descorazonador ver semejante escenario, amaba a Deku, con todo su ser y a pesar de comprender que el menor sólo lo veía como un buen amigo, no podía evitar sentirse triste si él también lo estaba.

—Te echaré de menos Izuku.

El mencionado levantó la mirada con sorpresa. Era la primera vez desde que lo conocía que le llamaba por su nombre, había hecho una libreta con cada uno de los apodos mal elaborados de Kacchan, porque curiosamente él siempre era cualquier cosa, menos "Izuku". Que ahora lo llamara así, significaba que iba en serio, lo dejaría de ver y no podía hacer nada por detenerlo.

No te vayas, por favor, quédate... conmigo...

—Y yo a ti Katsuki—respondió llamándole por su nombre también y odiándose por no tener el valor.

Poco les importó estar montando una escena, ambos se levantaron de sus asientos y se dieron un gran abrazo. Bakugou hundiendo su nariz en los rizos ocultos con la boina e Izuku aferrándose a su pecho. Era todo lo que tenía y se lo había ganado por no ser sincero, pero también así debía ser. Si tuviera una mínima oportunidad, una ligera posibilidad de que Kacchan pudiese amarlo de la misma forma en que él lo hacía, jamás lo dejaría ir. Cumpliría su amenaza, lo perseguiría por mar y tierra hasta conseguir estar en su cabeza como le sucedía a él mismo.

Pero no la tenía, ese abrazo era de amigos, era el abrazo que un hombre gruñón, desesperado y bastante agresivo pero muy dulce, le daba a su cliente más fastidioso y su amigo. Sólo eso.

Izuku era ciego, no podía ver las señales, no entendía que Katsuki lo abrazaba con todo de sí porque a pesar de haberse rendido, no dejaba de sentir que ese idiota colorido con pésimo gusto en las mujeres era el amor de su vida.

Qué puta mierda nos ha tocado vivir.

Y ahí estaban, un par de estúpidos enamorados creyendo que no eran correspondidos y resignados a perderse el uno al otro. Si tan solo alguno de ellos hablara...

Pero al final el amor siempre triunfa... ¿O no?

Ellos no lo sabían en ese momento, pero nada estaba perdido aún.


&&&&

Yo también quiero ser una de las novias de Izuku si me va a dar todo lo que quiera muajaja

Ok no, el broncolín se pasa de ciego y el otro también.

¿Qué clase de Miraculous LadyBug es este?.jpeg

Mi prima dice que están bien mensos y sí, tiene toda la razón, pero todo saldrá bien...

Espero...

Oficialmente estamos aproximadamente a unos cuatro capítulos del final (aproximadamente aclaro, pueden ser más o pueden ser menos) sin contar el epílogo. Esta es la parte que más me emociona de la historia porque a pesar del obvio cliché, la misma nació con esta idea, un idiota pagando por bodas falsas para poder estar cerca del amor de su vida.

La semana pasada se me olvidó mencionarlo, pero tengo el headcanon de que el abogado que Inasa consultó para ver si podía resolver algo con sus recetas, es el Kacchan de "Amargado, solterón y explosivo busca pareja". ¿Qué clase de inception es este? Ok no, déjenme soñar.

Sin más me despido, espero de verdad que el capítulo les haya agradado y nos vemos la siguiente semana.

Los amo!! Muchas gracias por su apoyo!!!

Besos! <3


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